Miércoles 8 de junio: Venganza
contra Raúl, buen juego contra Odalys y otra vez noqueado por Rolando.
Por Iván Ottenwalder
Desde el
lunes por la noche hasta iniciada la tarde el martes llegué a sentir una
notable mejoría de la amigdalitis, pero, a partir de las 15 horas (3:00 p.m.)
la infección e inflamación volvió a recrudecerse. Ya esto, como lo expliqué en
el capítulo anterior de esta serie de crónicas, lo había vivido como horrenda
pesadilla en Santo Domingo durante los meses de febrero, marzo e inicios de
abril, hasta que, un brillante y loable especialista, con el cual me he tratado
desde el 2011, me pudo curar el problema
y devolverme la tranquilidad, al menos por un mes y unos poquitos días. Aquella
bacteria se estaba haciendo resistente, y en el momento y lugar que menos lo
esperaba: durante mis vacaciones y en Cuba.
Al menos
tuve la tranquilidad de que los mareos, pérdida de apetito y abatimiento de tres
meses atrás no habían hecho presencia en mi organismo durante mi estadía. Menos
mal que así fuese, porque de lo contrario, ¡tamaña película de suspenso que
hubiese protagonizado!
El
miércoles 8 de junio llovió consistentemente durante toda la mañana. Fue ya
pasada las 12 del mediodía, cuando el agua bajo de intensidad, que me animé a salir
de la pensión, camino a la morada de Odalys Figuerola.
Una vez
llegado al campo de batalla arrancaron los matches.
Abrí contra Rolando Guadalupe y el recibimiento fue una soberana e indiscutible
paliza, 387-611. El Guada impuso su
dominio sobre todo en sus últimas jugadas, con apoyo de HENOS (45 tantos), GIN
(18), DIX (38) y un sepultador HUELEIS (91) que les garantizaron la victoria. De
mi lado hubo tres bonificaciones: DEVORARE (89), ENTUBADA (70) y MACHAQUEN
(92). Mi adversario metió cuatro: AFEASES (78), CODEARES (94), LINEASEN (74) y
HUELEIS (91). Otros valiosos vocablos que le generaron grandes puntajes como
CALIZA (54), MILLO (39) y BOGAN (34) también fueron determinantes a su favor.
La amiga Odalys
fue mi próxima contrincante y de nuevo volví a caer. Las anotaciones
concluyeron 542-455 a su favor. Colgué más scrabble, 4 contra 3, pero en nada ayudó,
ya que ella aprovechó las letras duras para sacarme de circulación: la Z de ZEN (24) y que después optimizó en GOZAD
(31), la X que sirve de AX (39), la J de JE (52), el dígrafo RR, necesario para
MARRÉ (26) y la no despreciable Y, imprescindible para DOY (25). 197 puntos le generaron todas esas
palabras cortas.
Minutos
más tarde Oda y yo volvimos a la guerra. Un desafío de altas tensiones escenificamos.
Igualamos en scrabbles, 3 – 3, pero la definición estuvo, como muchas veces
acontece en el palabras cruzadas, en el tramo final. Un PRELADO, no sé de qué convento
pero si de 60 puntos, le adelantó 418-319, sacándome 99 tantos de ventaja. Lo
menos pensado por mi digna oponente era que mi atril contaba con letras que
como la J, O, D, E y N efectivamente JODEN a cualquiera, y más aún cuando son puestas
horizontalmente a partir de las coordenadas B-10, donde la J aprovechó dos
vocablos al caer en casilla triple tanto de letras, no sin antes la palabra
principal haber sido multiplicada por 2 al capturar la casilla de doble tanto
de palabras. Aquella sumatoria totalizó una cuenta de 84 puntos, suficientes
para revivir y meterme en la lucha, 403-418.
Figuerola
casi pierde la respiración; Rolando, que miraba en silencio la partida, juzgó
como extraordinaria mi jugada. Mi opositora, aún en ventaja, me saca una UÑA
(30) y la aumenta, 448-403. Respondo con CU (16) y me acerco de nuevo, 419-448.
Ella, con pocas opciones y un tablero muy cerrado ya no le queda con qué mostrar
garras y apenas suelta ME (10), todavía para mantenerla arriba 458-419. El tiempo
ya se me estaba por agotar, pero unas LL, A y H me permiten dar otra sorpresa cuando
las ubico en un elegante HALL (38) y me acerco a solo un punto, 457-458. La rival
se desprende de las R e I convirtiendo un AQUÍ colgado hace mucho en un IRAQUÍ
de solo 11. Atrás en el marcador 457-469, termino con broche de oro anotando
COCAN (28), sumando 10 puntos que se le restaron a mi adversaria, y, aunque
también tuve que descontarme 10 por la penalidad de jugar un minuto tras agotar
el reloj, pude vencerla con resultado de 485-459.
