Sus tripulantes cubanos enseñaron a jugar béisbol a
los dominicanos.
Por Iván Ottenwalder
Para la mayoría de los historiadores deportivos
residentes en la República Dominicana, el origen del béisbol dominicano se
remonta al año 1886, traído por los tripulantes cubanos del buque María Herrera.
Los primeros en sostener esta tesis fueron los
venezolanos Juan Vené, Eleazar Díaz Rangel y Humberto Acosta, en su libro Un siglo de béisbol.
Según estos estudiosos, aquellos marinos cubanos, desembarcaron
en el puerto de San Pedro de Macorís y pocos días después, el 25 de septiembre,
en las proximidades de la playa de Pita, escenificaron un partido de béisbol,
ante las curiosas miradas de los pobladores del lugar.
Al final de aquel encuentro los jugadores regalaron sus
guantes, bates y pelotas a los impresionados espectadores.
Se trataba de un deporte nuevo, desconocido, no solo
en San Pedro de Macorís, sino en todo el país. Aquel acontecimiento, sin dudas,
sentó la base de lo que sería, posteriormente, el béisbol en nuestro
territorio.
El próximo 25 de septiembre se cumplirán 127 años de
aquel memorable hecho y me llama sorprendentemente la atención de que en la
República Dominicana no haya un estadio, una avenida, una calle, un sector o un
centro comercial que lleve el nombre de María Herrera que, como señalé al
inicio, fue el nombre del barco en que vinieron los marinos cubanos que nos
enseñaron a jugar el deporte del bate y la pelota.
A mi juicio esto es una injusticia histórica y otra
prueba fehaciente de que los dominicanos, incluyendo a sus intelectuales,
olvidan su propio pasado.
No voy a pedir que le cambien el nombre al Estadio
Tetelo Vargas, de San Pedro de Macorís, ya que Juan Esteban Vargas Marcano
(Tetelo) fue una súper estrella del béisbol y merece todo su reconocimiento. Sugiero
que, por dignidad y agradecimiento, bauticen una calle, avenida, escuela,
urbanización o plaza comercial de esta provincia con el nombre de María
Herrera.
Insto a los historiadores deportivos dominicanos, a
los representantes de la Cámara de Diputados y el Senado a tomar en cuenta el
valor histórico que representó el buque María Herrera para este país. Que les
gravite en sus mentes que esta no fue una embarcación cualquiera, sino el
vehículo que trajo la semilla del béisbol a nuestra nación.