Desafortunadamente todos los supuestos escenarios antideportivos y antiéticos que nunca se previeron en aquel lejano 1986, cuando se estableció el modelo Round Robin, llegaron a ocurrir en varias ocasiones futuras.
Por Iván Ottenwalder
A partir de la temporada beisbolera 1986-87 la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM) estableció un nuevo formato clasificatorio de postemporada denominado Todos contra Todos, mejor conocido como Round Robin. Se trataba de un nuevo modelo de playoffs en la liga otoño-invernal, algo así como un mini-torneo en que los cuatro conjuntos con mejores récords en la serie regular y, por ende, ya clasificados a la postemporada, jugarían un total de 9 partidos, tres contra cada rival. Por ejemplo, el equipo A se enfrentaría tres veces al B, al C y al D, y del mismo modo harían los demás equipos.
Este formato a primera vista resultaba interesante y hasta más competitivo para los equipos y fanáticos. Debido a que el calendario de juegos sería más amplio que el antiguo esquema de semifinales de 7-4, las esperanzas clasificatorias serían del mismo modo un poco más equitativas para cada novena. También las posibilidades de recuperación para cualquier equipo en mala posición serían más factibles.
Los que terminaran en primer y segundo lugar alcanzarían sus boletos a la serie final; el tercero y cuarto quedarían eliminados. Era el surgimiento de un sistema con mayores probabilidades clasificatorias para todos, más emocionante, pero también, más escalofriante. Con el Round Robin podrían producirse situaciones reñidas y de suspenso en la recta final, específicamente por la definición del segundo puesto, sobre todo si la diferencia en la tabla de posiciones entre los conjuntos ubicados en segundo y tercer lugar fuese mínima.
El calendario del Todos contra Todos fue extendido a 18 partidos a partir de la contienda 1989-90. Con esta extensión cada equipo enfrentaría seis veces a cada oponente: La escuadra A se mediría seis veces ante sus respectivos rivales B, C y D. Los demás combinados harían lo mismo ante sus oponentes.
Los niveles de competencia, entusiasmo y pasión, pero también el de miedo, aumentaron.
¿Y esto por qué tendría que ocurrir? ¿A cambio de qué?
Primera sospecha
Round Robin temporada 1993-94
El día 21 de enero de 1994, en plena recta final del Todos contra Todos, y restándole dos partidos a cada conjunto, la tabla de posiciones se encontraba así:
Equipos
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Juegos ganados
|
Juegos perdidos
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Águilas
|
11
|
5
|
Licey
|
8
|
8
|
Toros
|
7
|
9
|
Escogido
|
6
|
10
|
Para ese mismo día se enfrentarían en Santo Domingo las ya clasificadas Águilas Cibaeñas contra los ocupantes del segundo puesto Tigres del Licey. En La Romana jugarían los todavía esperanzados y con posibilidades Leones del Escogido y Toros del Este.
¿Qué pasó aquella tarde?
Las Águilas Cibaeñas salieron al terreno de juego con un equipo compuesto por jugadores de la banca y de muy escaso nivel. El dirigente de los amarillos, Miguel Diloné, puso a José Martínez como pitcher abridor de ese encuentro, un lanzador que no estaba en plenitud de forma y, hasta hacía poco tiempo, fuera de rotación.
Licey ganó ese choque con una zurra de 12 por 4. Mientras tanto, en La Romana, los Leones del Escogido, que aventajaban 2 a 1 a los Toros hasta la séptima entrada, terminaron perdiendo 5-2.
Connotados periodistas de la crónica deportiva nacional como Leo Corporán y Radhamés Díaz, ambos del vespertino El Nacional, criticaron aquel feo y bochornoso episodio ocurrido en aquella fecha.
Con los resultados de aquellos partidos el standing se puso así:
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
11
|
6
|
Licey
|
9
|
8
|
Toros
|
8
|
9
|
Escogido
|
6
|
11
|
El Escogido quedó automáticamente descalificado, mientras, los Azucareros continuaban con vida y oportunidades. Sin embargo, el 22 de enero, en un desafío a vida o muerte, los taurinos perdieron en el Estadio Quisqueya ante los Tigres, 5 carreras a 2. En Santiago, los Leones y las Águilas, en un duelo ya sin importancia, no pudieron jugar debido a las fuertes lluvias. De todas formas, con la derrota de los Toros en la capital todo quedó definido. Los Tigres se clasificaron en segundo y lograron su pase a la finalísima para medirse antes las Águilas.
