martes, 14 de junio de 2016

Una vez más por la senda del scrabble cubano II



Torneo clasificatorio para el mundial Francia 2016.


Por Iván Ottenwalder

Sin apenas tiempo para practicar debido a la hora en que llegué a la capital cubana y a lo exhausto que me encontraba producto del vuelo aéreo más la larga espera en el área de equipajes del aeropuerto, lo más que atiné hacer, una vez ubicado en la casa de hospedaje y el reloj marcando más de las diez de la noche, fue darme una ducha fría, salir a cenar para alimentar mi estómago, regresar, cepillarme los dientes e irme a la habitación a dormir hasta el día siguiente, sábado 4 de junio.

Rolando Guadalupe me venció por 48 tantos de diferencia.
Ese sábado 4 había un torneo mensual clasificatorio para el mundial de scrabble Francia 2016. Me levanté a tiempo para el desayuno, colgué mi mochila al hombro, pues mochilero soy desde añales, y  a las 8:15 a.m. tomé el autobús P-5 en ruta a la Plaza de Armas, situada en La Habana Vieja. Cercano a ella se encuentra la Biblioteca Rubén Martínez Villena, punto de encuentro y escenario del mini torneo.

Dos caras nuevas conocí, la de Odalys Figuerola y una chica aprendiz que no recuerdo su nombre. Los demás rostros me eran perfectamente conocidos. Recibí efusivos abrazos por parte de las amistades conocidas el año anterior. Hubo otros personajes, con elevado nivel de juego, que estuvieron ausentes aquella mañana.

Próximo a las nueve y treinta arrancaron las partidas. Definidos los pareos de la primera ronda me tocó como rival nada menos que Su Majestad Scrabblera, un terrible anagramador, rey de la estrategia, maestro del tablero y campeón de campeones, Rolando Guadalupe. En Cuba este destrozador de oponentes es llamado El Guada, por parte de los pocos amantes de las palabras cruzadas
Mi única victoria fue ante Cecilia Dávalos.

El Guada venció, pero no me zurró. El match quedó 527 – 479, por una diferencia de 48 puntos. Pero al fin y al cabo, derrota para mí y victoria para él. Le coloqué 5 bonus contra 2 suyos, sin embargo, cuatro de las fichas de altos valores numéricos fueron suyas. Rolando las aprovechó al máximo. La J y la Z para un JEREZ de 62 puntos y una JEREZANA de 72; la X para EX de 38 tantos; la LL para dejar una HUELLA de 69 y la Y para potenciar 39. De mi pertenencia fueron la RR, aprovechada para PURRE y la Ñ para GAÑID, imperativo que mi vencedor luego reformó con GAÑIDO.

¿Pero en verdad dónde estuvo mi derrota? En dos costosos errores que de no haber cometido al menos UNO, posiblemente me llevaba el triunfo. Los yerros fueron en mi segundo y tercer turno cuando la partida apenas había empezado. Creyendo que jotear era un verbo, utilicé mis letras O- T- E- A- S- E- N para poner JOTEASEN en vertical, cayendo la N en la casilla triple tanto de palabras de la parte inferior centro del tablero. Rolando la objetó y tuvo razón. Era inválida. Mi otro desacierto fue JITEASEN. Esas metidas de patas al final me pasaron la cuenta.
Rolando (izq) ganó el torneo. Alejandro Porto quedó segundo.

Mi única victoria fue en la segunda ronda ante la señora Cecilia Dávalos. Le puse cuatro bonos pero me dio una digna batalla. Un descuento de 18 puntos que se sumaron a mi puntaje final fue desgarrador para ella. El juego terminó 429 contra 370.

En la tercera ronda me enfrenté ante un adversario desconocido de nombre Juan Luis Izquierdo. Lo que recibí fue una humillación de 248 puntos de diferencia. La paliza concluyó 621 a 373.

