Una
vez en el parque tomé mi celular y le escribí a Enma, diciéndole
que iba para su casa. “Te
espero Iván”, me dijo. Abordé
una máquina y llegué sin dificultad. Eran más de las 10 de la
mañana. La anfitriona preparó café, telefoneó a Arturo y
esperamos hasta que este llegara. Cuando arribó nos quedamos
platicando un poquito.
Por
Iván Ottenwalder
El
domingo 8 de septiembre no hubo scrabble, pero sí realicé algunas
buenas diligencias. Por la mañana alcancé a ver una librería
abierta en el parque de Copelia. El local era más bien una carpa
cubierta por una lona de color. Me animé a entrar, observar y ojear
algunos de los libros. Me animaron unos cuantos, los tomé y pagué,
todo en moneda nacional, pues, en esa librería, no se permitía el
pago en CUC. “Kilómetro 0. La desintegración de la URSS, una
visión desde Cuba”, “El Maestro y Margarita”, “Uno para
nadie y otros relatos” y “Biografía de un cimarrón” fueron
las cuatro obras compradas, listas para traérmelas a Santo Domingo.
Además
de conectarme a internet, almorzar y comer helado en Copelia, ya para
las 5 de la tarde pude conseguir una boleta para una pieza teatral.
Disfruté bastante de la función, aunque no recuerdo ahora el nombre
de la misma, pero si me acuerdo de algunos detalles. La obra contaba
con cuatro actores, tres mujeres y un hombre, fungiendo este como
gay. Las actrices relataban su vidas pasadas, lo mismo que el
gay. Una hacía las veces de monja y luego de contar todo su
pasado se quitó su atuendo religioso, quedando semidesnuda, con
pantis y bikinis y bailando un pop de los 80 mientras se mofaba de
una cruz cristiana. Al final, la preciosa y atractiva chica ondeaba
un lienzo alusivo al grupo de los LGBT y se lo colocaba a la cruz
puesta en escena. Si me preguntan qué me pareció la obra
contestaría “de puta madre, buenísima”. Una semana más tarde
volvía al Brecht a ver otra función. Esta se titulaba “Dos
perdidos en una sucia ciudad”. En
ella dos actores fungían como vagos, relatando sus penurias
pasadas. La
obra termina cuando uno de los vagos mata al otro, quedándose solo y
desamparado.
Lunes
9 de septiembre
Me
levanté temprano, duché, cepillé, me vestí y desayuné. Salí a
la calle en busca de un parque para conectarme, pero antes pasé por
la famosa cafetería que
siempre menciono,
a tomarme par de batidos. Conversé con dos lindas chicas que eran
las
servidoras, tanto de mostrador como de
mesas. Ellas me tomaron rápidamente mucho afecto. La más bella era
la rubia, pero a mí me gustaba la de pelo negro. Días
después averiguaría su nombre: Amalia.
Una
vez en el parque tomé mi celular y le escribí a Enma, diciéndole
que iba para su casa. “Te
espero Iván”, me dijo. Abordé
una máquina y llegué sin dificultad. Eran más de las 10 de la
mañana. La anfitriona preparó café, telefoneó a Arturo y
esperamos hasta que este llegara. Cuando arribó nos quedamos
platicando un poquito.
Mi primera victoria frente a Enma Morris. |
Mi
primera partida fue ante Enma. Di lo mejor de mí desde el principio
abriendo con LENGUAZ (102). Mi consistencia se mantuvo todo el
trayecto a pesar de la embestida de mi rival que nunca daba su brazo
a torcer. ELEVASEN (72), ZACEO (32), SELLO (72) y LITARON (63)
destacaban como lo mejor de mi arsenal. Luego, con vocablos de menos
valores, tales como BOX (28), MUTAD (19), PUF (20) y JO (17) seguía
al frente, 454-355. Ya casi finalizando el desafío Morris se acercó
peligrosamente, 425-470, gracias a RESORTE (70), pero todo quedó en
apenas un susto ya que SEDUCIRÉ de 74 me dio la victoria con holgada
pizarra de 551 a 425. Era la primera vez en mi vida que derrotaba a
Enma Morris en las palabras cruzadas.
