lunes, 19 de agosto de 2019

Scrabble en La Sirena: de nuevo le he vencido, esta vez en 4 de 5

Por Iván Ottenwalder 

Cuando en el verano del 2005 compré mi primer y único tablero de scrabble que aún poseo, jamás imaginé que mi existencia quedaría vinculada a este fenomenal pasatiempo gramatical. Una larga historia que contar que pica y se extiende para largo. Viajes, victorias y derrotas, pero sobre todo muchas amistades que ven en el juego creado por Mosher-Butts su gran pasión. En mi caso es el número uno. Pero lo más lejos que pensé es que algún día me vería jugando con un viejo rival nada más ni menos que en la tienda La Sirena. Para ser exacto, no en la misma de 2005, en la que compré mi scrabble, sino en otra sucursal: la de la avenida Winston Churchill. Pero como quien no quiere las cosas, ya van dos encuentros con Guillermo Bodden en ese mismo mall.  

Primera partida
La segunda jornada se efectuó el sábado 17 de agosto, empezando a las tres de la tarde, mucho más temprano que la del pasado domingo 11 que inició pocos minutos pasada las seis. Por consiguiente, en la del sábado 17 el tiempo alcanzó para cinco partidas, a diferencia de la del domingo 11, en que solo pudimos echar tres.  

La primera de las batallas resultó ser un duelo cargado de emociones de principio a fin. Guillermo Bodden se vio al frente durante casi toda la partida, aunque siempre por escasa diferencia de puntaje: 125-60, 177-152, 238-197, 257-208. Pero la historia empezó a cambiar con NITROSA, palabra que me dio 76 tantos y la delantera, 284-257. Cuatro turnos después Guillermo viraría el marcador, 368-309, gracias a ACODASE (78). La contrarrespuesta no se hizo esperar con PUNIESE (72), y retomé el liderato 381-368. Me recargué con las últimas siete fichas de la bolsa, incluyendo la malquerida Q. De modo que, mi atril quedó así: G, R, R, M, M, N, Q. En el de Guillermo tampoco había una preciosura: D, D, B, G, H, C y U. Con tamañas feúras de fichas tuvimos mi rival y yo que decidir la partida. A continuación, el dramático desenlace: 

Luego del PUNIESE que me adelantó 381-368, mi oponente respondió con UH de 24 que lo puso al frente 392-381. RUN (16) me devolvió el liderato 397-392, pero el valeroso CID (12) lo puso de nuevo en la cima 404-397. Con GRO (08) volví a comandar, 405-404 hasta que YODE (08) lo situara en la punta (412-405). Ya solo me quedaban tres letras (M, M y Q) y con aquello tenía que morir. Sabía de antemano que jamás colocaría la Q, pues no había espacio para ella, pero si calculaba con astucia podía ser capaz de matarle una o hasta dos fichas al oponente. Y a eso me propuse. Colgué la M para MAYEÉ (10) y lideré de nuevo, 415-412. Guillermo se deshizo de la H para meter HA (5) e irse arriba 417-415. Le quedaban aún la G y B. Después de pensarlo con buen tino calculé que jugando mi última M para ME (04), no solo me adelantaría 419-417, sino que, además, le ahogaría sus dos letras restantes. Así lo hice. Con mi Q perdería cinco tantos pero con las G y B él perdería otros cinco. Cuando ambos restamos de nuestras planillas el score final quedó 414- 412 a mi favor.  

Mis bonificaciones fueron tres: CAUSARA (67), NITROSA (76) y PUNIESE (72). Mi corta más valiosa fue CHECAN, de 48. Por mi oponente hubo dos bingos. Estos fueron CORTEJE (90) y ACODASE (78). Su vocablo corto de mayor puntuación fue OSEO (28). 