La cuarta ronda me trajo otro revés. Tony Catalá, un rival conocido en el internacional cubano del 2015, fue el causante. Una remontada en la recta final metiéndome un ZABRO de 56 tantos, que lo protesté y el monitor demostró su validez, fue el aguijonazo que me sepultó. De nada me sirvió el nónuplo con ADINERES en la coordenada O – 8 que me otorgó 140 puntos y que a la postre resultó en el scrabble de mayor puntuación de torneo. Resultado de la partida: 517 – 492 a favor de Catalá, a quien apodan Ñico.

Raúl Báez (izq) y Roberto Rubio en la partida más reñida.
La jornada terminó en la quinta ronda y con el desquite de Raúl Báez quien en 2015 no había podido vencerme. Esta vez sí lo hizo y con pizarra de 519 – 491, no sin antes haberle dado un tremendo susto en el tramo final. Llegando a estar en ventaja 495 - 423 le anoté un MASQUES que me granjeó 82 tantos y le viré el marcador 505- 495. No me tragué la Q, pero sí la RR, a la que no pude hallarle espacio en el tablero. La pesadilla del reloj, la que creí etapa superada, se apoderó nuevamente de mí y desconté 10 puntos por jugar un minuto en negativo, o sea, luego de que se me agotaran mis 30 minutos reglamentarios de la partida.

Un noveno lugar con par de lideratos estadísticos

Los cuatro reveses, tres de ellos en partidas bien disputadas, me arrinconaron en el noveno lugar, solo por delante de Cecilia, quien ocupó la décima y última posición.


Odalys Figuerola (izq) frente a Alejandro Porto.
Calculando los números promedié 452.8 puntos por partidas, me llevé el liderato de scrabbles con 17, equivalente a una media de 3.4 por juego, así como la formación de mayor puntaje en el torneo: ADINERES, de 140 tantos.

La decepcionante partida frente a Izquierdo en la que no alcancé siquiera los 400 puntos, ciertamente que afectó mi media por encuentro. En el Internacional Cuba Scrabble 2015 fue de 469.29, que, comparado con los 452.8 de este año, representó una reducción de 16.49 puntos porcentuales.

Honestamente que hubiese cambiado los lideratos alcanzados en este mensual por más victorias. Aún me queda un largo camino por trabajar.

Líderes del torneo
 
Jugador                                Victorias


1. Rolando Guadalupe            5
2. Alejandro Porto                  4
3. Arturo Alonso                     3
4. Juan Luis Izquierdo             3
5. Odalys Figuerola                 2
6. Raúl Báez                             2
7. Roberto Rubio                     2
8. Tony Catalá                           2
9. Iván Ottenwalder              1
10. Cecilia Dávalos                 1  


Mayor promedio de puntos por partida
Juan Luis Izquierdo                         
513.80

Mayor puntaje en una partida
Juan Luis Izquierdo                        
621

Mayor cantidad de scrabbles
Iván Ottenwalder                 
17  (3.4 de media)

La formación de mayor puntuación
Iván Ottenwalder                 
ADINERES (140 puntos)

Palabra más valiosa
Rolando Guadalupe                       
JEREZANA (72 puntos)

Premio Cuquita
Rolando Guadalupe                       
AZOQUEIS (104 puntos)

Partida más reñida
Roberto Rubio – Raúl Báez (423 – 421)
La ganó Rubio.

Finalizado el torneo me encaminé nuevamente a El Vedado, a descansar, leer y caminar. A la espera del domingo, para practicar en casa de Odalys Figuerola.

lunes, 13 de junio de 2016

Una vez más por la senda del scrabble cubano I



Tras una larga espera de poco más de un año, ¡de nuevo a jugar!


Por Iván Ottenwalder

Después de aquel dulce sabor durante el Internacional Cuba Scrabble 2015 quedé con ganas renovadas de volver a competir en el máximo torneo anual cubano. Bien puedo hacerlo, pues aún queda tiempo, pero me desalienta la fecha definida en última instancia para su celebración en este 2016: el mes de noviembre, penúltimo del año.

