sábado, 6 de agosto de 2016

Una vez más por la senda del scrabble cubano VIII



Sábado 11 de junio: La partida inconclusa y mi primera participación en un torneo de duplicadas.


Por Iván Ottenwalder

Después de todas las que pasé el día anterior, el  sábado 11 de junio me levanté con energías renovadas. Sería mi última jornada de scrabble en suelo habanero. En la biblioteca Rubén Martínez Villena se llevaría a cabo el torneo nacional de duplicadas correspondiente a junio. Nunca en mi vida había jugado en esa modalidad y fue Raúl Báez el miércoles 8 en casa de Odalys quien me había explicado con un tablero en manos, y en pocas palabras, como se jugaba ese estilo.

Anotación de la partida inconclusa jugada con Odalys.
Asimilé rápidamente aquello de señalar las coordenadas en cada una de las jugadas  y encerrar entre paréntesis la letra comodín que se haya utilizado. Para cada jugaba había que anotar por escrito en un blog (papelito) la palabra jugada, las coordenadas y la letra usada de comodín. Para esta modalidad cada jugador debe tener sobre su mesa varios blogs de notas agrupados y con el número de rondas correspondientes (1, 2, 2 ,4…)

Sin duda alguna que Raúl, el mismo al que vencí dos veces en el internacional cubano de 2015, que me derrotó en el nacional de junio del 16 pero que luego barrí par de veces donde Odalys, resultó ser un gran profesor para mí, explicándome y enseñando una versión de juego en la que nunca había competido.

Aquella mañana del sábado, luego del desayuno, tomé el P-5 rumbo a la biblioteca. Tres o cuatro paradas después abordó el autobús Rolando. ¡Coincidencias de la vida! ¡Ni me lo iba a imaginar! Conversamos un poco en el trayecto hasta que llegamos a nuestro destino. Cuando entramos al salón de juego solo estaban Arturo Alonso y como dos personas más. Nos pusimos a organizar las mesas y buscar sillas, y al ratito empezaban a llegar los demás. Solo faltaba Raúl quien telefoneó para decir que ya estaba en camino. Odalys Figuerola me propuso que jugáramos una partida en lo que llegaba nuestro amigo. ¡Pues a la carga! Acepté y nos preparamos para un match.

La partida inconclusa

Oda y yo iniciamos nuestro desafío. Desde el jueves no le ganaba y ya iban 5 derrotas consecutivas ante ella. En esta ocasión la historia empezó a cambiar. Cuando ya íbamos por mitad de juego le aventajaba 370-250 para una diferencia de 120 puntos. En ese instante llegó Raúl y tuvimos que suspender nuestra partida y dejarla como inconclusa o, mejor dicho, inválida. Había colocado 3 scrabbles (SONRÍAN de 67, SANEEIS de 76 y EXPEDÍAS de 90) contra solo una de ella (AFONÍAS de 91). Aproveché muy bien el dígrafo LL, optimizándolo en casilla de triple con LLE más otra formación, que me valió para 63 tantos.

Mi primera partida de duplicadas.
Pude haberla ganado dado lo bien que estaba jugando, pero esta vez no valió lo que pudo ser, sino lo que fue.

El torneo de duplicadas

La competición de duplicadas estaba prevista a jugarse a dos partidas a bolsa llena. Ya con mi hoja de anotación lista me preparé para un nuevo desafío en mi vida de escrablero.

En la primera ronda, al igual que varios competidores, acerté con HOZAIS y en la segunda con un difícil RIACHUELO que apenas vadeamos Miguel Stevens y yo. Después de ese maravilloso arranque me llegó la debacle. Además de mis desaciertos apenas formaba palabras de escasos puntajes, mientras Rolando, Stevens y Arturo conectaban con los vocablos de mayores puntuaciones.

La partida culminó siendo ganada por Rolando Guadalupe (698 puntos), seguido bien de cerca por Miguel Stevens (688) y en tercero se ubicó Arturo (601). Mi posición fue la séptima, con un escaso 318.

A continuación las posiciones:

 MÁSTER, 808 puntos
1 -     Rolando Guadalupe, 698
2 -     Miguel Stevens, 688
3 -     Arturo Alonso, 601
4 -     Roberto Rubio, 452
5 -     Odalys Figuerola, 408
6 -     Raúl Báez, 401
7 -     Iván Ottenwalder, 318
8 -     Juan “Chori”, 270

En la segunda partida tuve un buen despertar, que no sirvió para ganar pero sí para mostrarme que se puede mejorar. Gané en seguridad y reducción de errores. Un quinto lugar de 819 tantos nada despreciable.

Rolando, esta vez con 900 puntos, volvió a vencer. Stevens mejoró a 882 y repitió en segundo y Arturo con 873 se ubicó en tercero. La posiciones detalladas a seguidas:
  
 MÁSTER, 967 puntos
1 -     Rolando Guadalupe, 900
2 -     Miguel Stevens, 882
3 -     Arturo Alonso, 873
4 -     Raúl Báez, 832
5 -     Iván Ottenwalder, 819
6 -     Roberto Rubio, 512
7 -     Odalys Figuerola, 508
8 -     Juan “Chori”, 491

Los mejores porcentajes del torneo fueron: Rolando Guadalupe, quien señoreó con un 90%; Miguel Stevens con un 88% y Arturo Alonso 83%. El mío fue de 64%. Para una primera vez no estuvo mal.

Terminada la competición me encaminé a tomar el P-5 rumbo a El Vedado.

Aproveché lo que me restaba de la tarde para almorzar, conectarme en la sala de navegación de ETECSA, ducharme y visitar a mi apreciada amiga Diamela, quien también reside en El Vedado. En su casa conversé con sus padres, pero más con Yaismel, su alegre hermano que habla por los codos y quien se hallaba de vacaciones junto a su esposa e hijos. Ellos residen en Alemania desde hace buen tiempo y aprovechan el final de la primavera y parte del verano para visitar a sus familiares. Él conversa en alemán prácticamente igual como lo hace en español. Me llevé una grata impresión suya. De verdad que es un chaval muy alegre y divertido. Tal vez no sea el amigo a la medida para un tipo tan complicado, reservado y reflexivo como yo, pero de que se puede compartir un buen rato junto a él y aprender sobre sus anécdotas y vivencias, no es una mentira.

Ya como a las 11 de la noche me despedí de todos en casa de Diamela y me regresé a la pensión. Tenía que dormir, pues debía levantarme temprano el domingo para llegar a tiempo al aeropuerto José Martí. Mi vuelo con destino a Santo Domingo despegaría como a las 9:45 de la mañana.

A diferencia del año anterior esta vez no me alcanzó la noche del sábado para despedirme de la ciudad, pero quizás esto no haya sido algo malo, sino todo lo contrario, un buen presagio. Al no decirle adiós a La Habana eso podría significar que no hubo un hasta nunca de mi parte, y en ese caso quedaría la posibilidad abierta de regresar en otro momento. ¿Cuándo? Ya lo veré.

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