domingo, 28 de noviembre de 2010

Águilas y Licey, el Jason y Freddy Krueger a quienes hay que vencer

Por Iván Ottenwalder

Como una película de espanto, así parecen todas las temporadas de béisbol invernal en la República Dominicana, donde los equipos Águilas Cibaeñas y Tigres del Licey, sean o no los favoritos de los expertos analistas, nunca mueren tan fácil.


Primero sucedió en la década de los setenta cuando estos dos colosos dominaron aplastantemente a sus adversarios: Estrellas Orientales y Leones del Escogido. Aquella vez los terribles verdugos del béisbol criollo, Águilas y Tigres, ganaron 5 campeonatos cada uno.


La pesadilla resurgió durante el período 1996 al 2009, cuando las Águilas se llevaron la copa en 9 ocasiones y los felinos en 5.


Es que estos conjuntos han sido el eterno tormento para los demás de la liga. Las Águilas han sido como el Jason Vorhees, el abominable monstruo que asesina a todos los vacacionistas del Campamento Lago Cristal y el Licey como el Freddy Krueger del guante con cuchillas que mata en el sueño a todos los adolescentes de un pequeño pueblo.


Estos dos personajes, del cine de los ochenta, luego de morir resucitan, continuando así la pesadilla en un próximo capítulo.


Las Águilas y Licey llevan 20 campeonatos cada uno, siguiéndole detrás los Leones con 13, las Estrellas con 2 y los Toros del Este con apenas 1.


En la presente temporada 2010-11 los equipos Toros, Estrellas y Leones ocupan los mejores puestos en la tabla de posiciones en cuanto a juegos ganados y perdidos, sin embargo, las Águilas, el Jason personificado, ya están en la cuarta posición, amenazando con llegar a la postemporada. El Licey, el Freddy Krueger que provoca pesadillas a los demás conjuntos, ocupa el quinto lugar, pero apenas a uno del cuarto.


Podríamos ser testigo, durante el resto de la temporada, de una feroz lucha por el cuarto puesto entre las Águilas y los Tigres, la batalla de Jason contra Freddy enfrentándose cara a cara.


Tengamos en claro una cosa: las Águilas y Tigres no han muerto, aún viven, aunque hayan equipos que actualmente estén jugando mejor pelota que ellos. En pocas palabras, si los demás quieren triunfar tendrán que matarlos, vencer a Jason y a Freddy, las terribles pesadillas de cada año.


De hecho, quiero que los maten. Deseo que otro conjunto, de los que tienen muchos años sin ganar, se coronen campeones. También les desearía éxitos a los Gigantes del Cibao, que nunca han conquistado un título…y el esfuerzo, lo han hecho.


¡Preparémonos!, esta recta final de la serie regular dará mucho miedo por la lucha clasificatoria. De momento no me gusta lo que estoy observando en las Estrellas Orientales, conjunto que comenzó muy bien, pero que se le ha caído el picheo abridor y de relevo. Deben despertar si quieren clasificar.


Los Toros son los que lucen más cómodos en el standing, con sus 18 victorias, pero tampoco pueden dormirse; deben cuidarse de una potencial mala racha, que a cualquiera le puede venir. El Escogido, con un material menos estelar que el de la campaña anterior, deberán ganar los partidos importantes en su afán por llegar al round robin; los Gigantes por salir de la última posición y el resto, como bien señalé anteriormente, podría ser una espeluznante y titánica batalla entre Águilas y Tigres, por la cuarta plaza clasificatoria.


La situación se pone interesante pero al mismo tiempo aumenta el pánico. Le restan 20 partidos a cada equipo y aún hay tiempo de hacer los ajustes necesarios. Pero ¡cuidado con el lobo!

Campeonato Estrellas Orientales 1967-68

Por Iván Ottenwalder
Para quienes recuerdan aquel heroico momento en que las Estrellas Orientales se coronaron campeonas de la temporada 1967-68. Los que aún no habían nacido, que disfruten de las imágenes.


Larry Dierker, Jugador Más Valioso de la serie
final, es vitoreado por los fanáticos

Tony Pacheco, dirigente campeón,
aclamado por la multitud

Ricardo Carty, festeja con fanáticos

Página del periódico Listín Diario


Caricatura del elefante verde,
con la corona de campeón

La Sultana del Este no durmió esa noche

El pueblo gritó a viva voz, "Estrellas Campeón"

Fanaticada oriental se lanzó al terreno de juego
del Tetelo Vargas, luego del último out.

Fánaticos, con ataúd, simulan entierro del león
del Escogido.


