lunes, 19 de agosto de 2019

Scrabble en La Sirena: de nuevo le he vencido, esta vez en 4 de 5

Por Iván Ottenwalder 

Cuando en el verano del 2005 compré mi primer y único tablero de scrabble que aún poseo, jamás imaginé que mi existencia quedaría vinculada a este fenomenal pasatiempo gramatical. Una larga historia que contar que pica y se extiende para largo. Viajes, victorias y derrotas, pero sobre todo muchas amistades que ven en el juego creado por Mosher-Butts su gran pasión. En mi caso es el número uno. Pero lo más lejos que pensé es que algún día me vería jugando con un viejo rival nada más ni menos que en la tienda La Sirena. Para ser exacto, no en la misma de 2005, en la que compré mi scrabble, sino en otra sucursal: la de la avenida Winston Churchill. Pero como quien no quiere las cosas, ya van dos encuentros con Guillermo Bodden en ese mismo mall.  

Primera partida
La segunda jornada se efectuó el sábado 17 de agosto, empezando a las tres de la tarde, mucho más temprano que la del pasado domingo 11 que inició pocos minutos pasada las seis. Por consiguiente, en la del sábado 17 el tiempo alcanzó para cinco partidas, a diferencia de la del domingo 11, en que solo pudimos echar tres.  

La primera de las batallas resultó ser un duelo cargado de emociones de principio a fin. Guillermo Bodden se vio al frente durante casi toda la partida, aunque siempre por escasa diferencia de puntaje: 125-60, 177-152, 238-197, 257-208. Pero la historia empezó a cambiar con NITROSA, palabra que me dio 76 tantos y la delantera, 284-257. Cuatro turnos después Guillermo viraría el marcador, 368-309, gracias a ACODASE (78). La contrarrespuesta no se hizo esperar con PUNIESE (72), y retomé el liderato 381-368. Me recargué con las últimas siete fichas de la bolsa, incluyendo la malquerida Q. De modo que, mi atril quedó así: G, R, R, M, M, N, Q. En el de Guillermo tampoco había una preciosura: D, D, B, G, H, C y U. Con tamañas feúras de fichas tuvimos mi rival y yo que decidir la partida. A continuación, el dramático desenlace: 

Luego del PUNIESE que me adelantó 381-368, mi oponente respondió con UH de 24 que lo puso al frente 392-381. RUN (16) me devolvió el liderato 397-392, pero el valeroso CID (12) lo puso de nuevo en la cima 404-397. Con GRO (08) volví a comandar, 405-404 hasta que YODE (08) lo situara en la punta (412-405). Ya solo me quedaban tres letras (M, M y Q) y con aquello tenía que morir. Sabía de antemano que jamás colocaría la Q, pues no había espacio para ella, pero si calculaba con astucia podía ser capaz de matarle una o hasta dos fichas al oponente. Y a eso me propuse. Colgué la M para MAYEÉ (10) y lideré de nuevo, 415-412. Guillermo se deshizo de la H para meter HA (5) e irse arriba 417-415. Le quedaban aún la G y B. Después de pensarlo con buen tino calculé que jugando mi última M para ME (04), no solo me adelantaría 419-417, sino que, además, le ahogaría sus dos letras restantes. Así lo hice. Con mi Q perdería cinco tantos pero con las G y B él perdería otros cinco. Cuando ambos restamos de nuestras planillas el score final quedó 414- 412 a mi favor.  

Mis bonificaciones fueron tres: CAUSARA (67), NITROSA (76) y PUNIESE (72). Mi corta más valiosa fue CHECAN, de 48. Por mi oponente hubo dos bingos. Estos fueron CORTEJE (90) y ACODASE (78). Su vocablo corto de mayor puntuación fue OSEO (28). 

Segundo choque 
Segunda partida

Al igual que el anterior este desafío inició cargado de emociones. En varias ocasiones nos alternamos la cima. Cuando por DEJARES (83) me veía en ventaja (119-24), por PAULASTE (86) y BACÁN (43) él tomaba el comando 153-119. Entonces aparecía un RASSEARA de 69 que me regresaba a la punta, 188-153. Es justo señalar que aquella palabra fue mal colocada en el tablero. Lo correcto debió ser RASEARAS, aprovechando como puente la S de DEJARES y el reforme de BACÁN en BACANA. Él no la protestó y así quedó. Turnos más tarde PITONEAD (62) y ZULU (32) lo situaban al frente (309-290) hasta que emergió un DESAMIGO (89) que me devolvía al timón de mando 379-309. Más tarde, con la ventaja a mi favor, 458-343, el adversario asustó con un bingo: CONTASE (86), acercándolo en la pizarra, 429-458, pero un espectacular y preciso SERRÉ (33) me dio tranquilidad nuevamente, 491-429. Al final colocó sus últimas tres fichas para USEN (11) que, sumado a mi descuento de 4, terminamos con anotación de 487-444. Era mi segunda victoria.  

Tercera partida
Ambos colgamos tres bonos: Los míos, DEJARES (83), el incorrecto RASSEARA (69) que no fue objetado a tiempo y DESAMIGO (89). Mis cortas más destacadas fueron ÑU (36), CHOCAS (38) y SERRÉ (33). Por mi rival PAULASTE (86), PITONEAD (62) y CONTASE (86) como bingos y BACÁN (43), ACEDA (33) y ZULU (32) como las cortas de mayor valor. 

