Quiero
confesar mil veces que para mí es hiper molestoso tener que aguantar
con estoicismo esta aciaga situación. No me agrada en lo más mínimo
soportar estas secreciones matutinas en casa y en el trabajo. He llegado
muchas veces a cerrar los ojos y a desear que me trague la tierra.
Por Iván Ottenwalder
Enero,
primer mes del 2019, arrancó prácticamente sin novedades. Las
secreciones nasales molestosas de toda la mañana no terminan de cesar, y
no lo hacen ni lo harán hasta que el jodido escozor en la zona del
hueso maxilar superior derecho desaparezca, no importa la forma, sin con
cirugía o lo que sea. Lo mismo puedo decir acerca del amargor del agua
en dicha parte. He mantenido con determinación este asunto, a pesar de
la ignorancia de muchos, a pesar de que los médicos made in Dominican Republic no lo quieran creer, a pesar de que los aparatos de mierda no terminen de dar con el defecto.
Quiero
confesar mil veces que para mí es hiper molestoso tener que aguantar
con estoicismo esta aciaga situación. No me agrada en lo más mínimo
soportar estas secreciones matutinas en casa y en el trabajo. He llegado
muchas veces a cerrar los ojos y a desear que me trague la tierra. No
me agrada en lo absoluto el pañuelo con el cual me sueno la nariz para
extraer esas secreciones salivosas sin final. Me disgusta tener que ir
al baño 4 o 5 veces a moquear y limpiarme la nariz. ¿Para qué? ¿Para que
al poco rato me vea en la necesidad de regresar al mismo lugar? Me
disgusta que el mundo, incluyendo mis compañeros de labor, tengan que verme sufrir en esas condiciones.
No
pienso volver donde el imbécil otorrino de mierda del Centro Médico
Dominicano ni donde ni un otro, porque estoy plenamente seguro que esto
no es asunto de otorrino. Tampoco arriesgaré de nuevo mi plata en
alergólogo, pues ya la boté en una ocasión ...y por casi dos años.
Mantengo firme mi postura, pase lo que pase.
En la compañía para la que laboro,
desde hace nueve años, tengo mis asignaciones rutinarias. No me son
complejas, aunque si rutinarias; pero me las apaño con habilidad para
resolverlas. Las más comunes son: los recortes de periódicos, actualizar
base de datos, redactar cartas de felicitaciones y condolencias, así
como elaborar de forma ocasional alguna que otra nota de prensa o
artículo de interés. Seis años atrás hacía las veces de fotógrafo interno en algunas actividades.
Si
ahora mismo alguien me preguntase si soy feliz realizando todo esto, le
diría que estas funciones me resultan simpáticas. Si me preguntasen qué
cosas diferentes me gustaría hacer, respondería lo siguiente: algún
oficio relacionado con la creatividad,
la imaginación, producir alguna idea padrísima e inesperada que me
catapulte al éxito personal y monetario. Pero nada que tenga que ver con
lo rutinario ni lo convencional. Lo estándar me harta.
Todo esto, aunque no sepa exactamente cómo
explicarlo en detalles, lo manifiesto y sostengo con determinación, sin
el más mínimo ápice de arrepentimiento. Pero bueno, creo que ya me
estoy saliendo un poco del tema en cuestión. Si continúo, no terminaré en semanas.
Por
el momento seguiré usando el mismo spray nasal, costoso y que al menos
amortigua en la medida de lo posible la secreción ...con toda la
dificultad del mundo, pero sí. Pero en lo concerniente al escozor del
maxilar superior derecho y el paladar, nada resuelto.
Constantemente me he visto incluso en la necesidad de ir al baño para
expulsar algún salivoso blancuzco y hediendo, que me viene
específicamente de esa zona, de la derecha arriba. Esto lo confieso
porque lo siento y lo he vivido desde hace tres años y, mientras siga aquejado de esos malestares, jamás retiraré dicho.
No
me van a torcer el pulso y jamás dejaré de escribir. Si algún día el
asunto se resuelve, yo mismo, por este canal, le extenderé mis más
sinceros agradecimientos al especialista cirujano/a ganador/a. El que quiera mi respeto tendrá que ganárselo, y todavía ni un médico lo ha conseguido.
Seguiré
viviendo el día a día y haciendo esas cosas que le dan algo de sentido a
mi existencia: leer, escribir en mi blog, investigar en la hemeroteca,
jugar al scrabble, donar libros ya leídos y viajar. Todo esto lo hago porque me sale del alma. Aún
así, muchos piensan que carezco de alma. Simplemente la tengo para lo
que me agrada, pero carezco de ella en lo que me es indiferente o
desagrada. Si un día cualquiera veo a un niño hambriento mirando
fijamente como digiero un helado, es posible que me conmueva y le brinde
uno. Pero esto ya lo haría porque salió de mi interior. Si no me dan
las ganas de brindarle amor a personas, las cuales considero cínicas o
no de fiar, pues simplemente no les brindo ese don.
Hasta una nueva entrega.
Continuará...
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