sábado, 26 de julio de 2014

Águilas Cibaeñas y la Serie del Caribe de 1997. Tony Peña se sacó de la alineación


Ocurrió durante la Serie del Caribe de 1997 y también lo hizo Félix Fermín. Ambos entendían que era la mejor manera para que el equipo de las Águilas ganara.

Por Iván Ottenwalder

Técnicamente fue Mike Quade, mánager de las Águilas Cibaeñas, representantes de la República Dominicana en la Serie del Caribe del año 1997, quien sacó de la alineación del equipo a Tony Peña, sustituyéndolo por un novato que apenas empezaba a dar sus primeros pasos en el béisbol, Guillermo García. Pero lo cierto es que fue el mismo Peña, una leyenda de la pelota dominicana y valioso catcher de las Grandes Ligas, quien le pidió a su dirigente que lo sentara en la banca. ¿La razón? En los primeros dos partidos de aquel clásico, en que las Águilas perdieron ambos, no estaba produciendo para su equipo …peor aún, daba la impresión de que el bate le pesaba, cuando en 8 turnos se fue en blanco, para un penoso promedio de .000. Félix Fermín, su compañero de escuadra de muchísimos años, quien pasaba por una situación parecida, también hizo lo mismo.

Félix Fermín y Tony Peña con el trofeo del Caribe.
Tony Peña, receptor y Félix Fermín, shortstop, ya en el ocaso de sus carreras beisboleras, habían llegado como defensores titulares de sus posiciones a aquella serie caribeña que se disputó en la ciudad de Hermosillo, México.

Guillermo García, el novato que hizo hizo historia.
Ambos veteranos ya tenían una amplia experiencia en Series del Caribe anteriores. Nunca la ganaron con las Águilas. Esas Águilas, campeonas de patio, que cuando ganaban el torneo de aquí (de su país), no ganaban el de allá (el del Caribe). La del 97 Peña y Fermín la querían, la deseaban de corazón, pero al final, más pudo la lógica de la razón y ¿por qué no? también el sentido común, si se puede decir, que el afán desmedido de jugar para echar a perder. Ellos amaban como locos a las Águilas, jugaban por la franela, eran emblemas de este equipo, pero entendieron que les había llegado su tiempo, la vida útil de peloteros se les había agotado.

Para Quade la decisión no fue fácil, pero accedió a la petición de los veteranos. A partir del tercer juego de la serie colocó en la receptoría a Guillermo García y a Neifi Pérez en el campocorto. Los ídolos Peña y Fermín, otrora bateadores productivos y brillantes defensores en sus posiciones, pasaban a ser relegados a la banca, como cualquier otro prospecto común y corriente cargado de sueños y ambiciones por jugar.

“No pude batear en cuando estuve jugando, entonces yo mismo recomendé al mánager Quade para que me dejara en la banca. Lo mismo hizo Félix Fermín. Solo queremos ganar y si así es la mejor manera, entonces que sea”, había explicado Tony Peña a la prensa dominicana.
Luis Polonia, cargado en hombros.

A partir del tercer partido el equipo comenzó a producir como una maquinaria demoledora. Todo encajaba a la perfección. García tronó con el madero y jugó una defensa fuera de serie, haciendo recordar los batazos de poder y la receptoría guante de oro del Tony Peña de los 80. Neifi Pérez, con su espectacular defensa, parecía el Félix Fermín de las magistrales atrapadas en las paradas cortas. Otros se desenvolvieron como si fuesen envidiables figuras de las Grandes Ligas. José Offerman, jugaba como el más fino y confiado primera base; Tony Batista, cuando bateaba, era el poderoso Chipper Jones y Luis Polonia, de baja estatura, el gigante y peligroso Paul O’Neill.

Fans aguiluchos recibieron a su equipo en el aeropuerto.
Después de las dos primeras derrotas ante Puerto Rico y Venezuela, las Águilas de la República Dominicana triunfaron en su últimos cuatro desafíos y se coronaron campeonas por primera vez en la Serie del Caribe. Aunque el equipo despertó en materia ofensiva (bateo colectivo de .306), pues de su mal pitcheo mejor ni hablar (5.77 de efectividad en sus lanzadores), lo cierto es que el sacrificio de Peña y Fermín, de sacarse del equipo, fue determinante. Si Tony Peña no salía de la alineación, Guillermo García, quien produjo 3 jonrones, 8 remolcadas y .348 de bateo, no hubiese jugado y, por ende, esos impresionantes números, además de no haber existido, hubiesen hecho falta para ganar. Si Fermín no pedía banca, Neifi no habría salvado al equipo quisqueyano con una jugada inolvidable en el quinto partido ante Venezuela.

Tal vez sea difícil para muchos entenderlo de esa manera, pero si Peña y Fermín decidían jugar el torneo caribeño hasta el final, probablemente la anemia ofensiva de ambos se hubiese extendido y generado terribles complicaciones a las Águilas de Dominicana. La llave para abrirle las puertas al campeonato aguilucho la tenían ellos. Con ellos se ganaba o se perdía. Prefirieron el rumbo de la banca. Quade eligió a los suplentes.

FUENTE: Periódicos El Nacional y Última Hora, febrero del 1997.

No hay comentarios:

Publicar un comentario