sábado, 6 de noviembre de 2021

Un 18 de septiembre que no estaba por scrabble y gané los matches

De nuevo, tal como en la primera partida, los cambios de fichas fueron la clave para mi victoria. De las cinco ocasiones en que intercambié letras con el bolso, este terminó siendo generoso otorgándome las apropiadas para bonificar.

Por Iván Ottenwalder

El 18 de septiembre fue sábado. No estaba en planes de salir ni gastar dinero, pues, a mi juicio, ya había consumido bastante con mi tarjeta de crédito, razón por la que preferí el comedimiento hasta que llegase la fecha de mi paga laboral. Firme y decido me encontraba aquella mañana, al menos hasta las diez. Entonces, no recuerdo ahora el motivo por el que le dejé una nota de voz a Guillermo Bodden por WhatsApp, qué pregunta le hice, no me acuerdo sobre qué. Lo cierto fue que, una vez respondida y ya decido a no preguntarle más por ese día, me suena una notificación al celular. Era él, para invitarme a que nos juntáramos en el área de comedor de La Sirena a jugar scrabble por la tarde. Le he dicho que prefería no salir, ya que, había gastado mucha plata, y no quería seguir incurriendo en gastos hasta la fecha de cobro. Ha insistido y me pide que me olvide del dinero, que él me pagaría lo que desease consumir y hasta los taxis. Vacilé, pero después le acepté la propuesta: “De acuerdo, pero solo me pagarás el taxi de regreso, para la ida, me voy en carros públicos”.

Acordamos que nos juntaríamos a las tres y media de la tarde, de modo que almorcé en casa a la una, y así tuve margen para la digestión.

La llegada

Al desmontarme del ultimo carro público, ya en la avenida Churchill frente al mall de La Sirena, mientras cruzaba esa vía pública, observé como un grupo de personas, pobretones de distintas edades y con camisetas verdes, avanzaban de sur a norte. Varios, portaban cartelones y otros entregaban brochures. Pertenecían a una fundación opuesta al suicidio. Lo averigüé al preguntarle a uno de sus integrantes, quien se dispuso a entregarme uno de esos impresos satinados y a color. “Vale, gracias señor”, le dije sin aceptar el obsequio.

Ya dentro de la gran tienda me dirigí al área de comida, donde Guillermo me espera sentado frente a una de las tantas mesas. Acomodé mi bolso ecológico y saqué la caja de juego. Le pedí a mi amigo que me invitase una botella de agua, pues estaba sediento. Me regaló primero 200 pesos para que me comprase cualquier otra cosa.

Me dirigí a un diminuto cafetín y le pregunté a una dependienta por el precio de una botella de agua. “Veinte pesos señor”, me contestó la empleada de tez mulata y le pedí una. Le muestro un billete de 100 pesos, lo acepta y busca el devuelto en la caja donde reposan todas las papeletas y monedas metálicas. Noto que tarda unos valiosos segundos, treinta, cuarenta, luego más de un minuto reuniendo mi devuelta: 80 monedas de un peso, y es que no tenía de otra. No pudo hacer más, solo devolverme el cambio como manda la honradez. Dinero al fin, lo recibí de buen agrado.

Retorno a la mesa que, junto a mi rival ya habíamos apartado. La limpiamos un poco para luego preparar el tablero, atriles y bolsa de fichas. La primera de las batallas, sin más tiempo que perder, lista para empezar.

Primer match

Con PLATEES de 74 tantos arrancó el duelo y mi primera ventaja. Guillermo responde con ESTACIÓN de 89 y toma el comando. Lo recupero con LLE (34) e HITO (15) 123 – 89. Lo mantengo con ALUDIDAS (80), 203 – 106. ESPESAD (79) y AROIDEO (71) ubican de nuevo al frente a mi rival (256 – 203), pero este pierde la cima con mi RACIONEN (77), gracias, especialmente, a dos comodines, que me cayeron del bolso en el cambio de letras anterior. Ahora el asunto se ponía 280 a 256. Poco después ATURRAN (26) le devolvían el timón (296 – 280). Pero mis bonus seguían cayendo. Vino MOCEARE (79) a devolverme el mando una vez más (359 – 296). Tres turnos después, por el DUX (33) y CHATERA (40), me afianzaba 432 – 362. La FE (13) de mi oponente en un ZAR (36) lo acercó 411 – 432. Un GIN válido para 18 me sostiene arriba, 450 – 411 pero ANÁLOGO, de 23, otra vez lo coloca en pelea (434 – 450).


Ha llegado la recta final y he de jugar con cuidado. Cuelgo UBE (16) y él yerra con una palabra inexistente. Le ha salido caro la pifia pues me deshago de la Ñ escribiendo ÑO (36) en zona triplera superior derecha. La anotación navega a mi favor, 502 – 434. ¡Convincente!

