Por Iván Ottenwalder
El 18 de septiembre de 2021 había sido la última jornada escrablera entre Guillermo Bodden y el autor de esta crónica. En aquella ocasión solo disputamos tres desafíos en los que capturé dos triunfos, sufriendo apenas una derrota. Fue un sábado.
El 22 de enero, también sábado, desplegamos nuevamente el tablero, acomodamos los atriles y la bolsa de letras y, de esa forma, dábamos arranque, a nuestra gran pasión, la guerra de las palabras cruzadas, primera del 2022. Distinto a septiembre, en esta hubo cuatro combates.
La de Guillermo y yo es una rivalidad longeva, cuyo punto de partida fue noviembre de 2007.
Las 10:30 de la mañana fue la hora acordada para jugar. El punto de encuentro sería el área de comida de Bella Vista Mall, donde confluyen cafetines y fast foods de diferentes franquicias nacionales y extranjeras. Llegamos aproximadamente a las once. Ubicamos una mesa y par de sillas. Quince minutos después, arrancaba la primera partida.
Primera batalla
Transcurridos cinco turnos, me encontraba al frente, pero por poco margen, 177-161. Poco después mi oponente comandaba 295-254. De momento, su mejor repertorio había sido IDOLATRA (80), COCIENTE (63), APORTABA (82) y AJ (52); el mío, una ESTELADA inexistente pero válida para 77 ya que no fue protestada; DECAÍDOS (86) y LLORE (57).
Concentrado me hallaba cuando, de repente, una voz me saluda: “hola Iván”. Evidente que era una mujer, blanca, pequeña y flaca. No atiné en el momento a distinguir quién era, pues, había seguido de largo hacia una tienda de ropa fashion. Andaba con un bolso bien chic que le combinaba de maravillas con su atuendo. Decidí que no era tan relevante y volví a enfocarme en el juego. Y con el enfoque encontré la jugada ideal para tomar la delantera: CLONAMOS de 65. Con el match a mi favor, 319-295 de nuevo se me acerca la susodicha mujer. Me saluda otra vez. Observo su rostro y correspondo al saludo. Era ella, la peor de las novias. Ésa con la que me había empatado desde finales de 2019 hasta verano de 2020. Fui cortés y dejé el asunto correr. Nada de carota, tan solo una coincidencia de las tantas que ocurren en la vida. Al fin y al cabo fue poco lo platicado. Le presenté a mi amigo, ella me vio jugando scrabble y “gusto en verte Iván”.
Mi adversario apeló a par de cambios mientras yo, me metí en racha. Con SAZ de 32, y HÚMEDOS de 83, el score se puso de un lado, 434-295. Nada cambiaría la tendencia. Guillermo no volvió hallar fórmula de remonte. El combate culminó minutos más tarde. La anotación final fue una zurra, 562 -467.
Segunda batalla
Mi rival, dispuesto a pasar la página, arrancó con buen pie en este segundo enfrentamiento. Bonificó con DILATES (68). Pifié en mi primer turno y él PELEÓ 14 tantos más para liderar 82 a nada. RESPIRAS (63) me acercó 63-82; HIEDE le dio 18 pero FORRES me sumó más, 38, para tomar el mando 101-100. A lo lejos, otra vez ella, haciéndome la seña de adiós con su mano, no recuerdo si la izquierda o la derecha. Iba de retorno, a la tienda. Supuse, que laboraba allí, que por fin había conseguido trabajo, que ya había sentado cabeza. Ojalá, haya sido así. No le deseaba lo peor. Su vida, tanto adolescente y adulta era un desastre, un caos lamentable.
Una buena racha, gracias a OREABÁIS (82), OX (39), ZIS (47) y RUÑE (22), me situaron en el mando, 291-173. Mi oponente, parecía encaminarse a otra derrota. Pero, como buen gallo peleador, que no se rinde, poco a poco se acercaba y, con un extraordinario DENUEDO (74) se pegó a solo 11 puntos (280-291). Encontré CATEARA (73), me alejé (364-280) y volví a transmitirle preocupación. Sus nervios fueron de acero y, con una buena FOJA (42), se acercaría en solo un par de turnos (322-373).
Ya en la recta final el desenlace transcurrió así: su LA de 3, mi GAL de 4, su VE de 5 y mi QUE de 12. Arriba me encontraba (389-330), muy seguro de llevarme la victoria, pero, por confiado me agarró de INCAUTO (69) y tomó el comando (399-389). Acorté margen con TOAD (6), 395-399 y me sorprendió con un inesperado MACH (51) en zona triplera superior céntrica. La partida, se me iba de las manos, ahora debajo 395-450. Me recuperé, un poco, pero finalmente, sucumbí con anotación 481-462.
