José Rijo. |
Desde finales de los ochenta y principio de los noventa los Tigres del Licey tuvieron en su roster de jugadores a uno de los pitchers más sensacionales del béisbol dominicano: José Rijo.
Un lanzador derecho con muy buena mecánica para dominar a la oposición. En su carrera de 14 años en las Grandes Ligas tuvo marca de 116 victorias y 91 derrotas con efectividad de 3.24.
El momento climax de su carrera fue cuando obtuvo el premio de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1990 en que los Rojos de Cincinnati vencieron a los Atléticos de Oakland por barrida de 4-0.
En ese playoff final el récord de Rijo fue 2-0, 14 ponches y efectividad de 0.59 en 15.1 entradas lanzadas.
Fue un pitcher de mentalidad ganadora. En la liga dominicana registró marca de 8-16 en 240.1 innings lanzados, 163 ponches, permitió 86 carreras limpias y su efectividad fue 3.22.
Bernardo Brito. Temporada de novato, 1985-86 |
Así como caen todos los imperios, como a Napoleón le llegó su derrota en Waterloo, a José Rijo también le tocó su día. Su época de esplendor llegaría a su fin cuando en un crucial partido de la serie regular de la temporada 1994-95, escenificado viernes por la tarde en el estadio Quisqueya, y donde Licey se jugaba la vida, el poderoso bateador designado de las Estrellas Orientales, Bernardo “El Pupo” Brito, le conectó un soberbio cuadrangular válido para dos anotaciones en la primera entrada. En ese mismo episodio, pocos minutos después, por discutir el conteo de las bolas y strikes, Rijo fue expulsado del partido por el árbitro de home. El Licey terminó perdiendo ese juego y sus esperanzas clasificatorias se desvanecieron.
A principio de esa temporada el Licey había enviado a Bernardo Brito a las Estrellas Orientales a cambio del receptor Francisco Cabrera. En esa negociación los Orientales salieron ganando, pues “El Pupo”, con su bateo de poder, contribuyó a la clasificación de su equipo, mientras Francisco Cabrera hizo un aporte prácticamente nulo para Licey, que quedó en último lugar de la tabla de posiciones.
El mismo Brito confesó que le afectó bastante y hasta lloró de rabia cuando los Tigres, el equipo de casi toda su vida, lo cambió para las Estrellas, sin embargo, una vez en las filas del conjunto verde, prometió vengarse, y lo cumplió. Descargó fuertes batazos contra el picheo azul y de los otros conjuntos de la liga. Esto le valió para ganarse la ovación de todos los aficionados del equipo Oriental, quienes lo vitoreaban y le hacían sentirse querido en su nueva casa.
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