sábado, 23 de julio de 2016

Una vez más por la senda del scrabble cubano VII



Viernes 10 de junio: En la Sociedad Canaria. Siguen los reveses: dos más.

Por Iván Ottenwalder


La mañana del día 10 estuvo muy soleada en La Habana. Igual que el día anterior fui a conectarme a la sala de navegación de ETECSA por algo más de una hora. Al regresar a la pensión me alisté, mochila al hombro, rumbo a un destino diferente, esta vez no a la casa de Odalys, sino a La Habana Vieja. Había concertado encontrarme con Rolando y Odalys en el cruce de las calles Prado y Colón.
Sociedad Canaria.

Para ser honesto debí haberme quedado en el Muelle de Caballería, pero seguí de largo por el bulevar de Prado y no hallé a mis amigos durante 20 minutos. Dada mi preocupación busqué un teléfono para marcar a casa de Odalys, pero ella no lo contestaba. Me puse a caminar por la calle en busca de mis compañeros de juego, pero ¡intento fallido! Sin embargo, cuando menos lo esperaba escuché que alguien me llamaba. Supuse que era la voz de Rolando y mire para distintos lados, pero nada de nada. Poco ratito después de retroceder fue que los divisé, sentados sobre un banco del bulevar. “¡Iván, aquí!”, me gritó Guadalupe. ¡Ya por fin los había encontrado! “Te vi cuando diste un resbalón y estuviste a punto de irte de boca”, me contó. Yo le dije que tenía ratos buscándolos. Ellos me dijeron lo mismo. Bueno, en fin, nos sentamos a platicar un poquito y nos dirigimos a dar un paseo por zonas de La Habana Vieja que me quedaron pendientes de conocer en 2015, entre ellas la emblemática Bodeguita del Medio y la famosa catedral. Nos tiramos muchas fotos en cada lugar que nos deteníamos. Mis ojos pudieron presenciar el recorrido de un viejo auto descapotable color rojo en el que viajaba una pareja de recién casados, hombre negro y mujer blanca con sus trajes de boda. Una estruendosa sirena sonaba por cada calle por la que transitaba el vehículo.
Recién casados transitando a bordo de un auto por La Habana Vieja.

Por fin llegamos a la Sociedad Canaria. Entramos al área de la cafetería, tomamos una mesa y nos dispusimos a jugar a nuestro scrabble.

Duelo contra Odalys

La primera partida la disputé contra Figuerola. Lo que me ocurrió fue algo tan inaudito que jamás olvidaré mientras existencia tenga. Estuve dominando la partida desde el inicio hasta que llegó la recta final. Quedaban pocas fichas en el bolso y yo ganaba por 367-352, pero ambos jugábamos con mucha precaución ya que la Q, esa letra que necesita de la ayuda de la U más una É o Í para formar palabra, aún no había sido jugada. Yo la tenía en mi atril y debía cambiarla. Cometí en mi turno el error más vergonzoso en mi historia como escrablero. Es una regla de oro que cada vez que un jugador vaya a ejecutar un cambio primero debe identificar en su atril la cantidad de fichas a cambiar y ponerlas boca abajo sobre la mesa; luego, extraer de la bolsa el mismo número de fichas. Las letras escogidas de la bolsa se colocan en el atril y las que estaban volteadas boca abajo sobre la mesa se insertan en el bolso de tela. Yo hice todo lo contrario: no identifiqué ni volteé las que debía cambiar y me apresuré a sacar del bolso tres fichas. Cuando voy a tomar las tres de mi atril para meterlas en la bolsa se me obnubiló la memoria y, como perfecto despistado, deposité en el saco las que no eran, dejando la Q intacta. Odalys me tomó la delantera y venció 463-414. Además, perdí 10 puntos por jugar un minuto en negativo. Ambos colgamos 3 scrabbles y cometimos un error. Realicé tres cambios y mi oponente solo uno.
Odalys Figuerola (izq) y Rolando Guadalupe.

