domingo, 5 de marzo de 2017

Amigdalectomía en tiempos de huelga (parte 10)

Mi próxima cita con el otorrino, quizás la última, será en mayo. Espero que ya sea dado de alta. El final de esta saga, puede estar muy cerca.


Por Iván Ottenwalder 

Era viernes 6 de enero. La fecha de la consulta había llegado. En la sala de espera del otorrino tuve que esperar por un poco más de horas. A eso de las 8:15 de la mañana el doctor apenas había recibido a tres pacientes y mi número de turno era el 17. Con toda la calma y decisión me senté y esperé, leyendo interesadamente mi favorito periódico El País. 

Para las 11:00 a.m. llegó mi oportunidad de entrar al consultorio. Saludé al especialista de nariz, oídos y garganta. Me dijo que me veía un poco más gordo a la vez anterior. ¡Y tenía razón! Durante el mes de diciembre aumenté unas buenas libritas, seis para ser preciso. A principios de enero me subí a una báscula y esta marcó en 155 mi pesaje. Sobre mi salud le conté de mis avances, que estaba drenando más, aunque no tan abundante como lo esperaba, pero que en efecto mi flema iba cayendo. Me realizó un chequeo a modo general y comprobó la mejoría. "¡Wao, me gusta lo que estoy viendo! Vamos mucho mejor, pero mucho....", exclamó con satisfacción.  

Me indicó los mismos aerosoles nasales (Metaspray e Iliadin LUB), el antialérgico DESPEVAL, un fármaco llamado XALAR y para casos de dolor el antiinflamatorio ETOPAN 400 mg. Asimismo, me recomendó, ya a manera ocasional, continuar con los lavados nasales con el Sinupulse 

Todos los productos me los prescribió en cinco recetas distintas, una por cada mes (enero, febrero, marzo, abril y mayo). Para mediados de mayo quedamos vernos de nuevo. 

Tratamiento de enero 

Al día siguiente de la cita médica, sábado 7 de enero, fui a la farmacia a adquirir las medicinas prescritas. Me hice del DESPEVAL y XALAR por el mes, lo mismo que de los esprays ILIADIN LUB  y METASPRAY. No me iba a volver loco comprando la receta de cinco meses de golpe. Todo a su tiempo. En febrero lo de febrero, en marzo lo de marzo y así hasta llegar al final. 

Sobre la efectividad del tratamiento durante el primer mes del año puedo confesar que he seguido expulsando la mucosidad aunque no con la abundancia y grosor deseado. Quizás podría ser porque esta se haya concentrada en el esfenoides, una ubicación de donde le es más incómoda de salir. Otra buena noticia es que los síntomas de fatiga y abatimiento del año anterior no han regresado. Y una más apreciable aún: mi pesaje sigue en aumento. Para la tercera semana del mes ya estaba en 157 libras. 

En los días transcurridos apenas me he irrigado los senos nasales con el Sinupulse una sola vez. Ahora, la solución salina (cloruro de sodio) debo comprarla en la farmacia, pues se me agotaron los sobres de dicho producto que me habían llegado desde Estados Unidos cuando adquirí aquel aparato mediante una empresa de pedidos y envíos online. Gracias a esa sustancia es que puedo practicarme las duchas nasales. 

Mes de febrero  

Prácticamente, con la misma dosis medicinal del mes anterior, pude navegar viento en popa durante todo el curso de febrero. El ILIADIN y METASPRAY  como aerosoles, el DESPEVAL como antialérgico y el XALAR para la secreción mucosa, los utilicé bajo la prescripción indicada. 

Para finales de ese mes e inicio de mayo tuve que mudarme por una jornada de casi 20 días al piso de mi madre, sito en la segunda etapa del Proyecto José Contreras. Sí, al mismo apartamento que por recomendación médica tuve que abandonar en enero de 2014. Aquella vivienda sigue igual de apestosa como la había dejado hacía 3 años. El polvo y la mugre señorean por todo el pavimento, paredes y rincones.  De hecho, el domingo 5 de marzo tuve que barrer, desempolvar y trapear al menos mi aposento y baño. Mi madre, como expliqué en una entrega anterior, está prácticamente en la bancarrota. Ella vive actualmente esclavizada, trabajando en una tiendita veterinaria de lunes a domingo. Aunque  suyo, el negocito no le genera los márgenes de ganancias deseados. Desde el verano de 2012 ha mudado su tienda a tres locales distintos y aún sigue sin despegar. Imaginemos por un instante un auto con problemas al cual intentamos hacerle arrancar y nunca lo conseguimos. Pues eso es lo que ocurre con el pequeño negocio de mi progenitora. Ella sobrevive bajo un cúmulo de dificultades y yo no puedo exigir mucho de su vivienda. Dios mediante, el compadre de mi pa se regresará, aparentemente, el día 13 de marzo para los Estados Unidos. ¡Será mi tiempo de regresar! 

Aquellos que deseen saber por qué aún resido en casa de uno de mis padres, ya habrá tiempo suficiente para contarles el porqué aún no me he independizado. 

De momento, el ritmo de mi vida sigue normal: laboro, leo abundante, visito la hemeroteca cuando puedo, hago mis caminatas, aunque ahora ocasionales, escribo para mi blog y llevo mi tratamiento.  

Mi próxima cita con el otorrino, quizás la última, será en mayo. Espero que ya sea dado de alta. El final de esta saga, puede estar muy cerca. 

Dentro de poco renovaré mi pasaporte, pues estoy contemplando volar a Asunción, capital de Paraguay, para disputar los torneos Extraordinario y Copa FISE del Mundial de Scrabble 2017. ¿La fecha? Último trimestre del año. 

Continuará...