Se pone de moda en el país
conducir con las luces apagadas en horas de la noche.
Por Iván Ottenwalder
Lo que no
se veía en la República Dominicana
de la década de los 90, 80, 70 y anteriores, se puede apreciar ahora. Un mal
que comenzó a reflejarse a principios del siglo XXI, y que no se le prestó la
debida atención necesaria, con el pasar de los años se convirtió en un problema
mayúsculo.
Quisiera
conocer el porqué del problema, la razón por la cual esta mala conducta,
cometida por una minoría, pero muy numerosa, va ganando terreno en nuestro país
y pareciera como si se tratase de una moda que no incomoda ni provoca quejas
sociales.
Todas las
noches, a partir de la 7:30 en adelante, salgo a caminar por los alrededores de
la Urbanización Real,
sector donde resido, no siendo pocas las ocasiones que me percato de una gran
cantidad de vehículos (autos y motores, sobre todo) transitando con las luces
apagadas por las avenidas Rómulo Betancourt y Enriquillo. Cuando, saliendo de
mi zona, decido subir un ratito a la 27 de Febrero, también noto el mismo caos.
Ahora me
haré unas cuantas preguntas: ¿Acaso están muy caras las luces de autos y
motores que sus conductores no tienen dinero para comprarlas cuando se les
queman? ¿Es que son tan desmemoriados que se les olvida que de noche hay que
encender las luces de sus vehículos? ¿Es, como dijo un patán al que abordé
sobre el asunto, que los conductores lo hacen para ahorrar energía? Y, por
último, la pregunta que no pretendía hacerme, pero no me queda de otra: ¿Es la
policía dominicana tan incapaz de multar a esas personas expuestas a accidentes
automovilísticos e incluso morir? No sé hasta cuando policía y justicia
dominicana dejarán de ser tan infuncionales.
Existe la
ley para sancionar ese tipo de caso, pero las autoridades de tránsito se hacen
de la vista gorda, dejándolo pasar por alto. Eso sí, el día que un ciudadano,
por H o X les caiga, ¡zas! ahí le caerá el peso de la “justicia severa” al
civil infractor.
La
población dominicana padece de una catarsis irritante y espantosa. La gente ha
preferido “dejar eso así”, sonreírle a vida, dándose unos buenos tragos en el
colmadón o el drink, varias veces a la semana; cuando no, irse de rumba a un
elegante bar o botar unos pesitos en un casino. Todo eso, “porque no nos
escuchan”, “nadie nos hace caso”, “a los gobiernos de este país le conviene que
esto siga siendo una mierda y que la gente no piense”, “no vale la pena gastar
saliva”, etc.
La gente
que se expresa así, al menos tiene a su favor las redes sociales, los blogs y
páginas webs para protestar. Desafortunadamente, las grandes mayorías no se
están empoderando; afortunadamente, una minoría quiere dejarse sentir, manifestando
sus puntos de vistas.
Si
aprendemos a mejorar nuestras fallas, en la medida que sea posible y, al mismo
tiempo, contribuir con propuestas para solucionar todas nuestras problemáticas
sociales, ya tendríamos de hecho, parte de la batalla ganada.
Me llenó
de orgullo cuando, a partir del 2010, la sociedad en general, junto a una
prensa que la apoyó, consiguió poner de rodillas a la clase política dominicana
y así, en 2013, el gobierno reciente, hiciera efectiva la inversión del 4% del
Producto Interno Bruto (PIB) a la educación, cada año.
Entonces,
¿por qué no hacer lo mismo ahora? No estaría mal dejarnos sentir y exigir a la policía que haga su trabajo y aplique las sanciones
correctivas contra aquellos ciudadanos que conducen autos y motos con las luces
delanteras o traseras apagadas.
Si
protestamos algo quedará. Aunque sea la satisfacción de haber hecho el intento.
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