La Autoridad le vuelve aplicar la
escoba a Bodden en scrabble. Lo vence en 3 partidas.
Por Iván Ottenwalder
Los cinco últimos desafíos, tres en Bella Vista
Mall (2012) y dos en plaza Central (2013), habían sido victorias para Iván
Ottenwalder. Casi todos con autoridad. Esta tarde, del 16 de agosto, sumó tres
victorias más sobre su histórico rival Guillermo Bodden, en el área de comida
de la gigantesca plaza de Bella Vista. La pesadilla de la barrida volvió a
perseguir a Bodden quien, amén de haber ofrecido una loable resistencia, en
todas se quedó corto. Ottenwalder supo sacar la cabeza en las rectas finales.
Los resultados de los enfrentamientos fueron
437–396 en la primera, 519–509 la segunda y 464–431 la tercera. La Autoridad
promedió entre todas 473 y El Profesor 445 (cifras decimales redondeadas).
Bajo puntaje en la
primera
En el único instante que Bodden
estuvo arriba en el marcador fue al inicio (18-0), luego de ambos cambiar
fichas en sus primeros turnos. Después de esa pírrica ventaja todo fue para
Ottenwalder, quien llegó a mitad de partida a sacar una diferencia de 102
puntos (273-171). Su oponente creyó y lo intentó, recortando distancias, a 32 y
14 en recta final pero, ya cuando no quedaba nada en la bolsa, su atril no le ayudó
y, peor aún, descontó 8 puntos con la
H y V, válidos para Iván, quien terminó ganándola 437-396.
Público de gente curiosa
Durante ese match se asomaron
curiosos a la mesa de juego. Bien temprano, a poco más de las tres de la
tarde, una joven promotora de Jardín Memorial, una empresa de planes fúnebres,
se acercó a los jugadores. Primero, para preguntarles de qué trataba aquel
pasatiempo, tan extraño para ella. Después, para platicarles sobre los servicios
fúnebres que ofrecía aquella compañía. No logró convencerlos y se marchó.
Minutos después, el guardia de seguridad de la zona se acercó, solo a mirar.
Iván le convidó a que observara e hiciese cualquier pregunta sobre el juego.
Tampoco quiso y se fue. Pero en ese momento pasó a toda prisa una señora,
parecía mayor de sesenta años y exclamó: “¡Dios mío, scrabble, mi juego
favorito!”. Ottenwalder intentó animarla: “señora, venga por favor. Si gusta le
dejamos nuestros números de teléfono y así puede llamarnos para jugar con
nosotros”. La dama solo atinó a responder un “a mi me gusta, me fascina, pero
es que no tengo tiempo”. Y por si fuera poco alguien más pasó por el lado de
los contrincantes escrableros. Era el doctor Leonardo de Moya, encargado del
departamento jurídico de la Oficina Nacional
de Estadística. Reconoció a Ottenwalder, le saludó y se despidió rápido.
La Q echa perder a Guillermo
La que más
parecía para El Profesor al final no
se la pudo llevar. Encontró el bonus para remontar en varias ocasiones hasta
que llegó el tramo final. Iván supo manejar la presión y virar un 363-410 en
contra para ponerse arriba, 450-410, gracias a una formación más bono que le totalizó
87 tantos. Faltando una sola ficha en la bolsa y en ventaja 466-425, La
Autoridad aprovecha su turno para pasar y acierta. Era la Q la que restaba. Bodden no
tenía más opciones que colocar las siete buenas letras de su atril para
formación con bono, pues, de irse a los pases para evitar la Q, tenía todas las de perder. La
palabra PÓNTICAS, en zona triple de palabra le valió para 89 puntos y la
delantera, 514-466. Pero ya el daño estaba consumado, la única restante de la
bolsa, la para muchos siniestra Q le tocaba. Ella fue su cementerio. En lo
restante, Bodden tuvo que conformarse con observar como Iván colocaba sus
últimas letras mientras él pasaba. Formaciones de 22, 13 y 13, más los 5 añadidos
por el descuento de la Q,
terminaron de inclinar la balanza final a favor de Ottenwalder, 519-509.
Niño inquieto y mirón
Durante algunos
momentitos del trayecto de este segundo match un niño, de entre 8 a 10 años, les hizo compañía
a los jugadores. Llegaba, tomaba asiento y enfocaba su mirada en el tablero y
las fichas puestas. Sus visitas eran ocasionales: de momento andaba con sus
padres, compartiendo una mesa; y, de repente, enfilaba rumbo hacia la mesa de
los escrableros, para ver la reñida partida.
…Y la tercera para apuntillar
En scrabble no
todo es bonificar, sino también conseguir mucho puntaje con formaciones cortas
o medianas, usando pocas fichas o las necesarias. Esa fue la clave para que
Iván Ottenwalder diera el palo de la gata y termina barriendo a su adversario
en la tercera y última partida de la jornada, 464-431. Con ventaja a favor
412-352 y con cero fichas en la bolsa, aprovechó su turno, no sin antes
calcular las siete que le restaban a su oponente, pues se dio cuenta que era un
buen atril y bonificable. Ottenwalder no pretendía tirar su ventaja por la
borda. De sus siete fichas utilizó cinco para colgar un soberbio BRILLÉ en
vertical con un EA horizontal, en zona triple tanto de palabra. Ambos vocablos triplicaron
su valor, 57 puntos. El marcador también aumentó, 469-352. El margen, de 117
tantos, ya era cuesta arriba para Guillermo. Al fin de cuentas, prefirió perder
con dignidad. Colocó sus siete letras para un DONACIÓN
horizontal en zona de doble tanto de palabra,
que le granjeó 74 puntos. Cinco más, agregados por el descuento de Iván, y fin
de la partida: 464-431.
Mientras en
varios países del orbe el scrabble es una cultura, un modo de diversión y
competencia, en la República Dominicana
aún sigue siendo muy desconocido. Muchos no saben que el juego de Alfred Mosher
Butts tiene más de 60 años de existencia. Durante la escenificación de la
tercera partida chicos musculosos, de esos que levantan pesas y chicas atractivas,
de esas que están como ellas quieren (expresión
dominicana que hace referencia a la belleza femenina), merodeaban cerca de los
competidores para echar ocasionalmente el ojo. Miraban pero no entendían de qué
trataba ese tablero cargado de formaciones horizontales, verticales y
paralelas. Uno de los jevitos pasó mirando de reojo y se alejó.