Rafael Antún ofrece declaraciones a la prensa

 
Fuentes: Periódicos El Nacional de ¡Ahora! y Listín Diario, febrero de 1968.

Campeonato Estrellas Orientales 1954

Por Iván Ottenwalder

Para aquellos que no habían nacido en esa época. Para los nostálgicos fans de Estrellas Orientales. Acá va una pequeña galería del recuerdo. Me excusan que las imágenes, sobre todo las dos últimas, estén algo borrosas. Pero acá vamos.


Caricatura del elefante verde con trofeo de campeón en 1954. De rodillas el águila y el león. El tigre, parado a un extremo, luce conformista por solo ganar City Champ.



Imagen borrosa del año 1954. Los fanáticos de Estrellas Orientales se tiraron a las calles a festejar su primer título de la era moderna del béisbol dominicano. Los paquidermos derrotaron al Licey en cinco partidos, 4-1.


Imagen borrosa del 1954. Rafael Antún, presidente de Estrellas Orientales recibe trofeo de campeón. Los Orientales fueron una maquinaria devastadora en esa temporada.
















Elefante oriental, campeón de béisbol junto al campeón en gasolina (Esso). Acompañan en el homenaje el león del Escogido, el tigre del Licey y el águila cibaeña.


Fuente: periódico El Caribe de agosto del 1954. Archivo General de la Nación.

Una sugerencia a los Azucareros del Este

Por Iván Ottenwalder

Pongan en el Youtube el video de cuando los Toros se coronaron campeones venciendo a las Águilas del Cibao la noche del 30 de enero de 1995. Señores, eso es historia ...y a mi que nadie me diga que ese video disque no aparece. Alguien lo debe tener.

Fue emocionante cuando Julián Yan recibió el disparo a la inicial para el último out, luego levantando los brazos en señal de triunfo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Con los Antún las cosas marchaban mejor en las Estrellas Orientales

Por Iván Ottenwalder

La pasada década, correspondiente al 2001-2010, fue la peor de toda su historia para las Estrellas Orientales. En ella no avanzaron a ni una serie final y mordieron el polvo de la descalificación sin visado para el round robin durante las temporadas 2003-2004, 2005-06, 2006-07, 2008-09 y 2009-2010.

Los orientales, aunque en estos últimos diez años han tenido buenos cañones ofensivos, han perdido nivel de estelaridad en su picheo abridor y de relevo. Y obviamente, sin pitcheo no se gana.

Analizando detenidamente las décadas del béisbol dominicano desde 1951 vemos que, en todas, las Estrellas Orientales han estado por lo menos en una serie final. En los años cincuenta fueron finalistas dos veces y campeones en el verano de 1954, en los sesenta finalistas una vez y campeones en la estación 1967-68, en los setenta finalistas tres veces, en los ochenta finalistas tres veces y en los noventa finalistas tres veces. En todo ese tiempo estuvo al frente del equipo la familia Antún, primero Federico “Chichí” Antún y luego, a partir de los ochenta los hermanos Manuel “Tete” Antún y Eddy Antún.


Hoy en día los hermanos Antún ya no son los dueños del equipo verde. La administración de la franquicia pasó a manos de Carlos Juan Musa en el 2001, hasta que se vio ahogada por problemas financieros en el 2004 y fue administrada provisionalmente por la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM). Los propietarios de hoy son otros. Tienen mucho dinero, pero alegan que la carga del combinado oriental es muy pesada ya que prácticamente todos los años les deja déficit o mejor dicho, números rojos.


Manuel Antún y su hermano Eddy están entre la gente que más sabe de béisbol en este país. Ellos, durante su gerencia sabían lo que necesitaba el equipo, qué refuerzos hacían falta, qué lanzadores buscar y, sobre todo, los ponían a competir. Las Estrellas lograban tener buenas series regulares, destacadas actuaciones en las eliminatorias, independientemente de que llegasen a la final o no. Y cuando lograban avanzar a la final, aunque no ganaran, al menos le daban un susto a su adversario. Esto se lo pueden preguntar a las Águilas Cibaeñas y a los Leones del Escogido.


Sabemos que las rachas son así, muy malas. Las Estrellas no ganan la corona desde la temporada 1967-68, de modo que ya cuentan 42 años de agonía y sufrimientos.


Ellos no han sido los únicos en esa situación. Los Medias Rojas de Boston antes de obtener la serie mundial en el 2004 llevaban 86 años sin ganar, los Medias Blancas de Chicago la misma cantidad hasta que se alzaron con la copa en el 2005. Los actuales campeones mundiales, Gigantes de San Francisco, no se titulaban desde 1954, y qué decir de los Cachorros de Chicago que no triunfan desde 1908.


