Ganó tres partidas; el autor esta crónica, dos
Por Iván Ottenwalder
El último sábado de agosto fue un 28, número de los locos, acorde a la superstición y numerología dominicana. La creencia surgió a raíz de la construcción del hospital psiquiátrico Rodolfo de la Cruz Lora en el kilómetro 28 de la autopista Duarte durante los años de la férrea dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961). Debido a que en aquel hospital se encontraban internos de forma permanente los enfermos mentales (orates) desahuciados por la psiquiatría, la mayoría de los dominicanos se dio a la costumbre de definir el 28 como “el número de los locos”. Ese centro de salud, ubicado en el mismo lugar, lleva hoy por nombre Hospital Psiquiátrico Padre Billini.
Aquel sábado, que desconozco si trajo algo de locura para algunos de mis paisanos, sí trajo de especial para mí: una larga y emocionante jornada matutino – vespertina de scrabble, escenificada contra mi apreciable amigo y respetado rival Guillermo Bodden.
Previo a la jornada recreativa, cercano a las nueve y treinta de la mañana, salí a caminar hasta la esquina, donde confluyen las avenidas Bolívar y Caonabo, directamente hacia la estantería de los periódicos. Para mi sorpresa me encontré con Guillermo quien caminaba en ruta opuesta, rumbo hacia mi apartamento. “Dímelo, cómo te va. Ven y acompáñame a comprar el periódico, es allí en la esquina”. Al llegar allí, como siempre, estaba la muchacha mulata, a cargo de la venta de los diarios. Le compré el Hoy y el Listín Diario. Mi adversario y yo, caminamos, hacia mi morada.
Una vez en casa, preparamos la mesa del área de comedor, desplegamos el tablero, la bolsa de fichas, atriles y la hoja de anotación que, como siempre, era yo quien la llenaba.
Poco después de las 10.00 a.m., dimos inicio a la primera de las batallas.
Primera partida
Por lo regular el mayor deseo de todo jugador, no importa deporte o pasatiempo alguno, es arrancar con buen pie, a todo vapor. Así fue mi inicio en este primer desafío. Unos contundentes REPRIMA (74), ZALLA (66), OVOIDES (84) y AMASADA (64), en mis primeros cuatro turnos, me colocaron bien rápido en delantera, 298 – 122. Aventajaba, por 176 tantos.
Me había confiado demasiado, talvez me creí ganador antes de tiempo. Cometí la torpeza de bajar la guardia y no apretar la muñeca; en lugar de seguir apostando a jugadas de mucho puntajes, cortas o largas, opté por vocablos de pocos valores numéricos con el objetivo de mejorar el atril, estrategia que no salió bien. Pude haber apelado a uno o, si se quiere, hasta dos cambios estratégicos con tal de pillar mejores letras, incluyendo algunas de altos valores puntuales que luego pudiese optimizar a mi favor y en contra de mi oponente que ya venía de menos a más.
La abismal desventaja tempranera no desmotivó a mi digno rival. El 122 – 298 jamás lo amilanó. Con unas garras admirables fue descontado y, asombrosamente, gracias a: ZETA (39), RETOMADA (76), SERRUCHADA (80), CALAÑA (31) y JU (32) le dio vueltas al marcador, 387-365. Nunca más recuperé la cima.
OX (36), otra de sus cortas valiosas, lo adelantó aún más, 423-365. Ya se nos venía encima la recta final y todavía quedaba la Q en el bolso. En situaciones como esa nadie desea quedársela, por eso, ambos apostamos al ritmo conservador. El juego bajó su intensidad, los puntajes de sus jugadas y las mías degeneraron en lo pírrico. El momento era comprensible. Él seguía arriba, 442-399, el instante le beneficiaba. Para fortuna, cuando le salió la Q ya hacía ratos contaba con una valiosa U en su acomodador, lo que le facilitó el panorama para colocar TIQUE (10). Mi respuesta fue BISE (21) y me acerqué 420-452. Él se deshizo de dos letras que brotaron poca PUS (05); yo reí con JU (15) y él dijo VEN (06). Mi última esperanza fue ID de 14 tantos, pero de igual manera me quedé corto, 449-463. Sumé un punto del descuento de su atril, pero ya la victoria era suya, 462-450.
El ganador bonificó tres veces: ENDORSÓ (92), RETOMADA (76) y SERRUCHADA (80). Entre sus pequeñas gigantes destacaron ZETA (39), CALAÑA (31), JU (32) y OX (36). Mis bonus fueron REPRIMA (74), OVOIDES (84) y AMASADA (64); la única corta valiosa ZALLA (66).
