viernes, 23 de agosto de 2013

¿Quién detendrá la hegemonía de Guadalupe en Cuba?



Ha ganado los últimos cuatro torneos del Internacional Cuba Scrabble.


Por Iván Ottenwalder
Enma Morris y Rolando Guadalupe.

Una tarde de verano del 2007, mientras jugaba al scrabble en el sitio www.redeletras.com, recibí vía chateo, un mensaje de una persona, hasta el momento desconocida para mí. Se trataba de René Mesa, el introductor de este pasatiempo en La Habana, Cuba.

El contenido del mensaje era una invitación para participar en el Primer Torneo Internacional Cuba Scrabble, a efectuarse en La Habana.

Para ser honesto, me motivé. La asociación de este juego en Cuba me envió vía correo electrónico todos los detalles del evento, así como las opciones hoteleras más accesibles.

Pasado dos meses desestimé de mis planes, no por falta de dinero, sino bajo el alegato de que quería ver a mis familiares que residen en Miami. Entonces, a Florida volé.

En ese evento, al que no asistí, participaron un total de 8 jugadores y lo conquistó el  cubano Luis Chang.

Han pasado siete años y en todo ese lapso el Internacional Cuba Scrabble ha registrado una buena asistencia de participantes, la mayoría cubanos, aunque cabe destacar, durante el período comprendido del 2008 al 2011, la presencia extranjera fue notable.

En esos siete años los jugadores cubanos han sido ganadores en cinco. Solo el mexicano Carlos Espinosa se les interpuso en el camino a los anfitriones en las competiciones del 2008 y 2009. Luego, del 2010 al 2013 el cubano Rolando Guadalupe ha sido amo y señor de este certamen (cuatro títulos en forma consecutiva).

¿Qué ha pasado? ¿Es que nadie no lo puede detener?

Sin lugar a discusión, Guadalupe es el mejor jugador del scrabble cubano de los últimos años. Este, junto a su compatriota Enma Morris, representaron a su patria en el mundial del 2012 llevado a cabo en Barcelona, España.

Fue precisamente ante Enma Morris que Guadalupe obtuvo su más reciente corona, en el 2013. Pero esta no fue fácil. En la final, pactada al mejor de un 3-2, Morris obtuvo la primera victoria, 523-432. Todo parecía indicar que la bella modelo cubano-mexicana acabaría con la dinastía del campeón, pero Guadalupe despertó y, con apretados márgenes (479-437 y 461-439), ganó las dos últimas partidas, acabando así con el sueño de Enma de proclamarse campeona del preciado torneo internacional cubano.

Estos dos rivales se habían enfrentado anteriormente en el 2011. Morris había llegado a la final tras haber ganado 13 partidas en forma consecutiva, pero cayó vencida ante Guadalupe en la disputa por el título.

A los campeones como Rolando Guadalupe hay que enfrentarlos con mucha determinación, ellos nunca se rendirán, espíritu de guerra y resistencia mostrarán, hasta en los momentos más adversos.
El scrabble cubano cuenta con un frente bien sólido.

Pero el escenario de Cuba no es solo Guadalupe y Morris, es más difícil aún. Este país tiene un contingente armado duro de matar, representado por jugadores como Jamil Rivero, Reisel Murgadas, Fidel Babani, Richard Velázquez y Miguel Stevens, para citar algunos. Ellos pueden ser una verdadera pesadilla para cualquiera.

Estamos hablando de escrabbleros capaces de promediar más de 480 o sobre los 500 puntos por partida. A eso debemos sumarle los jugadores extranjeros de calidad que suelen llegar con buenas credenciales a participar en este evento. Las cosas se complican más aún.

Pese a todo eso me comprometo a volar hacia La Habana en el 2014 y participar en el Internacional Cuba Scrabble. Seré el primero de nacionalidad dominicana que lo haga y de ese modo sentaré un precedente.

