viernes, 28 de diciembre de 2012

Mundial de scrabble a bordo de un crucero


Por Iván Ottenwalder

En mi última publicación titulada El horizonte luminoso del scrabble escribí sobre la necesidad de llevar a cabo nuevas estrategias de cara al porvenir del scrabble.

Hice una síntesis acerca de la historia de este juego, haciendo hincapié en todas sus etapas hasta nuestros días.

Cité las conquistas logradas en el decenio del 90 del siglo XX y de la primera década del XXI.

Propuse ideas para los años próximos, las cuales si se trabajan con mucho esmero, pueden ser llevadas satisfactoriamente a ejecución a mediano o largo plazo.

Y aprovechando una de esas ideas, la cual trataba de que en el futuro se pudieran habilitar salones para jugar al scrabble en los cruceros y hoteles, quiero aprovechar la ocasión, que me ofrece la Internet, para proponer la realización de un mundial de scrabble a bordo de un moderno crucero.

La iniciativa puede que le resulte descabellada a muchos, dado que no todos los jugadores de scrabble tienen el poder adquisitivo para darse el lujo de costearse los gastos que conlleva una travesía en un crucero. Esto de momento es cierto, pero no debe ser motivo para dejar de soñar, para luchar por el mayor de los esplendores de nuestro juego gramatical.

Ya en el 2011 se efectuó un torneo de Poker en el barco Monarch of the Seas.

No es descartable que en pocos años (podríamos exagerar diciendo también dentro muchos) los organizadores de la Federación Internacional de Scrabble en Español (FISE) se animen a realizar las conexiones de lugar con alguna empresa turística trasatlántica para que el mundial de scrabble a bordo de un barco se haga realidad. Obviamente que para ello se deberá negociar un paquete todo incluido por los seis o siete días que dure el evento. Existen muchas ofertas en el mercado, buques de todos los tamaños y rutas que van desde 5 días hasta un mes.

¿Qué se puede hacer ahora?

Planificar. Realizar algún tipo de sondeo entre todos los jugadores, para determinar si sería factible llevar a cabo algún mundial a bordo de un crucero. Debe ser un tipo de encuesta que contenga un abanico de preguntas vitales que nos de una panorámica acerca de la realidad económica de los jugadores.

Si el sondeo es favorable, entonces se procede a la elección y fijación de un año determinado para la celebración del certamen.

Habrá que desarrollar también una campaña de difusión masiva, usando para ese fin: radio, televisión, redes sociales, blogs y páginas webs.

Y ya para terminar, me atrevo a dar por sentado, que si se llegase a un acuerdo, en que la compañía trasatlántica establezca tarifas razonables por participantes, este mundial sería un éxito rotundo.

martes, 25 de diciembre de 2012

El horizonte luminoso del scrabble

Por Iván Ottenwalder

A finales de los años 40 del siglo XX el estadounidense Alfred Mosher Butts delegó en su amigo James Brunot la producción del pasatiempo del scrabble. Brunot tenía como encomienda hacer que este juego calara en la gente, lograr del invento de su entrañable amigo, una realidad.

Para ello modificó y simplificó algunas de las reglas del juego. Fabricó cientos de unidades en madera (tableros, y fichas) y las distribuyó entre algunos de los amigos.

Durante el 1949 logró vender 2251 juegos, pero no tuvo márgenes de ganancias, llegando a perder cuatrocientos cincuenta dólares.

Pasaba el tiempo, llegó el año 1952 y las pérdidas aumentaban. Los resultados no se veían. Brunot entristeció y decidió, junto a su esposa, tomar unas vacaciones de verano, por un tiempo determinado.

Cuando regresó a su casa, en Newtown, Connecticut, él y su mujer se encontraron con tamaña sorpresa: una avalancha de pedidos, producto de las recomendaciones que daban las personas que anteriormente habían adquirido las primeras unidades del juego.

La emoción de los Brunot fue gigante. Se mudaron a un colegio abandonado cercano a su casa. Lograron vender, a finales del 1952, 37,000 unidades del scrabble. Y no todo se quedó ahí, Jack Strauss, el presidente de las tiendas Macy's de Nueva York, quien aprendió a jugarlo durante sus vacaciones, llevó a cabo una campaña de promoción que cautivó a miles de personas. Brunot había conseguido una importante victoria en su vida y el scrabble ganado su primera batalla.

El juego empezó a venderse en mucha tiendas de los Estados Unidos y traspasó las fronteras. Proliferó en todo el mundo, llegando a traducirse a varios idiomas.

Durante los años 60, 70 y 80 el scrabble, aunque tuvo mucha demanda, se mantuvo estancando como un juego hogareño. El panorama empezaría a cambiar a principios de la década de los 90, cuando se efectuaron los primeros mundiales en el idioma inglés. También, en ese decenio, se efectuaron los primeros mundiales en francés.

En 1997, organizado por la empresa Mattel, se organizó el primer mundial de scrabble en español, en Madrid, el cual fue ganado por el español Joan Manchado.

Sin dudas, hay que reconocer que los 90 del siglo XX ha sido la época de la gran revolución del scrabble. En ella surgieron los primeros clubes organizados.