Mi oponente vuelve y se equivoca. ESPESADOS (14) ya es el golpe de gracia que le inflijo, sabe que no tiene opciones. Juega BEBA de solo 8; yo DO de 5 y él ANEA de 15. La duela marcha 521 – 457 y termino de liquidarla con CE (4). Sumo un punto de su resta y gano, 526 a 456.

Dónde gané la partida

Apostando a los cambios de fichas, cuatro en total, en los momentos adecuados. En tres de ellos, el azar de la bolsa me premió con buenas letras, las cuales pude convertir en jugadas de mucho puntaje, dos scrabbles y dos formaciones cortas de buena suma. De mucha valía también fue mi cuarto cambio, ya en recta final, pues conseguí equilibrar mejor el atril, y de paso, pillar la última de las duras que quedaban, la Ñ, cuyo valor es 8 tantos y pude optimizar con el ÑO de 36, también determinante para mi triunfo.

Segundo match

Mi oponente picó delante, dispuesto a vengar la derrotada anterior. Con buenas opciones como LUNARES (71), y ENLUTADA (70) previo a dos cambios, estuvo al frente 159 – 58. Más tarde, jugadas nada despreciables como HER (27), AHÓ (18) y PAR (14) lo acomodaban 218 – 120. Aún la partida era joven y mi atril llegaría a mejorar. EMANASE (66), FAX (26) y COLARÍAN (78) me ponían en pelea; GRIAL (14), CEJES (42) y LUZ (30) lo sostenían en el marcador (304-290). Poco a poco rozaba la recta final, el momento de las verdades y pocos márgenes para los errores. 357-326, 360-326, 360-332, 371-332, 387-332, siempre él manteniendo el comando y ambos enfrascados en jugadas cautelosas bajo el temor de quedar con la Q y no poder soltarla.

En lo que sería mi penúltimo turno hallé las letras para dar vuelta al score, ubicando la línea y colgando la palabra ACUESTE (69). Sorprendentemente, y de sorpresas está llena la vida y el scrabble, me vi liderando 401-387. Guillermo encontró los GAPS, válidos para 22 tantos y recuperar el control (409-401). De nuevo mi oportunidad. Mi atril era un dilema. Tenía la Q, la última U, la RR, la B e I. Cinco letras, pero entre la Q y la RR me veía obligado a sacrificar una de las dos. Si colocaba una la otra moría, deshacerme de ambas era un imposible absoluto. Opté por jugar la RR junto a la U y B. Visualicé una A de puente, que había sido jugada por Guillermo en su GAPS anterior y puse una BURRA de 21. Retomé la cima (422-409), obvio que para nada, pues, mi adversario, jugando sus tres últimas (A, A, I) solo necesitó de un pírrico CAÍA de 7 puntos para liquidar el desafío. La opción lo situó en 416 y, sumándose mi descuento de seis, se llevó los honores por 422 a 416.

Tercer match

En el último de los combates dominé de principio a fin, no sin llevarme algunos sustos ocasionales. En los primeros cuatro turnos comandaba 136 – 131, siendo HOQUE (32) y ASADORAS (86) mis mejores puntajes, mientras los de mi rival CANSADOS (74) y AZOE (33). Más tarde, gracias a ENTOLDEN (60), ORI (12), GAL (5) y SITUASE (68), navegaba viento en popa, 281-205. ÑO (38) me despegaba más de mi oponente, 319-205 pero MAREABA (74) y luego AMPO (27) lo pegaba (306-319). Nada estaba definido pero hallé un bonus que lo dejaba casi EXTINTO (88). El asunto era él o yo, y no estaba dispuesto a perder el timón (407-306). CURI (37) en zona de triple inferior derecha me afincó luego (444-337) y CREP (33) fue como el garrotazo final (477-337). El adversario, negado a morir, colocó un valioso ENMIELE (78). Un amago desesperado que no produjo mucha alarma (415-477). Conseguí 14 con CURROS y él terminó con GE (9) (491-424). Doce puntos del descuento de mi acomodador le quedaron a su favor, pero igual perdió (436-479).


De nuevo, tal como en la primera partida, los cambios de fichas fueron la clave para mi victoria. De las cinco ocasiones en que intercambié letras con el bolso, este terminó siendo generoso otorgándome las apropiadas para bonificar.

Ya era un poco tarde, y había que marchar. Recogimos tablero, introducimos las fichas en el bolso, lo guardé y, pocos minutos después, nos fuimos en taxi. Él, tal como lo había prometido me dio algo más de plata, ciento cincuenta pesos. También pagó todo al taxista, quien lo dejó primero en su casa y, por último, a mí.

Estadísticas

Partidas
Iván Ottenwalder (2-1)
Guillermo Bodden (1-2)

Puntos por partida
Iván Ottenwalder 473.66
Guillermo Bodden 438

Scrabbles por partida
Iván Ottenwalder 3.66
Guillermo Bodden 2.66