Bonifiqué
cuatro veces: LENGUAZ (102), ELEVASEN (72), LITARON (63) y SEDUCIRÉ
(74). Mi adversaria en tres ocasiones: BOCHADAS (79), HABITARE (92) y
RESORTE (70). Mis cortas letales ZACEO (32) y BOX (28); las suyas
HEÑÍ (35), HORRARÁN (50) y MOFAN (42).
Mi
segundo match
fue
contra Arturo Alonso quien me derrotó con cerrado margen de 433-407.
SEGAREN (69) y PROCEDES (82) fueron sus bonus y MICAS (52), AJORADO
(52) y QUÍA (32) sus cortas asesinas. Mis bingos fueron un
inexistente PREVEEIS (66) y ATESTADA (63) mientras que LLENEZ (74),
TAÑES (47) y DUX (36) mis cortos mejores puntuados.
Tras
un pequeño descanso otra vez de cara ante Alonso. Caí derrotado con
paliza de 605 a 431. Seis bonus fueron su carta de triunfo: CIÑERE
(66), COMERÁN (83), COQUEASE (80), DERRETÍAS (84), BRINDADO (72) y
SALUDÁIS (59). De mi lado solo hubo tres: AGITARÁ (83), ALINEASE
(77) y RELIGUEN (72). Mis cortas más valiosas fueron OX (40), JO
(34), VE (32) y FONO (33).
Revés ante Arturo Alonso. |
Llegaba
la hora del almuerzo y nos abocamos a comer. Como la vez anterior la
comida preparada por la cocinera de la casa estaba riquísima. Mi
paladar no tiene complejos. Así como en República Dominicana me
decanto por mi comida criolla, una vez en Cuba mi chip gustativo
mental se adapta a la perfección a la comida cubana.
Después
del almuerzo vino el reposo de 40 minutos. Tomamos café; Enma y
Arturo, como buenos fumadores, fumaron. Hablamos sobre nuestra
próxima visita, el jueves 12, al Tun Tun.
De
vuelta al combate
Miguel
Stevens fue mi oponente. Me
venció de forma contundente, 524-421. Aunque solo bonificó dos
veces, con LEGASTE (74) y ROTARÉIS (62), pudo sacar provecho de los
vocablos cortos, los que en verdad me aniquilaron: ACORRÍ (51),
LAVADO (42), HIZO (38), TRAJE (81), LLE (38) y SEÑO (35). Yo pude
colgar tres bingos: ANCIANAS (78), TRONCABA (89) y MUESCAR (67). Mis
cortas letales fueron HEDÉ (32), MACHETES (42) y OC (33).
Mi
siguiente adversaria, la dueña de casa, Enma Morris. Este
fue un desafío que jamás podré olvidar mientras vida tenga. Tuve
todas las de ganar, para luego, estropearlo al final.
Derrota ante Miguel Stevens. |
Arranqué
como una tormenta con jugadas de mucho valor como ENROMÉIS (61),
HALLARÁN (99), ZURCÍ (74) y JO (36) que rápidamente me pusieron en
la delantera 270-116. Más adelante, con DESATÁIS (68) y HOCE (32),
aún me
mantenía firme, 385-290. Sin embargo, Enma, que nunca se rinde tan
fácil, le echaba ganas a puro pulmón. Con BOQUEÉ (46), GARRÉ (36)
y YA (09) descontaba ventaja, 381-435. En la bolsa apenas quedaban
dos fichas, era la recta final y en su atril había buenas letras;
también en el mío, pero habían dos que debí
haberlas cambiado y no lo hice. Era mi turno y, en vez de cambiar
esas dos letras, me aloqué y jugué CONGAS, cercano a la zona de
triple tanto de palabras, una jugada de 19 tantos que puso las
acciones 454 a 381, pero mi
rival tenía una formación para bonus. Recuerdo cuando Stevens
exclamó “¡Nooo,
qué hicite asere. Botaste el juego!”. Enma
colocó su scrabble, LEUDARA (84) y, sumando cinco puntos del
descuento de mis fichas, se llevó la victoria, 470-449.