Segundo choque 
Segunda partida

Al igual que el anterior este desafío inició cargado de emociones. En varias ocasiones nos alternamos la cima. Cuando por DEJARES (83) me veía en ventaja (119-24), por PAULASTE (86) y BACÁN (43) él tomaba el comando 153-119. Entonces aparecía un RASSEARA de 69 que me regresaba a la punta, 188-153. Es justo señalar que aquella palabra fue mal colocada en el tablero. Lo correcto debió ser RASEARAS, aprovechando como puente la S de DEJARES y el reforme de BACÁN en BACANA. Él no la protestó y así quedó. Turnos más tarde PITONEAD (62) y ZULU (32) lo situaban al frente (309-290) hasta que emergió un DESAMIGO (89) que me devolvía al timón de mando 379-309. Más tarde, con la ventaja a mi favor, 458-343, el adversario asustó con un bingo: CONTASE (86), acercándolo en la pizarra, 429-458, pero un espectacular y preciso SERRÉ (33) me dio tranquilidad nuevamente, 491-429. Al final colocó sus últimas tres fichas para USEN (11) que, sumado a mi descuento de 4, terminamos con anotación de 487-444. Era mi segunda victoria.  

Tercera partida
Ambos colgamos tres bonos: Los míos, DEJARES (83), el incorrecto RASSEARA (69) que no fue objetado a tiempo y DESAMIGO (89). Mis cortas más destacadas fueron ÑU (36), CHOCAS (38) y SERRÉ (33). Por mi rival PAULASTE (86), PITONEAD (62) y CONTASE (86) como bingos y BACÁN (43), ACEDA (33) y ZULU (32) como las cortas de mayor valor. 

Tercer match 

Este desafío, a diferencia de los dos anteriores, fue un dominio y golpiza de principio a final. No hubo ni siquiera un ápice de lo que deb ser una disputada y reñida batalla. ¿El score final? 552-301. Jugadas como ANULEIS (64), HINCASEN (70), ABUENADO (86) y RODASES (64), que terminaron siendo mis cuatro bingos, junto a palabras cortas como JET (37), CATEO (44), BOZO (30), AULLO (37) y PIDE (34), inclinaron ampliamente la balanza a mi favor. 

Lo único interesante que mostró Guillermo fueron apenas dos bonos: DETECTAN (72) y ROSADAS (66). Sus cortas más significativas un EÑE de 25 y un NOVEL de 29. 

Cuarto desafío 

Contando la primera partida, que se decidió por una pírrica de dos puntos, se puede decir que la más emocionante fue la cuarta.  

Es cierto que durante la mayor parte del encuentro me mantuve al frente, liderando con anotaciones de 101-05, 118-75, 266-242, 360-277 y 382-368. Pero fue precisamente cuando el score marcaba 382-368 que la guerra se puso interesante. Un cortito GARRÍ en zona triplera céntrica colocado por un Bodden que venía de menos a más, le puso al frente, 410-382.  

Cuarta partida
Su felicidad duro poco y por culpa de RECHINARE (63) se tornó en pesadilla. Volví a comandar, ahora 445-410. Llegó su turno pero no le gustó lo que vio en su atril y cambió letras. Entonces, como todo buen matador de una película de suspenso, sumé 30 puntos más gracias al SAH, colocando la anotación 475-410. Respondió con VEZAR de tan solo 17 y yo contesté con GAPS (14), provocándole más sufrimientos, 489-427. CAP me ayudó con 7 y TÉ solo le otorgó seis. Al final, de nada le sirvieron mis cinco de descuento. Me llevé la victoria 491 frente a 451. 

Mis bonus, VADEEIS (87), ASOMASTE (76), LUNEASE (61) y RECHINARE (63). En cuanto a las cortas valiosas tuve TEZ (49) y SAH (30). Por Bodden hubo dos bonificaciones: SONDEMOS (75) y ACAUDALE (66). Sus mejores cortas fueron HINCO (40), JI (52), OXE (30), ÑA (45) y GARRÍ (42). 

La quinta fue la vencida 

Aunque la máxima universal reza que la tercera debe ser la vencida, hay ocasiones en que esto no necesariamente es así. En el caso de Guillermo Bodden, fue la quinta partida, la única que consiguió ganar.  

Durante los primeros ocho turnos de juego mi oponente dominaba la pizarra, en ese momento por 245-199. Sin embargo, un cortito JO de 50 me puso adelante por primera vez, 249-245. Una BRUMA de 38, en zona de triple de palabra, lo adelantó 283-249. Mi COLLA (35) me ubicó en el timón, 284-283. Su respuesta fue otro pequeño vocablo en área triplera: TROCHA, combinado con ACOLLA, que le aportó 41 tantos y lo aventajó 324-284. Más tarde vino AXILA (60), un golpe demoledor que me la complicó más y puso las acciones 380-292.  

