miércoles, 18 de septiembre de 2019

De vuelta a La Habana. Por el scrabble, TODO (capítulo 1)

El lunes dos de septiembre de 2019, a las dos treinta de la tarde, abordé un vuelo de la aerolínea InterCaribbean Airways con destino a La Habana. Era un avión pequeño como del tamaño de un jet privado, de hélices, cómodo y seguro. 

Por Iván Ottenwalder 

Haber declinado viajar a Panamá, país donde se celebró el pasado mundial de scrabble en español, no fue motivo para negarme unas merecidas y placenteras vacaciones. Siempre tuve otra opción debajo de la manga. Esa fue La Habana, capital de Cuba. Esta ciudad la he considerado desde el año 2015 como mi patria del scrabble. Así como lo están leyendo, ni más ni menos.  
 
En La Habana fue donde aprendí a jugar scrabble con reloj, donde debuté en un torneo internacional (Cuba Scrabble 2015) y donde adquirí lo mejor de mi técnica de juego. Luego de mi última estadía en junio de 2016, en que participé en un torneo nacional (el de junio), había durado poco más de tres años sin volver. Pero llegó septiembre del presente año y, por tercera ocasión en mi vida, regresé a suelo habanero. Esta vez, por dos semanas. 

El lunes dos de septiembre de 2019, a las dos treinta de la tarde, abordé un vuelo de la aerolínea InterCaribbean Airways con destino a La Habana. Era un avión pequeño como del tamaño de un jet privado, de hélices, cómodo y seguro. En el asiento de al lado me tocó buena compañía. Se trataba de una chica cubana que había vacacionado un mes completo en casa de unas amistades en la República Dominicana. Su nombre era Mónica, casada y sin hijos. Su esposo la iría a recoger al aeropuerto José Martí una vez arribase. Platicamos bastante. Ella me ofreció su número telefónico e instó a que le llamara para invitarme a almorzar a su casa, cosa que nunca hice, quizás por asuntos de principios, sabiendo de su estado civil. Por cierto, ella residía también en El Vedado, el mismo sector donde me hospedaría y donde siempre me hospedo cuando voy a La Habana.   

El vuelo duró dos horas y media. Una vez en el aeropuerto tuve que hacer cola en el área de Migración. Allí se me acercó un oficial vestido civil quien me realizó algunas preguntas. Me pidió mi pasaporte, me dijo “espéreme un momento” y se dirigió a un cuarto de seguridad, supongo que para fines de investigación. Esperé varios minutos hasta que se me acercó una mujer con mi pasaporte en manos. Fue muy gentil, pero por gajes del oficio me arropó con algunas preguntas: ¿Ha venido antes a Cuba? ¿A qué ha venido anteriormente? ¿Dónde se hospedará? ¿Profesión? ¿Posee página web? ¿En qué lugar trabaja en República Dominicana? Mis respuestas fueron sinceras y muy apegadas a la verdad. Le dije que venía a jugar scrabble con mis amigos habaneros, le hablé sobre el Grupo Promotor de Scrabble Cubano, que esa fue la razón por la que vine en 2015 y 2016. La empleada regresó nuevamente al cuartito de seguridad con mi pasaporte en mano, seguramente para comprobar mediante Internet si todo lo dicho era cierto. No pasaron ni dos minutos cuando retornó sonriente para decirme: “bienvenido a Cuba señor Iván, y esperamos que siga viniendo muchas veces más”.  Luego de darle las gracias ella me encaminó a donde otro oficial migratorio quien, luego de checar mi pasaporte, me dio también la bienvenida. Avancé entonces a la zona de equipajes a recoger el mío. Poco antes de la salida entregué mi formulario aduanero a una agente policial. Finalmente, se abrió una puerta automática. Una vez fuera escuché la voz de Miguel, el marido de Barbarita, la dueña de la pensión, que me llamaba por mi nombre. Ellos me saludaron con alegría y efusivos abrazos. Miguel llevó mi maleta, la guardó en la maletera de su auto y emprendimos rumbo a El Vedado. 

