viernes, 8 de diciembre de 2023

Leones del Escogido campeones nacionales 1959-60

El equipo capitalino Leones del Escogido se tituló campeón del béisbol nacional dominicano al vencer en cinco partidos a las Estrellas Orientales y de paso obtuvo su cuarta corona en la pelota rentada dominicana.

Desde la temporada 1951 los Leones son los máximos ganadores con 4 títulos; le siguen los Tigres del Licey con 3 y las Águilas Cibaeñas y Estrellas Orientales ambos con 1.

Por Iván Ottenwalder

Antesala (antes del primer partido de la final)








































































































































































Primer partido
Santo Domingo de Guzmán
26 de enero de 1960

Leones ganan el primero 3 carreras a cero.

















































Segundo partido
Santo Domingo de Guzmán
27 de enero de 1960

Leones vuelven a triunfar, apabullan a las Estrellas 22 x 5.






































































Tercer partido
Santo Domingo de Guzmán
28 de enero de 1960

Estrellas Orientales ganan su primer choque, 3 -0.


























Cuarto partido
San Pedro de Macorís
29 de enero de 1960

Escogido vence a los Orientales 5 -2.





















































Quinto partido
San Pedro de Macorís
30 de enero de 1960

Los Escarlatas vuelven a ganar; se colocan a uno del campeonato. Triunfan con pizarra de 5 a 2.














































Sexto partido
San Pedro de Macorís
31 de enero de 1960

¡ESCOGIDO CAMPEÓN! Se impone a los verdes, 9 carreras a 4.


































































































































Los seis jonrones del Escogido en el sexto partido

Stan Williams.



























Curt Roberts.
























Ricardo Joseph.
























Norman Sherry.
























Felipe Rojas Alou.
























Ricardo Joseph (segundo cuadrangular en el partido).
























Por los paquidermos solo la sacó Mike Krsnich

Mike Krsnich.

















































Estrellas Orientales, equipo subcampeón





















Celebración escogidista en el barrio de San Carlos, en Ciudad Trujillo






















Fuente: Periódico El Caribe, enero y febrero de 1960.
Agradecimiento: Al personal de labor del Archivo General de la Nación (AGN).

jueves, 7 de diciembre de 2023

¿En verdad llegará el primer trofeo de mi vida? ¿Lo conseguiré o no en el scrabble?

Cuando obtuve el segundo lugar en La Habana (2015) no había trofeos para los puestos de segundo y tercer lugar, solo para el primero. Quizás, si ese torneo hubiese sido celebrado en algún otro país, seguramente hubiese obtenido el mío. Pero, las cosas ocurrieron tal cuales y punto.


Por Iván Ottenwalder

El lunes 22 de octubre del año 2012 publiqué un artículo en este blog bajo el título Siempre he merecido un trofeo, espero el Scrabble me lo dé. Han transcurrido poco más de once años desde aquel entonces, competido en varias competencias escrabbleras y, el trofeo, aún no llega.

Lo más cerca de obtener un trofeo deportivo en toda mi vida se me presentó en Cuba durante la competición del Internacional Cuba Scrabble 2015, efectuado en la ciudad de La Habana en época de Semana Santa. Tuve el carril de la victoria y amplias posibilidades de alzarme con una pequeña copa en la disputada categoría Premier del torneo habanero, de no ser por haber perdido la final (pactada a un 3-2) frente a Zoimelys Labrada. Aquella barrida en dos partidos seguidos el sábado 5 de abril me dejó frito.

El cielo se me había venido encima, era la oportunidad más cercana – como expliqué en el párrafo anterior - de ganar un trofeo en mi vida. No se obtuvo, los años han seguido corriendo y el trofeo ha tenido que esperar.

En la ciudad de Asunción (octubre de 2017) competí en un torneo clasificatorio, el Extraordinario, el cual quedé en la primera posición y me sirvió para clasificarme directamente a la competición mundial pero no para obtener trofeo ya que se trataba de un repechaje. Tampoco pude alcanzar un galardón en el Norcenca de Panamá 2023 dada mi mediocre actuación en esa justa.


