viernes, 11 de julio de 2025

De vuelta en el scrabble. El episodio New York (3)

Por Iván Ottenwalder

El viernes 13 de junio me levanté cerca de las 5 de la mañana. Tomé mi desayuno a eso de las 6:45, no en Over the Moon, sino en otro cafetín cercano: Caffe Bene. Allí, desayuné yogurt griego, un vaso de leche fría y no recuerdo ahora qué otra cosa más. Todo estaba delicioso.

Señalización de ubicación Iglesia Metodista.
Al poco rato entraron Rhyta Ripa y Raquel Tropel, ambas venezolanas. Pidieron algo para llevar y se fueron. Yo lo hice después hasta alcanzar la iglesia sede del torneo: la famosa United Community Methodist Church. Me encontré con Norma quien me pidió que le acompañara hasta la tienda de Starbucks a recoger un pedido abundante de café que ella había ordenado la noche anterior. El pedido aún no estaba listo, de modo que, tuvimos que esperar un buen rato hasta que ellos lo prepararan. Una vez todo listo y ya empaquetado, ayudé a Norma con una de las dos garrafas de café hasta la iglesia metodista.

Inicio de la Duplicada

Poco después de las 9 de la mañana dio inicio la partida modalidad duplicada a una sola bolsa completa. Todos los jugadores anotados a participar en esta partida recibimos un obsequio cortesía del grupo de scrabble USA Léxico: un atril de madera muy bien elaborado.

Siendo sincero, ni me fue tan mal pero tampoco tan bien en el torneo de Duplicada. Tuve muchos aciertos empero, también muchos errores. De igual manera, pude obtener la quinta posición. Un top 5 en una categoría que no esperaba.

Después de un receso como de 20 minutos arrancó el torneo modalidad clásica a 10 rondas, las primeras cinco a disputarse este viernes 13. El resto, las otras 5 el día siguiente, sábado 14.
Poco antes de empezar la partida de Duplicadas.


Mi primera adversaria fue Luz Bobadilla, colombiana. El desafío fue bastante reñido al inicio pero, luego ella pudo virar en un momento crucial el score, para jamás perder la ventaja. En otro momento dado, en que estuve debajo en el marcador 303 a 262, pude haber puesto en el tablero la palabra GAGUERA pero, la duda, como siempre, duda, me arropó. Me decanté por un corto RUCAD que, terminó siendo objetada por la colombiana quien tuvo razón. Yo había errado. Perdí un turno valioso.

Mi rival cambió letras en su turno y, de nuevo tuve esa oportunidad de colocar el GAGUERA pero, otra vez la jodida duda. Me acobardé igual que las gallinas. Puse un CURDA de 20 tantos que, apenas me acercó 282 - 303 pero, vino su respuesta: BURRAS (34), que la despegó en la pizarra 337 – 282. El JAGUAR no es mi animal ni vehículo favorito, sin embargo, me dio 26 tantos (308-337). Mi adversaria jugó un cortito LLE de 18 y, mi respuesta, un GIL de 3 que de nada sirvió. Igual había perdido con todo y el descuento de sus 6 puntos del atril. Luz se había llevado la victoria, muy merecida, por la anotación de 349 – 317.

Partida frente a Jessica Venegas, de Panamá.
Hora del receso. Comimos hamburguesas de Shake Shack y reposamos. Tras dos horas después del almuerzo, retomamos. Listos ya, para la segunda ronda.

Pero antes, revisé en el Lexicón de mi celular sobre la palabra GAGUERA. La escribo en la aplicación, pincho y, luego me dice, que sí, que era válida. Sentí, que el mundo se me quería caer encima. Se trataba de un vocablo que, de haberlo puesto, me hubiese representado un bingo de más 60 puntos, válido para la victoria.

Mi oponente para la segunda ronda resultó ser Jessica Venegas, de Panamá. La había conocido en el Norcenca panameño del 2023 pero, nunca habíamos jugado un desafío. Había llegado pues ahora el momento.

La partida resultó en un toma y daca hasta entrada en calor. El punto de inflexión que lo cambió todo, y a favor de ella no mío, fueron dos cortas de mucho puntaje (XI de 52 y JODÍ de 36), contra los cuales no tuve respuesta pues, había cambiado fichas en dos turnos seguidos. Todo había pasado de un score de 279 – 276 a mi favor, a uno de 364 contra 279 en un abrir y cerrar de ojos. Nada estaba liquidado aún pero, bien difícil, se me había puesto.

