En el año 2024 estuve cargado de ilusiones por participar en el torneo Norcenca en la ciudad de Fort Lauderdale (Florida). No ocurrió así pues, yo era el único corrector de estilo de manera interina en mi lugar de trabajo de modo que, tuve que tomar mis vacaciones en una fecha ya distinta a la del torneo floridano. Hubiese sido mi segunda participación en un Norcenca de Scrabble pues, había participado en aquel del año 2023, en Ciudad Panamá. Por cierto, me fue horrible. Quedé con esas ganas hecha trizas. Pero, lo asimilé rápido y me preparé mentalmente para otro torneo en el 2025.
A finales del 2024 tanteé posibilidades. Me pasó por la cabeza, entre tantos torneos a disputar en 2025, el Austral (en Asunción). Una tarde me comuniqué con Norma Garza (mexicana residente en Tejas, EUA) y le pregunté si se disputaría algún torneo importante en Estados Unidos para el 2025. Me contó, diría que me convenció rápidamente cuando, me habló de los planes de organizar un torneo de scrabble en New York, específicamente en Jackson Heights (Queens) en una iglesia metodista donde Alfred Mosher Butts dedicó largo tiempo para inventar el famoso juego llamado Scrabble. En inglés el nombre de esa iglesia es el de United Community Methodist Church. Norma me explicó, que esa competición, se haría para el mes de junio. Ya la fecha incluso se había programado para los días 13 y 14 de ese mes. De modo pues, preferí mejor, la opción del nacional de New York a la del Austral en Asunción.
Y una razón de valor por la cual preferí New York en vez de Asunción fue por la necesidad de darle uso a la visa americana, la que se me vence en el año 2030. Sí, sé que es una fecha muy lejana todavía pero, es mejor, así lo creo, tomar decisiones sabias temprano, que postergarlas en el tiempo. Y, si por mí fuese, preferiría viajar todos los años a EUA en lugar de otro país donde también se realizan torneos escrableros en español (incluso mejores que los de Estados Unidos de América). Pero, fue mi decisión, y así la tomé.
Para mediados de mayo del 2025 ya tenía mi boleto comprado. Lo adquirí por Jetblue Airways por 487 dólares americanos. Mi estadía en la emblemática “Ciudad que nunca duerme” sería por cinco días (de miércoles 11 al domingo 15 de junio).
Amén de la alegría por haber comprado el boleto aéreo y haber reservado en un hotel cercano a la iglesia metodista donde se disputaría el torneo, la espera desde mayo al 11 de junio no fue tan color de rosas. El 8 de mayo mi gastroenteróloga me había entregado los resultados de la colonoscopía y endoscopía que se me habían realizado una semana antes. En los respectivos estudios me habían detectado una proctocolitis y una pequeña úlcera duodenal. De inmediato vino la receta: Secrepán 40, que no es más que el nombre de marca de un pantoprazol de 40 miligramos. Debí tomarlo por 30 días, una pastilla media hora antes del desayuno. Después, tras haberle dicho a la doctora que viajaría a New York en junio, me recomendó que me lo llevara. Entonces, sugirió que comprara dos cajas de Secrepán 40, equivalentes a 60 pastillas, 30 cápsulas en cada caja: después de terminar con la primera caja, debería comprar la otra.
He llevado aquel tratamiento al pie de la letra (incluso todavía lo sigo tomando ya que la segunda caja no se ha terminado), de modo que, no tuve inconvenientes en realizar mi viaje y participar en el torneo.
El miércoles 11 de junio tomé un taxi de InDrive en ruta al Aeropuerto Las Américas por una tarifa de 1,200 pesos. Llegué rápido, muy a tiempo si se quiere. Pero alcanzó para todo: entregar mi maleta en el mostrador de la aerolínea y, aprovechar de paso para desayunarme, ya que, no lo había hecho en casa. También hice un recorrido a lo extenso del segundo piso del aeropuerto observando diversos negocios y todos los counters de las distintas aerolíneas que ofrecen vuelos hasta y desde la República Dominicana.
Elmhurst Hotel, donde estuve hospedado. |
Llegamos bien a tiempo, antes de las 2:30 pm.
Los trámites de recogida de maleta y paso por migración no fueron complicados, diría que bien agilizados. Al poco rato ya estaba afuera en la terminal 5. Y fue allí donde se complicó la cosa.
Cuando tomé mi celular para contactar a un taxi de Uber, tamaña situación se me presentó. Me salía un aviso en la pantalla de mi móvil (todo en inglés) explicándome que los taxistas estaban impedidos de recoger pasajeros en la terminal número 5 del John F. Kennedy debido a que se estaba construyendo una ampliación por esa zona y, me recomendaban que, preferiblemente abordara un tren (el AirTrain) hasta la estación Howard Beach o Jamaica (cualquiera de las dos) y, luego llamara al taxista para llegar a mi destino. Tuve que preguntar dónde estaba el AirTrain ése a alguien que laboraba en el aeropuerto. Pude resolver. Llegué a la Howard Beach y abordé un taxi de Uber para que me llevara al Elmhurst Hotel, mi destino final.
En una habitación como esta pasé mis cuatro noches. |
Me duché, me comuniqué – vía whatssap – con los integrantes del grupo de scrabble que participarían en el torneo del viernes y sábado (13 y 14 de junio) para informarles que había llegado. Salí después a caminar por los alrededores del hotel …y hasta más allá. Busqué un lugar para comer algo. Caminé hasta donde estaba la iglesia metodista para así conocer el lugar sede del torneo. Observé por los lugares que caminaba, a muchos colombianos, así como una legión de negocios (restaurantes, bares, cafetines…) propiedad de este colectivo ciudadano.
Me encontré con algunos miembros del grupo de scrabble cuando iba de regreso al hotel. Nos saludamos con efusivos abrazos. Ellos iban a sus dormitorios. Después, antes de las siete de la noche decidieron salir a cenar. No pude coincidir con ellos. En ese momento estaba cenando en un restorán mexicano cuya comida no me gustó. Ya para terminar, me dirigí a una heladería cercana a comerme un sundae que no estaba ni tan bueno ni tan malo. Después del helado, regresé al hotel, subí a mi habitación y me puse a ver un partido de la final de la NBA entre los Pacers de Indiana y los Oklahoma City Thunder. Acabado el desafío, apagué el televisor, cerré los ojos y …a dormir.
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