Único equipo en la historia del béisbol dominicano con tamaña proeza.
Con el surgimiento de la expansión en el béisbol otoño-invernal
dominicano en la temporada 1983-84, se incrementó la cantidad de equipos
participantes de 4 a 6 y, por consiguiente, el número de clasificados a la
postemporada de 3 a 4.
Hasta el torneo de 1982-83 el conjunto que ganaba la serie regular
(primer lugar) obtenía su pase directo a la serie final, mientras los que
terminaban en la segunda y tercera posición se batían en una eliminatoria
pactada al mejor de un 5-3. El que la ganaba conseguía el otro boleto. En
aquella época el cuarto puesto en la serie regular correspondía al último lugar, que era lo mismo
decir, la descalificación.
Fue a partir de la mencionada expansión a nuestro béisbol que, el
equipo de la cuarta posición, comienza a adquirir derechos de clasificación
hacia la postemporada.
Para muchos fanáticos y sabedores del béisbol sería algo sorprendente
imaginarse que, un conjunto clasificado en cuarto lugar, logre envalentonarse
en los playoffs y, finalmente, conquistar el título de campeonato. Para los que
no lo creen, esto ha sucedido en tres ocasiones. ¿Quién lo ha conseguido? Los
Leones del Escogido. ¿En cuáles temporadas? En la 1987-88 con récord de 32-28;
1991-92 con 23-25 y la 2012-13 con 23-28.
Provoca más asombro saber en qué condiciones tan complejas y
adversas los melenudos se clasificaron al Round Robin en esas tres campañas. El
mito comenzó en la de 1987-88 cuando los Leones tuvieron que remontar, y lo
hicieron de manera espectacular entrada la recta final, para arrebatarle el
cuarto puesto a los Toros del Este, quienes se desmoronaron espantosamente en
la última semana del calendario regular.
Una vez en las eliminatorias el equipo rojo se llenó de grandeza y
clasificó a la gran final. En esta, que enfrentarían a las Estrellas
Orientales, realizaron el milagro jamás visto en el historia de nuestro
béisbol: estando de bajo en la serie, 1-3, ganaron sus tres últimos desafíos y
se titularon campeones.
Cuatro años más tarde, el Escogido pudo resistir la embestida de
las Águilas Cibaeñas, quienes amagaron con desplazarlos del cuarto puesto y
dejarlos fuera de competencia al final de la regular. Los Leones no cedieron su
brazo a torcer y, el último día del calendario, vencieron a las ya clasificadas
Estrellas Orientales, para avanzar a los playoffs.
Los rojos jugaron un excelente Round Robin y, aprovechando unas
cuantas victorias por forfeits, que les facilitaron los Tigres del Licey, llegaron
a la final. En ella derrotaron a las
Estrellas Orientales, por barrida de 4-0.
El mayor de los hitos ocurriría en la pasada temporada 2012-13.
Faltando menos de una semana para culminar la serie regular, los Leones consiguieron
con loor lo que parecía un imposible. Si hubo algún otro hecho mágico en
deporte alguno parecido a este, debió haber sido pura coincidencia.
Salvársele a la
muerte y vencerla
‘Salvársele a la muerte’ es la mejor explicación que se le puede
dar al regreso milagroso llevado a cabo por el Escogido …y efectivamente, fue
así.
En un juego nocturno en La Romana el conjunto capitalino pasó por
una terrible situación de peligro. Con el marcador empatado a 5 vueltas el
equipo local, los Toros del Este, llenó las bases sin outs en el cierre de la
novena entrada. En caso de anotar no solo se llevaban la victoria, sino que
descalificaban a los Leones. No sucedió así. El pitcheo de relevo de los
escarlatas se sobrepuso y retiró a los bateadores de los romaneases, provocando
así, que el partido se extendiera a entradas extras.
En la entrada once los melenudos realizaron una anotación, la cual
fue suficiente para la victoria (6-5), ya que en el cierre de ese mismo
episodio, los Toros no pudieron hacer nada.
Una noche después, en San Pedro de Macorís, y jugando ante las
clasificadas Estrellas Orientales, los Leones revivieron la magia. En la octava
entrada el partido se hallaba igualado a cero anotaciones, pero en el cierre de
esta los Orientales llenaron las bases sin outs.
Para los que creen que un rayo no puede caer dos veces en un mismo
lugar, tendrán que replantearse ese creencia, pues los melenudos, nuevamente
salvándose del peligro, demostraron que si es posible que el rayo cayera dos
veces en el mismo lugar. Retiraron a los tres siguientes bateadores del equipo
verde, evitando así que les tomaran ventaja y, posteriormente, los eliminaran.
El escenario y oponente fueron distintos, pero la situación idéntica
a la noche anterior: la muerte acechándolos con bases llenas sin outs y el
pitcheo de relevo reponiéndose con gallardía para evitarla.
El Escogido triunfó esa noche y venció por segunda vez a la
muerte, pero aún tendría que salvarse de otra: el último día de la temporada.
Dos días después, en Santo Domingo, los Leones se enfrentarían al
Licey por la sobrevivencia. El que perdiera se despediría del torneo, mientras el
ganador, tendría que depender de lo que sucediera en el choque entre los
Gigantes del Cibao y las clasificadas Águilas
Cibaeñas, en Santiago de los Caballeros.
Si los Gigantes derrotaban a las Águilas, se clasificaban a la
postemporada y ambos conjuntos capitalinos, Licey y Escogido, quedaban
eliminados. Pero el destino una vez más estuvo del lado de los Leones ya que
estos, no solo vencieron al Licey, sino que contaron con el beneplácito de las
Águilas, que se impusieron ante los Gigantes en el Estadio Cibao.
Lo ocurrido produjo un empate en la cuarta posición entre Leones y
Gigantes y, por consiguiente, ambos equipos tendrían que batirse al día
siguiente, en un decisivo encuentro, para definir quién avanzaba a los playoffs
y quién se quedaba fuera.
En el Estadio Quisqueya el Escogido ganó el desafío, gracias a su
ofensiva y sobresaliente pitcheo de relevo. De esta manera, derrotaron por
tercera vez a la muerte y clasificaron para la postemporada.
El Todos contra Todos fue dominado por las Águilas (primero) y los
Leones (segundo), adjudicándose estos colosos su pase a la serie final, pactada
al mejor de 9-5.
Sin ser los favoritos, pero defendiendo su condición de campeón de
la temporada anterior (2011-2012), los capitalinos se llevaron la corona, al
vencer en cinco juegos (5-0) a los cibaeños.
Y así finaliza este capítulo de la historia beisbolera, mágico y único
por su naturaleza, cuyo protagonista principal, hasta el momento, tiene un solo nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario