martes, 7 de abril de 2015

Internacional Cuba Scrabble 2015. El viaje de nunca olvidar (Segunda parte)


El inicio de los fogueos. Jugando con reloj por primera vez.

Por Iván Ottenwalder

Antes de entrar de lleno en el tema correspondiente a mis entrenamientos jugando scrabble con reloj de ajedrez, es preciso dejar bien claro un detalle importante: este viaje a Cuba, que realicé entre el 30 de marzo al 5 de abril, fue obra y gracia de mi propio esfuerzo. Me pasé el año 2014 ahorrando dinero para ese fin. Obviamente, el fin era el scrabble y para ello me sacrifiqué en demasía. No enamoré a ninguna una chica o mujer adulta durante toda la etapa ahorrativa. Dejé de complacerme gustos especiales que años anteriores solía darme. Establecí un plan de gastos muy estricto en el que solo me compraría al mes lo necesario. Así fue como lo conseguí: mucho ahorro y menos consumo.

También es bueno dejar claro que para complacerme este caprichito, que desde hace mucho lo deseaba y merecía, no le pedí o mendigué un centavo a nadie, a sabiendas de como es la cultura dominicana, basada en el pedir recursos cada vez que se quiere iniciar algún proyecto nuevo o difundir alguna actividad desconocida en el país. Sé que a cualquier empresario dominicano o al mismo gobierno nacional le hubiese importado un pepino mi sueño de volar a La Habana a competir en un torneo internacional de palabras cruzadas.

El inicio de los fogueos

Rolando Guadalupe y Pepón jugando una partida en la pensión donde me alojé.
A la una de la tarde del lunes 30 de marzo, luego de regresar de un centro de Internet en Vedado, y comunicarme vía Facebook con mi familia y amigos del scrabble de otras latitudes, regresé a la pensión a echar una siesta. Fue un descansito de alrededor hora y media. Cuando despierto escucho unas voces de dos personas adultas. Eran Rolando Guadalupe y Pepón (este último un cubanoestadounidense que había llegado de La Florida para competir en el internacional cubano) jugando una partida con reloj de ajedrez. Ya habían disputado otra antes. Rolando las ganó las dos. Cuando terminaron de inmediato pedí mi turno para jugar. Rolan (así le llamo de afecto) prefirió que jugara contra Pepón. Mi primera partida escrablera con reloj, aunque de calentamiento, se me haría realidad.

La primera partida con reloj

¿Habría sido un buen presagio de lo que me ocurriría en el torneo o pura casualidad? No tengo la respuesta. Lo cierto fue que gané esa primera partida de práctica usando el cronómetro. Agoté el tiempo hasta el final, pasándome por una fracción de segundo. A pesar de ello y, aunque se me descontasen 10 puntos de penalidad, pude obtener la victoria 519-414. Mi mayor virtud fue haber jugado bien a la defensa, cerrando los huecos más importantes. Era mi primer triunfo con reloj ante un oponente que me llevaba años luces jugando de forma presencial y con crono.

En casa de Rolando

El último día de marzo, el martes 31, después de las tres de la tarde, me tocó fogueo en casa de Rolando Guadalupe. Los adversarios, de mayor consideración aún serían: Arturo Alonzo, Miguel Stevens, Ignacio Mirabal, el dueño de la casa y, por supuesto, Pepón.

Mi primer oponente fue Miguel Stevens, tercer lugar en el Mundial de Scrabble 2014. Como resultado recibí una noqueada, 557-393. Mi mayor mérito, haber dominado la partida hasta la mitad, cuando estuve en ventaja 227-191. Posteriormente, vino mi derrumbe.

Mi segundo contrincante, el anfitrión. Golpiza de nuevo. Esta vez 592-430. El tercer desafío contra Arturo Alonzo fue otra humillación, 565-425. Nuevamente me mido ante Rolando y detengo mi mala racha, pero no con una victoria, sino con un empate a 443. Agoté el tiempo pasándome una fracción de segundo con el reloj y perdí 10 puntos por penalidad. El marcador terminó 443-443.