¿Es que eran malos estos equipos?


Claro que no, fueron muchas las veces que lucharon por ganar, pero sin éxito. Hay que analizar que en series finales cortas como la de las Grandes Ligas o la del béisbol dominicano cualquier cosa puede suceder. Son series por lo regular pactadas al mejor de un 7-4 o un 9-5 donde se juega con mucha presión. Es como un examen donde los nervios te pueden comer. En una serie final puede darse el caso que a muchos jugadores de alto calibre, tanto en el picheo como en el bateo, les llegue una racha negativa, siendo esto un factor determinante para que un conjunto pierda. También puede ocurrir que peloteros de pobre nivel o actuación en la serie regular, mejor dicho, de poca monta, se engrandezcan en un play off final y contribuyan a la victoria de su equipo.


Las Estrellas fueron favoritas para ganar la serie final a las Águilas en las temporadas 1974-75 y 1986-87. Estuvieron a un solo partido de ser campeones en la final de 1987-88 ante los Leones del Escogido; pudieron cambiar el rumbo de la final de 1995-96 contra las Águilas de no ser por el error del defensor Víctor Rosario, y no aprovecharon el gran momento o “time” para batir a las Águilas en el séptimo juego en el estadio Cibao en el 1999-2000.


Los Antún no tuvieron la culpa de esas derrotas. Prepararon buenos equipos en esos años para darle alegría a todo el pueblo de San Pedro de Macorís.


Ojalá en esta temporada 2010-11 las Estrellas Orientales puedan clasificar a las eliminatorias. Solo cuatro lugares avanzarán al round robin de los 18 partidos en enero y el equipo petromacorisano puede ser uno de ellos. Las herramientas las tienen: el mejor bateo de la liga, los mejores refuerzos y un aceptable picheo. El gerente de ahora, Eddy Toledo ha demostrado ser un hombre eficiente en los negocios. Ha hecho las adquisiciones de lugar con tal de que los Orientales puedan llegar bien lejos. El primer paso naturalmente debe ser llegar al round robin. Una vez allí todo empezará desde cero, los conjuntos se batirán unos contra otros y solo dos obtendrán el boleto a la gran final. Es cuando a los jugadores, más que jugadores, deben ser fanáticos.


Puntos a considerar en esta temporada

· La defensa: No pueden darse el lujo de seguir cometiendo errores costosos en detrimento del picheo.



· El dirigente Brian Harper, un gran técnico del béisbol, debe tener un ojo clínico y percatarse cuáles son los lanzadores que están sacando más la cara por el equipo y al mismo tiempo sentar en la banca a los que no estén rindiendo.



· Buscar la fórmula para ganar los partidos en los que hay que remontar.



· No desaprovechar cuando tienen una gran ventaja en el marcador. Perder partidos así puede pasar factura al final.



· No subestimar a determinados rivales. Todos son de consideración. La clave es clasificar.



· Se necesita que el coach de bateo, dirigente y su asistente llamen la atención a bateadores que estén haciendo algún swing anormal.



· Solamente darle la participación a jugadores comprometidos con el equipo.

martes, 16 de noviembre de 2010

Lo que pudo ser y no fue: Estrellas Orientales deberían tener cuatro campeonatos …o algo más

Por Iván Ottenwalder

Antes de dar inicio a este capítulo hay que dejar claro que la historia, como una crónica de hechos pasados, se avala en los episodios tan cual como sucedieron, no como pudieron haber sido.

Es cierto que muchas personas hubiesen deseado que la historia fuese de otra manera. En caso de ser de así simplemente se hubiese contado de otro modo. Los hechos sucedieron como tal, aunque por defender tendencias o simpatías se desearía acontecieran de forma distinta.

Las Estrellas Orientales tan solo han ganado dos coronas a partir de la nueva etapa del béisbol iniciada en el año de 1951: en el verano de 1954 y en la campaña 1967-68. Esa es la verdad absoluta por el momento.

Después de su última corona han llegado a la serie final en nueve ocasiones, en cuatro de ellas situaciones adversas, falta de un batazo importante y otro tipo de desaciertos han matado las esperanzas del año verde y lo que hubiese sido no tan sólo el tercer título oriental, sino la posibilidad de poseer en este momento cuatro campeonatos y quizás alguno más.

Equipos competentes lleno de jugadores talentosos y buenos refuerzos los han tenido infinidad de veces; oportunidades cercanas de títulos también.

Entonces ¿por qué no ganaron esos campeonatos?

El objetivo principal de este capítulo de Zona Este Béisbol es analizar factores o situaciones por los cuales el combinado de San Pedro de Macorís no se ha titulado ganador en circunstancias que bien pudieron haberlo sido.