Otra derrota más; El Guada me la propinó

Golpiza de principio a final. Eso fue lo que recibí de Rolando en la segunda partida. El marcador 565-392, y en bonus igual me superó, 4-2. Después que ambos cambiamos dos veces seguidas no me esperaba que en su próximo turno sus letras me RIÑEREN para 94 tantos. Y, aunque ya muy tarde, mis fichas se PAUTASEN (83) para la segunda mejor formación, las de Rolando pusieron el resto de los máximos puntajes: CELANDO (74), AMURCADA (64), ENCELASES (63), AJOTE (60), HILEN (55), HORA (44) y AX (36).

Mis estadísticas:
2 partidas, 2 derrotas, 403 puntos por partida, 2.5 scrabbles por juego
Frente a Odalys:
1 partida, una derrota, 414 puntos por partida, 3 scrabbles por juego
Frente a Rolando:
1 partida, una derrota, 392 puntos por partida, 2 scrabbles por juego

Rato más tarde subimos al restaurante, en el segundo piso. Pedimos a la carta, cortesía de mis últimos CUC que me quedaban. Ese había sido el acuerdo concertado desde días antes: yo invitaba.

Los platos estuvieron deliciosos como exquisitos manjares. Al llegar la cuenta no tenía la plata completa. Había salido tan solo con 20 CUC y el monto a pagar hizo casi 24. Al menos me quedaban en la billetera algunos billetes en moneda nacional (CUP) que podían ser cambiados a CUC, pero ni así la completaba. Rolando puso el billete de 2 CUC que hizo falta. Me sentí mal conmigo mismo. No es que no tuviera dinero, es que los últimos CUC que me quedaban ya los había cambiado a dólares, en vista de que me regresaba a Santo Domingo en dos días, de modo que había dejado toda esa divisa dentro de mi maleta, en la pensión. Un día antes contaba con  45 CUC dentro de mi cartera y debido a la premura le pedí a la casera que me hiciera el favor de cambiarme 25 de ellos a dólares. De todos modos fue otra de mis pifias, ya con tantas que había cometido en scrabble durante mi estadía. Menos mal que Rolando ni Odalys se ofendieron conmigo por el imprevisto.

Saciados los estómagos y debido a la llenura decidimos salir a caminar, y luego cada quien se marchó para su casa.

No se me dio el teatro, pero sí el cine

A las siete de la tarde me dirigí al Teatro Bertolt Brecht, en El Vedado. Cuando llego al área de boletería a preguntar por el precio de la entrada un señor canoso me pregunta “¿Usted es residente o turista?” Le respondo que turista. “Entonces son 20 CUC. Solo los residentes pagan 10 pesos en moneda nacional”.  Di media vuelta y me retiré. La verdad, que lo del viernes fue una jornada de puros errores. Mientras vida tenga no podré olvidar jamás aquello. Pude haberle respondido al boletero que sí, que era residente, y tal vez me lo hubiese creído, pero, ¿y si no? ¿Y si me pedía alguna identificación que justificase que era cubano? Mejor preferí decir la verdad y marcharme. Entonces fue cuando los planes cambiaron y se me ocurrió la idea de ir al cine. Caminé hacia el Yara, pero no había función, porque esta había sido sustituida por un  mariachi. Entonces un señor, delgado, moreno y como de mi edad, que también andaba en planes de cine, me dijo: “conozco uno, no tan lejos y se llama Infanta”. Caminamos hacia allá y entramos a la sala. De todos modos, como no conocía muy bien a aquel caballero, no me senté a su lado, sino en otra fila de butacas. A veces no podemos ser muy nobles ni fiarnos tan fácil.  

Al terminar el filme retorné a la pensión, luego fui a cenar y por último regresé a para dormir. El sábado 11 de junio sería muy última participación escrablera. Se efectuaría un torneo de duplicadas a bolsa completa y dos partidas en la biblioteca Rubén Martínez Villena.

miércoles, 20 de julio de 2016

Una vez más por la senda del scrabble cubano VI



Jueves 9 de junio: Mala actuación al ser barrido por Odalys. Perdí los cuatro enfrentamientos con ella.