Posiciones finales del RR:
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
11
|
6
|
Licey
|
10
|
8
|
Toros
|
8
|
10
|
Escogido
|
6
|
11
|
Segunda sospecha
Round Robin temporada 2001-02
El partido declarado empate por la LIDOM
Un día antes de aquel hecho, el viernes 18 de enero de 2002, y restándole cuatro partidos a cada conjunto, la tabla de posiciones era comandada por las Águilas Cibaeñas con 10 victorias y 4 derrotas, en segundo lugar estaban los Tigres del Licey con 9 -5, les seguían muy de cerca las Estrellas Orientales con 8-6 y en la cola los descartados Toros del Este con 1-13. Todo iba muy bien hasta esa fecha. Nada de sospechas, quejas ni pataleos.
Posiciones hasta el 18 de enero
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
10
|
4
|
Licey
|
9
|
5
|
Estrellas
|
8
|
6
|
Toros
|
1
|
13
|
¿Dónde empezó el problema?
El partido fue suspendido a la altura de la séptima entrada empatado a dos anotaciones. ¿La causa? Las fuertes lluvias caídas durante la noche.
Esa misma noche, en Santiago de los Caballeros, las Águilas Cibaeñas habían vencido a los Tigres del Licey y el standing al final de aquella jornada quedó de la siguiente manera:
Posiciones hasta el 19 de enero
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
11
|
4
|
Licey
|
9
|
6
|
Estrellas
|
8
|
6
|
Toros
|
1
|
13
|
La directiva de las Estrellas Orientales confió ciegamente que el partido suspendido sería reanudado en otra fecha del playoff. Realmente lo necesitaban, dada su condición de serio contendor con probabilidades amplias de clasificar.
El mismo 20 de enero en horario vespertino, las Estrellas vencieron a los Tigres en Santo Domingo, mientras que las Águilas se clasificaron para la gran final al apabullar a los débiles Toros del Este en Santiago. Las posiciones de los equipos al término de esa fecha quedó así:
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
12
|
4
|
Estrellas
|
9
|
6
|
Licey
|
9
|
7
|
Toros
|
1
|
14
|
Sin entrar de ninguna manera en discusiones fanatizadas ni de ubicarme en uno u otro bando, quiero contar un hecho vivido aquel domingo 20 de enero del cual fui testigo presencial y ocular.
Aquella tarde no tenía nada que hacer en casa, de modo que decidí ir al estadio a presenciar aquel partido de vital importancia entre los conjuntos Estrellas Orientales y Tigres del Licey.
Los Orientales habían ganado el juego con marcador de 5-0. A la salida del estadio me encontré con un viejo compañero de clases en mi época de bachiller. Al verme me reconoció y saludó: “Hey, Iván Ottenwalder, ¿cómo te va? ¿Cuánto tiempo?”. Duramos no más de tres minutos conversando. Me dijo que laboraba para la oficina y cadena de transmisión de los Tigres del Licey. De repente platicamos sobre quién clasificaría a la final entre Estrellas y Tigres. El viejo amigo sostenía que Licey; yo, consideraba que el de San Pedro de Macorís.
Lunes 21 de enero. El juego sospechoso
Era la penúltima fecha de las eliminatorias, Día de la Virgen de la Altagracia, feriado en toda República Dominicana. La doble cartelera beisbolera se disputaría en horas de la tarde. En Santo Domingo las Águilas contra los Tigres y en San Pedro de Macorís los Toros contra las Estrellas.
En la primera mitad del partido las Águilas salieron al frente 3 vueltas a cero, sin embargo, en la quinta los Tigres marcaron dos anotaciones de una forma muy extraña. Dos errores dudosos, el primero de Mendy López jugando en el shortstop al no atrapar una línea fácil directa a sus manos y otro del inicialista Damon Minor quien no capturó un elevado inofensivo en zona de foul, provocando que el bateador del equipo contrario se mantuviera con vida. Luego dicho bateador logró embasarse. Al fin de cuentas en esa entrada los Tigres produjeron dos carreras y se pegaron en el score 3-2.