Cecilia Dávalos (izq) e Iván Ottenwalder.
En principio, el torneo estuvo pautado para marzo, luego se movió a junio y últimamente a noviembre. ¿La razón? Los afanes de la directiva del Grupo Promotor de Scrabble Cubano de atraer una mayor cantidad de jugadores internacionales, sobre todo del scrabble en inglés de Estados Unidos de América, con el objetivo de crear un efecto de impacto a favor del palabras cruzadas en toda la isla.

El propósito en sí es bueno y tendría incluso un matiz político, todo encajado dentro del marco del deshielo y los continuos avances en materia de acercamiento diplomático-social con el gran gigante del norte. Es una logística plausible, sólo que esta vez yo no puedo esperar tanto. La última ocasión que jugué al scrabble en formato presencial fue el 11 de junio del 2015, tres partidas en mi casa ante mi apreciado amigo Wagner Méndez. Desde ese instante no logré pescar un alma con la cual compartir mi gran pasión. La ansiedad colmaba mi paciencia y no estaba dispuesto a esperar otros meses más sin competir o, en su defecto, practicar, como eventualmente lo hice en el pasado torneo mensual del sábado 4 de junio, efectuado en la Biblioteca Rubén Martínez Villena. Había decidido ponerle fin a la inercia, por eso me compré un boleto aéreo y me planifiqué una estadía habanera por diez días. En ella aproveché para jugar todo el scrabble habido y por haber.

Estadía habanera

Rolando Guadalupe (izq) e Iván Ottenwalder.
Con casi un mes de antelación adquirí mi boleto de vuelo. Programé mi estancia del 2 al 12 de junio. El avión, previsto para despegar el jueves 2, no pudo operar ese día y la agencia Cubana de Aviación me telefoneó para notificarme de la situación e informarme que mi vuelo saldría el viernes 3 a las 4:20 de la tarde. Ya había perdido un día, pero no me preocupé por ello y acepté esperar. El que sabe esperar lo mucho, sabe esperar lo poco, dice un adagio.

El 3 de junio, en efecto, a las 4:20 p.m., despegó la nave del Aeropuerto Internacional Las Américas José Francisco Peña Gómez con destino a La Habana, haciendo primero escala en Santiago de Cuba. Vine arribando al Aeropuerto José Martí pasadas las ocho de la noche.

El chequeo de migración fue rápido, no así la espera de los equipajes, la cual se dilató como media hora. A corta distancia logré divisar a Enma Morris, jugadora de notable trayectoria en el scrabble cubano. Me reconoció de inmediato, nos saludamos y platicamos. Ella venía de México, país donde reside, a ver a sus hijos en la capital cubana. Me contó que últimamente se había alejado un poco del scrabble.

Sobre las nueve de la noche recogí mi maleta y me dirigí hacia la puerta de salida. Allí me esperaba una pareja de esposos, los dueños de la casa donde me hospedaría durante mi corta permanencia. De inmediato, nos dirigimos al auto, monté mi petaca en la maletera y abordamos rumbo a mi destino: El Vedado.

domingo, 17 de enero de 2016

A La Habana, a competir en scrabble por segunda vez



Buscaré clasificarme al mundial de Asunción, Paraguay, en 2017.


Por Iván Ottenwalder

El lunes 31 de marzo de 2015, pasadas las doce de la mañana, enrumbé hacia Cuba, bien conocida como la mayor de las Antillas. Mi destino era La Habana, su capital, y la meta el Internacional Cuba Scrabble 2015, el más importante torneo escrablero cubano.

Tony Catalá (izq) e Iván Ottenwalder.
El tiempo ha volado rápido y ya faltan casi dos meses para la décima edición ininterrumpida de este evento de palabras cruzadas. Y, naturalmente, estoy decidido a volver.