Pero más exitoso ha sido el nuevo milenio (siglo XXI). En esta etapa es donde más se ha expandido este deporte gramatical y donde más asociaciones, federaciones y clubes han nacido. Hoy, la Web está llena de blogs y portales sobre este famoso juego.

En la actualidad el scrabble está muy bien asentado en el mundo. En algunos países de África, como Senegal, se ha convertido en una pasión desbordante. Sus mejores exponentes son recibidos como héroes nacionales cuando ganan campeonatos regionales o mundiales en la versión francesa.

En esa nación, como en algunas del continente asiático, importantes periódicos dedican columnas y artículos a este pasatiempo. Ya en países como Argentina, Venezuela y otros de Suramérica, algunos programas de televisión han ofrecido entrevistas a destacados jugadores.

Aunque los últimos 20 años han sido de grandes conquistas aún queda un futuro luminoso por recorrer. Hace falta otro boom, nuevas estrategias, que seguro ya algunos genios del scrabble las tienen ideadas. Se necesitará de una difusión y promoción masiva del juego (incluyendo sus torneos) en la televisión y la radio, insertarlo en los currículos escolares como materia opcional, desarrollar torneos intercolegiales e interuniversitarios y crear publicaciones impresas, como por ejemplo, alguna revista. Todo esto podría desencadenar en un entusiasmo sin parangón jamás visto en el scrabble.

Es hora de potencializar el clima favorable existente. Cada día son más los que se integran al scrabble, los que se apasionan, los que quieren competir, y eso, de alguna manera, debe ser aprovechado por todas federaciones y asociaciones.

La batalla hay que ganarla con los niños y adolescentes, pues el futuro y la permanencia del juego gramática (así he bautizado al scrabble) dependerá de las generaciones más jóvenes. Ellos son el relevo del mañana.

En los torneos nacionales de cada país se debe comenzar a otorgar algún premio monetario a los campeones y subcampeones, como se hace en los mundiales, aunque al principio la suma de dinero obtenida no sea tan ambiciosa. Con el transcurrir del tiempo esta podría ser incrementada a escala.

Otra iniciativa sería que los clubes de scrabble que lo deseen visiten las importantes plazas comerciales, donde sus miembros, en un espacio ideal, puedan jugar entre sí, despertando la curiosidad de los visitantes. Asimismo, estos clubes harían un gran aporte impartiendo charlas en las escuelas sobre este maravilloso juego.

Tengo muchos sueños para mi scrabble. Sueño con que algún día los cruceros y los grandes hoteles del planeta dispongan de salones para jugarlo. La demanda estaría más que presente.

Sueño con que se fomenten los torneos infantiles de scrabble entre los condados, los estados y las provincias.

Sueño por el avance, para que lo ya conseguido no se estanque y para que las grandes iniciativas no se queden en las utopías.

Brindo en esta Navidad por el éxito en potencia que tiene nuestro scrabble.

lunes, 3 de diciembre de 2012

No dejemos que caiga nuestra casa: todos unidos con ReDeLetras

Por Iván Ottenwalder


En las últimas semanas me ha agobiado la tristeza. Mucho. El portal www.redeletras.com, que reúne a cientos de miles de jugadores de scrabble de todo el mundo, está navegando en las turbulentas aguas de la crisis financiera.

Mediante anuncios en pantalla, que a diario nos informan de dicha crisis, nos hemos enterado todos los ciberjugadores de ReDeLetras. Esto provocará que la administración se vea obligada, a partir de enero del 2013, a subir la tarifa crediticia mensual, de US$8.50 a US$9.99.

La medida no es simpática, lo sé. También lo saben sus operadores. Pero debemos estar claros que, una desaparición de este portal, nacido en los inicios del siglo XXI, dejaría un gran vacío en la vasta comunidad del scrabble en español. ¿Cuántos latinos y personas de otros países que hablan español se verían imposibilitados de jugar a diario el scrabble que tanto les apasiona?

A usted, que me está leyendo, no le conviene la extinción de www.redeletras.com. Y aunque haya un club en la ciudad donde vive, la cosa no sería igual. En los clubes más famosos de scrabble los participantes suelen reunirse apenas UNA VEZ por semana o quizás dos, sin embargo, en ReDeLetras, se puede jugar todos los días, dependiendo de los meses que haya pagado el usuario.

Hablar de ReDeLetras es referirse a una gran escuela del scrabble, que ha enseñado a numerosas generaciones en este pasatiempo. Quien suscribe ha sido un orgulloso beneficiado.

En mi caso, sin lecturas y scrabble la vida no tuviera mucho sentido. Por eso seguiré pagando para que nuestro querido portal siga con vida y se recupere en lo financiero.

¿Cómo se sentiría usted si mañana le quitan al menos tres de sus aficiones favoritas? ¿Contento? Claro que no.