Quinta partida
Hice un amague y gracias a ID (19) y LEÑE (19) me acerque 330-388. Entonces vino su turno con ZARPÉ (36) que lo acomodó 424-330. Las últimas jugadas no cambiaron para nada la tendencia y, finalmente, mi digno rival pudo alzarse con el triunfo, 463-422. 

Colgué dos bonos, OSEARON (66) y OLVIDES (70); mi adversario, el mismo número, DUDAREN (75) y ASONEIS (75). Mis cortas de mayor significancia fueron GORREO (34), JO (50) y COLLA (35); las suyas HIENA (27), BRUMA (38), TROCHA (41), AXILA (60) y ZARPÉ (36). 

¿En qué momento pude haber perdido la partida? 

Naturalmente que esas cortas demoledoras como BRUMA, TROCHA y AXILA, colocadas en zonas tripleras de palabra, fueron decisivas para su victoria. Sin embargo, en par de ocasiones tuve la posibilidad de rematar en al menos uno de esos huecos. Tuve atril para colocar ACABÓ y vacilé. No lo hice y pagué el precio con el AXILA de 60 de Guillermo. Otra situación se produjo al usar una C para reformar OLLA en COLLA, jugada que me sumó buen puntaje, sin embargo, me quedó orbitando la duda de si esta podía ser reformada luego por ACOLLA. Efectivamente que sí. Eso fue lo que hizo mi rival con la A de TROCHA, convertir COLLA en ACOLLA. Ni modo, el daño ya estaba hecho y no había razones para el lamento.  

El reloj marcaba las nueve y veinte y ya estábamos muy agotados, así que nos despedimos y marchamos a nuestras casas.  

Estadísticas
Victorias: Iván (4), Guillermo (1) 
Promedio de puntos por partida: Iván (473.2), Guillermo (414.2) 
Promedio de scrabbles por partida: Iván (3.2), Guillermo (2.2)

lunes, 12 de agosto de 2019

Tres matches, tres victorias frente a Guillermo Bodden

Las partidas se desarrollaron en el área de comida de La Sirena

Por Iván Ottenwalder 

Hace poco más de cinco meses que ninguno de los integrantes del scrabble dominicano se reunían. La poca coordinación e integración ha sido la tendencia y esto no es nada nuevo, al menos hasta el pasado domingo 11 de agosto. Ese día solo quedaron en jugar dos personas, Guillermo Bodden y el autor de esta crónica. 

A partir de las 6:20 de la tarde Guillermo y yo nos encontramos en el área de comida de La Sirena, situada en la avenida Winston Churchill. Nos informaron allí que el cierre era hasta las 10 de la noche, de modo que acordamos jugar por los menos tres desafíos.  

Antes de empezar mi apreciado amigo compró par de tés fríos para refrescar nuestras gargantas. Luego ubicamos una buena mesa con cómodos asientos y nos preparamos para la primera de las batallas.  

Primera partida.
Al inicio del primer combate tuve la mejor parte, llegando a liderar 186-80 y 261 –114, siendo CIÑERES (120 tantos) la jugada más impactante. Sin embargo, mi gran rival, quien se había equivocado dos veces en sus primeros cinco turnos, sacó gran coraje y se pegó en el marcador, 228-261. Más tarde, logró que sus fichas ONDEAREN (80) para irse arriba, 308-269, pero las TÉCNICAS (72) de las mías me volvieron a colocar en la cima, esta vez 341-308. En lo adelante, lo que ocurrió fue un alternado de ventajas. Cuando Bodden, gracias a un PEYAN (42) inexistente, se iba al frente, 389-372, yo me las ingeniaba para bloquearle con un POR (05), seguido de un MI (28) que me devolvía el control 405-402. Vino entonces su DUZ (14) que lo aventajó 416-405, pero no contaba con mi ZAR protector de 12 tantos que me ponía en ventaja 417-416. Entonces me lanzó un BLOC (09) que lo adelantó 425-417, pero un IRÁS en zona triplera me devolvió un liderato efímero de 433-425. Respondió con TI (10) y de nuevo se puso al frente, 435-433. Esa sería su última ocasión en que se vería ganando, pues, mi grandioso USEN, de 16, me retornó a la punta, 449-435. Se acercó 440-449 con un inofensivo TOL de 5, pero no pudo colocar su última letra, la G. En cambio, yo si pude colgar mis últimas (I, D, D), convertidas en ID (08) y JOSEAD (17). De esa forma, y sumando dos puntos de descuentos por su G, me llevé la victoria 474-438. 