Si en La Habana estuve bien cerquita y no lo conseguí, en Panamá fue donde las posibilidades estuvieron más lejanas. Pero, de igual manera, y siempre con más fe, seguiré insistiendo y nunca dejaré de jugar a mi pasatiempo favorito.

Para ser honesto, tendré que admitir que hoy mis posibilidades son más complicadas que antes, pues hay muchos más talentos y, los veteranos de larga data - que son muchos y bien conocidos - juegan mucho mejor que en años anteriores.

Esta realidad me invita a la reflexión y a la superación, pero nunca a claudicar. Lo importante es que lo sé y debo estar siempre ojo avizor. Estar en constante aprendizaje de nuevo vocabulario y mejorar en el aspecto estratégico. Debo aprender a salir de esos tranques cuando el tablero está cerrado y cómo enfrentar a jugadores que me juegan constantemente cerrado. Esto es una tarea pendiente, y a tomar en serio.

Cuando obtuve el segundo lugar en La Habana (2015) no había trofeos para los puestos de segundo y tercer lugar, solo para el primero. Quizás, si ese torneo hubiese sido celebrado en algún otro país, seguramente hubiese obtenido el mío. Pero, las cosas ocurrieron tal cuales y punto.

Seguiré compitiendo, no importa los resultados. Viajar al extranjero y jugar en torneos internacionales de scrabble, para mí es algo mágico y maravilloso. Son experiencias inolvidables que quedarán plasmadas en mis memorias y en esta bitácora digital creada en el 2009.

domingo, 3 de diciembre de 2023

Torneo Norcenca de Scrabble 2023. ¡Por fin llegó mi Panamá! (5)

Por Iván Ottenwalder

El domingo 16 de julio sería el último día de la competición escrablera. El Norcenca llegaría a su final en el que se definirían las posiciones definitivas de los 39 competidores que accionaron en la justa desde el pasado viernes 14 (cuando inició el torneo).

Foto grupal de los jugadores del torneo.
Al igual que los días anteriores – aunque suene manido relatarlo – me levanté temprano a asearme y vestirme para luego salir de la habitación en ruta al restaurant a tomar el desayuno. Allí me enteré, gracias a Enrique Cortés, que en paz descanse porque fallecería meses después, que había logrado la segunda posición en la segunda bolsa del torneo de duplicadas del viernes 14. La ganadora había sido Aglaía Constantín, la colombiana de la derrota histórica y anómala por culpa de su aplicación celular defectuosa en una partida frente a mí en el torneo individual el mismo viernes por la tarde. Pero de nada nos serviría esas posiciones, pues en la primera bolsa, nos fue horrendamente mal. La noticia la recibí como una especie de consuelo, dado lo mal que me había ido en las seis rondas del día anterior (sábado 15).

Después de desayunar salí a caminar y se me antojó comer algo en una panadería panameña. Compré dos panes de bono; también un buñuelo y un chocolate caliente que estaba delicioso. Regresé a tiempo al hotel. Subí al salón del último piso donde se disputa el torneo. No había empezado todavía la décima ronda pero era cuestión ya de pocos minutos para el arranque. Como expliqué en el capítulo anterior el profesor Alejandro Terenzani sería mi adversario para dicha ronda.


Pocos después de las 9 de la mañana iniciaron las partidas de la ronda 10. El profesor venezolano y yo tomamos nuestros asientos y arrancamos la duela.

Tan solo en una ocasión me vi arriba en el marcador, durante mi segundo turno (87-33) tras colocar LARDEES (precisamente de 87 tantos). Después, nunca más, aunque, cada vez que mi rival se alejaba, yo me le acercaba peligrosamente pero sin nunca poderle dar caza definitiva.

