Del
escozor molestoso en la zona del hueso maxilar y paladar superior
derecho no ha habido mejoría. Este ardor ha seguido tal cual todos los
días. De mi parte continuaré firmemente relacionando ese problema con
las secreciones nasales matutinas, digan lo que digan.
Por Iván Ottenwalder
Han
transcurrido más de cuatro meses desde mi última consulta al
otorrinolaringólogo que labora en el Centro Médico Dominicano. Desde ese
tiempo me las he pasado usando aquel aerosol nasal que me indicó, el
AVAMYS. El producto, como bien había señalado en una crónica anterior,
no es malo, pero lástima propia siento que tenga que depender de éste
quizás por el resto de mi vida. Todas las mañanas, al levantarme, suelo
moquear demasiado por ambos orificios nasales, razón por la que
tengo que recurrir inmediatamente al fármaco. Una vez utilizado los
moqueos no desaparecen del todo, sino que van cediendo poco a poco hasta
llegar un momento en que puedo sobrellevar el día con algo de
tranquilidad. Sin embargo, al levantarme al otro día, se repite la misma
cantaleta. Es como un laberinto sin salida; un cuento de nunca acabar.
Al
menos cosas buenas han sucedido en este año del nada a cambio, como yo
le he llamado. ¿Cuáles? La alergia de la piel la he tenido muy
controlada ...claro, dependiendo de mi eterno compañero el ATARAX de 25
mg. y la crema CLOBETAZOL. Otra buena nueva
han sido mis ahorros. Este año, quiérase o no, ha sido el mejor de toda
mi vida en el manejo de mis finanzas y el ahorro. Al trabajar día a día
he aprendido lo que significa el valor del dinero. Y ese valor debe preservarse.
Mi
anillo de graduación universitaria también apareció, luego de tres años
extraviado. Una tarde, buscando otra cosa en una de mis gavetas, me lo
encontré. Espero que ya no lo vuelva a perder.
También me he trazado metas para el 2019. Quiero volver a La Habana para la competición del internacional cubano de scrabble. Si la plata me alcanza, también deseo volar a Panamá para el Mundial de Scrabble que, probablemente, será celebrado en octubre o noviembre del citado año. Son mis anhelos, pero no me los tomaré tan a pecho.
Del
escozor molestoso en la zona del hueso maxilar y paladar superior
derecho no ha habido mejoría. Este ardor ha seguido tal cual todos los
días. De mi parte continuaré firmemente relacionando ese problema con
las secreciones
nasales matutinas, digan lo que digan. ¿Que los médicos y los aparatos
de mierdas no lo descubran? Pues no daré mi brazo a torcer. La ciencia
médica ha tenido varios casos complejos de difícil solución que, en
ocasiones, han venido a ser descubiertos tras un largo tiempo de
duración. No seré yo el primero ni tampoco el último. Pero de que
mantengo mi posición, la mantengo. Tampoco esperaré una disculpa de la
clase médica si algún día el asunto detona o se descubre. Será el tiempo
quien me la ofrezca. Esa sería mi mayor indemnización moral.
Diciembre es el último mes del año, una época para la reflexión, la esperanza y
para pensar en metas futuras. De momento sigo comprometido en saldar
poco a poco la deuda del apartamento de mi madre y, cuando se pueda,
realizar algún viaje al extranjero.
Qué
cada quien luche por sus sueños, los abrace y anhele, siempre y cuando
no se perjudique a terceros inocentes. Siempre he creído que algo puede
suceder.
Continuará...