En la recta final vino mi FORMASEN de 64 tantos que me acercó peligrosamente (373-395). Su respuesta fue OVE de 14 y mi contra un OH de 26. Ella puso BOL (05) y yo, queriendo jugármelas a todo o nada, coloqué (CABRUDOS), creyendo que aquello venía de ser cabrón o de la cabra. Nada que ver. Jessica (no lleva acento porque este nombre viene de un anglicismo), me reclamó. Investigamos en el Lexicón digital. Tuvo razón. Ese CABRUDOS, ni siquiera en singular existe. No mordió el anzuelo. Tuve que retirar todas mis letras de la última errónea jugada. Era el turno de ella. Entonces sí, vino una que era de verdad: IMPREGNE (89), un bingo letal que puso fin a las acciones. Victoria para la panameña (sumando de paso los 10 puntos restantes de mi atril), 513 – 389. Era mi segundo revés de la jornada.
Fotografía en las afueras de la iglesia


No tenía donde esconder la cabeza. Tantas expectativas se estaban desvaneciendo en un torneo corto, en el que solo se iban a jugar 10 rondas (cinco por día) y ya había perdido en las dos primeras. Reflexión profunda: estaba quedando como un mal bocón pero, nada servía el lamento. Todavía quedaban tres partidas en la jornada del viernes 13. Podía ganar en esas tres y, de paso, meterme en pelea en el standing. Así lo pensé y cambié la actitud. No tenía de otra.

Tras un receso de 20 minutos mi próxima rival fue Itamar Harris, también panameña. Cosa rara que no me había tocado un varón. A esta sí la pude vencer. La derroté con suma facilidad (499-309).

Tomé un nuevo respiro antes de la cuarta ronda. Mi oponente sería Merry Wheaton, conocida veterana jugadora del scrabble tejano (en español por supuesto). Ella salió al frente digamos hasta la mitad de la partida hasta que, vino la bomba, mi bomba, más bien y, siendo exactos, un nónuplo de 131 tantos. Esa bomba fue HULEASEN, la que me puso en explosión ofensiva y mental. Ella estaba arriba antes (272-157) pero, tras el estallido, tomé el mando (288-272).

Otra foto grupal.
Wheaton volvió a tomar el timón con CERRO (26) (298-288) pero siempre y, apelando a pequeñas gigantes de muchos puntos, supe apañármelas para colocarme al frente. Primero GIS (22) que me situó arriba 310 a 298. Después otros como BESE (19), ICHU y MEA (ambos de 30) y QUE (22) fueron suficientes para jamás perder el control y mantenerme cimero. Definitivamente, hice un trabajo soberbio, que valió la pena y me garantizó la victoria, por marcador 460 a 434. Indiscutiblemente, me sentía ya otro jugador. Estaba dispuesto a todo.

Llegaba el momento de la quinta y última ronda de la jornada del viernes. Mi rival sería la veterana y gran jugadora Graciela González, argentina. El inicio del match fue súper reñido. Una especie de tú me das y yo te doy hasta casi la mitad del duelo. Dos scrabbles consecutivos (AHORRAREN de 86 y TEORICE de 81) me afianzaron en el timón (de haber estado dominando 197-182 pasé a comandar 364-220). Mi oponente amagaría con un buen ÑA (52) y ENTALLADA (69), pero insuficientes para darme caza. Mi última jugada fue un QUIERA de 22 y, la última de ella, siempre seria y con una cara no muy amistosa mientras se juega al scrabble, fue un soberbio y plausible ZUREASE (90) pero, también insuficiente para darme cacería. La historia estaba sellada. Gané 485 a 465. Una diferencia, de 20 tantos.

Mi ánimo era diferente. Mi karma ya era otra. Tenía razones de sobra para creer en lo imposible. Había entrado en ritmo y, si se hubiese jugado una más, hasta dos o tres, quién sabe si las hubiese ganado por igual. Pero, era momento de partir y, mañana sábado, se definiría todo con las últimas cinco rondas a disputar. El sábado me esperaba. El salón sería diferente. Disputaríamos las últimas cinco rondas en el sótano de la United Community Methodist Church, precisamente en el salón donde Mosher Butts, dedicaría muchas horas de su vida para inventar su juego …el juego también de nosotros y, de millones, y cientos de millones de personas en todo el globo terráqueo.