Y no es que no tuviera a mi alcance en varios momentos tomar la delantera, pero, si lo hacía hubiera tenido que disponer de la J para la colocación de par de monosílabos de mucha puntuación, a cambio de dejarle el campo abierto para un remate en zona triple central derecha, cosa que hubiese sido un gran riesgo. Me reprimí ciertamente de pillar unos buenos 45 o 50 puntos, quizás al principio había justificación, pero después no tanto. Tuve miedo a un bingo como contragolpe en la zona descrita. El hecho, que sea como sea, se perdió la partida. Mi oponente ganó 472 a 435.

Tras diez minutos de receso me tocó como rival el costarricense Enrique Villalobos. Al tico le pude derrotar con marcador de 449 – 386. Bonifiqué cuatro veces: LANCÉIS (70), CATEARE (79), COLUDIRÁ (63) y DESEOSO (74).

La foto del torneo

Después de finalizar la ronda número 11 llegó el momento de que todos los participantes nos tomáramos la foto en grupo del torneo Norcenca. Esta, se tomó en el área de la piscina del hotel, en el último piso al aire libre.

Algunos apuntes

Al finalizar la ronda número 11 Francisco Javier Guerrero, mexicano, se encontraba en la primera posición con 10 victorias y tan solo un revés. El colombiano Beto Mora tenía 9 triunfos y dos reveses. Entre los dos reveses del colombiano, uno se lo había propinado el autor de esta crónica el primer día del evento, el viernes 14. El otro, el propio Guerrero ese domingo 16. Tan solo una partida de diferencia, separaba al mexicano del colombiano. En cierta medida, yo también era culpable de que el suramericano no tuviese en primer lugar en ese momento. Pero no tenía de que lamentarme, pues era mi deber jugar para ganar así como el de los otros hacer lo mismo.

Y como unas van de cal y las otras de arena, me encontré en las afueras del salón con María Alejandra García (colombiana) contándome y lamentándose cómo perdió su match frente a Francisco Javier Guerrero tras comerle la duda sobre si una palabra que le hubiese dado mucho puntaje existía o no. El vocablo existía, dejó de ganarse esos puntos y no pudo vencer al mexicano. Si ella derrotaba a Guerrero, el colombiano Mora, su compatriota o paisa hubiese seguido en la primera posición. Así de simple.

Ahora bien, a nivel de reflexión interna yo estaba teniendo un pésimo torneo. La falta de un repertorio más amplio de vocabulario y un poco de mejora en los niveles estratégicos me estaban haciendo falta. Sin dudas que sí.
Partida frente a Yezid Cabrera.

Minutos más tarde ya estábamos de regreso en el salón de juego. En la ronda 12 y mesa número 7 me esperaba el venezolano Diego Lattuf, ese que me había derrotado el día anterior con soberana paliza. ¿Y adivinen qué? Me propinó otra. Esa con score de 447 a 326.

Llegaba la hora del almuerzo y era momento de alimentar el estómago. Antes, decidí pasar por mi habitación para darme una ducha. Luego de aquel aseo entonces bajé al restaurante de la planta baja a comer.


Imagen del tablero de la partida contra Yezid Cabrera.
Siendo poco más de las tres de la tarde arrancó la última ronda, la 13. En la mesa 9 me tocó como adversario el colombiano Yezid Cabrera, jugador de mucho talento y dentro del grupo élite del scrabble de su país. La partida frente al suramericano estuvo cargada de mucho dramatismo hasta el final. Después de unos primeros turnos en que ambos cambiamos letras, pude colocar dos bingos en turnos consecutivos (DORADAS de 72 y EVACUAR de 89) que rápidamente me colocaron delante en el marcador 161 – 72. El colombiano jamás se rendiría pues, gracias a unos cortos de buenos puntajes como PILOTEN (36) y COPE (41) más dos scrabbles seguidos (ENLOZADA de 109 y ACOGOLLAD de 84) lo situarían al frente de la anotación (306 – 225). Fue la última vez que comandó. No lo volvería hacer, y esto debido a mi contragolpe, también con dos bingos consecutivos (FIESTEA de 82 y ASOTANÉ de 92) que me pusieron delante en el marcador, aunque con precariedad (399 – 348) debido a que mi rival tenía grandes agallas y jamás se rendiría tan fácil.