Si un pariente necesita tratamiento hospitalario haría lo que esté a mi alcance para cooperar. ReDeLetras es como un gran familiar nuestro, gracias a él aprendimos a jugar scrabble o a ser mejores jugadores. Nuestras mejores técnicas de juego se la debemos; grandes momentos de emoción, también se lo debemos. Esta página web ha parido los MEJORES EXPONENTES del scrabble en español. De ReDeLetras ha germinado la semilla de los grandes campeones de los torneos presenciales: nacionales, regionales y mundiales. Insto a todos los que forman parte de esta red, ser agradecidos.

Las convicciones se mantienen, no se reniegan, y todos los que jugamos este maravilloso deporte gramatical, que es el scrabble, lo hacemos por convicción.

Quiero que mi pariente se sane, que tenga vida eterna, hasta el fin del mundo. Escrabbleros de todo el mundo, ¡todos unidos! ¡Hagamos causa común! ¡A mantener nuestras convicciones! ¡A defender nuestra apasionante afición! ¡Salvemos a ReDeLetras! A partir de enero del 2013 sigamos jugando con entusiasmo. Si así lo hacemos, desde ya, tenemos ganada la batalla.

¡Sigamos en nuestra casa!

lunes, 22 de octubre de 2012

Siempre he merecido un trofeo, espero el Scrabble me lo dé


Por Iván Ottenwalder

Todos hemos merecido algo bueno en la vida, independientemente de cómo haya sido nuestro pasado o vivamos el presente.

Cada persona, acorde a su escala de valores, entiende que merece algo, pero por alguna razón no consigue su objetivo.

Quien escribe pudiera tener todas las razones del mundo para pensar que ha merecido un trofeo o medalla durante su trayectoria.

Muchos podrán refutarme y aseverar que las cosas no se merecen, sino que hay que ganárselas.

Les respondería: “las he ganado y no fui premiado”.

De acuerdo. Nunca fui deportista, no competí y, por consiguiente, no recibí trofeo ni medalla, pero ¡un momento!, fui buen estudiante, aprobé muchos cursos sin quemar materias y, ¿dónde están mis trofeos o medallas? ¿Dónde? No los veo.

Aquellos premios me los negaron las circunstancias, me los negó el sistema educativo privado. En el Centro de Educación Integral (CEDI), colegio donde hice parte de la educación primaria y la intermedia, nunca hubo entrega de trofeos y medallas a los estudiantes meritorios. Era al terminar el cuarto de bachillerato cuando otorgaban el trofeo al estudiante más sobresaliente, tomando como parámetro el mejor promedio de calificaciones de los niveles primero, segundo, tercero y cuarto de bachiller.

No realicé el bachillerato en el CEDI, ya que en 1990 me cambié al Instituto San Juan Bautista de la Salle. Allí el método era más cerrado aún. En la investidura de graduación les entregaban medallas de honor a todos los alumnos que, desde primero a cuarto de bachillerato, aprobaran todas sus materias. De nada me valió haber aprobado el primero y segundo; reprobé dos asignaturas en tercero y varias en cuarto y, finalmente, cero medalla.

Me perjudicó la escasa inversión en premios que realizaron esos colegios en aquella época. En centros educativos estadounidenses y europeos existen premiaciones abundantes para todos los cursos y, en muchos casos, hasta por materias. Por ejemplo: trofeo o medalla para el mejor de Historia durante el año, para el mejor en Matemáticas, Ciencias, Gramática, etcétera.

En fin, me afectó también el sistema de premiación. En una sociedad con un sistema educativo más democrático, innovador y aperturista seguro hubiese obtenido varias preseas y algunos trofeos.

Si me voy al plano laboral la situación tampoco ha sido del todo favorable. Durante tres años de labor en el periódico Listín Diario (2004-2007), que fueron muy buenos, no recibí ni siquiera una placa de reconocimiento al esfuerzo. Hubo un momento en que la revista deportiva Solo Deportes estuvo prácticamente sin pies ni cabeza, sin rumbo, y yo me la eché encima, elaborando (yo solo) cerca del 90% de los temas.

Ya todo sucedió y no hay marcha atrás, pero todavía me queda un consuelo: mi dignidad como deportista representada en el Scrabble, el juego de palabras más emocionante del mundo.

No sé cuando viajaré al extranjero a competir en torneos internacionales. Por ahora no tengo un plan definido, pero mis últimas apuestas están puestas en ese juego.

Si el destino y el Scrabble lo permiten algún día me colgaré mi primera medalla o alzaré mi primera copa.

jueves, 4 de octubre de 2012

Iván Ottenwalder barre a Guillermo Bodden en scrabble

Tres partidas fueron disputadas en Bella Vista Mall.

Por Iván Ottenwalder

Esta vez la historia fue distinta y se escribió de otra manera. Al estilo de Iván Ottenwalder, quien barrió en tres partidas a su rival Guillermo Bodden, durante una jornada escrabblera celebrada el 4 de octubre en el segundo piso de la plaza comercial Bella Vista Mall.

El pasado 27 de julio, en Plaza Central, Bodden se había impuesto en dos de tres partidas ante Ottenwalder, pero en la actividad de ayer el profesor vivió una pesadilla espeluznante. La autoridad no le dio tregua, jugó calculador y como una fiera indomable en los tres desafíos.