Fotografías

Terminada la actividad scrablera del viernes, nos hicimos muchas fotos a la salida de la iglesia. Todas en grupo. Después, cada uno cogió para su hotel. No sin antes acordar que nos juntaríamos a cenar en un restaurante español, saliendo todos desde el lobby del Elmhurst.

Al regresar a mi habitación, tomé una buena ducha, me coloqué una vestimenta formal para la ocasión y bajé al área de recepción. Nos juntamos, tal cual acordamos, y así nos dirigimos al restaurante, no tan lejano de la iglesia metodista.

La cena estuvo exquisita. Yo me comí una lasaña boloñesa bien apetitosa que la devoré en poco tiempo. Luego, tuve ganas de saber cómo iba el cuarto partido de la final de la NBA entre los Oklahoma City Thunder y los Indiana Pacers. Le pregunté a Héctor Klie quien averiguó en el internet de su celular. 95 a 95, me mostró en la pantalla de su móvil. Yo quería, con toda mi alma, que los Pacers ganaran, no solo eso juego, sino también la finalísima de la NBA. Adoro el baloncesto pero, solo como un aficionado. Durante mi infancia, fui muy mediocre jugando a ese juego, siempre con un estilo ortodoxo en cuanto pique de balón y defensa. Aunque, valga decir, no fui tan malo como tirador.

Después de la cena, cada quien cogió su rumbo. Yo me uní al grupo de los hospedados en el Elmhurst (que éramos la mayoría). Una vez allí enrumbé a mi habitación. Encendí el televisor, solo para enterarme de que los Pacers habían perdido, 111 a 104. ¡Qué pena todo aquello!

Igual era hora de dormir. Cerré los ojos, y me acosté esperanzado con tener una gran jornada – un gran sábado – en las últimas partidas a disputar del torneo de scrabble.


Fotografía en el restaurante español


martes, 1 de julio de 2025

De vuelta en el scrabble. El episodio New York (2)

Por Iván Ottenwalder

Dormí placenteramente la primera noche en el Elmhurst Hotel despertándome a eso de las 5:50 de la mañana del jueves 12. Después de un refrescante baño con agua tibia, me vestí y encendí mi ordenador electrónico para darle seguimiento a mis partidas virtuales en la página de www.redeletras.com, la famosa web escrabblera de ReDeLetras. Tras resuelta esa diligencia salí a buscar desayuno. Y encontré un buen cafetín cuyo nombre era Over the Moon donde me tomé un yogurt griego con fresas y arándanos acompañado de un pan de bono, una medialuna riquísima de crema y nueces junto a un chocolate caliente con leche descremada. Mi calificación interna para ese expendio de comida fue de un 10 de 10. ¡Bravo!

Luego del desayuno compré un diario The Wall Street Journal (todo en idioma inglés) y me lo llevé al hotel. Desde el área del lobby empecé a leerlo y, después, en mi habitación, ya saben, la 603. Eran muchas noticias pero, leí varias que estaban muy interesantes. Sonó mi celular y chequé mi WhatsApp. Norma Garza había publicado en el grupo de chat que nos juntaríamos a las 10 de la mañana en el área de recepción del hotel y, que luego, iniciaríamos nuestro recorrido turístico cultural empezando por Broadway. Desde las 9:45 estuve en las afueras del Elmhurst, esperando a los demás integrantes (todos jugadores de scrabble). Poco después de la hora acordada fueron llegando. Vi algunos rostros conocidos y otros no conocidos. También, jugadores que estaban hospedados en otro alojamiento. Tras un caluroso saludo, conversamos y nos tiramos fotos (más bien selfies, que son las fotos de moda en estos tiempos).


Acorde a como estaba previsto en el plan de recorrido, iniciaríamos tomando el tren hacia Broadway. Allí visitaríamos la famosa juguetería Hex & Company y nos tomaríamos un refrigerio. No solo eso, también nos retrataríamos y tomaríamos algunos videos, dentro de esta famosa tienda de juegos de tablero, en la cual los usuarios, pueden comprar, alquilar y hasta jugar dentro con cualquiera de los pasatiempos colocados en las distintas estanterías. Inclusive, tomar un buen refrigerio en el cafetín del establecimiento. Esto último también hicimos nosotros.