Ocurra lo que ocurra daré lo mejor de mí. ¿Miedo? No lo tengo.

viernes, 9 de agosto de 2013

El día que conocí el scrabble



Por Iván Ottenwalder
 
Era el verano del año 2005 y laboraba para la revista deportiva Sólo Deportes, del periódico Listín Diario. Una tarde, luego de almorzar, y tomando en cuenta que no tenía mucha carga laboral durante el resto de la jornada, decidí dar un paseo. Fui de compras a la tienda La Sirena, ubicada en la avenida Mella, en el Distrito Nacional. Una vez allí, me decidí por adquirir un bulto de viajero y una mochila, pues como mochilero al fin…

No todo se quedó ahí. Me llegó a la memoria los recuerdos de mi niñez, los juguetes de mi infancia y, obedeciendo a mi consciencia, me dirigí al departamento de juguetería de la famosa tienda capitalina.

No bien acababa de entrar divisé en el horizonte una caja negra de un juego educativo. Mis ojos quedaron impregnados de curiosidad. Me acerqué más y más. Cuando llegué donde el objeto que me atrajo como un imán, lo palpé. Leí aquel texto inscrito en la caja negra: "Cada palabra cuenta". Se trataba de un pasatiempo educativo de la marca Mattel llamado SCRABBLE.

Permanecí inquietamente parado y observando la caja, leía y requeteleía lo que tenía escrito. Me era difícil contenerme; de manera compulsiva miraba más y más aquel juego. ¿Tenía vida aquella caja? ¿Quería decirme algo? Después de pensarlo tantas veces me marché. Me fui a pagar el bulto y la mochila. Lo que no pude negar es que, sin saber cómo, alguna fuerza poderosa externa ya me había provocado un golpe de impacto.

Luego de regresar a mi trabajo, lo más lejos que tenía, era que regresaría una semana después a la misma tienda.

 Una semana después

Efectivamente, justo en siete días y en horas de la tarde, ya estaba nuevamente en el área de juguetes de La Sirena, frente a frente a la caja de scrabble. Se repitió la misma escena de la semana pasada: miraba la caja, la tocaba, meditaba. Finalmente, sin estresar más mis neuronas, tomé el juego de scrabble y fui a pagarlo. ¡Misión cumplida! Acababa de adquirir el pasatiempo que luego me enloquecería por los siglos de los siglos.

En Listín Diario

Al llegar esa tarde al periódico le mostré a mis compañeros de trabajo Frank Manzueta, Daniel Santana, Wi Hen Fung, Mayobanex, Mylen Ng y Seily Ruiz, el producto recién comprado.

Todos quisieron verlo y, obvio, algunos emitieron sus opiniones. “Ese juego es para gente elitista”, dijo Wi Hen; “eso se juega tomando té, ja ja, ja”, bromeó Frank Manzueta; “¡ay que chulo se ve! …Iván enséñanos a jugar eso cuando tú aprendas”, me expresó Mylen.

La ansiedad por llegar a casa se apoderaba de mí. Tenía ganas de destapar la caja y leer el instructivo de aprendizaje del scrabble.

En casa

Al primero que le mostré el juego fue a mi padre. “Yo orita voy a leer las instrucciones”, me dijo. En efecto, la leyó, pero cinco días más tarde. Estudió el instructivo dos veces para luego comentarme “Hum, eso es muy complicado para mí”.

Yo también lo estudié dos veces, y aprendí.

Recuerdo mis primeras dos partidas de scrabble, aunque no el resultado. Ocurrió en aquel verano y fue contra mi primo Óliver Núñez, quien había ido a dormir a casa esa noche.

Entre dos principiantes con escaso repertorio de vocabulario y sin muchos niveles estratégicos, triunfó el que jugó menos mal: Óliver.

Otoño del 2006, ReDeLetras

Como siempre llegaba del trabajo a casa a las seis de la tarde, usualmente me conectaba en la computadora de mi padre.

Una de aquellas tardes se me prendió el foco y se me ocurrió indagar en la Web acerca de alguna página donde pudiese jugar scrabble de forma online. Entonces encontré el sitio www.redeletras.com.

Recuerdo mis primeras 15 partidas gratuitas en que las perdí casi todas. Esa fue mi primera experiencia escrablera virtual.

Debo reconocer que ReDeLetras ha sido desde aquel año una escuela donde aprendí a jugar el verdadero scrabble, con sus reglas correctas.