Serie final temporada 1974-75

La temporada 1974-75 parecía de ensueño para las Estrellas Orientales. El equipo de Macorís del Mar dominó la serie regular convincentemente con récord de 33 victorias y 22 derrotas, seguidos de las Águilas Cibaeñas (28-28) y los Tigres del Licey (28-29) en la tercera posición. Los Leones del Escogido culminaron en la última posición y descartados con registro de 24-34.

El equipo oriental tenía en el terreno jugadores para ganar el campeonato en esa temporada y representar al país en la Serie del Caribe. Prácticamente ese conjunto no tenía lagunas, era el favorito para ganar la copa según el análisis de la crónica deportiva dominicana en aquel entonces.

Rafael “El Gallo” Batista, colíder en dobles con 12 y en cuadrangulares con 8; Wilbur Howard, líder en triples de la liga con 6 y en carreras anotadas con 30; Joaquín Andujar, lanzador que dominó la temporada con récord de seis victorias y apenas una derrota; Jim Cork, líder en partidos salvados con 6 y James Rodney Richard, lanzador perteneciente a la organización de los Astros de Houston en las Grandes Ligas quien venía con muy buenas credenciales a San Pedro de Macorís, líder en efectividad con 1.64 y en ponches con 103. Este espigado serpentinero de 6 pies y 8 pulgadas se convirtió en un lanzador muy difícil para la oposición.

Otros integrantes de los orientales fueron Pedro Guerrero, en su segundo año en la liga dominicana; George Foster, el lanzador Silvano Quezada y Ramón (Pintacora) De los Santos (2.22 de efectividad con foja de 6-3)

Las Águilas que habían eliminado a los azules del Licey en un playoff pactado al mejor de un 5-3 fue el oponente de las Estrellas en la gran final.

Sin embargo, aquella serie final empezó muy mal para las orientales. Las Águilas del Cibao ganaron los primeros tres partidos de la serie pactada al mejor de un 9-5. La serie llegó a estar 4-1 en ventaja para los cibaeños pero el equipo de las Estrellas nunca se rindió y logró empatarla 4-4. El último partido tendría como escenario el Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís. Con el público y la casa a favor mas James Rodney Richard lanzando, las Estrellas Orientales estaban en muy buena posición para ganar ese último y crucial partido.

Ante un Tetelo Vargas a casa llena las Estrellas no pudieron conquistar la corona. Las Águilas Cibaeñas no se amilanaron y explotaron al lanzador James Richard en la misma primera entrada y terminaron titulándose campeones ante la mirada de unos fanáticos estrellistas que no creían lo que estaban viendo. El score final de ese juego fue 8 a 3.

¿Lanzó Rodney Richard embriagado?

En torno al mal desempeño de James Richard en ese noveno juego se tejió la versión popular de que éste lanzó bajo los efectos del alcohol.

Aún a la fecha mucha gente en San Pedro de Macorís afirman que James Rodney Richard lanzó ese importante juego que hubiese significado un campeonato para los elefantes, embriagado.

Al respecto el comentarista de las Estrellas Orientales Tetelo Morla expresa 35 años después de aquel campeonato lo siguiente: “James Richard no hizo el viaje a Santiago el sábado porque lanzaría el domingo, en caso necesario, el juego decisivo, a partir de las 4 de la tarde. Se quedó dando vueltas con amigos que tenía en el pueblo, hasta ingresar al Apolo Bar Restaurant, ubicado frente al parque central donde estuvo allí bebiendo hasta el otro día. De allí salió para el hotel Del Mar, ubicado en el sector de Miramar, próximo al Mar Caribe. El pitcher norteamericano, efectivamente se fue a la cama, pero al medio día ya estaba de pies y se marchó al famoso centro cervecero BByVT (Bebe y Vete). Allí continuó bebiendo. Luego, de allí se marchó al Tetelo Vargas y le dieron la bola para lanzar ese partido. Pues se dice, que el manager no quería darle la bola, pero la directiva de entonces, le pidió que se la diera para ver hasta donde llegaba. Le hicieron tres carreras en el mismo primer inning y ahí estuvo el juego”.

Leonidas Henríquez (Padre) progenitor del comentarista Leonidas Henríquez de las Estrellas Orientales no piensa lo mismo que Morla y explica que “si bien es cierto que podríamos decir que para James Rodney Richard no era momento para estar en una discoteca, eso no es nada extraordinario porque sabemos que un jugador de béisbol se divierte después de un juego de pelota, porque ese jugador debe dormir ocho horas y estar en el estadio a las cuatro de la tarde”.

