Tres últimas rondas y mi
avance a la final.
Por Iván
Ottenwalder
Más temprano que los dos días anteriores tomé
el autobús hacia La
Habana Vieja camino hacia la biblioteca. Era el día de las
tres últimas rondas. Tenía como meta avanzar a la final, fuese contra quien
fuese. En primera instancia imaginé que me enfrentaría a Catalá, pero el señor
destino, tan indescifrable como siempre, tenía reservadas algunas sorpresas.
Mi primera oponente en la mesa 8 sería Zoimelys
Labrada, jugadora a la que había vencido dos días antes por 222 puntos de
ventaja. Minutos antes de la partida ella se me acerca muy alegremente y me
azuza: “contigo es que me quiero quitar la picazón”. Mi respuesta, también
bromista, “te voy a eliminar de la competición en esta partida”. Su devolución,
muy cortés, aunque dudo si muy sincera del todo: “yo juego para divertirme, no
para ganar”. Al poco rato arrancó nuestro desafío.
Desde el inicio me mantuve arriba en el
marcador (80-28, 95-73, 169-144, 212-166, 247-177). En efecto, parecía
apocalíptico aquello de que la eliminaría de la competición. En un momento dado
Jorge Fernández, quien se acercó a ver nuestro desafío, puso su mano en la
espalda a Zoimelys, en señal de algo parecido a un te acompaño en tus sentimientos.
“Tú como que tienes a la gente de aquí
comprada”, bromeó mi rival. “¿Tú crees?”, le pregunté a manera de chanza. Pero
ella, como zorra valiente y experta probada en juegos presenciales, jamás se
amilanó y demostró un carácter digno de competidores que saben manejarse en la
adversidad y momentos de presión. El imperativo ENCARAD (bonus de 78 puntos) la
puso delante en la anotación 272-247. Mi respuesta fue el gerundio CARGANDO, de
65 tantos, y retomé la delantera, 312-272. Cuando el puntaje se hallaba 339-290,
favoreciéndome, se deshizo de algunas letras de su atril y las cambió por otras
de la bolsa. Entonces jugué VASA, que tan solo me aportó 10 puntos. Con la
anotación 349-290 el reloj casi se me estaba agotando. ¡Tamaño problema en ese
momento! Para acelerar aún mis nervios me colgó un soberano bonus (IDEARIOS, de
80 puntos en zona triple de palabras) que le dio la delantera, 370-349. Con el
crono ya corriéndome en negativo metí HAN y retuve el mando, 372-370. Ella
contestó con PE (10 tantos y nuevamente arriba 380-372). Puse un FO de 13 y
otra vez me fui delante, 385-380. Ella BE (8 y 388-385). Yo SET (5 y 390-388).
Ella pasó y yo anoté GE (393-388). Ella PI (4 y 393-392). En los siguientes
tres turnos ambos pasamos y se acabó. Zoimelys descontó 3 puntos de su atril y
yo 8 más 30 de penalidad por jugar tres minutos debajo del 00:00. El resultado
fue una victoria y todo el crédito para mi mortificadora adversaria: 389-355.
Con este revés Zoimelys empataba conmigo en la
segunda posición y Antonio Catalá subía al primer lugar.
En el próximo pareo (ronda 14) me topé con Raúl
Báez. En esta partida padecí tremendo susto. Par de bonus consecutivos de Báez
casi a mitad del desafío lo puso en ventaja 295-192. LOMEANDO me dio respiro y
acercó, 264-295. Un elemento vital que en este match se conjugó de mi lado fue
el siguiente: la gran mayoría de las vocales ya estaban jugadas en el tablero
mientras yo acaparaba de la bolsa, cada vez que me recargaba, del resto de
ellas. En esta partida llegué a tener mi atril lleno de puras vocales. En los
próximos 8 turnos él mantenía la delantera, aunque de manera precaria. En la
cuesta final intenté un CUITARA. Báez la protestó y tuvo razón. Retiré mis
siete fichas y pasé. Él colocó PI (12 tantos y 406-375 la anotación a su favor).
Ya no quedaba fichas en la bolsa y Báez se había tragado la
Q. Su atril era de puras consonantes. Su PI
fue una jugada tonta, pues me dejó el camino abierto para bonificar en zona de
triple de palabras, lo que eventualmente hice. Esta vez con ACUITAR en vertical
unido a PIA horizontal le exclamé: ¡Eureka, esta si existe! De todos modos, la
objetó. La monitora llegó y buscó en el LEXICON y existía. Gané la partida de
manera dramática. Ese bonus me otorgó 82 puntos más 14 que se me sumaron del
atril del derrotado. Final: 471-392. Gané una partida de las apremiantes, de
esas que jamás se deben perder.
En el otro interesante match Zoimelys Labrada
había vencido a Antonio Catalá, lo que produjo un triple empate en la primera
posición. Catalá, Zoimelys y yo nos encontrábamos con 11 victorias y solo 2
reveses.
Y mi último desafío, tan necesario como el
anterior para mis aspiraciones clasificatorias, fue ante Cecilia Dávalos. Una
de mis reglas de oro consistía en no subestimar a ningún rival. Me impuse 473 a 339.
Por otro lado Zoimelys ganó su próxima partida
y Antonio Catalá se hallaba disputando un cerrado desafío ante Raúl Báez.
Decidí bajar a la cafetería y tomar algún batido.
Treinta minutos después regreso al salón de
juego. Era tiempo de receso. Me entero que Raúl Báez, que ya estaba descartado,
se le había colado en el camino a Catalá, eliminándolo del torneo y que mi
adversaria en la final sería Zoimelys. La final, pactada a un 3-2, iniciaría a
las 3 de la tarde.