Alrededor de las cinco treinta de la tarde inició la primera partida. Bodden se mantuvo dominándola la mayor parte del trayecto, pero la dejó escapar de las manos en la recta final. No se percató que, restando dos letras en la bolsa, la Q podía estar allí. No analizó, jugó dos fichas de su atril para una formación corta y cuando le tocó rellenarse con las últimas fichas del bolso, se la tragó.

Con Bodden arriba en el marcador 454-410, Ottenwalder tendría su última oportunidad con las fichas CH, E, E, N. Colocó de forma cruzada las palabras ECHEN, CHE, TULE, ET, válidas para 40 puntos y, sumando 12 tantos del descuento de Bodden, se acreditó la victoria, de forma espectacular, 462-442.

En esta partida Guillermo llegó a tener una ventaja de 125 puntos, la cual no supo conservar. Tampoco aprovechó la superioridad en bonus (4-2). Las letras que se le restaron al final de la partida fueron: V, Q, G, T.


Iván masacra en la segunda


Nadie pensaría que un jugador que comience tan bien, realizando tres bonus consecutivos en sus primeros tres turnos, termine de mala manera y, para colmo, recibiendo una soberana zurra, 524-352.

Guillermo Bodden fue la víctima del ejemplo citado. Aventajando en la pizarra, 201-52, no contó con una posible remontada de Iván Ottenwalder. Este le fue pisando los talones y, en menos de lo que canta un gallo, ya se le había adelantado 223-206.

Cuando el match fue entrando en calor, vino de nuevo la pesadilla para Bodden. Iván le metió 3 bonificaciones consecutivas, que a la postre lo sacó de competencia.

Con la anotación 521-324 a Guillermo no le quedó más que resignarse a esperar un triste final, que culminó con su derrota, 352-524.

Iván Ottenwalder realizó 5 bonus durante este segundo desafío, minimizando los primeros tres hechos por Bodden.

Cierre de oro en la tercera

Con autoridad remontó Iván Ottenwalder la primera partida, humilló en la segunda y manejó perfectamente la presión en la tercera, para imponerse en esta última con anotación de 529-479.

Una vez más Guillermo Bodden no pudo conservar una buena ventaja en el momento clímax de la partida (384-310), pues cuando menos lo esperó, Ottenwalder le puso bonificación de 113 puntos, virando el marcador, 423-384.

Pocos después, Iván subió la ventaja (480-405), pero no todo se quedó ahí. Guillermo buscaba el honor y, apelando a su gran vocabulario, consiguió un bonus de 80 puntos, que le permitió momentáneamente tomar la delantera (485-480).

Ya con la bolsa vacía estos titanes tendrían que jugársela a puro pulmón. Iván tenía en su atril las letras M, I, I, L, L, C y un comodín. Guillermo, por su parte, las D, C y L. Era el turno de Ottenwalder, quien colocó MILICIA, aprovechando una A de puente y beneficiándose, además, de la casilla de triple tanto de palabra para sumar 39 puntos e irse arriba, 519-485. De inmediato Guillermo puso una L en una casilla de triple tanto de palabra y formó MILICIAL. Iván la objetó. Verificaron en el diccionario de la Real Academia de la Lengua y tuvo razón, MILICIAL no existe como palabra. Guillermo tuvo que retirar la letra que había puesto y perder un turno, que debió haber sido crucial para sus aspiraciones. Todo finalizó cuando Ottenwalder colocó la última letra que le quedaba (una L) encima de una A, para formar LA y, sumado al descuento de su adversario, se llevó el triunfo con pizarra de 529-479.

En los tres juegos disputados Iván Ottenwalder promedió 505 puntos por partida, mientras que Bodden 424.

martes, 28 de agosto de 2012

Prefiero los adversarios difíciles


Por Iván Ottenwalder

Muchos de los que se inician en la práctica del scrabble, al cual llamo “el juego gramática”, lo hacen movido por la simple razón de que les gusta. La mayoría lo encuentra como un pasatiempo fascinante del que difícilmente puedan escapar.

El scrabble fue uno de mis talentos ocultos que vine a descubrir en el año 2007. Esa magia que nunca experimenté en el dominó, ajedrez, parchés o cualquier otro pasatiempo de tableros, la vine a desarrollar en el majestuoso deporte de las letras.

Acá no soy uno más del montón; representó algo diferente. El scrabble me proporciona una grandeza que ya me la voy creyendo. Es mi posibilidad de reivindicación, de conseguir lo que nunca ganado: un trofeo o una medalla. Esto hace falta en mi vida.

Podré conocer el miedo, pero no en scrabble. La cobardía no tiene espacio; la bravura y el reto si. Y si de retos se habla, prefiero enfrentar a los mejores del espectáculo. No quiero rivales nobles, pues sentiré que no tuve ese gran mérito si los venzo, en cambio, si bato a los grandes zorros, la gloria y el honor me pertenecerán.

Entiendo que la inmensa mayoría de los escrabbleros ven este juego como un simple entretenimiento para pasar un buen rato; yo, al igual que otros, lo percibo como una meta, una batalla por sobresalir y estar entre los grandes.

