Aunque
la solución o detonación del problema no se avizore por el momento,
cierto es que he tenido muchos días de calma en mi lugar de trabajo
en que, prácticamente, no he tenido que agarrar el pañuelo. Sin
dudas, que esto ha sido menos preocupación para mí y para mis
compañeros de labor.
Por Iván Ottenwalder
En
lo que a mi caso concierne julio y agosto de 2019 pasaron sin penas
ni glorias. Mis molestias, escozor y pinchazo constante en el paladar
superior derecho, no cedieron ni un ápice ...como tampoco en los
meses posteriores. Sin embargo, septiembre me trajo algo de paz.
Las
dos primeras semanas de septiembre las vacacioné en La Habana,
capital de Cuba. Asombrosamente, valga
decir,
mis secreciones nasales se
redujeron al mínimo, pero no así la comezón y pinchazo en el
paladar. No sé si haber dormido con aire acondicionado todas las
noches que duré hospedado en la pensión de Barbarita, influyó en
algo. Lo cierto es que, extraño o no, tuve un gran alivio y
prácticamente no me vi en la necesidad de usar el pañuelo para
sacudirme.
Cuando
regresé a Santo Domingo la mejoría seguía su curso, sin embargo, a
partir del 22 de septiembre, las necias secreciones volvieron con
fuerza. Hubo semanas horribles (secreciones y molestias del paladar
incluidas), pero también las hubo de aparente calma. En esos
vaivenes me las pasé el resto del año.
Algo
que sí me mantuvo menos ansioso fueron mis cortos amoríos con
Yajaira (finales de septiembre a finales de diciembre de 2019), una
mujer de 35 años, muy delgada y muy atractiva con
la que pasé unos momentos maravillosos los cuales nunca olvidaré
mientras vida tenga. Más
bien se trataron de lindos momentos sentimentales, besitos y abrazos
incluidos, aunque no llegamos a realizar el amor ...pero ya esto es
un tema que amerita un capítulo aparte.
Aunque
la solución o detonación del problema no se avizore por el momento,
cierto es que he tenido muchos días de calma en mi lugar de trabajo
en que, prácticamente, no he tenido que agarrar el pañuelo. Sin
dudas que esto ha sido menos preocupación para mí y para mis
compañeros de labor. Otros días sí que han sido horrorosos. Antes,
en 2016, 2017 y 2018, todo era pésimo; ahora,
los días buenos van
y vienen.
Sin
embargo, estas aparentes mejorías
no las veo como un aliciente para el conformismo. Aún deseo que la
cabrona molestia del paladar, con todos los síntomas ya antes
descritos, lleguen a su fin. En
caso contrario, esta historia
Continuará...
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