Una de las derrotas se debió a un error estratégico en la recta final. Apenas gané un desafío
Por Iván Ottenwalder
El domingo 18 de noviembre el reloj marcaba las siete de la tarde cuando Guillermo Bodden, viejo compañero en el pasatiempo del scrabble, acababa de llegar a mi casa. Ya habíamos acordado previamente lo del encuentro una hora antes, vía telefónica.
Lo pactado fue jugar al menos cuatro partidas. “Tengo tiempo para
quedarme antes las once u once y media, ¿qué te parece?”, me preguntó.
Acepté que fuese hasta las once de la noche pues tenía que levantarme
temprano para laborar el lunes. De modo que, con tablero de por medio,
atriles, fichas, bolsa y hoja de anotar, arrancamos la primera partida.
En el primero de los matches él atacó
rápidamente y se vio al frente, 174 – 146, sin embargo, par de bingos
consecutivos, DIRECTA (70) y REBAJARA (68), me pusieron por delante 284 –
244. Durante las siguientes jugadas me mantuve arriba, en parte gracias
a buenas opciones defensivas aplicadas. Con un contundente SEGUNDA de
63 tantos llegué a liderar la pizarra 453 a 311, ya en la curva final.
Pero mi oponente no se sentía listo y servido, pues gracias a un valioso
y magistral DECIMOS (105), se
acercó peligrosamente 416 – 453. Voy a reconocer que me confié
demasiado. En vista de que ya se habían agotado los comodines y sabiendo
que mi adversario no contaba con aes ni oes ni letras duras (yo tenía
la RR), pensé que éste ya estaba liquidado. A pesar de que quedaba un
hueco por cerrar, preferí deshacerme de una Q que bien me la pude haber
tragado, pero en lugar de eso formé un QUI (7) por otro espacio, dejando
el mencionado hueco intacto. Ni siquiera me tomé el tiempo para
descifrar las letras de las que disponía mi rival, cosa que no hubiese
sido tan difícil, pues en ese instante la bolsa estaba vacía.
La
partida iba a mi favor 460 – 416 antes de que Guillermo colgara su
dramático bonus que puso fin a todo. El score se viró a su favor, 502 –
460, sumó 17 puntos por el descuento de mis fichas, de modo que, la
definición quedó 519 contra 443.
El ganador colgó tres scrabbles: PAGANTES (74), DECIMOS (105) y UNCIESE (86). Los míos fueron ALEONAD (70), DIRECTA (70), REBAJARA (68) y SEGUNDA (63). Las palabras cortas más valiosas de Bodden fueron AÑICO (66), AX (52), RUJO (34) y MAZO (52). Las mías FALLAR (45) y YES (27).
La
segunda partida de la jornada fue una victoria mía. La necesitaba, pues
ya hilvanaba una mala racha de cinco reveses consecutivos, contando
todas mis partidas jugadas de octubre y noviembre. Dicha victoria la
logré con abultado marcador, 538 – 414 y de nada le sirvieron a Bodden
sus cinco bonus: CLAVARON (66), REDIESES (70), DATEASE (74), LIGEROS
(69) y UNCIERAS (73). De todos ellos REDIESES era inválido, pero, al no
objetar la jugada, quedó validado. Mis bingos fueron tres: COCIEREN
(78), BOJEAIS (98) y MANOTEA (77). En vocablos cortos pude superar a mi
oponente. Palabras como ZOCO (30), ÑOR (39), AY (37), FAGO (36) y ESPIGA
(32) fueron las que más me puntuaron. Las mejor corta de Guillermo fue un simple HACHO, de 29 puntos.
El tercer match de la jornada fue de principio a fin para Guillermo. ¿El score? 477 contra 299. Las bonificaciones fueron tres para mi oponente (LOCUELA de 62, ASIDERO de 74 y un EXTRAÑE de 94, que
resultó ser la jugada que más puntuó) y dos para mí: CAMIONES (66) y
ALEONES (63). Mi vencedor también destacó en las jugadas cortas de
mayores puntuaciones: un inválido LUJEO (37) no objetado en el momento, ZALLES (41) y AFEO (32). De mi parte la mejor fue PIDA, de 30 tantos.
Y para terminar la serie jugamos una cuarta partida, la cual también fue victoria para mi rival. El único instante en que me vi delante fue en la primera jugada, cuando colgué CULOS, de 20 tantos. Sin embargo, hice un gran esfuerzo por remontar en la recta final, pero me quedé corto. Luego de padecer una RECAÍDA (86) por parte de las fichas de Bodden, que lo aventajó más en la pizarra, 407-276, mis letras
encontraron unas PALABRAS (64) que me acercaron a 67 tantos, 340 – 407,
pero tuvo que aparecer la Z, desalentadora para mí, pero halagadora
para el adversario, la cual inteligente optimizó con un ZA que le
generó 44 puntos y lo acomodó nuevamente, 451- 340. Después aposté a un
cambio de fichas, lo que fue aprovechado por el oponente para jugar
TEMÍ (35) y alejarse aún más,
486 – 340. Pero seguía sin rendirme, y una vez más fui capaz de
contestar, metiendo SACONEAD (74), que achicó la diferencia, 414- 486.
Guillermo tuvo SIGA (7) y lo puso 493 – 414. Tuve la Ñ, con espacio para ponerla pero
no para optimizarla en alto puntaje. Escribí AÑO (7) y finalizaron las
angustias. Sumé siete puntos por el descuento de mi adversario, llegando
a 431, muy lejano de los 486 del ganador.
Ambos colgamos cuatros scrabbles.
Los del vencedor fueron ABOLIESE (67), INGRESOS (80), NOVIASE (62) y
RECAÍDA (86). Los míos, COREANA (80), RELAMES (63), PALABRAS (64) y SACONEAD (74). Las jugadas cortas más mortíferas fueron las de Bodden: JE (31), ZA (44) y TEMÍ (35).
Sin discusión alguna, el Guillermo Bodden de esta jornada recordó mucho al de la década pasada, cuando llegó a convertirse en el más demoledor de las palabras cruzadas en República Dominicana.
Estadísticas finales:
Partidas ganadas
Bodden 03, Ottenwalder 01
Promedio de puntos por partidas
Bodden 474, Ottenwalder 427.75
Promedio de scrabbles por partida
Bodden 3.75, Ottenwalder 3.25