Segunda partida
Hay lecciones que quedan aprendidas. Eso me quedó claro tras la derrota en el primer match. En el segundo también empecé a toda velocidad, con jugadas de altos valores como ASEASEN (77), TECLADOS (72) y DIJO (59), que me pusieron en ventaja 214 – 153. No bajé el ritmo, todo lo contrario, lo mantuve consistente. ODA (24), CORRAS (28), BORRE (26) y un contundente MENEARA (73) me afincaron en la cima 365 – 192. Jamás me alcanzó Bodden, a quien nunca di tregua. Iba por más con: SUMID (27), HIÑA (63) y REFUTAN (77). Me alejaba de manera estratosférica y aferraba al timón, 532 – 391. No fue puro azar, supe cambiar cuando era necesario (cuatro cambios en total). Me equivoqué de vocablo en dos ocasiones, lo que fue bien objetado por mi adversario, pero, la inteligencia aplicada pesó más que mis errores. Por eso muchos expertos solemos hablar de los márgenes de maniobra. Mi contendor tuvo que conformarse con verme ganar con apabullante score de 565 – 412.
Mis cuatro bonus fueron ASEASEN (77), TECLADOS (72), MENEARA (73) y REFUTAN (77). Las cortas mejor valoradas DIJO (59), HIÑA (63), CORRAS (28) y SUMID (27). Mi contendiente puso tres bingos. Estos fueron SELECTOS (74), CÁNIDOS (67) y RECLINEN (70). Sus cortos de más puntajes CHIP (32) y REY (39).
Tercera partida
En un lento arranque, marcado por cambios y errores de ambas partes, apenas me vi al frente una sola vez, 87-42. Después vino su recio ataque, gracias a jugadas de mucho valor como DESANILLO (96), QUEMASE (26), APODERAD (83) y AMOLARES (68). Ya estaba muy arriba, 325 a 193. Más tarde se me alejó 400 a 298. En recta final, con los cortos PIRREN (45) y SOCAZ (32) amagué y asusté, descontando ventaja 375 – 415. Pero vino su contragolpe, TRIPLICA (36), en zona triplera superior izquierda, matando mis esperanzas de remontada y triunfo. Con la anotación 451 – 375 ya todo estaba definido. Jugué TACHA (18) y él terminó con NACÍA (13). Sumaba tres puntos de mi atril y se llevaba la contienda, 467 – 390.
Solo bonifiqué dos veces, cortesía de TOREASTE (77) y JODIERAN (84). Mis cortas letales fueron ANEXOS (63), PIRREN (45) y SOCAZ (32). El vencedor tuvo a DESANILLO (96), APODERAD (83) y AMOLARES (68) como sus tres bingos. Sus cortas de más valor fueron DOPE (32), FASES (33) y TRIPLICA (36).
Cuarta partida
Las más dramática de todas las batallas, sobre todo por su final, fue la cuarta. Los acontecimientos, sin dudas, son dignos de la más detallada narración.
Como en el match anterior, el inicio de este estuvo caracterizado por algunos cambios de fichas y errores de ambas partes. Hasta la séptima jugada el marcador se hallaba 99 a 89, favoreciéndome. Con RAUDALES (80) me favoreció más, 179-89. Su respuesta, ASEASEN (63), lo acercaría, 152-179. GIRADOS de 79 me alejaba de nuevo, 258-152, pero ECHADOS de 39 lo mantenía en pelea, 191-258. Con QUÍO (24) y EVO (26) me acomodaba bastante, 308-191. Pocos turnos después, con ENGARRÓ (45), aún seguía liderando con holgura, 367 – 234. Bodden no estaba del todo liquidado. En su atril había jugada para bono, la cual tuvo espacio en el tablero, para unos no tan PRECARIOS 89 tantos. Se acercaba, 323-367. La distancia se achicaba a tan solo 44 puntos. El momento de la curva final se aproximaba.