Vientos de cambios   

Durante el trayecto del aeropuerto a la pensión la pareja de esposos y yo platicamos bastante sobre diferentes temas. Mientras miraba por la ventanilla pude apreciar algo que me impactó mucho: el parque vehicular habanero había cambiado. Vi muchos autos modernos de esta década, modelos 2011, 2014, 2016, 2017 y, algunos, hasta de 2019. Todo muy distinto a cuando viajé en 2015 y 2016. En La Habana de hoy los coches de los años 40 y 50, junto a los Ladas soviéticos de los 70 y 80, conviven con los autos modernos de este siglo XXI. Quiérase o no, estos son vientos de cambios. Paulatinos, pero los son.  

El Internet, a pesar de sus limitaciones, se ha ido expandiendo más en la isla. Como muestra un botón: todos mis amigos del scrabble cubano, que viven en Cuba, tienen cuentas de Facebook o whatsapp. ¿Que el servicio no es baratísimo? Es verdad, pero, asombrosamente, más y más cubanos adquieren celulares y se van convirtiendo en cibernautas.  

Al llegar a la casa también la encontré cambiada. La marquesina tenía nuevo piso de cerámica.  Mi habitación ya no sería la de 2015 y 2016, sino otra: una terminada de construir a principios de este año. Esta incluía aire acondicionado, nevera, microondas, una pequeña estufa, así como baño con calentador y puerta de entrada independiente. Deduje que a los dueños les estaba yendo mejor económicamente. 

La estadía la pagué en CUC, que es la divisa cubana para los turistas, casi a la par con el dólar, pero no tanto. La otra moneda es el CUP, el peso cubano que utiliza la población común y corriente.  

Tal cual como en 2015 y 2016 cambié la mayor parte de mis dólares a CUC y una pequeña porción a CUP. Dependiendo de la circunstancia, pagaba en ocasiones con una divisa y, en otros casos, con la otra. Todo de acuerdo a como me conviniera.  

Una vez instalado lo primero que hice fue darme una suculenta ducha tibia. Ya aseado y vestido busqué el teléfono y llamé a Odalys Figuerola y luego a Rolando para informarles de que había llegado bien. Quedamos en vernos en la tarde del día siguiente, martes. También marqué al número de Enma Morris, pero no contestaba. Sin embargo, pude contactarla por Facebook al día siguiente.  



Por la noche salí a caminar y, en la misma calle J, hallé un restaurante para cenar. Estaba hambriento, pues en el avión apenas nos habían obsequiado como refrigerio un jugo o agua, nada sólido. Me comí unos espaguetis y luego una pizza. De bebida, un jugo de mango.  

Al terminar me regresé a la pensión. Me metí en la habitación, me desvestí, puse mi bóxer y franela de algodón blanca, encendí el aire acondicionado y, ¡a dormir hasta el otro día!

lunes, 19 de agosto de 2019

Scrabble en La Sirena: de nuevo le he vencido, esta vez en 4 de 5

Por Iván Ottenwalder 

Cuando en el verano del 2005 compré mi primer y único tablero de scrabble que aún poseo, jamás imaginé que mi existencia quedaría vinculada a este fenomenal pasatiempo gramatical. Una larga historia que contar que pica y se extiende para largo. Viajes, victorias y derrotas, pero sobre todo muchas amistades que ven en el juego creado por Mosher-Butts su gran pasión. En mi caso es el número uno. Pero lo más lejos que pensé es que algún día me vería jugando con un viejo rival nada más ni menos que en la tienda La Sirena. Para ser exacto, no en la misma de 2005, en la que compré mi scrabble, sino en otra sucursal: la de la avenida Winston Churchill. Pero como quien no quiere las cosas, ya van dos encuentros con Guillermo Bodden en ese mismo mall.  

Primera partida
La segunda jornada se efectuó el sábado 17 de agosto, empezando a las tres de la tarde, mucho más temprano que la del pasado domingo 11 que inició pocos minutos pasada las seis. Por consiguiente, en la del sábado 17 el tiempo alcanzó para cinco partidas, a diferencia de la del domingo 11, en que solo pudimos echar tres.  