Enfrentarme a los mejores engrandece mi hoja de vida como jugador, teniendo así toda la experiencia necesaria para disputar un gran premio en torneo internacional, regional o mundial de scrabble en el país que sea. En cambio, si solo juego ante los débiles, mi desarrollo se mantendrá estancado y nunca pasaría de ser un jugador del montón.

Por eso reitero una y otra vez: no quiero ser del montón. Prefiero marcar la diferencia.

sábado, 28 de julio de 2012

Bodden impone su clase en jornada scrabblera


Por Iván Ottenwalder

Guillermo Bodden venció en dos de tres partidas a Iván Ottenwalder durante una jornada de scrabble celebrada la tarde del 27 de julio en el tercer piso de Plaza Central.

En el primer desafío el profesor Bodden se impuso sobre Ottenwalder con marcador de 560 – 348, colocando 4 bonus, los dos últimos determinantes para su victoria.

Cuando la partida iba por la mitad Iván dominaba 300 – 238, pero un bonus de 86 tantos viró la tortilla a favor de Guillermo 324-300. Iván consiguió empatar a 324, pero después de ahí no volvió a representar peligro para su adversario.

Triunfo drámatico de Ottenwalder en la segunda

Si algo ha demostrado Iván Ottenwalder en su carrera como scrabblero es que nunca se rinde. En la segunda partida remontó un marcador adverso de 149 puntos de diferencia, fue descontando paulatinamente y, de forma espectacular, con una formación más bonificación en la última jugada, dejó pasmado a Guillermo Bodden, derrotándolo 489 – 462.

Cuando ya no quedaban más fichas en la bolsa Bodden llegó arriba en la pizarra 479- 400, pero no tuvo forma de romper un huequito abierto por Ottenwalder en la jugada anterior, el cual fue aprovechado por este en su último turno, consiguiendo una formación bonificada que, más el descuento de las letras de Bodden, le sumaron 17 puntos adicionales para llevarse la victoria.

Bodden dominó en la tercera

En la última partida de la tarde Guillermo Bodden mantuvo un dominio casi absoluto y venció a Iván Ottenwalder 461- 401.

El profesor bonificó en tres oportunidades mientras que Ottenwalder solo en dos. Nada más en una ocasión La Autoridad se vio arriba y fue un poquito después del inicio de la partida, 92-69.

Muchos curiosos

Gran parte del público de la plaza se detenía, a ver por curiosidad, las partidas que Iván y Guillermo escenificaban, sin entender mucho de qué juego se trataba. No tenían conocimiento del scrabble.

La República Dominicana no ha tenido éxito en la proliferación del juego del scrabble, a diferencia de países como Venezuela, Argentina, Colombia, Uruguay, Costa Rica, México y España, que tienen numerosas cantidades de clubes scrabbleros.

sábado, 16 de junio de 2012

No siempre quedarse con la Q implica revés


Por Iván Ottenwalder
Se ha demostrado muchas veces que hay situaciones en que la voz de la mayoría no necesariamente implica razón absoluta. En el scrabble también sucede lo mismo.

Lo menos que desea un jugador, cuando ya no quedan fichas en la bolsa, es que se le quede la letra Q muerta en su atril. 

Ella ha sido la gran condenada, despotricada y malquerida. Quizás haya razón para ese tipo de juicio, pues en varias ocasiones quedarnos con la Q en el atril, sin posibilidad mínima de colocarla en el tablero, nos acarrea una derrota. ¡Pero cuidado, que no siempre es así!

Puedo dar testimonio que he sabido vencer a mi rival cuando tengo la Q muerta. ¿Cómo es eso? ¿Se puede? Si, claro que se puede. Todo dependerá de varias circunstancias, las cuales cito a continuación:

- Si se me cuelga la Q, pero estoy arriba en la pizarra con una buena ventaja, lo primero que debo hacer es contar, para determinar cuales letras le quedan a mi adversario y cual o cuales de ellas le puedo matar, de modo, obviamente, que no tenga posibilidad gramatical para ponerla(s) en el tablero. En ese caso el descuento al final va para los dos: a mi se me bajarán los 5 puntos de la Q y a mi oponente los puntos de su letra muerta. De ser así puedo conservar la victoria.

- Si la diferencia contra mi opositor es amplísima, algo así como más de 150 puntos de ventaja, sencillamente no debo preocuparme mucho, simplemente colocar las letras que pueda en espacios donde, naturalmente, pueda conseguir buen puntaje. Se trata de lograr buena anotación con palabras cortas. La Q matada no me afectaría en lo más mínimo.

- Puede producirse un escenario en que al final tenga dos opciones: o sacrificar una letra de gran valor numérico (ej. Z, J, X, LL, RR, Ñ) o la Q, tomando en cuenta que pueda colocar esta última por contar con una U que me sirva de puente en el tablero. En ese caso debemos pensar con buen tino lo que más convenga. Si estamos arriba en el marcador pero sabemos que una de las dos se nos morirá en el atril, lo correcto podría ser ejecutar una jugada de mucha anotación con la ficha de alto valor y que se nos quede la Q. Probablemente sea mejor obtener 35 o 40 puntos en una formación usando la ficha que dijimos y no 10 o 15 empleado la Q.