Tercera batalla
El honor y orgullo por ganar este tercer match pondría de nuevo a prueba nuestros cerebros. Abrí con cambio de letras; él, lo mismo. Coloqué HEDIÁIS (78) y su respuesta fue ENREJASE (83). LLORAS de 40 me ubicó a la delantera (118-83). Poco después CHORREÁIS (72) lo ponía en ventaja, 155-118. Tras cambiar, me aleccionó con el maestro ZEN (37) y se despegó (192-118). SITIEROS (66) me acercaba (184-192). Par de jugadas después, puse AFOLLÓ (45) y agarré el timón, 229-206. Más tarde CALEÑO (46) le devolvía la cima (261-229). El ESTRADO (66) me aventajó (295-261). Vocablos cortos como BATEN (27) y AHUME (44) lo situaron al frente (338-307).
La batalla iba reñida y, cualquier cosa, podía pasar. Era mi turno y colgué un bingo: ANOLASTE (77), con el que me fui arriba, 384-338. Bodden cambió fichas, yo también. Él yerra, yo apenas coloco GEO (8); vuelve mi amigo a errar; yo cambio. Mi rival, pifia de nuevo, su tercera consecutiva y cuarta del partido. Aproveché un monosílabo, pero bien a lo grande, para liquidar, cuan si fuese un puñetazo fulminante. Ese puñetazo, fue DIX, de 52 tantos. El score, 444-338. El resto, no alteró la tendencia. Mi triunfo, contundente, 494-396.
Dónde gané la partida
Utilizando, lo que en el imaginario colectivo de cualquier competidor, se define, como el manual de todo buen jugador. Realicé los cambios de letras, estratégicos, en varios momentos apremiantes del desafío, especialmente, al inicio y la mitad. También, aprovechando los tres errores consecutivos de Guillermo, cuando la partida ya estaba bien avanzada.
Cuarta batalla
La partida más trabajaba para ambos fue esta última. En el inicio y poco más allá de la mitad, lo superaba con holgura, pero, su determinación y empuje, tan admirables, llegaron a situarlo al frente. El resto, lo que transcurrió luego, fue un drama de suspenso.
En el arranque ambos cambiamos fichas en par de ocasiones seguidas. CASEÍNA (72) lo adelantó, pero con CASCANDO (102) viré la pizarra (102-72).
Una buena racha de puntos por vocablos como CONTADOS (72), AMORRÓ (30) y ÑO (36) me acomodaron en el marcador 240-153. Poquito después LEGRANDO (80) me alejaba más, 337-172. Aparecieron para Bodden, cortas como GALLO (51) y SOEZ (42), que lo mantenían vivo (265-337). UH de 14 me elevó a 351.
Tres turnos más tarde, aún lideraba, 363-279. Se le hacía tarde a mi adversario, pero no se sentía liquidado. Sus letras le ASISTEN con 72 puntos para meterse de lleno en la anotación (351-363). Respondo con EX (19); Guillermo con LEA (26). Esto es una guerra a muerte en la que voy dominando 382-377. Suelto TEX (12), él MUÑO (13). Cuelgo NE (14) y él, con HA (21) se ha ido adelante (411-408).
Enfrascados en un tramo final sin margen para errores, continuamos la batalla.
Con un bisílabo, IZA (12), recupero la cima (420-411). Él apuesta a PÚE (8) y yo a DADA (13). VE 13 tantos que lo acercan a uno (432-433). Un pírrico BU que no asusta a nadie me suma solo 4 (437-432). AL le da más, 12 puntos y se sitúa al mando (444-437). Un GRO de 5 me pega a dos (442-444). Una REA le da 13 pero QUIS 18 a mí. Ahora yo comando (460-457). Le quedan dos fichas, pero solo tiene para deshacerse de una, jugando TA (4). El duelo de terror marca 461-460, él al frente. Me queda una, y sí puedo colocarla. Calculo, y el cálculo es bueno, suficiente para el objetivo. Es la L y hallo un hueco. Se la pongo a TA y reformo TAL, de solo cuatro. El score de 464-461 termina siendo de 465-460, gracias al punto de descuento que sumé de mi contrincante. La guerra ha terminado. Me he llevado tres batallas y mi rival solo una.
Estadísticas
Partidas ganadas:
Iván Ottenwalder 3
Guillermo Bodden 1
Puntos por partida (PPP)
Iván Ottenwalder 495.75
Guillermo Bodden 451
Scrabbles por partida: (SPP)
Iván Ottenwalder 3.75
Guillermo Bodden 2.75