Hex & Company es un maravilloso espacio para el esparcimiento de todos aquellos que adoran (me incluyo como fan del scrabble que soy) el mundo de los juegos de tablero. Esta es una juguetería tan espacial que ya tiene poco más de una década de existencia, convirtiéndose en tan poco tiempo, en un lugar icónico en gran parte de New York.

Seguimos nuestro recorrido caminando por algunas calles y avenidas viendo varias tiendas, hasta alcanzar de nuevo el metro. Nuestro próximo objetivo sería la tienda Macy’s pero, no cualquiera sino, la más antigua de los Estados Unidos. Allí entramos y nos retratamos.

Cuenta la historia que en ese establecimiento comercial tan longevo fue que se comercializó por vez primera el juego de scrabble, sí, ese que había creado Alfred Mosher Butts y que perfeccionó James Brunott.

Al poco rato de haber arribado a ese gran centro comercial llegaron Héctor Klie y su esposa Dulce Tejeira (residentes en Tejas, EUA); Itamar Harris y Jessica Venegas (Panamá) y Raúl Carrillo (venezolano residente en Tejas).


Tras otras sesiones de fotos, salimos dirigiéndonos al Instituto Cervantes. Nuestra guía fue Rosalía, mexicana residente en New York.

Este instituto, es un centro que promueve la herencia cultural española así como el castellano en toda la comunidad hispana que reside en New York. Allí hicimos un recorrido por toda su instalación, escuchamos una charla y nos tiramos un paquetón de fotos.
Hex and Company

Después fuimos a cenar a un restaurante no tan lejano. Luego, un grupo, decidió irse de regreso a sus hoteles mientras que otro – en el que yo estuve -, prefirió seguir andando hasta Times Square.


Observamos majestuosos y emblemáticos edificios como el del New York Times, el de la cadena de televisión NBC, el de Colgate Palmolive y algunos otros que se me escapan en este momento.

Aproveché para entrar en la tienda de chocolates Hershey´s y comprar algunas fundas de chocolatinas para llevarles a mis compañeros de trabajo una vez regresara a República Dominicana. También penetré a una tienda de souvenirs y compré algunos presentes pero solo para llevárselos a unos pocos compañeros de labor en Santo Domingo.

En una partida de Othello frente a Horacio Moavro.
Tras finalizar la agotadora caminata nos fuimos de regreso a Queens en un taxi de Uber. El chófer nos dejó exactamente en el hotel Elmhurst. Finalmente, subí a mi dormitorio, me aseé, bajé luego a comprar unas botellitas de agua, regresé a mi cuarto y, hasta el día siguiente. Era ya demasiado tarde. Tenía que dormir pues, al día siguiente, viernes, iniciaría el torneo de scrabble, la razón principal por la que había volado hacia New York.








Más imágenes del recorrido del jueves 12 por New York


Tablero de scrabble valorado en más de 300 dólares, a la venta en Hex and Co.





En la tienda Macy´s más antigua de New York





Algunas imágenes en el Instituto Cervantes de Nueva York






En Times Square



































































































































































Retrato con Norma Garza frente al edificio de la NBC.
















Edificio de la NBC, canal deportivo.


















Puerta de entrada al NY Times.



jueves, 19 de junio de 2025

De vuelta en el scrabble. El episodio New York (1)

Por Iván Ottenwalder

En el año 2024 estuve cargado de ilusiones por participar en el torneo Norcenca en la ciudad de Fort Lauderdale (Florida). No ocurrió así pues, yo era el único corrector de estilo de manera interina en mi lugar de trabajo de modo que, tuve que tomar mis vacaciones en una fecha ya distinta a la del torneo floridano. Hubiese sido mi segunda participación en un Norcenca de Scrabble pues, había participado en aquel del año 2023, en Ciudad Panamá. Por cierto, me fue horrible. Quedé con esas ganas hecha trizas. Pero, lo asimilé rápido y me preparé mentalmente para otro torneo en el 2025.

