A los atletas como a todo en la vida les llega una cosa llamada desgaste. Los momentos de esplendor un día se marchitan como las plantas. Las glorias son temporeras, luego caducan. Así pudiésemos definir la carrera beisbolera del dominicano Miguel Tejada quien en el 2011 cumple 15 temporadas accionando en el béisbol de las Grandes Ligas.
Su descenso productivo en las campañas del 2010 y 2011 son una radiografía palpable de que a nuestra gloria quisqueyana le está llegando su decadencia y de que eventualmente no será el mismo de otroras temporadas de éxitos en las Mayores.
Después de haber bateado .313 de average, disparar 199 imparables y liderar
Todo estaba por venir, Tejada dio lo que iba a dar, sus mejores actuaciones son parte de la historia. Ya no lo quieren los Gigantes de San Francisco, equipo que lo firmó por 6.5 millones de dólares en diciembre pasado y que acaba de despedirlo por su baja producción ofensiva.
El campocorto dominicano, ahora sin trabajo, tendrá que buscar otro conjunto interesado en sus servicios. No pienso que le pagarán mucho ni que le vayan a otorgar una titularidad en lo que resta de campaña. Si consigue empleo será como suplente o utility del cuadro interior ya sea en tercera base, shortstop o segundo cojín.
Si le diera un consejo a Miguel Tejada sería el siguiente: jugar béisbol en República Dominicana durante el venidero Torneo Otoño – Invernal que se avecina. Y hacerlo con mucha intensidad y entrega como lo ha demostrado durante su trayectoria con las Águilas Cibaeñas. No importa con cual equipo de los nuestros sea, pero que juegue. Lo ayudaría a escalar nuevamente en un conjunto de las Grandes Ligas. Obviamente, no creo, como dije, que Tejada recupere el nivel de antes, pero al menos puede conseguir un puesto que le garantice jugar como veterano, una parte de los partidos como titular y la otra como suplente saliendo desde la banca.
No le pidamos mucho a nuestro Miguel Tejada, él fue un digno represente del orgullo dominicano durante varias temporadas, pero le llegó la hora de reconocer que su nivel de estelaridad se ha esfumado.