Jugué OX (18) y él BUM (07). La partida se hallaba 385-330, aún comandaba. De nuevo mi turno. Cambio fichas porque algunas de mi atril me perjudicaban; no podía tirar este duelo por el inodoro. Mi oponente coloca un PLAZO de 16; yo apenas un DEL de 4, pero en zona triplera superior céntrica, para negarle la posibilidad de un bonus que le permitiera remontar. De igual manera, mi oponente se las ingenió para remontar por otro lado. Vio que SUDANTE (77) cabía por algún espacio y lo colgó. Viraba la pizarra, 423-389. Ahora la presión estaba de mi lado. Ya no quedaba nada en la bolsa. Guillermo tomó las últimas tres letras que quedaban. Llegaba mi now or never, ese tipo de momento, en el que puedes quedar como idiota o como héroe. Mi acomodador tenía siete buenas fichas, una de ellas comodín (R E T E I A *), solo era cuestión de mirar bien el tablero y buscar el dónde y cómo colocarlas. No podía permitirme echar el asunto a perder. Tras unos pocos segundos por fin se me prendió el foco. Tenía el bingo para ganar. ¿Dónde? En las coordenadas L1. ¿Cómo? Colocando la palabra RETENÍAN, aprovechando una N de puente, que había puesto Bodden cuando jugó SUDANTE en forma vertical en su turno anterior. Mi comodín, haría la función de la última N. Pues, finalmente con RETENÍAN, ganaba la partida. Sumé doce puntos del descuento de mi adversario. El resultado: 467 – 411.
RAUDALES (80), GIRADOS (79) y RETENÍAN (66) fueron mis tres bingos. Mis cortas asesinas AHÓ (31) y ENGARRÓ (45). Guillermo tuvo igual número de bonificaciones con ASEASEN (63), PRECARIOS (89) y SUDANTE (77). Sus pequeñas mejor puntuadas ECHADOS (39), LAZO (33) y ALEJÓ (28).
Quinta partida
Ya las manecillas del reloj marcaban las seis de la tarde. Este sería el último combate. Ambos teníamos dos victorias.
Este último match no se quedaría corto en emoción pero jamás superaría al anterior. Al inicio todo fue un toma y daca. La ventaja solía cambiar de protagonista de un momento a otro. Podía verme arriba 44 a 32 y luego abajo 44-64. Con un BANDEREO (89) de sus letras Bodden se afianzaba por poco tiempo (153-44) hasta que yo contratacara con ASAETEAN (78) y ESCAMÁIS (65), y cogiera la cima (187-153). Con VAHE (41) me apeaba del mando (194-187) pero volvía a contraatacar, esta vez con ASOLEARON (61), que me ubicaba al frente (248-194). TINTINEA (64) lo situó en la cúspide, 258-248; NUÑO (33) me devolvió el timón (281-258). Con tres de sus letras se hizo la LUZ (54). Tomaba la delantera, 312 a 281.
Ya la partida entraba en calor. QUI (09) me acercaba (290-312) pero GRIPO (10) lo mantenía arriba (322-290). Con LARDEE (24) amagué de nuevo (314-322); MORES (21) lo adelantaba un poco más (343-314). Hice un cambio. Mi oponente cuelga HE (31) y se aleja más (374-314). ACOPEN (33) es mi respuesta (347-374). Él cambia y aprovecho para un FI de 13 que me acerca peligrosamente, 360-374. DA solo le dio tres (377-360). YAL me dio seis (366-377). Estamos en el trecho final, no hay márgenes para errores.
Es su turno. Juega XI (38), apremiante para él pero demoledor para mí. La anotación, 415 – 366. Coloco GUAS (13) y aún sigo abajo (379-415). MUDES (27) es otro balde de agua fría (442-379). Una jugada no tan BELLA, de 15 tantos, es lo único que puedo dar (394-442). Bodden termina el duelo, con DO (3). Añade un puntito de mi descuento. Triunfa (446-393).
El ganador colgó dos scrabbles: BANDEREO (89) y TINTINEA (64). Sus cortas letales fueron CHORROS (32), JO (32), VAHE (41), LUZ (54), HE (31), XI (38) y MUDES (27). De mi parte hubo tres bonos: ASAETEAN (78), ESCAMÁIS (65) y ASOLEARON (61). Mis mejores cortos CHUECO (32), NUÑO (33), LARDEE (24) y ACOPEN (33).
Estadísticas finales
Ganadas y perdidas:Iván Ottenwalder 2-3; Guillermo Bodden 3-2
Puntos por partida (PPP)
Iván Ottenwalder 453; Guillermo Bodden 439.6
Scrabbles por partida (SPP)
Iván Ottenwalder 3; Guillermo Bodden 2.8
Curiosidades
Aunque Guillermo ganó la serie (3-2) pude superarlo en promedio de puntos por partidas (453 contra 439.6) y en bonus por partidas (3 frente a 2.8). Estas son las cosas que pueden ocurrir en un juego como las palabras cruzadas.