A finales del 2024 tanteé posibilidades. Me pasó por la cabeza, entre tantos torneos a disputar en 2025, el Austral (en Asunción). Una tarde me comuniqué con Norma Garza (mexicana residente en Tejas, EUA) y le pregunté si se disputaría algún torneo importante en Estados Unidos para el 2025. Me contó, diría que me convenció rápidamente cuando, me habló de los planes de organizar un torneo de scrabble en New York, específicamente en Jackson Heights (Queens) en una iglesia metodista donde Alfred Mosher Butts dedicó largo tiempo para inventar el famoso juego llamado Scrabble. En inglés el nombre de esa iglesia es el de United Community Methodist Church. Norma me explicó, que esa competición, se haría para el mes de junio. Ya la fecha incluso se había programado para los días 13 y 14 de ese mes. De modo pues, preferí mejor, la opción del nacional de New York a la del Austral en Asunción.

Y una razón de valor por la cual preferí New York en vez de Asunción fue por la necesidad de darle uso a la visa americana, la que se me vence en el año 2030. Sí, sé que es una fecha muy lejana todavía pero, es mejor, así lo creo, tomar decisiones sabias temprano, que postergarlas en el tiempo. Y, si por mí fuese, preferiría viajar todos los años a EUA en lugar de otro país donde también se realizan torneos escrableros en español (incluso mejores que los de Estados Unidos de América). Pero, fue mi decisión, y así la tomé.

Para mediados de mayo del 2025 ya tenía mi boleto comprado. Lo adquirí por Jetblue Airways por 487 dólares americanos. Mi estadía en la emblemática “Ciudad que nunca duerme” sería por cinco días (de miércoles 11 al domingo 15 de junio).

Día del viaje

Amén de la alegría por haber comprado el boleto aéreo y haber reservado en un hotel cercano a la iglesia metodista donde se disputaría el torneo, la espera desde mayo al 11 de junio no fue tan color de rosas. El 8 de mayo mi gastroenteróloga me había entregado los resultados de la colonoscopía y endoscopía que se me habían realizado una semana antes. En los respectivos estudios me habían detectado una proctocolitis y una pequeña úlcera duodenal. De inmediato vino la receta: Secrepán 40, que no es más que el nombre de marca de un pantoprazol de 40 miligramos. Debí tomarlo por 30 días, una pastilla media hora antes del desayuno. Después, tras haberle dicho a la doctora que viajaría a New York en junio, me recomendó que me lo llevara. Entonces, sugirió que comprara dos cajas de Secrepán 40, equivalentes a 60 pastillas, 30 cápsulas en cada caja: después de terminar con la primera caja, debería comprar la otra.

He llevado aquel tratamiento al pie de la letra (incluso todavía lo sigo tomando ya que la segunda caja no se ha terminado), de modo que, no tuve inconvenientes en realizar mi viaje y participar en el torneo.

El miércoles 11 de junio tomé un taxi de InDrive en ruta al Aeropuerto Las Américas por una tarifa de 1,200 pesos. Llegué rápido, muy a tiempo si se quiere. Pero alcanzó para todo: entregar mi maleta en el mostrador de la aerolínea y, aprovechar de paso para desayunarme, ya que, no lo había hecho en casa. También hice un recorrido a lo extenso del segundo piso del aeropuerto observando diversos negocios y todos los counters de las distintas aerolíneas que ofrecen vuelos hasta y desde la República Dominicana.

Elmhurst Hotel, donde estuve hospedado.
Mi vuelo salió a las 10:30 am. Fue placentero aunque, el servicio de refrigerio fue una pura migaja. Apenas me tomé un té verde y dos paquetitos de galletitas que no estaban tan malas. Duró casi cuatro horas el trayecto por aire entre Santo Domingo a Nueva York.

Llegamos bien a tiempo, antes de las 2:30 pm.

Los trámites de recogida de maleta y paso por migración no fueron complicados, diría que bien agilizados. Al poco rato ya estaba afuera en la terminal 5. Y fue allí donde se complicó la cosa.