Aunque las Águilas iniciaron ese partido con sus jugadores estelares el mánager Fermín fue sustituyéndolos luego del tercer inning. Después de sus primeras tres anotaciones los cibaeños no volvieron a mostrar empuje ni agallas.
Cuando en el octavo episodio las Águilas continuaban al frente, 3-2, ya las Estrellas Orientales acababan de derrotar a los Toros, 8-4. Los jugadores de los paquidermos así como sus directivos se encontraban en el camerino observando los acontecimientos del juego de la capital. Si las Águilas ganaban, Licey quedaba descalificado y los de San Pedro avanzaban a la gran finalísima. Muchos fans en el Estadio Tetelo Vargas no se pararon de sus asientos esperando que por las bocinas se anunciase en algún momento la victoria aguilucha y el revés de los felinos. Pero la esperanza quedó destrozada, quizás no por méritos propios de Licey, sino por la desidia o tal vez ¿componenda? de los cibaeños.
A juicio de muchos, hinchas y voces expertas, lo ocurrido el día 21 durante el encuentro entre Águilas y Tigres representó un bochorno para el béisbol dominicano. El martes 22 de enero algunos periódicos del país, así como varios programas radiales, matutinos y vespertinos, abordaron aquello con mucho énfasis. Las dudas y sospechas sobre aquel partido fueron planteadas a lo largo del día por varios profesionales de la comunicación. Los radioescuchas telefoneaban a las emisoras para expresar sus opiniones. En las calles dominicanas, en los lugares de trabajo, en los centro de expendio de bebidas alcohólicas la gente no dejaba de hablar del tema en cuestión. La ética deportiva fue puesta en dudas en casi todo el país. Esa mañana aquel comentario de mi viejo amigo asegurándome dos días atrás que las Águilas se dejarían vencer de los Tigres, llegó a mi cerebro como una ráfaga repentina. Yo también empezaba a plantearme serias dudas.
Tabla de posición hasta el 21 de enero
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
12
|
5
|
Estrellas
|
10
|
6
|
Licey
|
10
|
7
|
Toros
|
1
|
15
|
Último día. Estrellas Orientales quedaron eliminadas. Licey clasificó por medio partido de diferencia.
El martes 22 jugarían en su casa contra las Águilas del Cibao. Por su parte, los Tigres se medirían a los Toros en La Romana. Para el conjunto romanense, el hazmerreír del playoff que tan solo había ganado un partido, ante las Estrellas Orientales, el último choque del calendario no tenía mucha importancia, sin embargo, para los Tigres sí la tenía, pues estos se jugaban la vida o la muerte.
Los Orientales tenían más posibilidades de clasificarse que sus adversarios de la tercera posición. Debido a esa ventaja de medio juego contaban con tres posibles escenarios para avanzar a la final. A continuación se detallan:
- Las Estrellas clasificaban si derrotaban a las Águilas en San Pedro, aunque Licey ganase en La Romana.
- Si las Estrellas vencían a las Águilas y Licey perdía en La Romana.
- Si las Estrellas perdían ante las Águilas y Licey perdía ante los Toros.
La afición estrellita confiaba. Soñaba con llegar a la serie final y lo daban prácticamente por seguro. Jamás pensaron en un hipotético escenario en que su equipo perdiera frente a las Águilas y que los bengaleses derrotasen a los romanenses. En la Sultana del Este se respiraba aire triunfalista, la victoria frente a las Águilas se daba por sentada desde antes que empezase el partido. El duelo arrancó a las 8 de la noche y el público acudió y abarrotó el Tetelo Vargas en apoyo a su novena. Pero como suele suceder en las películas de terror o suspenso, el escenario menos deseado ocurrió.
A pesar de que el conjunto de las Águilas salió al terreno de juego con una alineación compuesta en su totalidad por jugadores de la banca, supieron amargar el sueño a los locales. En el segundo acto anotaron seis carreras, cuatro de ellas por jonrón con los sacos llenos de Jimmy González frente al pitcheo oriental.
