domingo, 24 de agosto de 2025

De vuelta en el scrabble. El episodio New York (4)

Por Iván Ottenwalder

Dormí plácido toda la noche y desperté alrededor de las seis de la mañana del sábado 14 de junio.

Me duché y vestí para prepararme a bajar al Over the Moon a tomar mi desayuno. Pedí un yogurt griego, una medialuna y un vaso de leche descremada bien fría. Todo estaba muy apetitoso.

Poco después de las 7:00 ya estaba en la iglesia sede del torneo. Bajé al sótano, donde estaba el famoso e histórico salón donde, el arquitecto Mosher Butts, había inventado el scrabble. Era muy espacioso y bien grande. Allí, me encontré con algunos de los organizadores y ayudé en la colocación de algunas sillas y mesas.

El refrigerio estaba colocado a lo horizontal de una mesa bien larga. Café, bizcochitos, leche, agua, gaseosas, manzanas entre otras delicias. Todo muy bien ordenadito.
Foto grupal con algunos jugadores

Poco después de las 8:00 am, la señora Leslie Ellman, presidenta del Grupo de Embellecimiento de la Comunidad de Jackson Heights (en inglés The Jackson Heights Beautification Group) pronunció unas cálidas y solidarias palabras dirigida a todos los integrantes del torneo histórico de scrabble en español, que se celebraba en la United Community Methodist Church, del barrio de Jackson Heights en Queens.

Fue un momento muy significativo para nosotros como jugadores de scrabble en español por dos razones: por ser un torneo disputado – en su segunda fecha – en uno de los salones principales de esa iglesia metodista donde, Alfred Mosher Butts dedicó gran parte de su tiempo en inventar el scrabble y, dos por el apoyo solidario y deferencia, con la que nos trató la comunidad cristiana de ese centro religioso. Y, más tratándose de la presidenta del grupo de vecinos de Jackson Heights y allegada a esa iglesia metodista. Ella, en nombre de la Comunidad de la Iglesia nos regaló varias cajas de pizza, ensaladas balsámicas y refrescos, que nos llegaron cerca de las 12:30 del mediodía. Norma Garza también pronunció unas palabras, estas de agradecimiento hacia Leslie Ellman por su valioso apoyo a todos los miembros y jugadores de USA Léxico, es decir el Club de Scrabble en Español de Texas. En sí, fue un “gracias” por haber hecho posible, y canalizado todos sus esfuerzos para que, nuestro torneo histórico, resultase en una realidad.

Terminado aquello, nos retratamos – todo el grupo –, con Leslie (la cual estuvo acompañada de sus hijos aunque, estos no figuraron en la foto).

En la hora de almuerzo
Pocos minutos después de terminada aquella fotografía arrancó la ronda número seis. Y mi rival, resultó ser, la mexicana Josefina Alcocer. Me dominó de forma convincente por 524 – 325. Cuatro scrabbles bien letales (TUPIRÉ de 72, AJORASE de 85, ESTOQUE de 66 y CORRIERAN de 95). Y mucho mérito a sus pequeñas gigantes (CALLAN de 28, HILAS de 35, DIEZ de 42 y CESO DE 29). En mi caso también tuve unas buenas pequeñas de mucho valor aunque, de poco sirvieron: FALLO, de 33; ZUECO de 52 y PAÑOS de 44. Sí hubo un momento determinante de la partida en que pude haber cambiado letras pero, no lo hice. Todavía el juego iba joven y yo perdiendo 241 a 171 con un atril con varias N. Son esos los momentos en que se puede apostar al cambio estratégico partiendo de que, el match aún se puede salvar. Nada que lamentar ahora que escribo estas líneas, debí haberlo hecho en el momento real de ese desafío. Mi adversaria se llevó el triunfo porque, simplemente jugó mucho mejor.

En el descanso de 20 minutos reflexioné sobre ello. Apliqué mi monólogo. Me pregunté si sería capaz de ganar las últimas cuatro rondas, o sea partidas. Me lo propuse. Lo necesitaba con urgencia si quería al menos obtener una buena posición, el top – 5 añorado.

En el siguiente pareo me tocó Dulce Tejeira, la esposa de Héctor Klie, el presidente del Club de Scrabble en Español de Estados Unidos (USA Léxico).

Trofeos y medallas del torneo
Cuando arranqué a todo vapor con par de bonus consecutivos creí que mi despertar ya estaba en camino, soñé que sería posible la meta pero, mi adversaria también tuvo respuestas: tres bingos consecutivos: REFORMAS (74), DEBATÍS (97) y ACOJONÉ (87) que la pusieron al frente 258-186. Turnos posteriores y, tras buenas pequeñas de mucho valor (AHÍ de 28, TACHÉ de 31, MIAU de 34 y LAXAN de 33) me situaron al frente 312 contra 287. Ella, tenía lo suyo preparado, sus CÁRCELES (74) con la cual, se fue arriba (361-312). Vino entonces mi desquite: APILONAS de 68, que no existe pero mi oponente no la objetó. Tomé la delantera (380-361). Contestó con un contundente (ARRUGA) no de bonificación pero si válido para irse al frente (424-380). Yo cambié. Ella me ODIÓ (21) y me complicó las cosas (474-380). GUIÉ me dio poca cosa (06). Su DEBED le otorgó más (29). Al final asusté con VEZÓ (78), que me acercó peligrosamente (464-474) pero ella, culminó con TULLA de 22 y puso fin al partido. Victoria dulce para Dulce por 500-460.