Bajé de nuevo a caminar. Volví a tomar líquido
en la cafetería. Pensé, medité sobre lo cerca que estaba el primer trofeo de mi
vida. De cualquier modo, aunque quería ser campeón, me sentía orgulloso conmigo
mismo. El Internacional Cuba Scrabble 2015 se había convertido en uno de los
capítulos más lindo de todo mi historia ¡Cuidado si el más!
Estaba muy pensativo y algo ansioso. Nunca
había llegado a una final en competición alguna.
A las 3:00 p.m. Arturo Alonso, organizador del
evento, convocó a los finalistas de la Élite y la Premier a ocupar sus
respectivas mesas. Reisel Murgadas y Jamil Rivero disputarían la final de la
Élite mientras en la Premier
me batiría ante Zoimelys. La mesa sería la número 2.
La caída en la final.
Zoimelys campeona
Primera partida de la final. |
La guerra de los sexos o los nervios arrancó.
Zoimelys cambió fichas en su primer turno y yo hice lo mismo. Ella me colgó
SANEADA (68 tantos). Le respondí colocando mis siete fichas del atril en el
tablero, pero ¡Oh, error! El miedo escénico empezaba a traicionarme. Me había
equivocado y ella objetó a tiempo y con justa razón. La partida se mantuvo
pegada hasta que DISCARE me puso en ventaja. Esta formación me valió 75 puntos
mal contados, pues, cuando ya era tarde, caí en la cuenta que al vocablo
paralelo AD no le había contado los puntos (3). ¡Hubiesen sido 78! Estando en
ventaja 305-273, un JO 42 de puntos y posteriormente un MEZCLA de 66 (también
mal contados porque sumaban 69), en zona triple de tanto de palabras, viraron
la anotación 381-305 a
favor de Zoimelys. No me acobardé, aunque a mi crono le quedaban menos de 3
minutos. Gracias a LANUDAS y después BINADO tomé el timón 406-381. Con el
partido favoreciéndome, 424-399, un valiosísimo PULLA, en doble tanto de
palabras, adelantó a la aguerrida genio, 435-424. Un cortito VA en triple de
palabras me aventajó 439-435, pero ella contestó con CULPA (18 tantos) y volvió
a la delantera (453-439). Erre en mi próximo turno. ¡Uf, en qué momento! Luego
BLE para mi oponente (458-439). GEL para mí y me acercaba (458-451); TECHE para
ella y aumentaba (466-451). Mis últimas letras no hallé dónde colocarlas y
pasé. Ella con DOS (4 puntos) y se acabó. 474-447 fue su victoria.
Con la serie 1-0 a su favor, Zoimelys solo
necesitaba ganar una partida más para obtener el trofeo, ese que yo también anhelaba
y por el cual estaba dejando mi pellejo y cerebro en el tablero. No tenía de
otra que intentar al menos empatar la serie y provocar una partida de
desempate. La guerra psicológica la estaba ganando ella.
Descansamos 10 minutos.
Segunda partida de la final. |
Retornamos a la guerra. Al igual que la partida
anterior nuestros primeros turnos fueron cambios de letras. Zoimelys juega un letal
ARRIMASE de 92 puntos. Poco después pongo CONTIENE (de cuádruple) que me otorga
90 y me pego, 105-106. Después de ella cambiar dos turnos seguidos un FRESADOS,
superior al centro en triple tanto de palabras, la ubica en ventaja 201-115. Poco
después me tortura con OSEARES (77 puntos) y se me aleja más, 278-133. Con su REZO
(39) la tuve aún peor (317-161). Aún creía en mí y, paulatinamente, gracias a
unos buenos puntajes sucesivos (ACODARE, BUZAS y CAY que entre todos me sumaron
153 puntos), me acerqué 351-389. Fue en ese momento clímax que pude habérmela
jugado, en que lo pensé y repensé, pero lo dudé. A la letra E de la palabra PIQUE,
colocada horizontalmente, se le podía reformar, ya que después había una
casilla vacía, la cual podía ser perfectamente aprovechada jugando otro vocablo
que atravesara verticalmente en zona de triple de palabras. Pensé colgar un
OXEO en vertical (esquina derecha superior del tablero) que enlazara con
PIQUEO, del verbo PIQUEAR. Vacilé. Dudé si el término existía. Tuve miedo a la
posible objeción de mi adversaria. ¿Y si no existía? ¡Pero existía! Esa
inseguridad, imperdonable, me viene persiguiendo desde que perdí la final. Posiblemente
será mi fantasma torturador hasta que vida tenga.
Una CAÑA de 28 puntos incrementó su ventaja
417-351. Posteriormente un EH, potenciando la H en triple de letras, me las empeoró, 443-351. Jugué
OX con EX, válido para 36 (todavía debajo, 387-443). Luego, la casa se me vino
encima: un DENIEGA sepultador de 89 tantos, en zona triple de palabras, conectado
con PIQUEN, me denegaba el trofeo del campeonato. Zoimelys fue más lista y jugó
donde yo debí haberlo hecho antes. El marcador se despegó, 532-387. MOJOS me
otorgó 18 (532-405). Ya lo que quedaba en nuestros atriles no cambiaría en nada
la tendencia. El resto fue un MAL para ella (¡jamás se lo deseo!) de 5, un
ABUZASEN de 19 para mí, VA suyo de 5, una RED de 10 mía, GE de 3 por ella y, al
realizar mi último turno (AR de 2 tantos), un
felicitaciones campeona dio
por terminada la final. Sumé un punto y ella descontó lo mismo. La anotación del
desafío, 544-437.
Zoimelys fue arropada en felicitaciones; yo
también recibí las mías. No recuerdo a cual de los jugadores le expresé el trofeo tendrá que esperar. Claro, el
mío tendrá que ser en otro momento. ¿En cuál? Padre Tiempo sabrá.
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