El
inicio de los fogueos. Jugando con reloj por primera vez.
Por Iván
Ottenwalder
Antes de entrar de lleno en el tema
correspondiente a mis entrenamientos jugando scrabble con reloj de ajedrez, es
preciso dejar bien claro un detalle importante: este viaje a Cuba, que realicé
entre el 30 de marzo al 5 de abril, fue obra y gracia de mi propio esfuerzo. Me
pasé el año 2014 ahorrando dinero para ese fin. Obviamente, el fin era el
scrabble y para ello me sacrifiqué en demasía. No enamoré a ninguna una chica o
mujer adulta durante toda la etapa ahorrativa. Dejé de complacerme gustos
especiales que años anteriores solía darme. Establecí un plan de gastos muy
estricto en el que solo me compraría al mes lo necesario. Así fue como lo
conseguí: mucho ahorro y menos consumo.
También es bueno dejar claro que para
complacerme este caprichito, que desde hace mucho lo deseaba y merecía, no le
pedí o mendigué un centavo a nadie, a sabiendas de como es la cultura
dominicana, basada en el pedir recursos cada vez que se quiere iniciar algún
proyecto nuevo o difundir alguna actividad desconocida en el país. Sé que a
cualquier empresario dominicano o al mismo gobierno nacional le hubiese
importado un pepino mi sueño de volar a La Habana a competir en un torneo internacional de
palabras cruzadas.
El inicio de los
fogueos
Rolando Guadalupe y Pepón jugando una partida en la pensión donde me alojé. |
A la una de la tarde del lunes 30 de marzo,
luego de regresar de un centro de Internet en Vedado, y comunicarme vía
Facebook con mi familia y amigos del scrabble de otras latitudes, regresé a la
pensión a echar una siesta. Fue un descansito de alrededor hora y media. Cuando
despierto escucho unas voces de dos personas adultas. Eran Rolando Guadalupe y
Pepón (este último un cubanoestadounidense que había llegado de La Florida para competir en
el internacional cubano) jugando una partida con reloj de ajedrez. Ya habían
disputado otra antes. Rolando las ganó las dos. Cuando terminaron de inmediato
pedí mi turno para jugar. Rolan (así le llamo de afecto) prefirió que jugara contra
Pepón. Mi primera partida escrablera con reloj, aunque de calentamiento, se me
haría realidad.
La primera partida con
reloj
¿Habría sido un buen presagio de lo que me
ocurriría en el torneo o pura casualidad? No tengo la respuesta. Lo cierto fue
que gané esa primera partida de práctica usando el cronómetro. Agoté el tiempo
hasta el final, pasándome por una fracción de segundo. A pesar de ello y,
aunque se me descontasen 10 puntos de penalidad, pude obtener la victoria 519-414. Mi mayor virtud fue haber
jugado bien a la defensa, cerrando los huecos más importantes. Era mi primer
triunfo con reloj ante un oponente que me llevaba años luces jugando de forma
presencial y con crono.
En casa de Rolando
El último día de marzo, el martes 31, después de
las tres de la tarde, me tocó fogueo en casa de Rolando Guadalupe. Los adversarios,
de mayor consideración aún serían: Arturo Alonzo, Miguel Stevens, Ignacio
Mirabal, el dueño de la casa y, por supuesto, Pepón.
Mi primer oponente fue Miguel Stevens, tercer
lugar en el Mundial de Scrabble 2014. Como resultado recibí una noqueada, 557-393. Mi mayor mérito, haber
dominado la partida hasta la mitad, cuando estuve en ventaja 227-191.
Posteriormente, vino mi derrumbe.
Mi segundo contrincante, el anfitrión. Golpiza
de nuevo. Esta vez 592-430. El tercer desafío contra Arturo Alonzo fue otra
humillación, 565-425. Nuevamente me mido ante Rolando y detengo mi mala racha,
pero no con una victoria, sino con un empate a 443. Agoté el tiempo pasándome
una fracción de segundo con el reloj y perdí 10 puntos por penalidad. El
marcador terminó 443-443.
En casa de Rolando Guadalupe. |
Y para finalizar, mi última partida ante
Ignacio Mirabal. Una vez más quedé zurrado (509-412). Mi consuelo: intentar
remontar un déficit de más de 80 puntos al acercarme 331-337. Pero, el final
fue lo que contó, y así culminó mi jornada, con otra noqueada.
¿Experiencia aprendida?
Debilidades en el manejo del reloj (en una
ocasión se me agotó el tiempo y en otras casi lo llevé al borde) y miedo
escénico que me arropó en casi todos los enfrentamientos. También me llevé como
lección que hay que protestar cuando se tiene dudas. El derecho asiste a cada
jugador. En la partida que empaté con Rolando un PRESIGNARE y un SA
inexistentes, colocados por este, que si bien los hubiese objetado ganaba en
razón y mi rival los hubiese retirado del tablero.
La noche de regreso a casa me sirvió de
reflexión.
En la biblioteca ante
Jamil Rivero.
Fachada de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena. |
Tomando un autobús P-5 en ruta a La Habana Vieja, llegué a la Biblioteca Rubén
Martínez Villena el miércoles 1 de abril casi a las tres de la tarde. No era el
día del torneo, sino de más fogueos. Al llegar divisé a los chicos del
scrabble. Se encontraban Arturo, Pepón, Stevens y Jamil Rivero fuera del
recinto bibliotecario. Luego entramos, subimos al segundo piso y Steven me
mostró el salón donde al día siguiente, 2 de abril, empezaría el torneo. Este es el cuartel del scrabble cubano,
me explicó de forma jocosa. Arturo, organizador del evento, me contó que me
ubicarían en el grupo Premier, es decir, uno inferior al Élite. Me explicó
entre las razones que era mi primer experiencia, que con todo y tener buen
repertorio de vocabulario y buena vista para la colocación de las letras, aún
tenía mucho que aprender. Siendo honesto conmigo mismo entendí que era cierto,
pues, las palizas en los fogueos en casa de Rolando y los problemas en el
manejo del crono, eran debilidades aún por superar. No quise ser terco.
El salón del torneo de scrabble un día antes. |
Dentro del salón Pepón y Antonio Catalá jugaban
una partida de práctica. Decidí también animarme a echar una. Jamil se ofreció
a mi petición. La jugamos con crono: 30 minutos en cuenta regresiva para cada
jugador. La estuve ganando gran parte del trayecto, luego se cerró, él se me
fue arriba. Volví a irme adelante en recta final 397-395. Poco después vendría
su ESCOMÍA de 70 puntos que lo puso en delantera definitiva 465-420. Por más
garras que le puse me quedé cortó. El tiempo se me venía encima. ¡Otra vez el
reloj! Pero esta vez no me pasé. Me quedaron escasos segundos los cuales no
tuve que agotarlos, ya que Jamil, con su último LE de 9 tantos, finalizó el
desafío 494-449 a
su favor.
Partida entre Rivero y yo. |
Al terminar de ingerir nuestras bebidas, nos
encaminamos a una empresa donde laboraba Jorge Luis Fernández, un señor que estaría
compitiendo también en el grupo Premier. En su oficina visualicé un tablero de
scrabble. Eventualmente Fernández sería mi primer rival cuando iniciara el
torneo el jueves 2 de abril en horas de la mañana.