El
miércoles, muchos de quienes me habían visto llegar temprano, me
felicitaron con efusivos abrazos. Lo único malo fue al enterarme de que
el ganador/a del Extraordinario nunca recibía trofeo o medalla, ya que
se trataba de un torneo de repechaje. Una vez más otra mala e injusta
coyuntura del destino me negaba lo que debió ser el primer trofeo o
medalla de toda mi vida. Ya me había pasado en el Internacional Cuba
Scrabble 2015, en La Habana, cuando no recibí trofeo alguno, después
haber finalizado en segundo lugar y llevarme varios renglones
estadísticos. Aún siento y considero a rajatablas que la vida me debe al
menos UNA medalla o trofeo.
Por Iván Ottenwalder
Desperté temprano a las seis de la mañana el miércoles 11 de octubre. Me duché, cepille mi dentadura y tomé los medicamentos que me había traído de Santo Domingo. Aunque, para ser sincero, y esto lo repetiré mientras vida tenga: YA ESTOY HARTO DE ELLOS.
El desayuno lo iban a servir a partir de los 8:30 de la mañana y ese horario no me convenía, de modo que decidí esperar solo hasta las 8 de la mañana para luego marcharme al Gran Paraná. Esta vez tomé mi laptop y la entré en mi mochila. La necesitaría para conectarme a internet en el hotel sede. Al llegar a tiempo aproveché para desayunar en una cafetería cercana. Pedí tarta con miel y nueces y medialunas rellenas de mermelada de guayaba. Estaban sabrosísimas. De tomar no recuerdo exactamente que ingerí, podría haber sido chocolate caliente o algún jugo.
Al regresar al Gran Paraná aún no había empezado el clásico mundial. Aproveché entonces para encender mi ordenador portátil y enviar algunos mensajes por Facebook y Hotmail. Le escribí a mi padre, madre y otros familiares sobre mi conquista del Torneo Extraordinario y el logro de haber clasificado al clásico mundial individual. Repentinamente, escuché una ruidosa algarabía y fuertes aplausos que venían del salón de arriba. No sabía de qué se trataba, de modo que seguí concentrado en mis asuntos.
Un enemigo que me felicitó y apoyó
Al entrar al portal de ReDeLetras.com me encontré con una gigantesca sorpresa. El enemigo ideológico me había mandado un caluroso mensaje de felicitación por chat. A continuación la transcripción:
“Felicidades y ánimo con el resto del mundial. Aún quedan muchísimas partidas. Me alegro de que te hayas clasificado en el Extra, porque de otro modo no estarías jugando el mundial, así que obtuviste un gran logro. Hay un premio al mejor debutante. Aquel que queda primero de entre todos los que juegan un mundial por primera vez. Quizás te lo lleves. Otros años lo ha habido, pero este no lo sé. Puedes consultar allí”.
Increíble pero cierto, aquel adversario que me rebatía con dureza e insultos todo cuando opinaba, me escribía ahora con palabras afectivas y de ánimo. Atrás quedaron aquellas agresiones verbales del pasado: subnormal, tonto, basura, montón de mierda, hijo de puta y trastornado.
Ahora mi adversario intelectual estaba de mi lado. Ciertamente que la
vida es un gran misterio, un indescifrable enigma. Con el triunfo en el
Extra el día anterior sentía que el tiempo me estaba otorgando un
reconocimiento personal el cual me había sido denegado tantas veces en
diferentes áreas competitivas. El miércoles, muchos de quienes me habían
visto llegar temprano, me felicitaron con efusivos abrazos. Lo único
malo fue al enterarme de que el ganador/a del Extraordinario nunca
recibía trofeo o medalla, ya que se trataba de un torneo de repechaje.
Una vez más otra mala e injusta coyuntura del destino me negaba lo que
debió ser el primer trofeo o medalla de toda mi vida. Ya me había pasado
en el Internacional Cuba Scrabble 2015, en La Habana, cuando no recibí
trofeo alguno, después haber finalizado en segundo lugar y llevarme
varios renglones estadísticos. Aún siento y considero a rajatablas que
la vida me debe al menos UNA medalla o trofeo.
