domingo, 7 de septiembre de 2025

Mis estadísticas en el Torneo Histórico New York, 2025

Por Iván Ottenwalder

Las malas nuevas o, malas noticias, no son muy agradables de ser contadas. De una manera u otra son parte de nuestras historias. Depende de como se las mire, podrán ser desalentadoras o, vistas como lecciones aprendidas, las cuales podrán servirnos para mejorar en próximas oportunidades.
Posiciones finales del torneo

El pasado torneo histórico de Scrabble celebrado en la United Community Methodist Church de Queen, New York, los días 13 y 14 de junio fue una de esas malas nuevas que me deparó el año 2025. De igual manera, esta ha sido parte de mi currículo histórico, en cuanto a competición alguna en la que haya participado se refiera.

De modo que, la mala historia ha de ser contada. Acá van los datos:

Promedio de puntos por partida:

409.27

Promedio de scrabble por partida:

1.8

Palabra / jugada con más puntaje:

HULEAREN en nónuplo con 131 tantos

Palabra corta de mayor puntaje:

VEZO 78 puntos



¿Cuál será mi próximo torneo?

La verdad, no tengo respuesta. Simplemente, no lo sé.

viernes, 5 de septiembre de 2025

De vuelta en el scrabble. El episodio New York (5)

Por Iván Ottenwalder

Me levanté a las cinco de la mañana del domingo 15 de junio. Me duché y luego me vestí para salir a buscar desayuno. Casi todos los establecimientos de comida estaban cerrados. Sólo en uno pude desayunar. Me comí un cereal de avena bien caliente y delicioso conjuntamente con un jugo de manzana embotellado. Quedé satisfecho.

Cuando regresé a mi habitación del hotel ya eran como las 6:30 de la mañana. Es que caminé bastante rato para buscar un lugar ideal para desayunar.

Empaqué mis cosas en mi maleta y otra parte en la mochila. Como a las 7 de la mañana bajé al lobby del hotel. Esperé a Merry Wheaton como lo teníamos acordado. Apareció al poco rato. Ella contactó - a través de su celular - a un taxi de Uber. Pidió un vehículo confortable. La cuenta le hizo 78 dólares. Le pagué previo común acuerdo, la suma de 39 dólares, la mitad. El taxista, llegó como en 10 minutos.

Él nos ayudó con nuestros equipajes. Los entró en la maletera. Después abordamos el vehículo y nos fuimos.

Conversación con Senia Pérez …la sorpresa de Rolando

Poco antes de que Merry Wheaton bajara al lobby del hotel, yo chateaba por whatsapp con la venezolana Senia Pérez. Le contaba lo muy desastrosa que había sido mi participación en el torneo neoyorkino. Recuerdo haberle escrito que ya estaba pensando en retirarme del scrabble internacional. De decirle adiós por siempre al pasatiempo de las letras. Ella me respondió que no lo hiciera. “Si lo dejas es peor”, me dijo, a manera de consejo. Simultáneamente me llegaba un mensaje de whatsapp de Rolando Guadalupe, amigo cubano y campeón del Cuba Scrabble Internacional 2025. Me comentaba que entendía lo dolorosa de mi situación de no haber hecho un gran torneo. Luego, vino la sorpresa que me tenía que contar pero, que lo había dejado para un momento especial. “Iván, dentro de pocos días, a partir del sábado 21, voy a estar en tu país, en un resort, en Bávaro. Mi hija de Miami me ha invitado y me pagará la estadía. Bueno, tengo desde 2017 que no la veo y, me gustaría que, al menos nos juntáramos allá y así jugamos unas cuantas partidas”. De verdad me alegró esa buena nueva. Le pregunté en cuál hotel se hospedaría. Me respondió que me daría respuesta al día siguiente. Su hija le diría el nombre del hotel luego. Le dije a mi entrañable amigo “cuenta con mi presencia. Allí estaré, cueste lo que cueste ese resort”. La mañana de ese domingo, se me alegraba un poco. De repente, me cargué de emociones.