Ya para la segunda mitad del partido los verdes llegaron a descontar en el marcador 3-6 y en el octavo episodio tuvieron las bases llenas con tan solo un out, un momento cumbre hecho pedazos por una doble matanza. ¿El villano? El héroe del partido anterior, Mike Rivera. Su batazo fue una rolata fuerte pero de frente al antesalista quien pisó la tercera base y lanzó a la inicial para completar la eliminación doble.
Posiciones finales del R.R
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Águilas
|
13
|
5
|
Licey
|
11
|
7
|
Estrellas
|
10
|
7
|
Toros
|
1
|
16
|
La Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM) terminó ratificando su decisión sobre el partido suspendido en La Romana el sábado 19 de enero entre Estrellas Orientales y Toros del Este, declarándolo empate. De nada valió la apelación incoada por la gerencia de las Estrellas exigiendo que el partido se reanudara o realizara nuevamente. Lo sorprendente de todo es que la extraña medida nunca antes se había aplicado en round robin alguno y la primera vez que la ejecutaban terminaba perjudicando a un equipo contendor. La fatalidad que desde 1968 ha perseguido al combinado de San Pedro de Macorís una vez más se había manifestado, haciéndole otra jugada de mal gusto.
Tercera sospecha
Round Robin temporada 2013-14
Para la postemporada de la estación 2013-14 se habían clasificado los equipos Leones del Escogido, Tigres del Licey, Gigantes del Cibao y Águilas Cibaeñas. En este Round Robin el Escogido se clasificó de primero a la serie final, sin embargo, la batalla por el segundo boleto estuvo bastante reñida entre los ocupantes de la segunda, tercera y cuarta posición.
Hasta finalizada la noche del jueves 16 de enero, pura recta final del Todos contra Todos, la posiciones eran las siguientes:
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Escogido
|
11
|
6
|
Licey
|
8
|
9
|
Gigantes
|
8
|
9
|
Águilas
|
7
|
10
|
Lo que sucedió en San Francisco
Solucionado el problema los equipos regresaron al terreno de juego. El partido se había reanudado y los Gigantes iban a batear en el cierre de la octava entrada.
Después de un out Héctor Gómez había disparado doblete. Posteriormente se fue al robo de la tercera. El catcher de los aguiluchos Francisco Peña tiró pésimamente mal al defensor de la antesala, depositando la pelota al jardín izquierdo lo que permitió con tiempo suficiente que el corredor Gómez anotara la carrera del empate. El partido se puso 5-5.
Muchas de las personas que vieron el partido tanto en el estadio como por televisión catalogaron de irresponsable el disparo a tercera del receptor Peña. Así lo pensaron también varios periodistas de la crónica. El hecho fue que, en buena lid o no, los Gigantes habían igualado las acciones y aún continuaban bateando.
En el inicio del noveno los Gigantes sacaron los últimos tres outs a las Águilas y se llevaron la victoria 6-5. Al día siguiente, sábado 18, se disputaría en San Francisco de Macorís el partido de desempate entre potros y felinos, el cual definiría el segundo pase a la gran final.
Posiciones hasta el 17 de enero
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Escogido
|
11
|
7
|
Licey
|
9
|
9
|
Gigantes
|
9
|
9
|
Águilas
|
7
|
11
|
De todos modos ya el daño estaba hecho. El juego extra y definitivo había que echarlo. Para su fortuna, en un duelo muy reñido y de grandes emociones, los Tigres se llevaron la victoria 9-8 y avanzaron a la gran finalísima.
Posiciones finales del RR
Equipos
|
Juegos ganados
|
Juegos perdidos
|
Escogido
|
11
|
7
|
Licey
|
10
|
9
|
Gigantes
|
9
|
10
|
Águilas
|
7
|
11
|
Conclusiones del autor
Fuentes periodísticas:
El Nacional y Última Hora, enero de 1994.
El Nacional, Última Hora y Listín Diario, enero de 2002.
El Nacional, Listín Diario y Hoy, enero de 2014.
Agradecimientos:
Área de hemeroteca de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.