Por mi oponente hubo dos scrabbles: PALERAS (81) y ONDEAREN (80). Sus vocablos cortos más productivos fueron JOSEA (44), XECA (34), ARREO (33) y el falso PEYAN (42) que por tonto no objeté.  

De mi lado tuve dos bonificaciones: CIÑERES (120) y TÉCNICAS (72). Mis palabras cortas más valiosas radicaron en JUBO (39), VAHO (36), QUAD y MI (ambas de 28). 

Segundo match 
Segunda partida.

A diferencia de la partida anterior, en que mi adversario arrancó lento y torpe, en esta mostró lo mejor de sus agallas. Desafortunadamente, aquel buen momento le duro poco. Luego de verme arriba con pizarra de 96 a 52, Bodden pudo colocar par de bonificaciones, DESDIRÁ (70) y RELANZAD (86), que lo situaron en el mando 208 contra 105. Pero en aquel instante, que parecía estar opacado, un soberbio ANOLEIS, que encadené con RELANZADA, me brindó 102 tantos que me acercaron en el marcador, 207-208. A partir de entonces la historia giró a mi favor y la ventura se le negó a mi rival.  

Las letras de mi atril aprovecharon un hueco que fue rápidamente ATENDIDO (64), lo que me proporcionó la delantera, 273-208. En lo adelante no necesité más scrabbles, solamente seis palabras cortas de muchos puntajes, todas en formas consecutivas: OX (36), TAQUEAS (33), COBRES (38), COLMO (25), PIRRA (30) y JURO (25). De nada le sirvió a mi digno oponente un TARDASES de 80 y un intento de susto de última hora con ACENTÚA (89). De nada valió, pues, ACENTÚA, llegó cuando la pizarra estaba 473-361. La jugada le aportó 89 tantos y lo acercó 450 a 473, pero solo pudo sumar 6 míseros puntos de mi descuento, de modo que, me llevé la victoria con anotación final de 467- 456.  

Si es verdad que Bodden me venció metiendo más bingos, 4 contra 3, yo le superé en los vocablos cortos de altos quilates: 7 frente a 1. Sus bonus fueron DESDIRÁN (70), RELANZAD (86), TARDASES (80) y ACENTÚA (89). Su mejor palabra corta fue VETES (42). Mis bonificaciones fueron: EROGARE (66), el demoledor ANOLEIS (102) y ATENDIDO (64). Mis cortas heroicas LLAMO (30), OX (36), TAQUEAS (33), COBRES (38), COLMO (25), PIRRA (30) y JURO (25).  

Tercer y último desafío  

Eran las nueve de la noche, apenas quedaba una hora para el cierre de la tienda, de modo que decidimos echar el último pleito de nuestra jornada escrablera. Este fue otro gran duelo, si se quiere, de principio a mitad, ya que el desenlace no le terminó pasando buen balance a mi opositor. Arranqué como un huracán en mis primeros cuatro turnos, gracias a par de bonificaciones, RUIDOSO (82) y UNCIEREN (64). Ello me permitió liderar 166-66, pero más tarde, Guillermo, ni corto ni perezoso, se puso en delantera, 275-200, gracias a LUZCA (53), AMELLASTE (104) y AX (52). Tuve un as bajo la manga que fue CASQUEAS (76), falso vocablo que mi rival ni siquiera lo objetó, y de esa manera me fui al frente 276-275. Nunca más volvió a levantar cabeza. Por la gracia de HE (32) y COBROS (23) me mantenía arriba 331-292. Guillermo, con un NO (04), intentó abrir campo en el flanco inferior izquierdo del tablero, apostando a sorprender en el próximo turno con un bonus, plan que le denegué con un FI – NI (12) defensivo. Para su mayor desgracia, cuando la partida marchaba 343-312, resoné con un TREPARES (72) que me colocó a la puerta de la victoria, 415-312. Más tarde, la intentó de nuevo, abriendo campo en el flanco medio izquierdo con NI (03), pero todo le salía mal. En cambio, yo jugaba en la zona media y superior derecha con CITAD (20) y GRABÉ (20), para despegarme aún más y ponerle el match inalcanzable (464-338).  
Tercera partida

Llegó su última jugada y, finalmente, lo encontró: un DESALANDO de 66, en el lateral medio derecho, pero, al igual que en la partida anterior, de nada le valió. Esos 66 apenas le hicieron llegar a 404. Ni siquiera los ocho puntos de mi descuento le pudieron ayudar. Todo terminó con mi tercer triunfo, esta vez 452 contra 412. 