Otra zurra ante Stevens. |
Al
final del match
el
mismo Stevens me explicó lo que debí haber hecho para evitar el
revés, cosa que luego comprendí a la perfección. También Arturo
analizó mis posibles jugadas y, en efecto, tenían razón: si en vez
de jugar CONGAS, hubiese cambiado las dos letras que entorpecían mi
atril por las dos del bolso, hubiese tenido una mejor opción de
juego. En pocas palabras, armas para ganar.
Mis
bonus fueron ENROMÉIS (61), HALLARÁN (99) y DESATÁIS (68). Entre
mis cortas poderosas estuvieron ZURCÍ (74), JO (36), HOCE (32) y
MECHADA (38). Por Enma hubo tres bingos también: RESUDÁIS (63),
ALIENTE (69) y su ganador LEUDARAS (84). Sus pequeñas gigantes
fueron FATO (46), POLVEÉ (43), BOQUEÉ (46) y GARRÉ (36).
Después
de aquella frustración tras echar por el inodoro la partida frente a
Enma, volví a jugar contra Miguel Stevens. Nos enfrentamos en tres
matches
consecutivos
y los tres
los perdí. El primero por golpiza de 548-346. CEROTEE (74), ZOCASTE
(94), DUERMEN (87) y CAERÍAS (74) fueron sus cuatro bonificaciones.
Las mías apenas dos: RAJONAS (108) y PLANEAS (72). Sus cortas
asesinas CHEF (41) y NARRO (36). Las mías SEXI (32) y REÑÍ (34).
El
otro revés frente al Ídolo
fue por paliza
de 564-324.
COBRÁIS
(81), ENTRADA (80) y ASUSTAN (71) fueron sus scrabbles mientras que
HEZ (50), PALLE (48), JALEO (50) y UÑO (42) sus cortas de mayor
valor. Mis bonus fueron ADOCENE (76) y TEDIOSA (66). En MARRAN (36)
tuve mi corta más significativa.
Mi derrota por penalidad al restar 20 tantos. Mal uso del reloj. |
La
otra zurra ante Stevens fue por marcador de 520-375. Llegué
a verme arriba solo en dos ocasiones, con marcadores de 226-206 y
287-272, pero, después de ahí, el Ídolo
de la lisa volvió
a ocupar el timón y jamás lo perdió. Sus bingos fueron tres:
URUNDÉIS (80), SANEARES (77) y TALONEO (71). SILLÓN (32), BARRED
(34), DUEÑOS (66) y AJ (39) sus cortas mejor puntuadas. De mi parte
coloqué tres bonificaciones: EXIGIERA (82), PADECERS (de 98 pero
inexistente) y LOTEADOS (61). No tuve cortas de amplios valores.
Mi
siguiente desafío fuente contra Arturo Alonso. Lo perdí 439-421
y todo por culpa del tiempo. La partida hubiese culminado a mi favor,
441-439 de no ser por una penalidad que me hizo perder 20 tantos,
luego de consumir dos minutos adicionales,
tras haberse agotado mis 30 minutos de juego.
En
verdad, también hubo otra razón: desde
el principio de la partida, jugué muy cerrado, tratando de cerrar
todos los flancos posibles. Esto, ciertamente, que le complicó las
posibilidades de bonus a mi oponente, pero también me los compliqué
a mí mismo.
Mis
bonus fueron ESPETARA (80) y DESCARNÓ (67) mientras los de mi
rival TOREÉIS (66), ENCELADA (86) y JOCHARES (91). Mis cortas más
valiosas JAÑOS (57) y LUCHARES (36). Las de Arturo COZ (34) y XI
(37).
Revés ante Stevens en reñido desafío. |
Una
vez finalizada la partida Enma me pidió que la acompañara a comprar
algo. “Mira tú, querido, ven y acompáñame a la bodega, para que
descanses un rato, que ya se te ve muy estropiao. Ven, párate, que
no quiero ir sola”, me ordenó la anfitriona con
aire de mandona.
Eran
casi las nueve de la noche cuando acompañé a Enma a la bodega.
Tardamos como quince minutos en regresar.