Él logró puntuar con vocablos cortos de mucha valía, por ejemplo AQUÍ (30), BERRÍN (43) y MURES (33); yo en cambio, ni corto ni tonto pude colocar unos también muy buenos como JE (31), OS (30), UH (25) y CHALE (36). El resultado final quedó 553 contra 500 a mi favor.


Minutos más tarde, luego de un refrigerio inició el acto de clausura. Se entregaron los premios y certificados de participación a los jugadores que vieron acción en el torneo. A continuación los ganadores:

- Alejandro Terenzani (Venezuela), campeón torneo de Duplicadas

- Diego Lattuf (Venezuela) subcampeón torneo de Duplicadas

- Eduardo Fernández (Panamá), tercer lugar torneo de Duplicadas

- Daniel Ospina (Colombia) tercer lugar torneo modalidad clásica

- Beto Mora (Colombia), segundo lugar torneo modalidad clásica

- Francisco Javier Guerrero (México) campeón torneo modalidad clásica

En verdad el mexicano Guerrero y el colombiano Mora quedaron empatados en victorias en la primera posición [11 triunfos y dos reveses], pero, debido a los criterios de definición de desempates (ciertos parámetros estadísticos ya establecidos por la FILE para definir los desempates) el mexicano fue declarado ganador del torneo. Mora incluso le ganó dos de tres partidas a Guerrero, pero esto sirvió poco.

También, en el acto de clausura, se anunciaron los clasificados para el mundial de Costa Rica en el mes de diciembre. Yo estaba entre los anunciados.

El podio de la duplicada. 
Tras terminar el acto llovieron las despedidas. Algunos jugadores decidieron marcharse a sus países el mismo domingo por la tarde – noche, mientras que otros esperaron hasta mañana (lunes 17).


Un grupo de jugadores, de los que se quedarían en el hotel hasta mañana fuimos al edificio más alto de Ciudad Panamá a presenciar un partido de fútbol entre las selecciones de México y Panamá. Ese partido se iba a jugar en Los Ángeles (Estados Unidos de Norteamérica) e iba a ser televisado por la televisión por cable panameña. Un grupo se fue en el Suzuki Swift color azul de Verónica Bermúdez. Otro se fue en otro vehículo.

Nos dirigimos específicamente al Ocean Casino del JW Marriot Panamá, el edificio más alto – como dije antes – de todo Panamá. También subimos a la azotea de aquel rascacielos directamente al restaurante – bar Panaviera, a tomarnos unas fotos. Desde allí se podía observar una hermosa panorámica del mar, y parte del Canal de Panamá.

Terenzani (izq) recibe trofeo de campeón de duplicada.
Luego bajamos a la planta donde estaba situado el casino. Allá veríamos en grupo el partido de fútbol. Duramos como hasta 10:30 de la noche. México ganó 1-0 para infortunio de los que apoyaban a la selección panameña, la mayoría de los asistentes. La pasamos muy bien, y comimos abundante y a buen precio. Los dados a las bebidas alcohólicas tomaron cervezas; yo Coca Cola ya que soy abstemio.

Verónica nos llevó de regreso al hotel y nos prometió, a los costarricenses, francés y a mí, llevarnos al aeropuerto temprano en la mañana del lunes 17. “Si a las seis de la mañana ustedes están listos en el lobby con sus maletas, se van conmigo al aeropuerto”, nos garantizó.

Ya de nuevo en mi habitación me preparé a arreglar mi equipaje, observando minuciosamente que no se me quedara nada. Todo perfecto y en orden.

Francisco J. Guerrero recibe trofeo de campeón del Norcenca.
Hora de dormir, a levantarse temprano en la mañita, a eso de las cinco sería mejor.