Mi rival colgó dos bingos, que fueron AMELLASTE (104) y DESALANDO (66). Sus mejores cortas fueron JO (36), LUZCA (53) y AX (52). Mis bonos fueron RUIDOSO (82), UNCIEREN (64), el inexistente CASQUEAS (76) y TREPARES (72). Entre mis cortas más valiosas solo podría citarse HE (32).  

Justo al terminar este último enfrentamiento sonó la alarma de La Sirena, indicando que eran las diez de la noche, hora de cerrar. Así las cosas, recogimos la mesa, guardé mi juego de scrabble y cada quien, para su casa.  

Estadísticas 
Victorias: Iván (3), Guillermo (0) 
Puntos por partidas: Iván (465), Guillermo (435) 
Scrabbles por partida: Iván (3.0), Guillermo (2.66) 
Jugada de más puntaje: CIÑERES (120), de Iván

lunes, 22 de julio de 2019

Amigdalectomía en tiempos de huelga (parte 36)

 A esa zona del paladar y hueso maxilar superior derecho no le ha valido NADA, ni siquiera los mejores antibióticos o antiinflamatorios. Esa es la misma zona en que perdí por infección bacteriana dos piezas dentales (verano de 2017), se me detectó tardíamente un afta bucal (octubre 2017) y en julio de 2016 hubo que extirparme las amígdalas palatinas (la derecha era la problemática). Es allí de donde me viene siempre el escozor y ese salivazo blancuzco y molestoso. Hasta la parotiditis que pillé en febrero del presente año, y que me fue desinflamada en pocos días, fue en la glándula parótida derecha. De modo, que no han sido pocas las coincidencias. 

Por Iván Ottenwalder 

Tres años y cinco meses han transcurrido. Tres años y cinco meses soportando este aciago infierno: el mío. En lo particular no me consuela en nada que haya personas en peor situación que la mía, con sida o cáncer terminal. Me mortifica mi caso, es el que me afecta y ese es el punto. 

La secreción salivosa eterna no cede, tampoco el escozor en la zona del paladar duro y blando derecho. Ya la situación ha llegado a un punto que hasta en el momento digerir los alimentos me congestiono de secreción. Y eso ocurre en desayuno, almuerzo y cena. Hace apenas como un mes mi hermano estuvo en casa y me pidió checar la zona donde yo alego sentir la molestia y el sabor amargo del agua. Busqué un foquito de pilas y le mostré. Comprendió lo que venía diciendo. A su juicio, prácticamente el mismo que el mío, el lado izquierdo se veía muy bien, mientras que el derecho se notaba hinchado y con algunas líneas blancuzcas. Coincidimos en que no estaba infectado, pero si alterado y deforme con relación a su contraparte izquierda. Algo parecido me había expresado mi madre en el verano de 2018 cuando dijo: “no sé, parece que hay algo allí como si quisiera brotar”. Y más atrás aún, en noviembre de 2017, me acuerdo perfectamente que una cirujana maxilo-facial, que, junto a otro doctor que me drenó los senos maxilares una semana antes, observó y comentó mientras me retiraba los puntos del lado derecho: “no sé por qué eso siempre está tan hinchado”. Debí haberle preguntado a qué se estaba refiriendo, pero cuando estoy en una camilla odontológica no suelo hablar mucho. Pero de que es mucha la coincidencia, lo es.  

Menos mal que en este siglo XXI tengo el Internet a mi favor para que la gente pueda conocer ahora mi versión de los hechos y no solo la de los otros. Si en el ayer estuve indefenso y mi opinión prácticamente no contaba, al menos hoy me siento más valorado gracias al ciberespacio. 

