Un
poco después de la una tarde llegamos a casa del anfitrión Ñico
Catalá. Allí se encontraban también Richard Velásquez y Jorge
Luis Toral, este último con su esposa; Miguel Stevens, y más tarde
arribaron Raúl Báez y su hijo Luar, un chiquitín que desde hace
poco viene echándole ganas al juego.
Por
Iván
Ottenwalder
Me
he levantado temprano de la cama el sábado 7
de septiembre.
Luego del
aseo correspondiente (lavado de cara y cepillado de dientes) he
tomado un yogur de la nevera y lo
he digerido. Finalmente un vaso de jugo de guayaba de la popular
marca cubana La Estancia. Al
salir me he dirigido al parque de Copelia, me he conectado a internet
y le he informado a Odalys que dentro de unas horas arribaría a la
casa de Rolando para que, desde allí, como se había acordado el día
anterior, nos dirigiéramos al reparto de Cojímar, donde reside Tony
Catalá. Allí estaba pautado
un
encuentro amistoso en el que compartiríamos Richard, Raúl, Jorge
Luis Toral, Lúar
Báez (hijo de Raúl), Stevens, Rolando, Odalys, el anfitrión Catalá
y
yo.
Poco
después de las once de la mañana abordé el bus P-6 en ruta a 10 de
Octubre. Al llegar y desmontarme camino
en dirección a la Esquina de Toyo y
escucho a mis espaldas una
voz:
“¡Iván, aquí!” Volteo
la cara y era Rolando, acompañado de Odalys. “Teníamos rato
esperándote en casa pero tú no llegabas; por eso salimos a
esperarte aquí”, explicó
Oda. “Sí,
se me hizo un poco tarde. Quise cambiar unas divisas a moneda
nacional pero al no tener el pasaporte a mano la cajera del banco no
me las cambió. ¡Y no sabes la cola que tuve que hacer! Todo en
balde”.
Afortunadamente
fue la misma Odalys quien me cambió los CUC a CUP, gracias a que
tenía en su bolso una cantidad suficiente. Resuelto
ese asunto nos dirigimos a la parada de buses en espera de alguno que
nos llevase a Cojímar. La espera fue larga y agobiante, más de una
hora. Rolando entonces decidió que cruzáramos la avenida y
tomáramos uno en otra esquina. Ese que abordamos nos dejaría en
otro lugar, después tendríamos que tomar el definitivo que nos
llevaría a nuestro destino.
Revés frente a Jorge Toral. |
¡Y
por fin llegamos!
Un
poco después de la una tarde llegamos a casa del anfitrión Ñico
Catalá. Allí se encontraban también Richard Velásquez y Jorge
Luis Toral, este último con su esposa; Miguel Stevens, y más tarde
arribaron Raúl Báez y su hijo Luar, un chiquitín que desde hace
poco viene echándole ganas al juego.
Mi
primer combate fue ante Jorge Luis Toral, un adversario que meses
antes me había manifestado, a través de las redes sociales, su
deseo de venganza. Aún tenía bien fresco en su memoria las dos
partidas que le gané en el Internacional Cuba Scrabble de 2015. No
solamente lo dijo, sino que lo cumplió. Me venció con marcador de
466-396. Me colocó tres bonus: RINDIESE (66), OCUPÁIS (75) y
ARROLLARON (117), esta última su jugada más valiosa y con la cual
le dio vuelta a la pizarra, 341-262. Sus cortas más letales fueron
TEÑID (30), VALEN (35), OH (35) y MAIZAL (34). De mi parte mis
bonificaciones fueron solo dos: SANEÉIS (83) y RECADAN (82),
mientras que mis mejores vocablos cortos OX (38) y JO (33).
Misión
cumplida para mi rival y mis felicitaciones para él.
Para
el segundo enfrentamiento me tocó Luar Báez, hijo de Raúl. Vencí
al novato prácticamente si mucho esfuerzo, con marcador de 653-314.
SOBERANO
(61), FILETEES (80), CAÑEÉIS (96), DEMANDAN (66) y GUATEADO (83)
fueron mis cinco scrabbles demoledores que definieron mi triunfo.
FIZAR (51) y CHOCAN (53) mis cortas que más puntuaron. Por parte de
Luar hubo apenas un bonus (COMERÁN de 78) y una pequeña de
significativo valor: AJOS, de 40.
Mi
tercer
enfrentamiento lo
perdí,
este
frente a
Richard
Velázquez, 396-486.
Eché a perder una buena ventaja de 90 puntos cuando, durante los
primeros siete turnos de la partida, me vi al frente, 214-124. Pero
jamás contaba con la remontada de mi oponente, quien supo más tarde
darle vuelta al marcador, 251-233. Poco después pude tomar la
delantera con ACULANDO (72), 357-299, pero no esperaba que sus fichas
DANZAREN (91) y lo ubicaran nuevamente al comando, 390-357.