- Un caso muy simple es que tengamos la Q conjuntamente con una U y la E. En esta situación todo está claro … a colocar esas tres.

- También se nos puede presentar situaciones en que podemos ganar por la incapacidad de nuestro oponente de matarnos la Q. Pero no debemos fiarnos siempre de ello.

- Y por último, a pesar de tener la Q liquidada, nos puedan quedar letras maravillosas, incluyendo varias S que nos ayuden a pluralizar palabras que nos aporten puntos importantes.

Solo analicen con cuidado el tema expuesto y seguramente les llegara al recuerdo situaciones parecidas que se les ha presentado en su historial como jugador de scrabble.

Por eso, siempre recuerden: hay que contar, contarlo todo hasta el final.

jueves, 14 de junio de 2012

Si algún día voy a un mundial de scrabble


Por Iván Ottenwalder

Si algún día voy a un mundial de scrabble quizás no sea el primer dominicano en lograrlo, pues unos pocos paisanos, escrableros como yo, tienen una mejor posición económica para lograr ese objetivo; pero de algo si estoy seguro, y es que sentiré que la espera ha valido la pena y de que los sueños en cualquier momento se pueden hacer realidad.

Si algún día asisto a un mundial de scrabble llegaré con la convicción de que tendré que medirme ante participantes con más experiencia que yo, contra los grandes zorros de este fascinante juego. Pero de algo estaré consciente: será una de las experiencias más inolvidables de mi vida.

Si algún día llegó al mundial me tiraré todas las fotos que sea posible y las colgaré en mi blog, en las redes sociales y las enmarcaré y clavaré en las paredes de mi casa.

Si algún día participo en el mundial de scrabble viviré en carne propia lo que es el miedo escénico y aprenderé más de mis fortalezas y debilidades en el juego.

Si algún día voy al mundial de scrabble me enamoraría tanto de esa experiencia que de seguro voy a querer volver al evento mundialista del año siguiente.

Si algún día juego en un mundial de scrabble, cuando finalice el torneo y vuelva a casa, será muy duro aterrizar con la realidad de que vivo en un país donde casi nunca encuentro con quien jugar y donde la mayoría de gente me dicen: “no conozco ese juego”.

Pero si de algo estoy seguro es que, aunque no sepa cómo ni cuándo, estará latente en mis deseos, primero, asistir a algunos de los mejores clubes escrableros del mundo y, por último, al mundial.

martes, 24 de abril de 2012

Elpidio Mañón, jardinero y jugador de scrabble

Conoció el juego hace poco y ya juega frente a los mejores de España.



Elpidio Mañón
Por Iván Ottenwalder

Hace cinco años (2007) Elpidio Mañón tomó la decisión de dejar su país, la República Dominicana, y establecerse en la Madre Patria, España. No veía futuro acá, pero si grandes horizontes en tierra europea, de modo que partió con sus pertenencias a buscar mejor vida.

Mañón vive hoy en Alcázar de San Juan, Ciudad Real. Ha laborado en el oficio de jardinería durante los últimos años, aunque ahora se haya sin empleo, producto de la crisis de trabajo que afecta a España.

Ya casi finalizado el 2011 lo más lejos que tenía en su mente era conocer el scrabble, un pasatiempo que le era totalmente desconocido. Unos amigos del Club Letrado de la Mancha se lo mostraron. 

Le hablaron de este maravilloso juego. Y lo convencieron.

Comenta que Jimmy, el coordinador de este club, le explicó como se jugaba. Por eso, hoy Mañón es tan aficionado al scrabble como cualquier ciudadano español que lo haya practicado desde niño, como cualquiera que lo lleve en la sangre.

“Primero lo jugaba de forma particular, sin pertenecer al club, pero luego me hicieron la propuesta de entrar y me sentí encantado de participar. En la actualidad saco tiempo tres veces al mes para jugar”, confiesa el dominicano.

En el mes de marzo Mañón escribió la historia al ser el primer dominicano en torneo de scrabble alguno que gana un premio como Mejor Debutante. Lo consiguió en el Torneo Don Quijote de la Mancha, con mucho sacrificio, ya que tuvo que enfrentar a rivales de mucha consideración que llevan toda una vida practicando este pasatiempo.

“Fue un triunfo y orgullo inmenso que me llenó de alegría, pues en eventos así debes enfrentarte ante campeones muy reconocidos. Es un gran honor tener de contrincantes a estos personajes de bastante experiencia en el juego”, manifiesta.

Aunque ha adquirido experiencia jugando contra los mejores de la ciudad, Mañón tiene mucho que superar. En lo adelante tendrá que dedicarle más tiempo al enriquecimiento de vocabulario, aprendiendo palabras raras y complicadas. Esto deberá tomarlo en cuenta si algún día quiere llegar a ser como los grandes maestros categorías negras.