Lunes 17 de julio

Me levanté temprano como lo tenía previsto, a las 5:00 a.m. Tras mi aseo personal tomé mi maleta y mochila y salí rumbo a la recepción. Aunque el desayuno sería colocado a partir de las seis de la mañana, un personal del hotel hizo lo posible para que desayunáramos algo. Eran como las 5:45 a.m.

A las 6:15 a.m. esperábamos, tranquilamente, Emmanel Gely y los costarricenses Rolando Guevara y Enrique Villalobos más un servidor, a que llegara Verónica. El francés ya se había impacientado por lo que decidió tomar un taxi. Aprovechó que había uno en las afueras del hotel. Justamente en ese instante llegaba el vehículo de Verónica. Gely, ya había apalabrado un acuerdo con el taxista, de modo que solo nos fuimos con la amiga panameña Rolando, Enrique y yo.

Beto Mora (izq) recibiendo el trofeo de subcampeón. 
El trayecto al aeropuerto tardó poco más de 40 minutos. Nos despedimos de nuestra gran anfitriona con abrazos. Cada quien abordaría un avión directo a su destino, los costarricenses al suyo, y yo al mío.












De izquierda a derecha, Mora (subcampeón), Guerrero (campeón) y Ospina (tercer lugar)















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Posiciones finales (primera parte).






















Posiciones finales (segunda parte).










Dentro de un elevador del edificio JW Marriott Panamá.




















Foto con Verónica Bermúdez en la azotea del JW Marriott Panamá.




















Fin.

lunes, 2 de octubre de 2023

Torneo Norcenca de Scrabble 2023. ¡Por fin llegó mi Panamá! (4)

Por Iván Ottenwalder

Me he levantado temprano el sábado 15 de julio, a eso de las 5:30 de la mañana. Tras mi aseo personal (baño y lavado de cara y dientes) y vestirme cuelgo mi mochila a la espalda y, tras cerrar la puerta del dormitorio, salgo camino al restaurante. ¡Hora de desayunar!

Con quien primero me encuentro es con doña Aglaía Constantín la colombiana a la que le gané aquella partida bizarra y todo por culpa del lexicón digital defectuoso aquel. Tras saludarnos se lamenta por su inolvidable revés, que también fue inolvidable derrota. “Mira que boba he sido Iván, yo estaba segura de que aquellas palabras existían y el bendito lexicón de la porra ese me lo estropeó todo. Pero tú no tienes la culpa. Tenías el derecho a objetar y yo debí cerciorarme de que aquella cosa funcionara bien”. Asentí a su explicación y luego le pregunté “¿pero ya pudo arreglarlo?”. Ella me contestó que no, que mejor descargaría la aplicación de nuevo.
Iván Ottenwalder, autor de la crónica, segundo de izquierda a derecha.


Al poco rato de empezar a tomar el desayuno me encuentro con Enrique Cortés y su señora esposa; con Beto Romero y otros tantos de la delegación colombiana. También con los costarricenses Enrique Villalobos y Rolando Guevara. Después llega Emmanuel Gely, quien creía era guatemalteco, pero no, era francés nacionalizado guatemalteco desde hacía años. Aquel galo era el presidente de la Asociación Guatemalteca de Scrabble.

Tras finalizar el desayuno y consultar mi reloj me doy cuenta que todavía tengo tiempo para salir a caminar y comprar algunos regalitos (más llaveritos e imanes alusivos a Panamá) para repartir entre mis compañeros de trabajo en Santo Domingo. Eso hago.

Como a las 8:30 de la mañana nos reunimos todos en el salón de juego. Los pareos para la ronda número cuatro ya habían sido definidos tras finalizar la jornada del día anterior. Sabía quién sería mi rival para la ocasión, pues el mismo a quien vencí en una de las rondas del mundial de Asunción en 2017, Francisco Javier Guerrero, mexicano.