Henríquez no cree que la derrota de las Estrellas Orientales en el noveno juego de esa final estuvo ahí, sino en que Rodney Richard “no tenía el bagaje para sobreponerse en un juego de ese nivel”.
“Pues mire, esa versión la descarto, con todo y que es una versión socorrida aquí en San Pedro y que todo el mundo la da por sentado; pero esa no fue la realidad, simplemente fue un mal juego de béisbol y se perdió el campeonato”, enfatizó.

Serie final temporada 1987-88

Esta fue otra de las oportunidades cercanas al título que tuvieron las Estrellas Orientales. Clasificaron en la tercera posición con 32-28 y en Round Robin impusieron su dominio sobre el resto de los conjuntos Tigres, Águilas y Leones, clasificando así a la gran final. El desafío fue contra los Leones del Escogido y pactado al mejor de un 7-4.

En aquel año las Estrellas contaron con un equipo de muy buena calidad integrado por el cotizado refuerzo Mark Parent, receptor quien bateó para .294 con 65 imparables, 10 jonrones y 37 empujadas, numeritos que lo acreditaron ganador del premio de Jugador Más Valioso de la temporada. Mark Carreon, Dion James y Joe Orsulak también se destacaron con el bate y la buena defensa. Entre los nativos estaban Alfredo Griffin, Rafelín Ramírez, César Benhardt, Manuel “Bonny” Castillo, el veterano Leonel Vargas y el novato Miguel Sabino. Entre los pitchers más sobresalientes por la escuadra verde estaban Francisco De la Rosa, José Vargas, Jeff Gray, Adam Peterson, Allan Fowlkes y John Pawlosky (cerrador).

En el playoff final para decidir el campeón Macorís tuvo el comando de la serie 3-1 y todo parecía indicar que serían los monarcas del béisbol criollo. Entonces la final dio un giro de 360 grados cuando los Leones del Escogido comenzaron a ganar juegos, primero en Santo Domingo 5-2 con un hermético pitcheo de José Núñez y luego en San Pedro con los envíos de José De León quien se llevó la victoria disponiendo de sus adversarios 6-1. Todo tuvo que definirse en un séptimo partido en el Estadio Quisqueya de la ciudad capital.

El jonrón de Bryant

En ese partido lanzaría por las Estrellas su mejor carta de triunfo, Adam Peterson, un pitcher que había sido un domador de los Leones prácticamente en todo el Round Robin y la final. El destino quiso lo contrario. Adam Peterson fue explotado por los melenudos en la misma primera entrada con dos anotaciones y el dirigente oriental Greg Biagini lo sustituyó por Jeff Gray.

A pesar de esto las Estrellas pudieron hacer carreras y tomar la delantera en el marcador antes de la quinta entrada, 3-2. La ventaja no duraría mucho tiempo y en el episodio siguiente los Leones colocaron las acciones 5-3 a su favor producto de un cuadrangular del importado Ralph Bryant ante los envíos de Jeff Gray. Ese batazo marcó el destino de ese partido que finalizó 6-3, coronándose los Leones del Escogido campeones. Todavía a la fecha de hoy gran parte de aficionados de las Estrellas Orientales no han podido olvidar aquel momento, uno de los más aciagos para esa fanaticada.

Serie final 1995-96

Las Estrellas no fue el conjunto que mejor lució en la serie regular de la temporada 1995-96. Clasificaron en la cuarta posición del standing con récord de 19 victorias y 29 derrotas.

Una vez en el Todos contra Todos, donde todo empieza desde cero sin importar quien haya clasificado en mejor posición que el otro, las cosas cambiaron de forma exitosa para los paquidermos. El conjunto comenzó a producir, los bates de Julio César Franco, Luis Mercedes, Norberto Martín MacDonald, Manny Alexander, Héctor Roa y Gerald Williams se hicieron sentir. El importado Cliff Floyd y el veterano de mil batallas Denio González se convirtieron en dos verdugos ofensivos. Todo le salía a las mil maravillas al equipo verde. En el pitcheo José Canó, Armando Benítez, Julián “Satanás” Heredia, Héctor Carrasco, los importados Ryan Bowen, Ryan Hawblitzed y Mo Sandford estaban haciendo un trabajo de calidad que en efecto catapultó al equipo de San Pedro de Macorís a la serie final.
El récord con que las Estrellas avanzaron fue de 11 victorias y 7 reveses. En su casa, el estadio Tetelo Vargas registraron marca de 8-1.