Cree el scrabble no es todo suerte

Cuando se le pregunta qué piensa en torno a lo que dicen muchos jugadores de que el scrabble es todo suerte, este disiente de forma total, aunque reconoce “hay situaciones en que te tocan fichas con lasque  no puedes llegar a sumar buenos puntos”.

A su juicio todo gran escrablero debe tener buena vista, conocimiento de palabras, estrategias y saber como colocar las fichas.

Sobre República Dominicana

Tiene la convicción de que el poco conocimiento del scrabble en la República Dominicana es por la poca difusión que se le da.

“Es también un juego que requiere de mucha serenidad y nosotros los dominicanos somos muy inquietos. De todos modos hay que buscar la manera de fomentarlo y motivar a las personas a que lo jueguen”, asegura.

Su exhortación a los dominicanos es que se animen a jugar scrabble por ser este un gran entretenimiento en el cual se aprenden muchas palabras que antes no se tenía la idea de que existiesen y a la vez porque ofrece la posibilidad de conocer muchas personas.

lunes, 9 de abril de 2012

Ángel Zambrano, escrablero desde los 10 años

Confiesa que su padre lo motivó

Por Iván Ottenwalder
Hace aproximadamente un lustro Ángel Eduardo Zambrano tenía diez años de edad. Fue para ese tiempo que su padre, también llamado Ángel Eduardo, lo introdujo al mundo del scrabble. Le habló de una website llamada www.redeletras.com la cual le fascinó y desde entonces es un enamorado del juego de las palabras cruzadas.

Hoy, con 15 años, cursa el cuarto de bachillerato, Mención Informática, en la Escuela Técnica Simón Rodríguez, de la ciudad de Mérida, Venezuela. Una vez a la semana practica en el club de la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes (APULA), compitiendo con miembros de mayor edad.

“Me apasiona tanto este pasatiempo, pues es una forma de relajarme, quitarme el estrés y pasarla genial. Me desarrolla la inteligencia, lo que me sirve de ayuda para mi rendimiento en el colegio”, comenta Ángel, quien ha participado en varios torneos en su comunidad, llevándose premios como jugador novato, en segundo y tercer puesto.

Gracias a su desempeño actualmente juega en la Liga B del citado club. Ha recibido premios por formar bonus mayor de 120 puntos y por escenificar la partida más reñida.

Considera como fortaleza su capacidad para la conjugación de verbos y como debilidad “que quizá no tengo un diccionario tan amplio como el de muchas personas que llevan gran parte de su vida en este juego”. Confiesa que es algo que espera superar con el pasar del tiempo.

A su juicio no todo es azar en el scrabble, la estrategia y el vocabulario también cuentan. Explica que de nada sirve el azar si no sabemos qué hacer con las fichas. “Sin estrategia no hay scrabble”, enfatiza.

Su paso por Redeletras

Ser una industria creadora de escrableros es el principal atributo del portal www.redeletras.com. Ángel Eduardo es uno de sus productos, al igual que más de 300 mil miembros que actualmente visitan ese website para jugar scrabble.

Desde que inició en la red ha tenido muchas experiencias gratas: información sobre el juego y sus reglamentos, partidas muy reñidas y amistades online de distintos países.

“Tuve también una memoria desagradable. Hace poco tiempo un usuario empezó a alardear que yo usaba anagramador, y esto representó para mí una falta de respeto. La verdad, que jamás lo he usado ni pienso hacerlo, porque ese aparato no te ayuda a pensar; lo único que hace es contribuir al facilismo”.

Ángel Eduardo tiene a su padre como su jugador favorito. Cuenta que su mayor deseo es asistir a un mundial de scrabble y que “con mucha perseverancia y entusiasmo” lo conseguirá.

jueves, 9 de febrero de 2012

Como fracasó el scrabble en la República Dominicana

Por Iván Ottenwalder


En el verano del 2006 visité por primera vez www.redeletras.com. En la primavera del 2007 empecé a jugar de forma consistente en esa website. Allí me enteré de la presencia de unos pocos dominicanos cuyos nicknames eran doggy, lumis39, bolitadeluz, papolopez, nataliaf y roan. Más tarde conocería a wmendez.


Conozco los nombres de pila de todos ellos, pero por una cuestión de ética no los revelaré. Hoy, en el 2012, solo juegan en redeletras: uniko (antiguo doggy), lumis39, roan, wmendez, rosinagonell y un servidor.


Para invierno del 2007 y, por sugerencia mía, nos reunimos en el Club Deportivo Naco para jugar. Por primera vez nos vimos la cara. El interés de seguirnos reuniendo se hizo más latente. De ahí nació la idea de Scrabble Dominicana, nuestra federación.


De Naco nuestro punto de reunión pasó a ser la casa de lumis39. Ya para el primer trimestre del 2008 organizamos un pequeño torneo nacional que fue ganado por doggy.


Confieso que había mucho interés de promover el scrabble, pero con una orientación equivocada. La mayoría de los integrantes entendían que lo principal era promocionar al site de redeletras para llegar a la gente. Yo no estuve de acuerdo.