Cuando tomé mi celular para contactar a un taxi de Uber, tamaña situación se me presentó. Me salía un aviso en la pantalla de mi móvil (todo en inglés) explicándome que los taxistas estaban impedidos de recoger pasajeros en la terminal número 5 del John F. Kennedy debido a que se estaba construyendo una ampliación por esa zona y, me recomendaban que, preferiblemente abordara un tren (el AirTrain) hasta la estación Howard Beach o Jamaica (cualquiera de las dos) y, luego llamara al taxista para llegar a mi destino. Tuve que preguntar dónde estaba el AirTrain ése a alguien que laboraba en el aeropuerto. Pude resolver. Llegué a la Howard Beach y abordé un taxi de Uber para que me llevara al Elmhurst Hotel, mi destino final.

En una habitación como esta pasé mis cuatro noches.
Arribé al hotel faltando poco para las cinco de la tarde. Realicé mi registro (check in como se diría en inglés), luego me entregaron la llave, un recibo de pago por las cuatro noches de estadía y la clave de wi-fi. Subí luego por el ascensor al sexto piso rumbo a la habitación 603, la mía.

Me duché, me comuniqué – vía whatssap – con los integrantes del grupo de scrabble que participarían en el torneo del viernes y sábado (13 y 14 de junio) para informarles que había llegado. Salí después a caminar por los alrededores del hotel …y hasta más allá. Busqué un lugar para comer algo. Caminé hasta donde estaba la iglesia metodista para así conocer el lugar sede del torneo. Observé por los lugares que caminaba, a muchos colombianos, así como una legión de negocios (restaurantes, bares, cafetines…) propiedad de este colectivo ciudadano.

Me encontré con algunos miembros del grupo de scrabble cuando iba de regreso al hotel. Nos saludamos con efusivos abrazos. Ellos iban a sus dormitorios. Después, antes de las siete de la noche decidieron salir a cenar. No pude coincidir con ellos. En ese momento estaba cenando en un restorán mexicano cuya comida no me gustó. Ya para terminar, me dirigí a una heladería cercana a comerme un sundae que no estaba ni tan bueno ni tan malo. Después del helado, regresé al hotel, subí a mi habitación y me puse a ver un partido de la final de la NBA entre los Pacers de Indiana y los Oklahoma City Thunder. Acabado el desafío, apagué el televisor, cerré los ojos y …a dormir.

domingo, 2 de febrero de 2025

El béisbol dominicano de antes (décadas del 20 y 30 del siglo pasado)

Cuando el empate existía, pero no decidía


Por Iván Ottenwalder

Siempre se ha entendido por empate una situación de igualdad en la que nadie gana o pierde. No existe la victoria o el revés en las relaciones interpersonales o las competiciones. Acorde a la Real Academia de la Lengua Española es la acción y el efecto de empatar.

En los deportes, el empate suele producirse con mucha frecuencia en situaciones ocasionales cuando, los partidos aún no han terminado. Sin embargo, vemos que en disciplinas como el fútbol (soccer) un partido puede terminar empatado luego de completados los dos tiempos regulares de 45 minutos más el complemento que añada el árbitro principal. ¡Y en ese deporte el empate sí importa! Puede generar puntos para la clasificación de cualquier equipo aunque, menos que si se tratase de una victoria.


En el ajedrez se tiene el concepto de tabla que no es más que un empate entre dos adversarios. En el scrabble, conocido como palabras cruzadas también existe el empate o tabla. Y ese empate también genera puntos.

¿Y en deportes como el béisbol existe el empate? Sí, pero momentáneo, no definitivo. Un partido de béisbol, puede vivir momentos de empate durante el trayecto del juego pero, al final, uno de los dos contendientes debe ganar. Lo mismo pasa en el baloncesto y en el voleibol. No ocurre igual en el boxeo pues, los jueces, luego de terminada la pelea, pueden considerar la posibilidad de declararla como un empate.

Un dato asombroso es que, en los años 20 y 30 del siglo XX, existía el empate en el béisbol dominicano jugado en los estadios antiguos como: Hipódromo La Primavera, Gimnasio Escolar, Oriental Park y el Enriquillo Park. ¿Servían de algo esos empates? No. Bien se sabe que, en el béisbol cuentan las victorias y las derrotas, no así las medias victorias. ¿Por qué se producían entonces esos empates? Por culpa de la oscuridad bien entrado el atardecer. Entiéndase, para que se tenga una idea de la época, no existían las farolas eléctricas propias de los estadios modernos que surgieron post 1955 en la República Dominicana. Si un partido llegaba igualado al noveno inning o se extendía a entradas extras y, no se podía seguir jugando producto de la oscuridad que generaban, digamos, las 6:20 de la tarde o más allá, entonces la duela se declaraba como un empate que, ni sumaba ni restaba a uno u otro equipo. En aquellos años – del béisbol romántico como se le llamaba – los partidos debían comenzar bien temprano. Solían jugarse a partir de las 10:00 am y, por las tardes a partir de las 2:30 o las 3:00 pm.

