Ese
mismo día les llevé los estudios al especialista quien los encontró
dentro del rango. Me reiteró que aquella parotiditis pudo haber sido un
proceso viral pero que dentro de poco todo volvería a la normalidad. Y
en efecto, tuvo razón, todo volvió a la normalidad.
Por Iván Ottenwalder
El
inicio del mes de febrero me recibió con una hinchazón cercana a la
zona de la mandíbula derecha. Al principio no quise prestarle mucha
atención, pero el miércoles 6 de febrero me animé a visitar la sala de
urgencias del Centro Médico Real. Una enfermera me observó y pidió la
opinión de su superiora. Dijo que mi caso se trataba de un problema en las parótidas. Me refirió a donde un médico internista en el cuarto piso de dicho hospital.
Al
llegar allí mostré mi carnet de seguro a una secretaria, pagué el
diferendo por la consulta, hice mi turno y luego entré al consultorio
del especialista. Una vez dentro tomé asiento, le expliqué al galeno
sobre mi inflamación, solo en el lado derecho de la cara. La palpó y la
comprobó para luego decirme que se trataba de una parotiditis. Me
prescribió un analgésico de nombre Tylex 750 mg. e indicó unos análisis sanguíneos para realizármelos en ayuna.
Aquella
misma tarde, tras tomar la primera cápsula, empecé a sentir una ligera
mejoría. Los análisis me los haría al día siguiente, jueves 7 de
febrero.
¿Y qué son las glándulas parótidas?
Son las principales glándulas salivales del cuerpo humano situadas a ambos lados de la cara. A la inflamación de las parótidas se les conoce como parotiditis o papera.
¿Y de dónde me vino esto?
Para
ser honesto no lo sé. Lo único seguro que puedo afirmar es que me pilló
solo del lado derecho, lado derecho del cual vengo quejándome desde
hace tres años con su escozor molestoso, salivazos hediondos y amargor
del agua. No estoy asegurando que esta parotiditis tenga algo que ver
con los síntomas antes descritos, pero es mucha la coincidencia que
dicha inflamación solo se haya producido en la parótida derecha,
mientras la izquierda, sanita como si nada. Lo que sí quizás pueda
encajar un poco es aquello de los salivazos hediondos
y el amargor del agua. ¡Quién sabe! Hasta la misma secreción nasal que
no me ha dejado en paz ha sido más bien salivosa, no mucosa. Es como una
mucosidad pero de saliva, no de flema verde o amarillenta. Esto lo he sostenido ya desde hace mucho.
He
podido masticar bien los alimentos, pero, no sé por qué, cada vez que
como algo sólido o ingiero líquido, de inmediato se me hincha esa
parótida derecha. Luego, al pasar un rato, se me desinflama
paulatinamente. Pero es obvio, que estoy bajo analgésicos. Puede
resultar increíble, pero el tiempo, aunque sea en lo más mínimo, me
concede la razón. Todas mis molestias han venido del lado derecho, y hasta hoy, así se ha demostrado.
Búsqueda de resultado
En
sentido general todos los análisis estaban muy bien. Los había ido a
buscar el viernes 8 de febrero en horas de la tarde. Solo los
eosinófilos estaban un poquito elevados, pero mucho más bajitos que en
enero de 2018. Ese mismo día les llevé los estudios al especialista
quien los encontró dentro del rango. Me reiteró que aquella parotiditis
pudo haber sido un proceso viral pero que dentro de poco todo volvería a
la normalidad. Y en efecto, tuvo razón, todo volvió a la normalidad. Sin embargo, había durado como 10 días con la secreción nasal controlada, hasta que regresó nuevamente con más fuerza. Pero, mejor prefiero ni tocar ese asunto, pues, tengo mi posición bien clara en ese sentido.
En otro orden, para mediados de mes recibí mi
evaluación de rendimiento en mi lugar de trabajo, la cual fue
consensuada junto con la encargada del departamento donde laboro. Luego
de analizarla y discutirla por más de 20 minutos recibí mi nota final:
89 de 100. Hubiese sido una calificación más baja de no haber defendido
con buenos argumentos un par de puntuaciones en que no estuve de
acuerdo. Dichas puntuaciones fueron arregladas a mi favor.
Y hablando de lo laboral, ¡tremendo desengaño me llevé junto a mis compañeros de trabajo el pasado 22 de febrero!
Todos creíamos que nos saldría el aumento salarial del pírrico monto de
mil pesos que se nos había prometido en diciembre del año anterior.
Cuando revisamos nuestras cuentas del banco chocamos
con la dura realidad de que nuestros sueldos no habían variado en lo
más mínimo. Sin embargo, ese mismo día, empezaron a sonar rumores que el
aumento sería efectivo, con retroactivo incluido, a partir del mes de
marzo, contrario a lo que se nos garantizó de que sería a partir de
febrero. ¿Cuál será la verdad en todo esto? La desconozco.
La
única vez que me aumentaron el sueldo en mi lugar de trabajo fue en el
año 2016, y gracias a una jefa, que ni dominicana era, sino española, la
cual me quería como a un hijo y valoraba con justicia mi trabajo.
Gracias a sus influencias consiguió que le aumentaran 7 mil pesos a mi salario. Después de ahí, nunca más.
Por mi parte seguiré viviendo el mismo día a día. Cada final de
mes pagaré todas mis cuentas, incluyendo la mensualidad del apartamento
de mi madre a Bienes Nacionales; el préstamo que contraje en septiembre
de 2017 con un banco dominicano; mi tarjeta de crédito y algunos otros
gastos.
Para marzo no tengo ilusiones, simplemente lo dejaré ser, venga como venga.