Redeletras es una página virtual donde juega gente que conoce el scrabble, que lo ha jugado con anterioridad. En tal sentido, mi tesis era la promoción de este pasatiempo orientado primero a su enseñanza. ¿Cómo? Mediante visitas a escuelas, colegios, plazas comerciales y bibliotecas.


Mi voz murió en el desierto. Otro punto negativo fue la desunión. Unos cuantos miembros dejaron de asistir a los encuentros programados y la mecha se fue apagando.


Voy a reconocer que durante mediados del 2008 doggy visitó medios de comunicación como Listín Diario y Hoy, y la librería Thesaurus. Todo esto con la sana intención de dar a conocer mejor, en el país, el juego de palabras cruzadas. Amén de ello faltó la cohesión.


A mi juicio los conformantes de una asociación de scrabble deben ser no solamente jugadores, sino fanáticos de corazón. Esto es lo que le da vida a una organización, su mística.


La situación actual del scrabble en la República Dominicana no es muy halagüeña. Sus antiguos integrantes están dispersos, a la mayoría solo le importa jugar online y no reunirse jamás.


El scrabble, por el momento, sigue siendo una causa perdida en este país. Más aún, sabiendo que los practicantes de este juego por lo regular son gente dada a la lectura y, el poco hábito o enemistad con ella, por parte de la mayoría dominicana, hacen la situación todavía peor.


Por mi parte, apostaré al tiempo, que según sabios es una gran herramienta para la consecución del éxito. No me queda más que soñar y saber cómo aprovechar la situación cuando llegue el momento de actuar.

viernes, 3 de febrero de 2012

Se puede cambiar letras, pero no exagerar

Por Iván Ottenwalder

Todo el que juega scrabble busca la victoria. De una forma u otra ese es el deber de cada jugador. Para tales fines debe apelar a todos los conocimientos estratégicos adquiridos con los años: uso del vocabulario, destreza como anagramador para bonificar, colocación de palabras cortas de mucha puntuación y saber en que momento cambiar. Exacto, saber en que momento.

En mi vida como escrablero he visto jugadores cuyo objetivo es la consecución del bonus a toda costa, y para ello dependen en demasía del cambio de letras, siempre contando que la bolsa les dará las letras cómodas para lograr ese fin. Esto puede ser un arma de doble filo, pues no siempre contaremos con la generosidad de la bolsa para obtener las fichas necesarias para la bonificación. He dado con personas que cambian ocho, diez y hasta doce veces durante toda la partida, para al final perderla.

En un atril donde solo una ficha (letra) estorbe, no hay porqué cambiarla si se puede colocar en algún espacio del tablero; en caso contrario, si. Pero lo mismo se podría decir en situaciones que las letras indeseadas sean dos o tres. Cuando menos dependemos del cambio estamos aprovechando la ocasión para sumar puntos, que pocos o muchos, adicionan.

Supongamos un atril con estas letras: A, A, E, D, S, Y, I. Aparentemente no vemos posibilidades de jugarlas todas en un turno. Las que molestan son la Y e I. Lo que debemos hacer es ver primero si existe alguna posibilidad de poner esas dos letras en alguna parte del tablero. Si solo hay espacio para una de las dos lo ideal sería colocar la Y, si es que se puede. De ser así nos quedaría A, A, E, D, S, I, y en el recargo de la bolsa puede que salga la consonante idónea para bonificar en el siguiente turno, como también puede que no. Si se da este último caso, sugeriría volver a retomar el mismo proceso anterior. Las posibilidades de que en el recargo de fichas salgan las adecuadas para mejorar nuestro atril son mayores a que nos caigan las incómodas por una sencilla razón: en el scrabble letras como la A, E, O, I, C, D, N, R, S, muy frecuentes para bonificar, son más numerosas en cantidades que el resto de las demás. Por ejemplo, de la CH, Q, X y Y, letras que suelen ser difíciles para formar bonus, apenas hay una de cada una en el juego, mientras que, de la A y la E existen doce, de la O, ocho y de la S, seis.

Cambiar de manera exagerada puede tener un efecto boomerang, muy negativo, ya que la partida se nos podría ir de las manos, nuestro oponente aumentaría paulatinamente su ventaja y a la hora de abrir los ojos habría muy poco que hacer, sería demasiado tarde y prácticamente imposible para remontar.

Tampoco concibo que si alguien está ganando, digamos 285-123 dejé de aprovechar letras de altos valores numéricos como la J, X, Ñ y las deposite en la bolsa con la obsesión o compulsión de buscar un bonus en la siguiente oportunidad. Si hay alguna casilla de doble o triple tanto de letra para colgar par de monosílabos que aporten 38 o 52 puntos, ¿por qué no aprovechar eso?

Por eso prefiero el tipo de jugador que cambia cuando ya no le quedan más opciones, en caso de emergencia o como último recurso estratégico para acercarse en el marcador o conseguir la victoria en la recta final, quedando pocas letras en la bolsa.

Puede que una partida se me vaya de las manos quedando más de 50 letras en la bolsa, ya sea porque mi rival haya colocado cinco bonus en forma consecutiva al inicio, pero jamás porque a este servidor se le haya ocurrido cambiar fichas de manera obsesionada.