A esa zona del paladar y hueso maxilar superior derecho no le ha valido NADA, ni siquiera los mejores antibióticos o antiinflamatorios. Esa es la misma zona en que perdí por infección bacteriana dos piezas dentales (verano de 2017), se me detectó tardíamente un afta bucal (octubre 2017) y en julio de 2016 hubo que extirparme las amígdalas palatinas (la derecha era la problemática). Es allí de donde me viene siempre el escozor y ese salivazo blancuzco y molestoso. Hasta la parotiditis que pillé en febrero del presente año, y que me fue desinflamada en pocos días, fue en la glándula parótida derecha. De modo, que no han sido pocas las coincidencias.  

Lo peor de todo es que aún sigo atrapado en el mismo laberinto sin salida, razón por la que ya no deseo hacer más turnos en salas de esperas ni verle la cara a médico alguno. Estoy harto de mirar las imbéciles caras de los pacientes en espera, de ver los rostros idiotas de las secretarias de los médicos, y de ser examinado por perfectos ineptos, como el otorrino del Centro Médico Dominicano, un mediocre a carta cabal.  

También estoy hastiado de aquella gente estúpida que me arropa de preguntas, que si tengo gripe, que si una alergia, que si esto o lo otro. Los medicamentos para gripes y alergias, incluyendo las inefectivas vacunas de inmunoterapia de 2014 y 2015, demostraron ser una PORQUERÍA. Bueno, en verdad el que mejor me ha funcionado de todos ha sido la hidroxicina. Tanto el ATARAX o el SERENUS (25 mg) me hacen bien y no me producen efectos secundarios. Pero es que para problemas de paladar o hueso maxilar hinchado o deforme no hay medicina que valga, solo cirugía. 

Cada noche cuando me voy a la cama lo primero que me llega a la memoria es ese más de lo mismo que vivo día a día. Tener que acostarme para levantarme al otro día con los mismos síntomas del coño. Esto no es un cuento de hadas para nadie. Secreción eterna, escozor, sabor amargo del agua, y todo eso las jodidas 24 horas del día. De nada sirve que pueda drenar bien si a los pocos segundos me congestiono de flema salivosa nuevamente. Es la historia de nunca acabar.  

¿Qué entonces estaría dispuesto a aceptar? 

Aceptaría de buena fe que me internen en un hospital de un país extranjero, donde se tengan grandes avances en medicina. Aceptaría que el internamiento dure el tiempo que sea necesario, hasta un año si es posible. Que dicho hospital tenga a mi disposición especialistas que, no solamente me evalúen e indiquen estudios en aparatos, sino también que platiquen conmigo y me escuchen. Que podamos implementar una dinámica en la que, cada vez que sienta el escozor, pueda decírselo al instante e inmediatamente me revisen toda la zona bucomaxilar derecha. Esto suena a utopía, lo sé, pues todavía la medicina convencional se rige por el médico de escritorio que atiende a los pacientes de forma rápida ...y, todo por el consabido de que afuera hay otro montón de enfermos esperando entrar. Además, en caso de que fuera posible esa sugerencia que planteo, me saldría bastante costosa y jamás tendría la plata para pagarla. De todos modos, insisto e insistiré toda la vida, que mi situación amerita de una cirugía bien profunda e invasiva. Ya los fármacos han dicho “no podemos”. 

Tampoco quiero en mi vida médicos cobardes, que tengan miedo de operarme y se valgan de evasivas astutas y argumentos estúpidos, como un judío-mesiánico que conozco y labora en el Centro de Otorrinolaringología y Especialidades. Si hay que operarme pues que se proceda, si muero en un quirófano, cosa que dudo ocurra en mi caso, pues simplemente morí y se acabó. Yo no soy de aquellos que se aferran a querer vivir eternamente.  

Un día que pasa es uno más en la existencia del ser humano, pero, al mismo tiempo, uno menos en su vida. Todos moriremos y descansaremos finalmente. Mi justo deseo es lo siguiente: si el caso mío no llega a una solución satisfactoria, prefiero no vivir más 50 años; en caso de que se solucione definitivamente, desearé vivir hasta los 80 u 85, no más. No ambiciono llegar a los 90 o 100, y mucho menos en República Dominicana, una sociedad con tantas precariedades, inequidades y desigualdades.  

Quiero dejar claro que no me arrepiento ni un ápice de todo lo escrito en este capítulo y los anteriores. Lo señalado ha sido fruto de mi convicción y determinación. Me tiene sin cuidado lo que se diga en mi contra.  

Continuará...