Al
retornar Enma y yo jugamos una y también la perdí. El score
fue de 585-390. La
estuve ganando en tres ocasiones: 78-36, 161-153 y 290-261, pero se
me esfumó en menos de lo que canta un gallo. Sus scrabbles fueron
TOREÁIS (71), ENFADÉ (86) y CENSURAS (83) mientras que sus cortas
letales JO (36), TORRES (46), EX (36), CROMAD (42) e HILO (53). Mis
bonus BECARON (78), LUNEABA (63) y GUANTEÓ (82). Mis pequeñas
valiosas ÑA (38) y ACORAZÓ (56).
Mi
siguiente adversario fue Miguel Stevens. Rápidamente me sacó
ventaja con RABÍNICO (74), 74-20. Le respondí con INFLAMÓ (74) y
tomé el control, 94-74. CORROYAS (69) me puso más arriba, 163-74,
pero ESCULLÍAN lo ubicó en la cima, 170-163. Más tarde, una
espectacular ZAIREÑA (92) más unos deliciosos JUGOS (83), que
les generaron 175 puntos, colocaron la pizarra 345-190, a su favor.
El juego se ponía de un solo lado, pero aún yo creía en la magia,
en lo imposible. AIREADO
me dio 91 tantos y me acerqué, 281-345. ESCONDE (74) le produjo 74 y
se alejó, 419-281. Mis fichas vinieron en OLEADAS (86) y asusté
nuevamente, achicando distancia, 367-419. Poco después, cuando
Stevens lideraba 482-408, sorprendí con MUTARES (75) y,
dramáticamente, me fui arriba, 483-482. Al Ídolo
no le gustaba lo que veía y con VAQUÉ (34) cogió el timón
(516-483). HIN (12) no le hizo daño, pero su EX (39) sí a mí. La
anotación se ponía 555-495. GIL (08) tampoco le hizo cosquillas
pero
su AR (26) dio término a la partida, 581-503. Sumó un tanto de mi
descuento y el marcador final resultó 582-502.
El
ganador solo necesitó tres bonus (RABÍNICO de 74, ESCULLÍAN de 96
y ESCONDE de 74), pero su atractiva ZAIREÑA (92), sus apetitosos
JUGOS (83) más otras cortas mortales como CHAL (38), VAQUÉ (34) y
EX (39) fueron determinantes y tuvieron mucho que ver con su
victoria.
Lo
mejor de mi repertorio fueron cinco scrabbles: INFLAMÓ (74),
CORROYAS
(69), AIREADO
(91), OLEADAS (86) y MUTARES (75). TACES
(36) fue mi única pequeña gigante.
Mi
última partida de la extensa jornada fue ante Arturo Alonso, un
rival que siempre me ha dado mucho dolor de cabeza. Incluso, hasta en
los matches
que les
guapeo, siempre se las apaña para batirme. Y,
precisamente, eso hizo en el último. Me derrotó 491-434.
De
nada me sirvieron COLAMOS (76), CATARÍAS (83), RESEÑAR (79) y
RADIADO (64), mis cuatro bonus. En cambio, sí le sirvieron sus tres:
BANDEÁIS (74), GUSANEO
(72) y ACOLLABAN (86), más sus letales EX (48) y DEJÓ (52).
Así
terminaba mi angustiosa y bochornosa jornada escrablera del lunes 9
de septiembre de
2019.
Solo gané una, y perdí 11. Así como lo leen, 1-11 fue mi foja en
casa de Enma Morris. Para
ser sincero, pudo haber sido
3
y 9 de no haber echado al basurero dos partidas que jamás debí
haberlas perdido. De igual forma, un 3-9 hubiese sido degradante,
pero un poco más dignificante que el 1-11. Al
menos, me hubiese ido con la nota un poco alta.
Arturo
me llevó a la pensión en su auto. Llegué, entré a la habitación,
me
desvestí,
duché, sequé, puse el pijama, me cepillé los
dientes y me tiré a
dormir.
ESTADÍSTICAS,
9
de septiembre 2019
Ganadas
1, perdidas 11
Contra
Enma Morris: 1-2
Contra
Arturo Alonso: 0-4
Contra
Miguel Stevens: 0-5
Promedio
de puntos por partida: 420.91
Promedio
de scrabbles por partida: 3.0