De nuevo
me tocaría enfrentarme contra El Guada.
Esta vez le puse mejor resistencia y le di una partida digna, pero solo eso,
resistencia y pelea digna, nomás. Este fue el único match donde se vio en necesidad de hacer trabajar las neuronas para
ganar, y por eso lo consiguió, 446-401. Bonifiqué tres veces gracias a GOZARÍA,
scrabble que terminó siendo el de mayor puntaje con 107; MANOSEAN (62) y un
espectacular y dificultoso ACENTUASE (72), aprovechando como puente dos letras
en posición vertical que ya estaban colocadas en el tablero, pero separadas una
de otra. Él solo puso dos scrabbles: AMELADAS (89) y DETENTA (69). Entonces
¿por qué ganó? Porque, además de ser capaz de anotar unos buenos JEA (53), DIÑA
(34) y BUFOS (42), intuyó el momento
adecuado para jugar a la defensiva y evitar que lo sorprendiera con un scrabble
desgarrador que lo colocara en desventaja. A raíz del asombroso ACENTUASE me le
pegué 331-377. Tres turnos después y con la anotación 365- 388, basó su
estrategia en la defensa, en especial cerrarme el único espacio en vertical en
el que tenía chance de soltar un bonus. Palabritas de poco valor como HE (10),
PE (4) y sobre todo UNCÍ (12) trancaron el último de los senderos. Muy poco
pudieron hacer mi plural JEAS (11), un LOGRÉ (12) y una CA (14). Más lo
afianzaron su HERRO (14), el SIS (13) y el
RO (4) como última jugada del partido que, aprovechando un tanto que se
me descontó, le otorgó la victoria por 45 tantos de distancia.
Dos triunfos ante Raúl Báez
Cuando
Raúl Báez llegó cercano a las 6 de la tarde encontró un oponente dispuesto a
enfrentarlo en un match. Ese sería yo.
El sábado
4 de junio nos habíamos medido durante el mensual disputado en la Biblioteca Rubén
Martínez Villena. En aquel duelo me batió 519-491. Ahora, en casa de la
Figuerola, nos enfrentaríamos de nuevo, aunque solo de fogueo.
El primer
desafío fue una aplastante victoria para mí, 549 – 315. Mis tres scrabbles
fueron ACOPASEN (74), RETOMAD (91), el de mayor valor, y APILADOR (75). Por el
derrotado, INSTARE (68) y DONAIRE (71). La palabra más valiosa, ZACEA (52),
también fue suya. Las cortas que más me sumaron fueron LLENA (39), ÑA (25),
AHUME (34), REBATE (33) y CHO (24). A Raúl le perjudicó el reloj y perdió 30
puntos por jugar tres minutos en negativo.
Acabada
la primera jugamos la segunda. Volví a vencer, 516 contra 406. Tres scrabbles
consecutivos de la mano de un CRÉDULO de 77, de un inexistente POZABAIS (72)
que Raúl no protestó a tiempo, más unos CAÑEROS (126) que no le dejaron caña ni
azúcar, me colocaron en una cómoda ventaja, 293-124, cuando la partida aún estaba
joven. Él produjo tres bonus con SISEARON (66), CHISTARON (89) y SEDAREN (85)
que de nada le sirvieron. Los vocablos cortos de buenos puntajes también
estuvieron de mi lado: BOLLO (39), OX (36), JITE (29) y ERRAN (33). El plural
CAÑEROS fue la formación que generó más
puntos, con 126.
Mis estadísticas:
De 6 partidas gané 3 y perdí 3, promedié 465.5
puntos y 3.16 scrabbles por juego.
Frente a Odalys:
2 partidas, 1 victoria y una derrota, 470 puntos
por partida, 3.5 scrabbles por juego.
Frente a Rolando:
2 partidas, 2 derrotas, 394 puntos por partida, 3
scrabbles por juego.
Frente a Raúl:
2
partidas, 2 victorias, 532.5 puntos por partida, 3
scrabbles por juego.
Finalizados los matches
ante Raúl, tomé el autobús P-2 en ruta a El Vedado. Ya no había lluvia, tampoco
nubosidad desde hacía unas buenas horas. Cuando llegué a la parada caminé
tranquilo hacia la pensión. Mañana, jueves 9, sería otro día en mis vacaciones
habaneras. Tenía contemplado visitar a una especial y apreciada amiga con la
cual había trabajado en Santo Domingo unos años atrás.