Lunes 6 de junio: Débil ante
Rolando, grande ante Odalys.
Por Iván Ottenwalder
Iván Ottenwalder |
Desde la
noche del viernes 3 en que aterricé en La Habana venía sintiendo una afección
en la amígdala derecha. Se trataba del mismo malestar que me aquejó durante los
meses de febrero, marzo y principios de abril: amigdalitis estreptocócica. La
infección e inflamación me había regresado. ¡Y en el momento y lugar que menos
lo esperaba! La halitosis y el picor me tenían en zozobra, pero no lo quise
comentar antes para no preocupar a nadie. El domingo, bien tarde en la noche,
cuando Odalys Figuerola me telefoneó a la pensión, se lo conté. Ella me propuso llevarme a una unidad primaria
para que una doctora me chequee. Acepté su generosidad.
La mañana
del lunes 6 me preparé para tomar el almendrón en la avenida G con esquina 25 en
ruta a la casa de mi nueva amiga. Cuando llegué, allí estaba Rolando. Él espero
en la vivienda mientras Odalys me acompañaba a donde la doctora. La
especialista me checó la garganta y, en efecto, la amígdala derecha estaba
alterada y no se veía bien. Me indicó la azitromicina por tres días, fármaco
que ya lo había tomado dos meses atrás sin buenos resultados, y gárgaras de
manzanilla tres o cuatro veces al día. También me recomendó hacerme las pruebas
bucofaríngeas una vez regresara a Santo Domingo.
Compré
las tres pastillas en una farmacia y me dirigí con mi amiga nuevamente a su
casa. Llegó la hora de jugar. Mi primer enfrentamiento ante Rolando Guadalupe
fue una vergonzosa derrota, 605-411. Metí cuatro bonus al igual que él, pero
vocablos cortos de muchos puntajes como EX (36), AJ (34), HAZ (55), ÑAS (44),
VIS (40) que le generaron 209 puntos fueron determinantes para su victoria. El
haber cambiado fichas cuatro veces contra solo una suya, también me rezagó e
imposibilitó alcanzarle.
En mi
siguiente match enfrenté a la Figuerola, que tan gentil se había comportado
conmigo. El desafío fue de escaso nivel para ambos. Seis cambios y dos errores
para ella; cinco cambios y dos pifias para mí. Gané 428-398 porque fui el que
menos mal jugó …e inclusive, perdí 20 puntos tras jugar dos minutos en negativo
después de haber agotado mi reloj. En caso contrario, el marcador hubiese sido
448-398.
En mi
próximo encuentro de nuevo ante El Guada.
Ambos iniciamos cambiando en nuestros primeros dos turnos. Juego un pírrico OVA
de 12 tantos. Luego me cuelga AMARGASE (66) y cuando me toca jugar cometo un
error. Él lo aprovecha con un AX (50) que me dolió y me aventaja 116-12. Mis
letras ALARDEAN (60) y me acerco 72-116, pero de inmediato me responde con
REFORCÉ (87) y se me aleja 203-72. La partida avanzaba y Guadalupe sacaba cada
vez más ventaja. Palabras como PEZ (50), PANDEAD (85), UÑE (26), LLENE (57),
BOJ (42), ERRAR (33) y MUCO (33) fueron el complemento que le aseguraron el
triunfo, 618-381. Tres scrabbles cada uno, pero El Guada una vez más se la lució.
Odalys,
que desde hace ratos se ocupaba de la cocina, preparaba un almuerzo. Se mantuvo
allí otro tiempito más, lo que nos permitió a Rolando y a mí, tablero de por
medio, bolsa, fichas y atriles, rivalizar nuevamente.
Pasados nuestros
primeros tres turnos él lideraba 74-52. Después cambió tres veces seguidas y
aproveché para aventajarlo (160-74). Pero aquello era muy prematuro y hermoso
para ser real. Al poco rato, un ÑU de 50 y una HONESTA de 79, se encargaron de
que todo volviera a la realidad y Rolando retomara el mando 203-177. Dos bonos consecutivos
en la recta final, TITEAIS (87) y OCUPANTE (62) lo alejaron de mí 536-345.
La
victoria fue para mi adversario, 574-376. La palabra más valiosa y de más
puntaje fue suya: SOLLAMAN (119), del verbo sollamar.
Terminado
aquel desafío llegaba el momento de comer. El almuerzo ya estaba listo.
Luego de
saciado los apetitos fuimos a la sala principal a reposar. Conversamos de
distintos temas mientras afuera la lluvia caía con intensidad. Así de mojado
estaba el tiempo en La Habana, lluvias continuas con muy pocos intervalos de
pausa.
Luego del
reposo Rolando tuvo que marcharse a su casa para atender asuntos familiares.
Odalys y yo nos quedamos jugando sucesivas partidas unas tras otras.
De nuevo a la batalla
Pasadas
las tres de la tarde Oda y yo volvimos al escenario de las letras. En una reñida
batalla de principio a fin, llevándose de paso 4 puntos descontados de mi atril,
me derrotó por 480-469.
Coloqué 4
scrabbles contra tres de ella. La J, Z, LL y X, letras de altos quilates,
fueron muy bien potencializadas por la vencedora. CEJAN (34), IZAS (45), LLE
(34) y EX (43) le aportaron 156 tantos.
Ya en la
última curva y casi llegando a la recta final me vi debajo, 377-425, pero, vocablos
cortos como HI (22), CHARRÉ (31) y RABOS (14) me pusieron en delantera 444-435.
La V de VI (9) igualaron las acciones 444-444; un escaso TAPEE (7) me dieron el
control otra vez (451-444), pero como ella es MUY (14) optimista la ventaja
volvió a su lado (458-451). Creí que con CEJAREN (16) podría garantizar la
victoria pero el margen seguía siendo corto, 467-458. Ella AÑORÓ (14) y tomó el
mando 472-467. Un insignificante ID (6) me sirvió apenas para liderar por un
punto 473-472. El broche de oro y la decisión final fue un CU (4) de mi
oponente y, sumando mis cuatro puntos de mi descuento, finalizó el drama.
En
seguida iniciamos la otra. Arranqué mejor al aprovechar dos bonificaciones
cortesía de CHIPEASE (75) y DESCAMÓ (92) más una EFE (21), para comandar la
batalla 188-74. El liderato fue siempre mío. Las MOTEADAS (65) y el INCOARE
(72) de mi atril fueron la estocada final que me aseguraron el triunfo,
467-451, a pesar de tragarme la Q, que no le hallé espacio en el tablero. Loable
el esfuerzo de Oda al acercarse poco a poco en el tramo final, 434-474, gracias
a los ENCAUCEN (83), RIÑO (24), AZAR (16), AZARÉ (16) y GOZAR (15). De todas
maneras se quedó alicorta y muchos menos le sirvieron DOLÍ (5) y NEN (5).
Las
bonificaciones quedaron a mi favor, 4 a 1.
En el siguiente
cara a cara acaeció otro final espectacular. Llegando a liderar 384-315 recibí
tamaño susto en los turnos finales que metieron en la pelea a Odalys. Con el
marcador adverso (406-425) logró deshacerse de la Q y escribirme QUÉ (26) para
así tomar el timón (432-425). Pero el final estaba en mis manos al
lanzar como una RED (4) la última D que me quedaba y sumar los 3 puntos de
descuentos de mi adversaria para llevarme los lauros 432-429. De mi lado 4
bonus frente a solo 2 de ella.
Eran más
de las 8 de la noche sin que aún llegara a oscurecer. La lluvia caía con la
peor de sus furias acompañada de mucho viento. No me iría a la pensión en ese
tipo de condiciones. Mejor esperaría, con el permiso de Madre Naturaleza, a que
amainara.
Volvimos
a jugar otra. La gané 463-411. Tres scrabbles ambos. Mi amiga descontó 8 tantos
de la RR. En los cambios de fichas, 7 para ella y 6 míos. Cometí dos errores
contra ninguno de mi rival.
El último match de la jornada
también fue mío. Este lo gané de manera convincente. Seis bonus: BORRARES (72),
ESCARBAD (78), CALCIOS (82), TAPIADO (64), EMPINAS (88) y ANADEEN (66) fueron
mis mejores cartas de juego y la sepultura para mi oponente. TAQUEADO, bonus de
66, fue lo mejor de Oda. La pizarra, 689-328.
Mis estadísticas:
De 9 partidas gané 5 y perdí 4, promedié 457.33
puntos y 3.55 scrabbles por juego.
Frente a Odalys:
6 partidas, 5 victorias y una derrota, 491.33
puntos por partida, 3.83 scrabbles por juego.
Frente a Rolando:
3 partidas, 3 derrotas, 389.33 puntos por partida, 3
scrabbles por juego.
Eran ya las 10 de la noche y no
podía perder más tiempo. La lluvia había bajado de intensidad y ahora caía una
tenue llovizna. La jornada había llegado a su fin y yo tenía que marchar. Para
mañana martes 7 de junio el scrabble recesaría. Mis amistades tendrían otros
compromisos. El miércoles 8 volveríamos al escenario y otro actor ya conocido
haría presencia: Raúl Báez.