Finalmente, y gracias sobre todo a CHAS (14), CESA (41) y SUELTE
(28), se llevó la victoria.
Metí
tres bonus: REMANSO (74), POQUITAS (69) y ACULANDO (72). Mis cortas
mejor puntuadas fueron OX (36) y JODO (35). Mi oponente también
bonificó en tres ocasiones: AMBIENTA (62), BAILADO (95) y DANZAREN
(91). Sus cortas más valiosas PILLA (32), INGLE (35) y CESA (41).
Tras
jugar mis primeras tres partidas llegaba la hora de almorzar. Me
encaminé al comedor, donde me esperaba un plato de espaguetis. Lo
digerí, tomé agua y descanse unos breves minutos.
Luego
del reposo volví
al
campo de batalla. Me enfrenté a Rolando Guadalupe, en
una partida la cual jamás podré olvidar, por las torpezas cometidas
que al final me costaron la derrota.
Derrota frente a Rolando Guadalupe. |
Arranqué
con buen pie bien temprano en la partida, llegando a verme arriba con
scores de 193-116, 250-179 y 311-251, sin embargo, debo
admitir dos errores capitales cometidos durante ese breve lapso.
Primero, haber colocado una palabra inexistente entre dos casillas de
triple tanto de palabra. Obvio que quería buscar el nónuplo pero
tal vocablo, que ahora no me llega a la mente, no existía. Bien hizo
Rolando en objetarlo. Lo otro fue no haber colocado la palabra
BRAVEZA en una jugada para bonus. Bien que lo pensé, bien que la
había organizado en mi atril, pero me arropó la duda, la
inseguridad. Decidí poner VEZA, una jugada corta en zona triplera de
palabra que solo me dio 61 tantos. “¿Y por qué no pusiste
BRAVEZA, vi que la habías organizado en tu atril?”, me preguntó
Miguel Stevens luego de mi jugada. “Me venció la duda”, le
contesté. “Debiste colocarla asere, esa palabra existe, no puedes
dudar tanto”, me dijo. El hecho fue que me perdí de una jugada que
me hubiese generado mayor puntaje. Cometí otro estúpido error.
Guadalupe empezó entonces a remontar con formaciones electrizantes
tales como COLASEN (72), APODERE (91), DECRETAS (82) y SOLIMOS. En
verdad fueron seis bonificaciones si le sumamos dos anteriores:
ABOCETAN (63) y MONEARÍA (62). Sus mejores cortas, LARRA (33) y
CHULLA (30).
La
victoria fue de mi rival, 591-397. Mis mejores jugadas fueron CUITEES
(74), ANUNCIOS (70), ÑUS (35), JATO (57) y VEZA (61).
Mi
última partida de la jornada fue ante Richard Velázquez. El combate
fue reñido de principio a fin, pero la victoria fue suya: 468-427.
Ya en la recta final creí verme ganador cuando, gracias a DOLIERA
(72), tomé la delantera, 378-323, pero no contaba con su RENDIRÁ
(80), que lo situó de nuevo en la cima, 403-378. La tendencia a su
favor se mantuvo hasta el final.
Bonifiqué
tres veces: SUTURADA (86), TÉCNICA (79) y DOLIERA (72). Él, en
igual cantidad: SACUDAS (74), ANIÑÉ (67) y RENDIRÁ (80). Mis
mejores cortas OX (34) y QUERRÉ (32); las suyas OLLA (39) y BONA
(34).
Al
final de la jornada tuve razones para sentirme decepcionado.
Realmente, mi actuación fue un papelón. Apenas gané UNA, y esa
UNA, frente a un principiante.
Un
poco pasada las seis de la tarde tomé un bus hacia El Vedado, pues
quería llegar antes de las siete para comprar una boleta del teatro.
Era
una meta pendiente, no lograda en el verano de 2016, cuando estuve en
La Habana por 9 días. De
igual manera llegué tarde y ya se habían vendido todos los boletos.
“Si vienes mañana temprano te guardo una boleta”, me prometió
el taquillero. Acepté y me fui a la pensión. Tendría que esperar
hasta el domingo si quería conocer por vez primera el teatro cubano.
ESTADÍSTICAS,
7
de septiembre 2019
Ganadas
1, perdidas 4
Contra
Rolando: 0-1
Contra
Jorge Toral: 0-1
Contra
Richard Velázquez : 0-2
Contra
Luar Báez: 1-0
Promedio
de puntos por partida: 453.8
Promedio
de scrabbles por partida: 3.0
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