Tercer match 

Este desafío, a diferencia de los dos anteriores, fue un dominio y golpiza de principio a final. No hubo ni siquiera un ápice de lo que deb ser una disputada y reñida batalla. ¿El score final? 552-301. Jugadas como ANULEIS (64), HINCASEN (70), ABUENADO (86) y RODASES (64), que terminaron siendo mis cuatro bingos, junto a palabras cortas como JET (37), CATEO (44), BOZO (30), AULLO (37) y PIDE (34), inclinaron ampliamente la balanza a mi favor. 

Lo único interesante que mostró Guillermo fueron apenas dos bonos: DETECTAN (72) y ROSADAS (66). Sus cortas más significativas un EÑE de 25 y un NOVEL de 29. 

Cuarto desafío 

Contando la primera partida, que se decidió por una pírrica de dos puntos, se puede decir que la más emocionante fue la cuarta.  

Es cierto que durante la mayor parte del encuentro me mantuve al frente, liderando con anotaciones de 101-05, 118-75, 266-242, 360-277 y 382-368. Pero fue precisamente cuando el score marcaba 382-368 que la guerra se puso interesante. Un cortito GARRÍ en zona triplera céntrica colocado por un Bodden que venía de menos a más, le puso al frente, 410-382.  

Cuarta partida
Su felicidad duro poco y por culpa de RECHINARE (63) se tornó en pesadilla. Volví a comandar, ahora 445-410. Llegó su turno pero no le gustó lo que vio en su atril y cambió letras. Entonces, como todo buen matador de una película de suspenso, sumé 30 puntos más gracias al SAH, colocando la anotación 475-410. Respondió con VEZAR de tan solo 17 y yo contesté con GAPS (14), provocándole más sufrimientos, 489-427. CAP me ayudó con 7 y TÉ solo le otorgó seis. Al final, de nada le sirvieron mis cinco de descuento. Me llevé la victoria 491 frente a 451. 

Mis bonus, VADEEIS (87), ASOMASTE (76), LUNEASE (61) y RECHINARE (63). En cuanto a las cortas valiosas tuve TEZ (49) y SAH (30). Por Bodden hubo dos bonificaciones: SONDEMOS (75) y ACAUDALE (66). Sus mejores cortas fueron HINCO (40), JI (52), OXE (30), ÑA (45) y GARRÍ (42). 

La quinta fue la vencida 

Aunque la máxima universal reza que la tercera debe ser la vencida, hay ocasiones en que esto no necesariamente es así. En el caso de Guillermo Bodden, fue la quinta partida, la única que consiguió ganar.  

Durante los primeros ocho turnos de juego mi oponente dominaba la pizarra, en ese momento por 245-199. Sin embargo, un cortito JO de 50 me puso adelante por primera vez, 249-245. Una BRUMA de 38, en zona de triple de palabra, lo adelantó 283-249. Mi COLLA (35) me ubicó en el timón, 284-283. Su respuesta fue otro pequeño vocablo en área triplera: TROCHA, combinado con ACOLLA, que le aportó 41 tantos y lo aventajó 324-284. Más tarde vino AXILA (60), un golpe demoledor que me la complicó más y puso las acciones 380-292.  

Quinta partida
Hice un amague y gracias a ID (19) y LEÑE (19) me acerque 330-388. Entonces vino su turno con ZARPÉ (36) que lo acomodó 424-330. Las últimas jugadas no cambiaron para nada la tendencia y, finalmente, mi digno rival pudo alzarse con el triunfo, 463-422. 

Colgué dos bonos, OSEARON (66) y OLVIDES (70); mi adversario, el mismo número, DUDAREN (75) y ASONEIS (75). Mis cortas de mayor significancia fueron GORREO (34), JO (50) y COLLA (35); las suyas HIENA (27), BRUMA (38), TROCHA (41), AXILA (60) y ZARPÉ (36). 

¿En qué momento pude haber perdido la partida? 

Naturalmente que esas cortas demoledoras como BRUMA, TROCHA y AXILA, colocadas en zonas tripleras de palabra, fueron decisivas para su victoria. Sin embargo, en par de ocasiones tuve la posibilidad de rematar en al menos uno de esos huecos. Tuve atril para colocar ACABÓ y vacilé. No lo hice y pagué el precio con el AXILA de 60 de Guillermo. Otra situación se produjo al usar una C para reformar OLLA en COLLA, jugada que me sumó buen puntaje, sin embargo, me quedó orbitando la duda de si esta podía ser reformada luego por ACOLLA. Efectivamente que sí. Eso fue lo que hizo mi rival con la A de TROCHA, convertir COLLA en ACOLLA. Ni modo, el daño ya estaba hecho y no había razones para el lamento.  

El reloj marcaba las nueve y veinte y ya estábamos muy agotados, así que nos despedimos y marchamos a nuestras casas.  

Estadísticas
Victorias: Iván (4), Guillermo (1) 
Promedio de puntos por partida: Iván (473.2), Guillermo (414.2) 
Promedio de scrabbles por partida: Iván (3.2), Guillermo (2.2)

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