Y el mexicano logró su venganza al derrotarme de principio a fin apelando a un juego cerrado con tal de bloquearme cualquier posibilidad de bonificación. Consiguió tres bingos bien temprano en la partida, dos de ellos de forma seguida y varios vocablos cortos de buenos puntajes. En cambio yo pude meter dos scrabbles y algunas cortas valiosas pero que en nada alteraron la tendencia ganadora de mi oponente quien se llevó la victoria 473 – 354, una soberana paliza.

Para la quinta ronda me tocó el joven venezolano Diego Lattuf (17 años) quien había hecho el viaje desde Venezuela junto al profesor Alejandro Terenzani.

Diego es hijo de Javier Lattuf, antiguo presidente de la Federación Internacional de Scrabble en Español (antes FISE) hoy denominada Federación Internacional de Léxico en Español (FILE). Es uno de los venezolanos cimeros en el juego de palabras cruzadas, es decir, uno de los mejores.

Fue esa súper estrella quien me propinó mi segundo revés del día, con marcador de 528 – 363.
Iván Ottenwalder, primero de derecha a izquierda.


Me estuvo dominando con abultada diferencia de puntos durante gran parte del match, aunque, ya en la recta final amagué con un buen susto cuando me acerqué en la anotación (316 – 358). Creí que podía remontarla y hasta ganar, pero se desvanecieron mis esperanzas cuando me bonificó espectacularmente sobre mi última jugada ofensiva y defensiva colocándome su atril CEDERÍAN delante de EX, en zona de triplete inferior izquierda, formándome EXCEDERÍAN. El cielo se me quiso caer encima cuando vi estropeadas mis posibilidades de regreso. Con esa jugada de 110 tantos, el marcador se puso 468 -316, una arrastrada bien vergonzosa. El resto fue historia y caí vencido con la anotación de 528 – 363.

Durante el receso de 20 minutos, ya fuera del salón le pregunté a Diego si la palabra JOYÓN existía. Me respondió que sí. Me coloqué mis dos manos sobre la cabeza en señal de angustia. Le expliqué que, cuando la partida estaba aún joven, tenía un scrabble vertical comenzando con la N que reformaría JOYO en JOYÓN. Me preguntó “¿tú no conocías esa palabra?”. Tuve que responderle que no, pero que me arropó bastante la duda durante la partida, la inseguridad de jugármela y ponerla, pero que me rajé al final. “Yo hubiese estado en tu lugar y me la juego”, me dijo mientras buscaba en su lexicón digital la palabra JOYÓN, la cual era válida. Y es cierto lo que decía, pues si me la jugaba hubiese significado un scrabble de buena anotación para mí y, quién sabe, el destino de la partida hubiese sido distinto. Nunca se sabe.

Terminado el receso retornamos los jugadores al salón para la sexta ronda. Mi adversaria sería María Alejandra García, la colombiana a la que había vencido en una partida de fogueo el jueves 13 (en la noche) en el área del restaurante. Pero una cosa es el fogueo y otra el torneo, donde realmente cuentan las partidas y los récords.

La suramericana se la desquitó conmigo tal como lo hizo el mexicano Guerrero en la ronda cuatro. Es más, la paliza fue peor ya que mi oponente me zurró con holgado marcador de 536 – 364. Me marcó cuatro bonos (AFEADOS de 68, LAGRIMEE de 94, DESPOSADA de 90 y CORDERO de 74) contra dos míos (DECAÍDAS y RESUENO, ambos de 78).
Partida frente a María Alejandra. 


Haciendo un auto análisis tras mi derrota, caí en la cuenta de haber cometido un error mental cuando el match todavía era joven. En mi cuarta jugada, perdiendo por una distancia de 141 puntos, cometí la torpeza de colocar sobre el tablero un TULA insignificante de tan solo 8 tantos, cuando pude haber cambiado fichas en busca de mejorar el atril. No se perdía nada si apostaba a la generosidad de la bolsa, cuando todavía quedaba muchísimo trecho de la partida. No me la jugué como debía. En ocasiones, esos pequeños detalles, pueden llegar a marcar la diferencia.