¿El adversario? Las Águilas Cibaeñas, un conjunto de mucha tradición y que nunca se intimida ante rivales poderosos. Las Estrellas obviamente estaban pasando por un gran momento y no querían desaprovecharlo.
El playoff final, pactado al mejor de un 7-4, arrancó de mala manera para los elefantes, quienes perdieron sus dos primeros compromisos. Sus pitchers, fueron bateados con mucha libertad por la artillería aguilucha. Pero no todo estaba perdido, las Estrellas pudieron recuperarse en el tercer choque en su casa ganando 7-4.

El error de Víctor Rosario

El cuarto partido de la final se jugaría en el estadio Cibao de Santiago de los Caballeros, hogar de las Águilas. Si las Estrellas ganaban ese juego empatarían la serie 2-2 y podrían renovar sus esperanzas de conseguir el milagro.

En dos ocasiones de ese partido los orientales estuvieron a ley de un solo out para ganar y regresar a San Pedro de Macorís con la serie igualada. Ocurrió primero en el cierre de la novena entrada, ganando las Estrellas 4-2, cuando con dos outs y un corredor en base por las Águilas, el peligroso bateador Luis Polonia conectó un largo batazo que pegó a la pared del bosque derecho y lo convirtió en jonrón dentro del cuadro. Las acciones se emparejaron 4-4 y el juego se fue a entradas extras.

En el inició de la décimo cuarta entrada y con corredor en segunda base por las Estrellas, Vladimir Guerrero, quien era un novato en aquel entonces, disparó sencillo impulsador al jardín central que trajo la de la ventaja para Macorís. Todo estaba saliendo a la perfección, las Estrellas tomaban ventaja en el juego 5 carreras a 4. Solo faltaba una cosa: sacarle tres outs a las Águilas Cibaeñas, el equipo dueño de casa. Los orientales consiguieron sacar los dos primeros outs, pero luego pasó lo inaudito: tres bases en bolas de forma consecutiva llenaron las almohadillas y el dirigente aguilucho Terry Francona (hoy dirigente en Grandes Ligas de los Medias Rojas de Boston) trajo a batear de emergente a Julio Bruno, un jugador que no representaba grave peligro para las Estrellas, a diferencias de otros estelares que tenía el equipo de las Águilas.

Y en efecto, Julio Bruno, no representó peligro alguno para las Estrellas ni para el pitcher novato Francis Hernández. El peligro lo representó Víctor “Liquito” Rosario, quien defendía la posición de shortstop en sustitución de Manny Alexander, que había salido lesionado en ese partido. Una rolata que le pasó por debajo de las piernas al veterano jugador provocó que las Águilas anotaran dos anotaciones y dejaran tendidas en el terreno a las Estrellas, derrotándolas 6-5. La serie se colocó 3-1 a favor de las Águilas. Las esperanzas, aunque no del todo muertas, no volvieron a renacer y los paquidermos perdieron nuevamente en el quinto partido efectuado en el Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís con score final de 9-7, terminando así la temporada para las Estrellas y coronándose las Águilas del Cibao campeones.

Nadie sabrá que hubiese pasado si Víctor Rosario no cometiese ese costoso error ¿Hubiesen tomado las Estrellas el control psicológico de la serie? ¿Se hubiese jugado un séptimo juego? ¿Hubiesen sido campeones? Todavía hoy se comenta y especula al respecto.

Serie final 1999-2000

Las Estrellas Orientales tuvieron que recesar en la temporada 1998-99 debido al paso del huracán George que azotó la región Este del país en septiembre de 1998 y de paso destruyó el estadio Tetelo Vargas.

Para la estación siguiente, 1999-2000, la escuadra de petromacorisana vino con nuevos bríos y dispuesta a darle la pelea a todo conjunto que se le presentase en el camino.

Para ese torneo emergieron nuevas figuras, entre ellas, Pablo Ozuna, Alejandro Díaz (líder en hits con 50) y Abraham Núñez. Contaban además con los veteranos César Devárez, Félix José, Manny Alexander, Héctor Roa y el refuerzo Desi Wilson. En el pitcheo tenían al experimentado lanzador José Mercedes, que junto a Nerio Rodríguez, Josías Manzanillo, Julián Heredia y los importados Robert Ellis, Chris Michalak, Kelly Wunch y Mike Saipe hacían de las Estrellas un conjunto muy balanceado. Como cerrador contaban con Matt Ryan, líder en salvamentos de la temporada con 11.

Los orientales terminaron la vuelta regular con récord de 23-25 y una vez en el Round Robin se convirtieron en un equipo diferente, ganaron 10 partidos y perdieron 8, clasificando junto a la Águilas Cibaeñas a la serie final, pactada a un 7-4.

Las Águilas fueron dadas como las favoritas para ganar el playoff final, pero las cosas no serían tan fáciles.