En la versión del 2015 surgió la categoría Premier, un desprendimiento de jugadores que antes competían en la Élite. Fue en esa Premier donde debuté por vez primera en un escenario escrablero profesional. La historia muchos la conocen: me clasifiqué primero a la gran final y caí vencido en dos partidas consecutivas ante Zoimelys Labrada, quien venía jugando scrabble desde 2007, precisamente desde el origen del torneo internacional cubano.

A pesar del revés a la hora de la entrega de certificados me llevé la mayoría de lideratos estadísticos: promedio de puntos por partida (469.29), premio Cuquita (AHORQUEN, 90 puntos) y partida de mayor puntaje (597 puntos).

Toda esa gran labor exhibida los días 2, 3 y 4 de abril del año anterior me valió para subir a la categoría Élite, el mayor peldaño del scrabble cubano. Obviamente que para la primavera del 2016 los rivales no serán los mismos. Tendré que medirme ante adversarios que promedian mayor puntaje por partida que yo; poseedores de un reportorio de vocabulario más amplio, con mejores estrategias y con más dominio del miedo escénico. En pocas palabras, con más experiencias. Supongamos por un momento un baloncestista que haya tenido una gran actuación en el nivel universitario y que al año próximo haya sido elegible en el draft para debutar en la NBA. Es lógico que el nivel competitivo que le tocará experimentar será completamente distinto a lo que vivió en el básquet universitario.

En mi caso es probable, y estoy seguro de ello, que superaré a unos cuantos oponentes del nivel Élite, posiblemente a la mitad, lo que me permitiría finalizar el certamen entre los mejores diez del torneo. Nada mal para alguien que no suele practicar con la magnitud con que lo hace el cien por ciento de los escrableros cubanos. Por esa razón planearé llegar a La Habana con seis días de antelación. ¡Para que prácticas no me falten!

Además, lo tomaré en serio, y exigiéndome lo mejor que pueda dar. Todo ello será parte de mi plan.

Entrenaré con todos

Aunque ya no juegue en la Premier apostaré a la humildad. Me foguearé con gran parte de los jugadores de esa categoría y con los monstruos de la Élite. Eso será un verdadero entrenamiento.
Roberto Alejandro Porto (izq) e Iván Ottenwalder.

También practicaré con Barbarita Rodríguez y Odalys Figuerola, mujeres de quienes tengo conocimiento le pillan bien al scrabble y con las cuales mantengo una preciosa amistad: real con la primera, desde la Semana Santa del 2015, y virtual con la segunda, desde finales de ese mismo año. La diferencia entre ambas competidoras radica en las aspiraciones. Mientras Barbarita prefiere jugar a nivel hogareño, Odalys anhela algún día competir en torneos, cosa para la que se prepara, practicando consistentemente con gente de la Premier.

Mientras mayor sea la cantidad de partidas de fogueo, mayor será la probabilidad de realizar un papel dignificante en el torneo. Como expresé anteriormente, voy a exigirme al máximo. Deseo enfrentar a Rolando, Stevens, Alonso, Murgadas, Rivero y todos esos diccionarios andantes. Solo así podré ganar confianza y un poquito de ego, que no es malo poseerlo cuando se trata de medir neuronas una competición de tres días. Creerse bueno e intentar romper la barrera de lo imposible es apasionante.

Sea cual sea mi desempeño, que ya me lo creo será bueno, porque llevo el scrabble en mi ADN, en mis venas, habré conseguido clasificarme al mundial que se efectuará en la capital de Paraguay, Asunción, en verano del 2017.

Mi segundo periplo en Cuba será otra maravillosa aventura imposible de olvidar, un nuevo capítulo de mi matrimonio con el scrabble que, como siempre he dicho, no admite divorcio. Mi límite es el cielo, los trofeos, las medallas y esos fascinantes viajes a otras naciones que me esperan, gracias a este majestuoso juego gramática que me atrapó una tarde de verano del 2005.