Al subir al salón de arriba me enteré por boca de algunos jugadores que mi nombre había sido mencionado y reconocido por ganar el Torneo Extra 2017. “Oye, ¿dónde tú estabas? Te hicimos una bulla y te aplaudimos muchísimo. ¿No lo escuchaste?”, me informó uno de los competidores cuyo nombre no recuerdo ahora.
Inicio del Clásico Mundial
Los pareos para la primera ronda del torneo fueron anunciados a viva voz por la mesa directiva. El resto de las rondas serían publicadas en hojas sueltas pegadas a los murales.
Mi primer contrincante, según el sistema aleatorio, sería Luis Horacio Acevedo, un gran genio de las palabras cruzadas, unos de los mejores de Argentina y subcampeón mundial en La Habana en 2014. Pero la palabra miedo no existía en mi cerebro. El que tenga miedo que se busque un gato prieto, reza una famosa frase dominicana.
Este match fue una victoria contundente para Acevedo, 608- 383. Siempre se vio en la delantera y rápidamente se las ingenió para sacarme de juego. MEJICAS (102), AUSENTE (84), TILLADOS (107) y SORTEAD (80) fueron sus cuatro bonificaciones. Las mías apenas dos: CEDIERON (90) y AMARREMOS (86). Era mi primera golpiza en un clásico mundial. La calidad de quienes juegan el Extraordinario no es la misma de quienes compiten en el clásico individual. Son escenarios totalmente diferentes.
La mexicana Luz María Galindo fue mi siguiente oponente. En esta partida saqué rápidamente una gran ventaja de 165 puntos (265 - 109) en los primeros seis turnos. Pero mientras esta avanzada mi adversaria se iba metiendo en pelea y descontando. Con un SOTERRAR de 86 tantos se me acercó peligrosamente (336 - 343). CUNEEIS (94) fue el balde de agua fría que le mató sus esperanzas definitivas de ganar el encuentro. Con este scrabble me alejé, 437 - 336. El choque terminó a mi favor, 529 a 446.
Mis bonus fueron tres: MONEASE (74), ZOCARÍA (148) y CUNEEIS (94). Entre mis mejores formaciones corta estuvieron AX (36) y HAY (32). Los scrabble de Galindo fueron CRIADERO (61) y SOTERRAR (86). Sus jugadas cortas que más puntuaron MONTO (45), JI (36), TULLÍ (40) y MAÑAS (28).
Carmen Vallecillo, de Argentina, fue mi próxima rival. Me dominó de principio a fin en una partida que culminó 519 - 387. Sus scrabbles fueron AHITASEN (94), APOSTABA (78) y ADOSARE (71). Entre sus vocablos cortos de altos puntajes estuvieron SUD (30), TORRES (45), JU (36), ARRIO (33), HE (26) y PILLE (31). Mis bonificaciones fueron dos: CELABAN (69) y TACONEAS (83). Las formaciones cortas que más me puntuaron ZURCÍ (27), XI (31), ÑO (40) y CHELE (27).
Tras dos horas de receso me preparé para la cuarta partida. Fue ante el mexicano Luis Limón, a quien vencí por golpiza de 504 - 337. Durante el desafío coloqué cuatro bonus, SUTURAN (66), RECALQUÉ (67), HABLADO (85) y TRAGANTE (61), los tres últimos en forma consecutiva. Y entre mis palabras cortas de mucho valor estuvieron ERROR (36), TEMIÓ (26), SU (26), AÑO (33), BÚA (36) y VEZO (26). Mi opositor apenas metió un bonus que fue SONREID (69). Sus palabras cortas más valiosas fueron EX (33), AJ (41), FIES (35) y VEZ (38).