La serie llegó a estar 3-1, pero…

Los cibaeños tuvieron la ventaja en la serie tres juegos a uno y todo parecía indicar que la escuadra de Macorís perdería el próximo encuentro y de paso la final. No sucedió así. Las Estrellas pudieron ganar el quinto partido en Santiago, un juego que terminó bien tarde en la madrugada con pizarra de 7-6. La serie regresaba al Tetelo Vargas y aún quedaba chance de recuperación. Los elefantes ganaron nuevamente, seis carreras a tres, y empataron la final (3-3). Vale decir que el gran bateo del joven Adrián Beltré fue determinante en esos dos partidos donde los verdes se recuperaron con gran valentía y entrega en el terreno de juego. Ahora la serie se trasladaba al estadio Cibao de Santiago, para el séptimo y último partido del campeonato.

Los paquidermos llegaron a estar delante en el marcador 1-0 en la segunda entrada, pero luego las Águilas respondieron con par de anotaciones y tomaron la delantera, 2-1. Así se mantuvo el desafío hasta el inicio de la novena, cuando, después de dos outs, y ante los envíos de Antonio “El Pulpo” Alfonseca, lanzando efectivo y dispuesto a terminarlo todo, Adrián Beltré logró embasarse con un infield hit al campocorto, logrando llegar safe con un fuerte deslizamiento en la primera base. 
Aún quedaba oportunidad para las Estrellas en el bate de Desi Wilson. Éste, bateando a la zurda, logró conectar en conteo de dos bolas y dos strikes un sólido batazo entre los canales del jardín derecho y central, válido para que anotara Beltré desde tercera y Wilson llegara a la intermedia.

El resultado se igualaba 2-2 y los orientales estaban dispuestos a ganar ese partido ante toda la afición cibaeña, que era mayoría en el parque.

Las Estrellas no pudieron hacer más nada en ese inning. Las Águilas vendrían a batear el cierre del noveno capítulo. De inmediato pusieron un corredor en posición anotadora. Con el corredor Patricio Claudio en la primera almohadilla, el lanzador Kelly Wunch, quien había sustituido en esa entrada a Julián Heredia, en un intento de atrapar a Claudio movido de base, lanzó mal a la inicial provocando que éste llegara hasta la tercera base. El partido terminó cuando con hombres en las esquinas (primera y tercera) el norteamericano Darrel Sherman conectó un fly de sacrificio al centerfield que permitió que el corredor Patricio Claudio anotara la carrera que coronaría a las Águilas como campeones del torneo 1999-2000. El resultado final fue 3-2.
Trabuco en la temporada 2001-2002

Alfonso Soriano, Vladimir Guerrero, Pedro Julio Astacio, Odalís Pérez, Julio Lugo, todos esos nombres sonoros de Grandes Ligas formaron parte de las Estrellas Orientales durante la temporada 2001-2002. A eso hay que añadirle los bates de Félix José, Abraham Núñez, Pablo Ozuna y el refuerzo Morgan Ensberg. En el pitcheo tenían a los veteranos José Mercedes y Julián Heredia y a los talentosos Dámaso Marte y Willis Roberts.
Era un conjunto que los demás envidiaban. Una maquinaria formidable, un verdadero equipo de ensueño.
En la serie regular tuvieron récord de 26 victorias y 23 reveses y clasificaron a los playoffs. Aunque perdieron los primeros tres partidos del Round Robin pudieron recuperarse rápidamente llegando a la segunda posición hasta el último día de las semifinales. ¿Qué sucedió en ese último partido que les quedaba por jugar? Lo perdieron ante un equipo de las Águilas Cibaeñas que salió al terreno de juego con sus jugadores de la banca. Y lo perdieron de forma apabullante, 8-3. Con este resultado las Estrellas quedaron eliminadas con récord de 10-7, mientras Licey, que había vencido a los Toros en La Romana ese mismo día, 5-4, clasificó en la segunda posición (11-7) y disputó la serie final contra las Águilas.


De haber llegado los elefantes a la final, ¿la hubiesen ganado?

A decir verdad, nunca se sabrá. Hay que reconocer que las Águilas también poseían un gran conjunto, en su mayoría compuesto por jugadores de liga mayor. Muchos estudiosos del béisbol creen que los paquidermos si podían ganar ese torneo.

¿Cuál será el futuro?
Hay que aprender del pasado para evitar que los errores se vuelvan a repetir. Las Estrellas Orientales necesitan estructurar urgentemente un team work en base a un núcleo de jugadores comprometidos en cambiar el rumbo de las cosas. Se necesita de jugadores consagrados que todos los años salgan al terreno enfocados en la superación y el deseo de ganar el campeonato. Integración y acoplamiento hacen falta.

