jueves, 12 de diciembre de 2019

De vuelta a La Habana. Por el scrabble, TODO (capítulo 6)

Un poco después de la una tarde llegamos a casa del anfitrión Ñico Catalá. Allí se encontraban también Richard Velásquez y Jorge Luis Toral, este último con su esposa; Miguel Stevens, y más tarde arribaron Raúl Báez y su hijo Luar, un chiquitín que desde hace poco viene echándole ganas al juego. 

Por Iván Ottenwalder

Me he levantado temprano de la cama el sábado 7 de septiembre. Luego del aseo correspondiente (lavado de cara y cepillado de dientes) he tomado un yogur de la nevera y lo he digerido. Finalmente un vaso de jugo de guayaba de la popular marca cubana La Estancia. Al salir me he dirigido al parque de Copelia, me he conectado a internet y le he informado a Odalys que dentro de unas horas arribaría a la casa de Rolando para que, desde allí, como se había acordado el día anterior, nos dirigiéramos al reparto de Cojímar, donde reside Tony Catalá. Allí estaba pautado un encuentro amistoso en el que compartiríamos Richard, Raúl, Jorge Luis Toral, Lúar Báez (hijo de Raúl), Stevens, Rolando, Odalys, el anfitrión Catalá y yo.

Poco después de las once de la mañana abordé el bus P-6 en ruta a 10 de Octubre. Al llegar y desmontarme camino en dirección a la Esquina de Toyo y escucho a mis espaldas una voz: “¡Iván, aquí!” Volteo la cara y era Rolando, acompañado de Odalys. “Teníamos rato esperándote en casa pero tú no llegabas; por eso salimos a esperarte aquí”, explicó Oda. “Sí, se me hizo un poco tarde. Quise cambiar unas divisas a moneda nacional pero al no tener el pasaporte a mano la cajera del banco no me las cambió. ¡Y no sabes la cola que tuve que hacer! Todo en balde”.

Afortunadamente fue la misma Odalys quien me cambió los CUC a CUP, gracias a que tenía en su bolso una cantidad suficiente. Resuelto ese asunto nos dirigimos a la parada de buses en espera de alguno que nos llevase a Cojímar. La espera fue larga y agobiante, más de una hora. Rolando entonces decidió que cruzáramos la avenida y tomáramos uno en otra esquina. Ese que abordamos nos dejaría en otro lugar, después tendríamos que tomar el definitivo que nos llevaría a nuestro destino.
Revés frente a Jorge Toral.

¡Y por fin llegamos!

Un poco después de la una tarde llegamos a casa del anfitrión Ñico Catalá. Allí se encontraban también Richard Velásquez y Jorge Luis Toral, este último con su esposa; Miguel Stevens, y más tarde arribaron Raúl Báez y su hijo Luar, un chiquitín que desde hace poco viene echándole ganas al juego.

Mi primer combate fue ante Jorge Luis Toral, un adversario que meses antes me había manifestado, a través de las redes sociales, su deseo de venganza. Aún tenía bien fresco en su memoria las dos partidas que le gané en el Internacional Cuba Scrabble de 2015. No solamente lo dijo, sino que lo cumplió. Me venció con marcador de 466-396. Me colocó tres bonus: RINDIESE (66), OCUPÁIS (75) y ARROLLARON (117), esta última su jugada más valiosa y con la cual le dio vuelta a la pizarra, 341-262. Sus cortas más letales fueron TEÑID (30), VALEN (35), OH (35) y MAIZAL (34). De mi parte mis bonificaciones fueron solo dos: SANEÉIS (83) y RECADAN (82), mientras que mis mejores vocablos cortos OX (38) y JO (33).

Misión cumplida para mi rival y mis felicitaciones para él.

Para el segundo enfrentamiento me tocó Luar Báez, hijo de Raúl. Vencí al novato prácticamente si mucho esfuerzo, con marcador de 653-314.

SOBERANO (61), FILETEES (80), CAÑEÉIS (96), DEMANDAN (66) y GUATEADO (83) fueron mis cinco scrabbles demoledores que definieron mi triunfo. FIZAR (51) y CHOCAN (53) mis cortas que más puntuaron. Por parte de Luar hubo apenas un bonus (COMERÁN de 78) y una pequeña de significativo valor: AJOS, de 40.

Mi tercer enfrentamiento lo perdí, este frente a Richard Velázquez, 396-486. Eché a perder una buena ventaja de 90 puntos cuando, durante los primeros siete turnos de la partida, me vi al frente, 214-124. Pero jamás contaba con la remontada de mi oponente, quien supo más tarde darle vuelta al marcador, 251-233. Poco después pude tomar la delantera con ACULANDO (72), 357-299, pero no esperaba que sus fichas DANZAREN (91) y lo ubicaran nuevamente al comando, 390-357. Finalmente, y gracias sobre todo a CHAS (14), CESA (41) y SUELTE (28), se llevó la victoria.

Metí tres bonus: REMANSO (74), POQUITAS (69) y ACULANDO (72). Mis cortas mejor puntuadas fueron OX (36) y JODO (35). Mi oponente también bonificó en tres ocasiones: AMBIENTA (62), BAILADO (95) y DANZAREN (91). Sus cortas más valiosas PILLA (32), INGLE (35) y CESA (41).

Tras jugar mis primeras tres partidas llegaba la hora de almorzar. Me encaminé al comedor, donde me esperaba un plato de espaguetis. Lo digerí, tomé agua y descanse unos breves minutos.