En la quinta ronda me tocó la argentina Amanda Gauna, ex-campeona mundial en 1999. Me dominó de principio a final y la victoria fue suya, 489 - 407. Solo en un momento de la partida di muestras de remontar, cuando me acerqué peligrosamente 332 - 371, gracias a un CONSERVO de 80 puntos. Pero me quedé corto.
Aunque con tan solo dos scrabbles, VOSEARE (81) e IZADO (75), Gauna fue una fiera difícil de domar. Sus vocablos cortos de muchos puntajes fueron un arma letal contra mis aspiraciones: EX (43), ANODO (31), QUERRÍA (36), MUÑIR (28), SI (25) y USO (24).
Mis bonus fueron tres tres: TRINABAS (86), TOCINETA (68) y CONSERVO (80). Entre las formaciones cortas de gran valor solo me destaqué con MOJÉ (48).
Para la sexta ronda me enfrenté al colombiano Alberto Mora. En este match pude tomar la delantera rápidamente, 195-115, gracias a dos bonus consecutivos, LEUDARE (68) y LUNEAIS (68) y un corto JALEN de 59 tantos. Pero la partida era aún demasiado joven y nada estaría definido sino hasta el final. Tres turnos más tarde mi adversario ya estaba al frente, 264 - 211. ACAMAIS (76) me puso otra vez arriba, 287 - 264. El desafío ganaba en dramatismo, pues mi oponente mostraba muchas garras y determinación. Una vez más, cortesía de un DUX (47) y unos PUESTOS (27) el colombiano tomaba el control del juego, 338 - 314.
Hostal La Hamaca Paraguaya. |
Viéndome con dos comodines y buenas letras en mi atril, preferí no colocar un scrabble, sino una formación corta, ZENES, la cual me generó 45 puntos y me puso al frente, 359 - 338. Luego, gracias a la generosidad de la bolsa y aprovechando los dos comodines que aún conservaba, en mi próximo turno coloqué un bonus con el que DESTRUÍ (66) a mi adversario y afiancé mi ventaja, 425- 361. Mora amagaría con un HISPO (39) que lo acercaría, 400 - 425, pero finalmente terminó perdiendo. Gané con score de 460 - 438.
Coloqué cuatro bonus en el match: LEUDARE (68), LUNEAIS (68), ACAMAIS (76) y DESTRUÍ (66). Mis mayores formaciones cortas fueron JALEN (59), ZENES (45) y LLE (27). El colombiano puso dos scrabbles, LOQUEAIS (66) y TOREABA (90). Entre sus mejores palabras cortas estaban BARRER (37), ZALEO (43), DUX (47), PUESTOS (27), HISPO (39) y VOY (25).
Eran más de las 7 de la tarde. Las primeras seis rondas del clásico mundial habían finalizado. El jueves se volverían a disputar seis rondas más, lo mismo que el viernes y el sábado, último día en que se decidiría el puesto de campeón y las demás posiciones del torneo.
Habitación donde dormía. |
Me
marché del hotel y me dirigí a la parada del bus para retornar al
hostal. Al llegar me encontré con Carolina Fernández, la joven dueña de
La Hamaca Paraguaya. Luego de un afectuoso saludo con besos en ambas
mejillas me contó que había estado de luna de miel. Le hablé de Víctor,
su tío, con quien había hecho una preciosísima amistad durante los
primeros días de la jornada mundialista de scrabble. Más tarde hablé con
un primo de la dueña, un muchacho joven y fornido, para decirle que
deseaba probar el mate. “No quiero regresarme a República Dominicana sin
antes probar el mate como ustedes lo toman”, le manifesté mi deseo. El
chico me prometió que me prepararía uno para el día siguiente. “Verás
que te va a gustar. Te voy a prestar mi termo para que te lo lleves al
torneo mañana. Me lo traes por la noche”, me pidió. Le di las gracias
por la complacencia.
Después de una fresca ducha me fui a la cama, hasta el otro día, en que se disputarían seis rondas más del clásico mundial.