José Manuel Mallén, actual presidente de las Estrellas Orientales considera que el futuro de este equipo es muy promisorio ya que tienen un núcleo de jóvenes muy valiosos y destacó que en este año se han fortalecido con los cambios realizados.

“Ya no tenemos las situación que teníamos antes, ahora tenemos jugadores por cada posición y hasta para varias posiciones. Creo que nos hemos reestructurado gracias al buen equipo técnico que encabeza Eddy Toledo, gerente general del conjunto y Raúl González, su asistente. En pelota no hay nada escrito, es decir, tú puedes poner todas las fichas ahí, pero no soy yo el que voy a batear y a pitchar, son básicamente los jugadores los que habrán de responder”, manifestó.

A juicio de Leonidas Henríquez (Padre) las cosas serán muy diferentes a la década pasada. “A partir de este años los fans orientales gozarán. Se va a gozar con las Estrellas Orientales, eso se lo aseguro”.

jueves, 29 de octubre de 2009

Estrellas y Azucareros, serie final que estuvo cerca

Por Iván Ottenwalder

El mismo título de este artículo puede lucir controversial o fuera de lo común para la gente acostumbrada a ver desde 1996 a las Águilas y el Licey ganar la mayoría de los campeonatos.

Eso se puede comprender, pues no todos son amantes de la historia y mucho menos observadores de ciertas situaciones que han pasado en nuestro béisbol.

El fanático, naturalmente, es fanático, no es un neutral u objetivo que se interese por la crítica y por el afán de tomar datos históricos. Lo que le interesa es que su equipo gane y punto.

Pero como la mayoría de dominicanos son fanáticos y no recolectores de datos, entonces el deber de los periodistas es investigar y señalar las fuentes de dónde buscar esas informaciones para muchos inéditas.

Las Estrellas Orientales y Azucareros del Este han coexistido desde la temporada 1983-84, año en que los últimos debutaron en la pelota otoño–invernal dominicana. Las Estrellas, como todos saben, han accionado desde 1923 cuando el antiguo team Macorís (nacido en 1910) cambió de nombre hacia Estrellas Orientales en el decenio de los 30 del siglo pasado.

Estrellas y Toros fueron entes protagónicos del primer Round Robin jugado en la temporada 1986-87, junto a los equipos Tigres y Aguilas.

En esa campaña, las Estrellas fueron finalistas, empero no así los Toros. Con todo y eso hubo un momento en ese playoff de nueve partidos, en que los equipos de la región Este  se vieron empatados en la primera posición con récords de tres victorias y dos derrotas (3-2), y uno de ellos, los Toros, se quedó fuera debido a una mala racha que les cayó encima en la recta final. Las Águilas Cibaeñas clasificaron y disputaron la serie final contra los paquidermos.

Ese dato los lectores y fans lo pueden conseguir en las ediciones de los periódicos dominicanos de enero de 1987, que fue cuando se disputó aquel Todos contra Todos. El Archivo General de la Nación (AGN) y la Hemeroteca Dominicana son los lugares idóneos para tales fines investigativos.

Claro está, que para eso hay que emburujarse, como se dice en buen dominicano,  con los periódicos publicados aquellos nueve días de esa postemporada.

También en Round Robin de 1995

¿Hubo acaso otra ocasión donde los conjuntos cañeros estuvieron cerca de una gran final?

Claro que la hubo, y eso fue en la estación 1994-95, el año que los Azucareros capturaron su primer título en el béisbol local.

En la última semana del Todos contra Todos los conjuntos orientales (Toros y Estrellas) se vieron en la cima con récords de siete victorias y seis derrotas (7-6), mientras que los combinados Águilas y Escogido se hallaban con marca de 6-7.

A diferencia de la estación 1986-87, esta vez los finalistas fueron los Toros, no así las Estrellas Orientales.

Basta decir que las Estrellas terminaron a todo vapor durante la segunda mitad de esa postemporada, sin embargo, no contaban con que las Águilas Cibaeñas harían un espectacular repunte, ganando los últimos siete partidos y, de paso, matando las esperanzas del elefante verde, venciéndolos dos veces en San Pedro de Macorís durante la última semana.

Las Águilas llegaron a la final clasificadas en la primera posición con registro de 11-7, mientras que los Azucareros ocuparon la segunda plaza clasificatoria con cierta dificultad, con récord de 9-9.

Pero dicen los sabios que el final es lo que importa y los Toros, que jugaron un béisbol de mucha calidad durante la temporada, derrotaron a las Águilas en seis partidos en aquella serie final pactada a un 7-4.