En casa de Rolando Guadalupe.
Y para finalizar, mi última partida ante Ignacio Mirabal. Una vez más quedé zurrado (509-412). Mi consuelo: intentar remontar un déficit de más de 80 puntos al acercarme 331-337. Pero, el final fue lo que contó, y así culminó mi jornada, con otra noqueada.

¿Experiencia aprendida?

Debilidades en el manejo del reloj (en una ocasión se me agotó el tiempo y en otras casi lo llevé al borde) y miedo escénico que me arropó en casi todos los enfrentamientos. También me llevé como lección que hay que protestar cuando se tiene dudas. El derecho asiste a cada jugador. En la partida que empaté con Rolando un PRESIGNARE y un SA inexistentes, colocados por este, que si bien los hubiese objetado ganaba en razón y mi rival los hubiese retirado del tablero.

La noche de regreso a casa me sirvió de reflexión.

En la biblioteca ante Jamil Rivero.

Fachada de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena.
Tomando un autobús P-5 en ruta a La Habana Vieja, llegué a la Biblioteca Rubén Martínez Villena el miércoles 1 de abril casi a las tres de la tarde. No era el día del torneo, sino de más fogueos. Al llegar divisé a los chicos del scrabble. Se encontraban Arturo, Pepón, Stevens y Jamil Rivero fuera del recinto bibliotecario. Luego entramos, subimos al segundo piso y Steven me mostró el salón donde al día siguiente, 2 de abril, empezaría el torneo. Este es el cuartel del scrabble cubano, me explicó de forma jocosa. Arturo, organizador del evento, me contó que me ubicarían en el grupo Premier, es decir, uno inferior al Élite. Me explicó entre las razones que era mi primer experiencia, que con todo y tener buen repertorio de vocabulario y buena vista para la colocación de las letras, aún tenía mucho que aprender. Siendo honesto conmigo mismo entendí que era cierto, pues, las palizas en los fogueos en casa de Rolando y los problemas en el manejo del crono, eran debilidades aún por superar. No quise ser terco.
El salón del torneo de scrabble un día antes.

Dentro del salón Pepón y Antonio Catalá jugaban una partida de práctica. Decidí también animarme a echar una. Jamil se ofreció a mi petición. La jugamos con crono: 30 minutos en cuenta regresiva para cada jugador. La estuve ganando gran parte del trayecto, luego se cerró, él se me fue arriba. Volví a irme adelante en recta final 397-395. Poco después vendría su ESCOMÍA de 70 puntos que lo puso en delantera definitiva 465-420. Por más garras que le puse me quedé cortó. El tiempo se me venía encima. ¡Otra vez el reloj! Pero esta vez no me pasé. Me quedaron escasos segundos los cuales no tuve que agotarlos, ya que Jamil, con su último LE de 9 tantos, finalizó el desafío 494-449 a su favor.

Partida entre Rivero y yo.
El mismo Jamil que me venció y que para sorpresas de mucho se llevó el campeonato en el grupo Élite, al vencer a Reisel Murgadas en la final del sábado por la tarde, me dio un pequeño recorrido por La Habana Vieja. Me enseñó los museos reconstruidos, varias zonas de restaurantes y me habló de historia cubana. Después nos reunimos con los demás escrabblistas en un fino café habanero. Pepón nos invitó, cortesía de su propia billetera, a tomar un café. Pues yo, atrapado aún por la pesadilla de la gastritis que me agarró entre enero y febrero, pedí mejor un vaso de leche caliente.

Al terminar de ingerir nuestras bebidas, nos encaminamos a una empresa donde laboraba Jorge Luis Fernández, un señor que estaría compitiendo también en el grupo Premier. En su oficina visualicé un tablero de scrabble. Eventualmente Fernández sería mi primer rival cuando iniciara el torneo el jueves 2 de abril en horas de la mañana.

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