Terminada la ronda número 7 aprovechamos para el almuerzo. Las pizzas ya estaban listas. También las ensaladas y los refrescos.

En plena actividad de juego
Hicimos reposo por hora y media para retornar luego a la ronda 8. Mi rival, Norma Garza, mexicana radicada en Tejas, EUA.

Al principio el match resultó bien reñido, teniendo yo ventaja hasta los primeros nueve turnos. Estuve arriba 268-225. Por muy poca cosa, cierto.

Uno de los desaciertos que sí cometí, y valga reconocerlo, fue haber agotado todas las úes, las cinco que me cayeron, bien rápido, sin tomar en cuenta de que la Q, no había salido todavía. Al final, esa fue la letra, la terrible Q que me tocó de la bolsa.

Pero, en verdad, el punto de quiebre fue SORDINA, una jugada de Norma que le valió 84 tantos y la puso en delantera (309-268) para jamás perder la ventaja. Aunque, siempre pisándole los talones, no pude retornar a la cima.

La Q, como expliqué antes, me quedó al final, ya cuando no había nada en el bolso. Tres pases consecutivos debí dar con esa letra colgada en mi atril. Norma, finalmente ganó, 422-396.

Mi próxima rival fue Graciela González, aquella señora que vencí el día anterior por 485-465. Pero, esta vez, la historia sería distinta. Se escribiría a su manera, a su venganza. Y, eso fue, una venganza jurada. Me molió por paliza de 640-341. No siempre ella estuvo liderando. Hasta los primeros seis turnos (la partida aún joven) me vi al frente en el marcador por anotación de 162-153. Hasta que vinieron sus cuatro bonus consecutivos (TAPIARE de 77, LADILLAIS de 96, OFRENDES de 89 y CURABLES de 92). En un abrir y cerrar de ojos la contienda se puso 507-229 …y yo sin poder poner un scrabble. Así de sencillo. ¡NI UNO!
Con mi medalla de participación y diploma
Finalmente me venció con marcador de 640-341. Su último bonus fue TIQUEARE (78).

Este era mi cuarto revés en el día. No había pegado UNA.

Pero al final, sí pude pegar una. Y esa una fue contra Merry Wheaton. La vencí – ya muy cansado y frustrado – con marcador de 425 a 336.

Muchas ideas negativas pasaron por mi cabeza. Una de ellas retirarme de las competiciones del scrabble mundial en español. Me sentía peor que desmoralizado.

Entrega de premios

Ya entrada las seis de la tarde inició la entrega de certificados de partición y trofeos a los ganadores de la contienda scrablera neoyorkina. También, hubo una sorpresa. Se les entregó medallas de participación a todos los participantes del evento, sin importar la posición en que quedasen. Yo, que quedé duodécimo recibí la mía.
Horacio Moavro, campeón del torneo


De igual manera, estaba triste. No tenía mi mejor cara. Raúl Carrillo, jugador venezolano radicado en Tejas, quedó en quinta posición. ¡Obtuvo el top-5 que yo tanto deseaba!

Terminada la entrega de premios nos fuimos a nuestros destinos, que es lo mismo que decir, a nuestras habitaciones de nuestros hoteles. Me regresé al Elmhurst y me di una ducha tibia. Me vestí y me junté con algunos compañeros de juego para cenar - en la última cena que tuvimos - en un restaurante colombiano no muy lejano. La noche estaba muy fría, también muy lluviosa. Fue nuestra despedida. Y, en esa despedida, acordé con Merry Wheaton, tomar el taxi juntos hasta el aeropuerto John F. Kennedy en la mañana del domingo. Nos pondríamos de acuerdo en cuanto al dinero que cada uno tuviera que pagar al taxista de Uber. Ella pediría ese taxi. Acepté de buen agrado.
Horacio Moavro, campeón de duplicada.

Resulta que, ella tomaría su vuelo a Texas, a una hora no muy distante de la que yo tomaría mi avión a Santo Domingo. El acuerdo me convenía.

Me regresé con el grupo de jugadores que se hospedaba en el Elmhurst. Una vez en mi dormitorio, le escribí a varios amigos del scrabble internacional sobre mi pésima actuación. A Rolando Guadalupe (cubano), a Senia Pérez Reyes (venezolana), a Odalys Figuerola (cubana) y a Reisel Murgadas (cubano). Me dolía no haber llenado las expectativas de las cuales yo estaba tan seguro antes de tomar el avión para viajar a New York y competir así en ese torneo. ¡Qué decepción!

A las 10 de la noche concilié el sueño. Dormí tranquilo, despertándome como a las 5 de la mañana.

Más imágenes


























Foto grupal. Todos con sus diplomas
















Tabla de posiciones modalidad clásica















Tabla de posiciones duplicada













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