La primera de las batallas resultó ser un duelo cargado de emociones de principio a fin. Guillermo Bodden se vio al frente durante casi toda la partida, aunque siempre por escasa diferencia de puntaje: 125-60, 177-152, 238-197, 257-208. Pero la historia empezó a cambiar con NITROSA, palabra que me dio 76 tantos y la delantera, 284-257. Cuatro turnos después Guillermo viraría el marcador, 368-309, gracias a ACODASE (78). La contrarrespuesta no se hizo esperar con PUNIESE (72), y retomé el liderato 381-368. Me recargué con las últimas siete fichas de la bolsa, incluyendo la malquerida Q. De modo que, mi atril quedó así: G, R, R, M, M, N, Q. En el de Guillermo tampoco había una preciosura: D, D, B, G, H, C y U. Con tamañas feúras de fichas tuvimos mi rival y yo que decidir la partida. A continuación, el dramático desenlace: 

Luego del PUNIESE que me adelantó 381-368, mi oponente respondió con UH de 24 que lo puso al frente 392-381. RUN (16) me devolvió el liderato 397-392, pero el valeroso CID (12) lo puso de nuevo en la cima 404-397. Con GRO (08) volví a comandar, 405-404 hasta que YODE (08) lo situara en la punta (412-405). Ya solo me quedaban tres letras (M, M y Q) y con aquello tenía que morir. Sabía de antemano que jamás colocaría la Q, pues no había espacio para ella, pero si calculaba con astucia podía ser capaz de matarle una o hasta dos fichas al oponente. Y a eso me propuse. Colgué la M para MAYEÉ (10) y lideré de nuevo, 415-412. Guillermo se deshizo de la H para meter HA (5) e irse arriba 417-415. Le quedaban aún la G y B. Después de pensarlo con buen tino calculé que jugando mi última M para ME (04), no solo me adelantaría 419-417, sino que, además, le ahogaría sus dos letras restantes. Así lo hice. Con mi Q perdería cinco tantos pero con las G y B él perdería otros cinco. Cuando ambos restamos de nuestras planillas el score final quedó 414- 412 a mi favor.  

Mis bonificaciones fueron tres: CAUSARA (67), NITROSA (76) y PUNIESE (72). Mi corta más valiosa fue CHECAN, de 48. Por mi oponente hubo dos bingos. Estos fueron CORTEJE (90) y ACODASE (78). Su vocablo corto de mayor puntuación fue OSEO (28). 

Segundo choque 
Segunda partida

Al igual que el anterior este desafío inició cargado de emociones. En varias ocasiones nos alternamos la cima. Cuando por DEJARES (83) me veía en ventaja (119-24), por PAULASTE (86) y BACÁN (43) él tomaba el comando 153-119. Entonces aparecía un RASSEARA de 69 que me regresaba a la punta, 188-153. Es justo señalar que aquella palabra fue mal colocada en el tablero. Lo correcto debió ser RASEARAS, aprovechando como puente la S de DEJARES y el reforme de BACÁN en BACANA. Él no la protestó y así quedó. Turnos más tarde PITONEAD (62) y ZULU (32) lo situaban al frente (309-290) hasta que emergió un DESAMIGO (89) que me devolvía al timón de mando 379-309. Más tarde, con la ventaja a mi favor, 458-343, el adversario asustó con un bingo: CONTASE (86), acercándolo en la pizarra, 429-458, pero un espectacular y preciso SERRÉ (33) me dio tranquilidad nuevamente, 491-429. Al final colocó sus últimas tres fichas para USEN (11) que, sumado a mi descuento de 4, terminamos con anotación de 487-444. Era mi segunda victoria.  