El receso

Siendo la una de la tarde bajé al restaurant a tomar mi almuerzo. Mientras me servía mis raciones de alimentos me encontré con Grace Reyes, una de las encargadas de la mesa técnica del torneo, quien me adelantaba en la fila. Venezolana y residente en Panamá desde hacía varios años me invitó a compartir una mesa para que platicáramos mientras saciábamos nuestros estómagos. La conversación fue de lo más agradable. Poco a poco iban llegando los jugadores de los distintos países participantes y el restaurante se llenó.

Después de comer subí a mi dormitorio a descansar un rato, pues a las tres de la tarde había que regresar al salón de juego.

De regreso a la batalla

De nuevo en la sala de juego. Llega la ronda séptima y mi rival sería Beatriz Acuña, panameña, amiga entrañable de varios jugadores del Grupo Promotor de Scrabble Cubano, entre ellos Raúl Báez y Richard Velázquez, también apreciables e inolvidables amigos míos.

El duelo no fue fácil. Ella me estuvo dominando durante buena parte. En un momento 213 a 129, luego 263-177, hasta que me le fui arriba 268-263 con AYEABAS (de 91 puntos); volvió poco después a tomar el comando (339-320) con un ACUERDE de 68. Sería la última ocasión en la que lideraría la partida, pues unas letras mías, bien LICUADAS (75) me pusieron al frente 395-339. Como todo un buen timonel navegué hasta buen puerto, llevándome la victoria con marcador final de 460 a 388.

¡Por fin ganaba una en el día!

Después de 20 minutos de receso me tocó como rival en la octava ronda el colombiano y tocayo Iván David Reales.

Al principio y mitad del desafío todo iba muy cerrado. Él al frente pero siempre por poca diferencia. Eso así hasta que el azar de la bolsa le deparó los dos comodines: uno que le sirvió de S para formar DESTACAN (67) y dos turnos después le llegaría el otro, el cual lo empleó como A para colocar PISARON (65). Eso fue demoledor para mis aspiraciones de remontar. Para colmo mayor, ya casi acabándose la partida, metió el otro: CORLASEN (61). La anotación estaba 494-336. Al final se llevó el triunfo 515-367. ¡Otra golpiza más!

De nuevo a descansar por 20 minutos. Tomé algo de café y algún bocadillo en la estación de refrigerio afuera del salón.

Al regresar para la novena y última ronda del día, me tocó de rival Esteban Girón, una promesa del scrabble panameño.

Le vencí 463 – 395, aprovechando tres errores lamentables de mi adversario así como tres cambios de letras y dos pases consecutivos, estos con el objetivo de hacerme morder el anzuelo, estrategia esta que no le funcionó.

Y con este último match terminaba mi actuación en la jornada del sábado 15.

Me fui a mi habitación. Tomé una buena ducha tibia. La necesitaba, pues estaba exhausto tras un día de seis agotadoras rondas. A partir de las ocho de la noche estaba programado un karaoke en el mismo salón del torneo. Asistiría durante un rato, pero antes bajaría al restaurante para comprarme algo de cenar. Allí me encontraría con Rubén Falconett y otros competidores. Conversamos mientras me comía unas alitas picantes con papas fritas acompañado de una buena Coca Cola bien fría.

Minutos más tarde regresé a mi habitación. Luego me animé a subir al último piso del hotel, entrando al salón donde se desarrollaba el karaoke. Yo no canté nada, pero me senté a presenciar la actuación de aquellos que sí se animaron a entonar alguna canción.

El karaoke llegó a su fin pasada las diez de la noche. Cada quien tomó rumbo a su cuarto. Yo por igual. Mañana domingo, día 16 de julio, sería el último del torneo. Se disputarían las restantes cuatro rondas del evento. Mi oponente para la décima, el profesor Alejandro Terenzani. Era momento propicio para descansar, y tratar de superar lo ocurrido. No podía seguir pensando en la debacle del sábado en que solo gané dos partidas y perdí cuatro.

Continuará…