Llegada al aeropuerto

El taxista me dejó en la terminal 5 del Aeropuerto JFK. Luego siguió su rumbo para dejar a la señora Wheaton en la suya.

Faltaba muy poco para las 9:00 am. Estaba súper temprano. Mi avión despegaría a las 12 del mediodía. Igual aproveché para hacer la fila en el counter de Jet Blue. Cuando llegó mi turno dejé mi maleta allí. Minutos más tarde, ya estaba localizando mi puerta de embarque. Le pedí señal de Internet a una de las asistentes de Jet Blue. La necesitaba.
Terminal 5 del Aeropuerto JFK


Me senté en unos de los asientos de la sala de espera. Y, pocos minutos después, zas, me llegaba un correo de Gmail. En este me explicaba que, la puerta de embarque de mi vuelo hacia Santo Domingo había cambiado, que sería otra. Me fijé en el nuevo número de puerta de embarque y, me moví hasta allí. De repente, me llegó un mal recuerdo. Uno bien horrible pero digno de relatar.

Era finales del año 1999. Tenía que viajar de New York a Florida. Mi tía Leomilda me había llevado al aeropuerto. A ese mismo, al John F. Kennedy una mañana del domingo 26 de diciembre. Todo iba muy bien cuando dejé mi maleta en el área de check in. Tenía mi boleto en manos cual tenía la hora y puerta de embarque de mi vuelo de American Airlines. Recuerdo que mi ticket decía que la hora de salida de mi avión era a las 12:30 pm. Me confié. Era muy temprano todavía. Entré a un cafetín y compré algo para desayunar. Jamás pensé que en las pantallas del aeropuerto, las cuales muestran el listado de las horas de salida de los vuelos de cada aerolínea, podrían observarse cambios repentinos o inesperados. Por ejemplo, que el número de puerta de embarque podría cambiar de este a aquel. Es decir, de un número de puerta al otro.

Cuando son las 12:10 me apersono a la sala de espera de la puerta de embarque descrita en mi ticket. Estaba vacía. Doy una vuelta y regreso en cinco minutos. Vacía de nuevo. Aquello era un desierto. Comencé a preocuparme. Me dirigí al counter de American Airlines a explicarle - en mi machacado inglés - lo que me había pasado. Una asistente de la aerolínea me dice que el avión había despegado antes, como a las once de la mañana. Que la puerta de embarque había cambiado y, que debí haberme fijado antes en la pantalla. Reclamé en voz alta. Exigí que me buscaran otro avión para llegar a Miami. Que me permitieran llamar a mi tío en New Jersey. No tuvieron problemas en buscarme otro vuelo para ese día pero, saliendo a las 6:40 de la tarde. También llamaron a mi tío Pedro. Él habló conmigo. Me dijo que mantuviera la calma. “Ya tú tienes un nuevo boleto. Vas a salir a la hora que dice ese. Esas cosas pasan muchas veces. Tranquilo”.

Tuve que esperar hasta las 6:40 pm para abordar el avión que me llevaría a Florida. ¡Qué más daba! Aquello era el mal menor. Y, así fue. A la hora indicada en mi nuevo boleto abordé la aeronave de American Airlines y volé hacia mi destino. Mi tío Roberto fue quien me recogió a la llegada, a eso de las 10 de la noche.

Increíblemente, más de 25 años después la historia se repetía. En el mismo escenario. En horas de la mañana. Solo que, esta vez, me había salvado la campana. Mejor dicho, me salvó la alerta de Jet Blue, a través de mi correo electrónico. Asombrosamente el pasado había regresado. En esta ocasión corrí mejor suerte.

Dicen los sabios que el pasado siempre vuelve. Y no es cábala. La vida está llena de coincidencias, situaciones casi idénticas que reaparecen cada cierto tiempo. Todo depende de cómo las afrontemos cuando regresen.

Felizmente abordé el vuelo de Jet Blue a las doce del mediodía y llegué a Santo Domingo poco después de las 4 de la tarde. Pedí el servicio de taxis de In Drive para dirigirme a mi casa. Fin de la historia.