Torneo de 1924 (4 empates)

En un torneo de béisbol puramente capitalino entre los conjuntos de los Tigres del Licey y los Leones del Escogido (los únicos que accionaron en aquella disputa) escenificado en 32 partidos, se produjeron 4 empates. Los Tigres se titularon campeones al ganar 14 juegos contra 13 de los escarlatas. Hubo uno que suspendió a la altura de la tercera entrada por efectos de las fuertes lluvias.

Torneo de 1929 (un solo empate)

El campeonato de 1929 fue irregular. Se desarrolló con solo tres equipos: Leones del Escogido, Tigres del Licey y, una representación de Santiago de los Caballeros, llamada “Sandino”.

Los Tigres ganaron el campeonato (11-7) mientras que, los Leones quedaron en segundo puesto (10-8). Los representantes de Santiago, o sea el Sandino, solo ganaron 3 desafíos (3-9). Muy penosa la actuación de estos últimos. En cuanto a los empates, solo se produjo uno y, fue en un partido entre los Tigres y Leones, por culpa de las lluvias caídas a la altura del tercer inning.

Torneo de 1936 (un solo empate)

El campeonato de 1936 se jugó con cuatro equipos: Estrellas Orientales, Tigres del Licey, Leones del Escogido y Sandino. Ganaron los representantes de San Pedro de Macorís (las Estrellas Orientales con el récord de 13-5), Sandino en segundo (10-9), Escogido en tercero (7-11), y Licey cuarto (6-11). Solo hubo un empate.

Torneo de 1937 (un solo empate)

Los Dragones de Ciudad Trujillo fueron los campeones del torneo beisbolero de 1937. Se impusieron sobre sus rivales de las Estrellas Orientales y las Águilas Cibaeñas. Solo accionaron tres conjuntos en aquella disputa. Los Dragones culminaron en la primera posición (18-13), las Águilas en segundo (13-15) y, en último puesto, los campeones de la temporada anterior (de 1936) las Estrellas Orientales (11-14).

Solo hubo un empate: un partido entre las Estrellas Orientales y los Dragones de Ciudad Trujillo, el cual terminó empatado a dos carreras (2-2) cuando se habían jugado once innings. ¿La razón? Oscuridad.


Fuentes:


Historia del Béisbol Dominicano. Los campeonatos profesionales de 1922, 1923, 1924 y 1929. Cuqui Córdova.

Historia del Béisbol Dominicano. El campeonato de 1937. El mejor de todos. Cuqui Córdova.

martes, 9 de abril de 2024

San Carlos, campeón baloncesto del Distrito Nacional 1980

Derrotó al equipo de Naco en seis partidos disputados en el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto


Por Iván Ottenwalder

Primer partido
8 de septiembre 1980


San Carlos ganó el primero, 91-87.

Winston Royal, ante la defensa de San Carlos.


























Segundo partido
9 de septiembre 1980

San Carlos vuelve a ganar. Esta vez 71-58.



























Frank Prats tratando de anotar.

























Tercer partido
10 de septiembre 1980

Naco se sacude y gana su primero, con pizarra de 78-77.













































































Cuarto partido
11 de septiembre 1980


San Carlos triunfa y coloca la serie 3-1. Vence a su rival con marcador de 92-88.


























Evaristo Pérez fuertemente defendido.


























Quinto partido
12 de septiembre 1980


Naco aún vive. Ganó su partido 91 a 90.



























Evaristo Pérez lanza ante la fuerte defensa naqueña.
















































Sexto partido
13 de septiembre 1980


San Carlos gana el campeonato. Ha sido su tercera corona consecutiva. Obtiene victoria en el sexto juego por pizarra de 100 a 76.

































































































































































Fuente: Periódico El Nacional de ¡Ahora! Septiembre de 1980.
Agradecimientos: Personal del área de hemeroteca de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.