Luego del reposo volví al campo de batalla. Me enfrenté a Rolando Guadalupe, en una partida la cual jamás podré olvidar, por las torpezas cometidas que al final me costaron la derrota.
Derrota frente a Rolando Guadalupe.

Arranqué con buen pie bien temprano en la partida, llegando a verme arriba con scores de 193-116, 250-179 y 311-251, sin embargo, debo admitir dos errores capitales cometidos durante ese breve lapso. Primero, haber colocado una palabra inexistente entre dos casillas de triple tanto de palabra. Obvio que quería buscar el nónuplo pero tal vocablo, que ahora no me llega a la mente, no existía. Bien hizo Rolando en objetarlo. Lo otro fue no haber colocado la palabra BRAVEZA en una jugada para bonus. Bien que lo pensé, bien que la había organizado en mi atril, pero me arropó la duda, la inseguridad. Decidí poner VEZA, una jugada corta en zona triplera de palabra que solo me dio 61 tantos. “¿Y por qué no pusiste BRAVEZA, vi que la habías organizado en tu atril?”, me preguntó Miguel Stevens luego de mi jugada. “Me venció la duda”, le contesté. “Debiste colocarla asere, esa palabra existe, no puedes dudar tanto”, me dijo. El hecho fue que me perdí de una jugada que me hubiese generado mayor puntaje. Cometí otro estúpido error. Guadalupe empezó entonces a remontar con formaciones electrizantes tales como COLASEN (72), APODERE (91), DECRETAS (82) y SOLIMOS. En verdad fueron seis bonificaciones si le sumamos dos anteriores: ABOCETAN (63) y MONEARÍA (62). Sus mejores cortas, LARRA (33) y CHULLA (30).

La victoria fue de mi rival, 591-397. Mis mejores jugadas fueron CUITEES (74), ANUNCIOS (70), ÑUS (35), JATO (57) y VEZA (61).

Mi última partida de la jornada fue ante Richard Velázquez. El combate fue reñido de principio a fin, pero la victoria fue suya: 468-427. Ya en la recta final creí verme ganador cuando, gracias a DOLIERA (72), tomé la delantera, 378-323, pero no contaba con su RENDIRÁ (80), que lo situó de nuevo en la cima, 403-378. La tendencia a su favor se mantuvo hasta el final.

Bonifiqué tres veces: SUTURADA (86), TÉCNICA (79) y DOLIERA (72). Él, en igual cantidad: SACUDAS (74), ANIÑÉ (67) y RENDIRÁ (80). Mis mejores cortas OX (34) y QUERRÉ (32); las suyas OLLA (39) y BONA (34).

Al final de la jornada tuve razones para sentirme decepcionado. Realmente, mi actuación fue un papelón. Apenas gané UNA, y esa UNA, frente a un principiante.

Un poco pasada las seis de la tarde tomé un bus hacia El Vedado, pues quería llegar antes de las siete para comprar una boleta del teatro. Era una meta pendiente, no lograda en el verano de 2016, cuando estuve en La Habana por 9 días. De igual manera llegué tarde y ya se habían vendido todos los boletos. “Si vienes mañana temprano te guardo una boleta”, me prometió el taquillero. Acepté y me fui a la pensión. Tendría que esperar hasta el domingo si quería conocer por vez primera el teatro cubano.

ESTADÍSTICAS, 7 de septiembre 2019

Ganadas 1, perdidas 4
Contra Rolando: 0-1
Contra Jorge Toral: 0-1
Contra Richard Velázquez : 0-2
Contra Luar Báez: 1-0
Promedio de puntos por partida: 453.8
Promedio de scrabbles por partida: 3.0

martes, 12 de noviembre de 2019

Más de las Estrellas Orientales de 1967-68

Mucho se había dicho del campeonato ganado por las Estrellas Orientales en la estación 1967-68. Esto por los 50 años que habían durado sin ganar una corona, pero todos sabemos que aquella pesadilla tuvo su fin en la pasada contienda 2018-19 en la que vencieron en la gran final a los Toros del Este. Sin embargo, el tema de 1967-68 aún sigue causando interés en muchos aficionados al béisbol dominicano. Soy de los que considero que la celebración en San Pedro de Macorís no fue lo suficientemente apoteósica para un equipo que acababa de romper las cadenas de un largo sufrimiento y que, si aquel título hubiese sido obtenido antes, digamos en 1988, 1996, 2000 o 2015, el júbilo hubiese sido de mayor magnitud. ¿Por qué? Porque en aquellos años los hinchas de las Estrellas, que eran más numerosos que ahora, veían en la soñada corona, no solo "el año verde", sino una ilusión, un ensueño, algo que traspasaba los límites de la pasión y la alegría, algo así como un mito, un imposible por lo cual luchar y vencer. Ya para 2018-19, cinco décadas después, muchas personas, merecedoras de ver a su novena ganar, habían fallecido; otras, desde principios de siglo, habían cambiado de equipo por culpa del desaliento. Por eso sostengo, que con aquellos fans la celebración hubiese sido, no solo más estruendosa, sino más idealizada, más multitudinaria y sin ningún tipo de parangón. Es por todo lo expuesto que les he traído  una galería con más imágenes de aquellas Estrellas Orientales de 1967-68. 


Por Iván Ottenwalder

 
Solo serie regular

















Federico "Chichí" Olivo.



































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Félix Santana (EO) safe en tercera.


















Jugada de acción.



















Ponen out a Jesús Alou, del Escogido.




















Fuente: Periódico El Nacional de ¡Ahora!, octubre, noviembre y diciembre de 1967 y enero de 1968.
Agradecimiento: Área de hemeroteca de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.