Por Iván Ottenwalder

La mañana del jueves 9 de junio fue completamente soleada. Tenía comprometido visitar a Yolanda Soler quien reside por el municipio 10 de Octubre. Ya el año anterior había hecho tal ruta, de modo que en esta ocasión sabría perfectamente cómo llegar a su casa. Pero antes que eso me dirigí a la telefónica ETECSA  para conectarme a Internet por una hora y chatear con mi familia. Una vez concluida aquella misión regresé a la pensión y telefoneé a Yolanda para avisarle que ya saldría. A los pocos minutos tomaba un auto de esos que los habaneros llaman máquina, y le pedí al chofer que me dejara en la Plaza Roja.

Próximo a las doce y cuarto llegué al número 203 de la calle Carmen, situada entre las rúes José Antonio Saco y Luz Caballero. Toqué la puerta y la misma Yolanda en persona me abrió. Nos dimos un fuerte abrazo y nos dirigimos a la sala principal de su morada. Conversamos y al poco rato me invitó a almorzar en una buena cafetería cercana. “Pide lo que quieras Iván, sin preocupación”, me animó a elegir. Tranquilamente nos comimos nuestros alimentos y, una vez saciados los estómagos, nos encaminamos de nuevo a su vivienda. Allá estaba Yataria, una de sus hijas. Dispuse de un ratito para dialogar con ella, pero solo un ratito, porque tenía el compromiso de jugar unas partidas de scrabble donde Odalys Figuerola.

Ya cuestión de las tres de la tarde estaba en casa de Odalys. Rolando se había marchado minutos antes, de modo que decidimos que los únicos protagonistas de las palabras cruzadas en aquella tarde seríamos tan solo ella y yo. Sin pérdida de tiempo y con tablero desplegado, bolsa de fichas, atriles y reloj cronometrado, empezamos la primera batalla de la jornada.

El primer match con 4 bonus para ambos fue una contundente victoria suya. El momento cumbre de la partida fue cuando, luego de acercarme en la pizarra 411-422 gracias a MENEASEN (64), sus ODIADAS fichas, válidas para un scrabble de 88 tantos, aumentaron su ventaja 411-510. La tendencia no varió en lo que quedaba de recta final y ella triunfó 560-470.

Sobre la segunda partida no hubo mucho que explicar. Ella jugó mejor y dominó de principio a fin, llevándose la victoria 488-364. En scrabbles, tres contra dos, también impuso su mando.

La tercera confrontación también fue suya. Hizo más bonus que yo, 3 – 2,  y también más puntos, 428-396. En apenas un solo instante me vi en ventaja, 183-124, al poco tiempo de iniciar. Después, el juego fue todo su nombre y apellido.

Y en la cuarta, la más batallada, los lauros también fueron suyos. Aunque empatados en bonos comandó donde había que hacerlo, en puntaje, 465-450. La formación más valiosa fue un ACORAZÓ (97 tantos), de su autoría.

Mis estadísticas:
4 partidas, 4 derrotas, 420 puntos por partida, 2.75 scrabbles por juego
Frente a Odalys:
4 partidas, 4 derrotas, 420 puntos por partida, 2.75 scrabbles por juego

Decidimos terminar la jornada, mi peor de toda desde mis vacaciones, porque ella tenía que limpiar la casa, tarea de la que no tuvo tiempo en los últimos días. Nos despedimos y tomé el autobús P-2 rumbo a El Vedado.

Por la noche

Luego de mi aseo personal salí a cenar y a caminar por gran parte del malecón habanero. Como testimonio mis ojos pudieron observar una zona muy alegre donde confluye toda clase de escenarios: gente tranquila y bullosa, los amigotes de la borrachera, las parejas de heterosexuales, homosexuales y lesbianas. También seres aburridos y problemáticos a los cuales mejor evitarlos.

Culminada mi travesía nocturna me fui a dormir hasta el otro día, 10 de junio. Odalys, Rolando y yo iríamos a almorzar al restaurante de la Sociedad Canaria.