Tercera partida
Ambos colgamos tres bonos: Los míos, DEJARES (83), el incorrecto RASSEARA (69) que no fue objetado a tiempo y DESAMIGO (89). Mis cortas más destacadas fueron ÑU (36), CHOCAS (38) y SERRÉ (33). Por mi rival PAULASTE (86), PITONEAD (62) y CONTASE (86) como bingos y BACÁN (43), ACEDA (33) y ZULU (32) como las cortas de mayor valor. 

Tercer match 

Este desafío, a diferencia de los dos anteriores, fue un dominio y golpiza de principio a final. No hubo ni siquiera un ápice de lo que deb ser una disputada y reñida batalla. ¿El score final? 552-301. Jugadas como ANULEIS (64), HINCASEN (70), ABUENADO (86) y RODASES (64), que terminaron siendo mis cuatro bingos, junto a palabras cortas como JET (37), CATEO (44), BOZO (30), AULLO (37) y PIDE (34), inclinaron ampliamente la balanza a mi favor. 

Lo único interesante que mostró Guillermo fueron apenas dos bonos: DETECTAN (72) y ROSADAS (66). Sus cortas más significativas un EÑE de 25 y un NOVEL de 29. 

Cuarto desafío 

Contando la primera partida, que se decidió por una pírrica de dos puntos, se puede decir que la más emocionante fue la cuarta.  

Es cierto que durante la mayor parte del encuentro me mantuve al frente, liderando con anotaciones de 101-05, 118-75, 266-242, 360-277 y 382-368. Pero fue precisamente cuando el score marcaba 382-368 que la guerra se puso interesante. Un cortito GARRÍ en zona triplera céntrica colocado por un Bodden que venía de menos a más, le puso al frente, 410-382.  

Cuarta partida
Su felicidad duro poco y por culpa de RECHINARE (63) se tornó en pesadilla. Volví a comandar, ahora 445-410. Llegó su turno pero no le gustó lo que vio en su atril y cambió letras. Entonces, como todo buen matador de una película de suspenso, sumé 30 puntos más gracias al SAH, colocando la anotación 475-410. Respondió con VEZAR de tan solo 17 y yo contesté con GAPS (14), provocándole más sufrimientos, 489-427. CAP me ayudó con 7 y TÉ solo le otorgó seis. Al final, de nada le sirvieron mis cinco de descuento. Me llevé la victoria 491 frente a 451. 

Mis bonus, VADEEIS (87), ASOMASTE (76), LUNEASE (61) y RECHINARE (63). En cuanto a las cortas valiosas tuve TEZ (49) y SAH (30). Por Bodden hubo dos bonificaciones: SONDEMOS (75) y ACAUDALE (66). Sus mejores cortas fueron HINCO (40), JI (52), OXE (30), ÑA (45) y GARRÍ (42). 

La quinta fue la vencida 

Aunque la máxima universal reza que la tercera debe ser la vencida, hay ocasiones en que esto no necesariamente es así. En el caso de Guillermo Bodden, fue la quinta partida, la única que consiguió ganar.  

Durante los primeros ocho turnos de juego mi oponente dominaba la pizarra, en ese momento por 245-199. Sin embargo, un cortito JO de 50 me puso adelante por primera vez, 249-245. Una BRUMA de 38, en zona de triple de palabra, lo adelantó 283-249. Mi COLLA (35) me ubicó en el timón, 284-283. Su respuesta fue otro pequeño vocablo en área triplera: TROCHA, combinado con ACOLLA, que le aportó 41 tantos y lo aventajó 324-284. Más tarde vino AXILA (60), un golpe demoledor que me la complicó más y puso las acciones 380-292.  

Quinta partida
Hice un amague y gracias a ID (19) y LEÑE (19) me acerque 330-388. Entonces vino su turno con ZARPÉ (36) que lo acomodó 424-330. Las últimas jugadas no cambiaron para nada la tendencia y, finalmente, mi digno rival pudo alzarse con el triunfo, 463-422. 

Colgué dos bonos, OSEARON (66) y OLVIDES (70); mi adversario, el mismo número, DUDAREN (75) y ASONEIS (75). Mis cortas de mayor significancia fueron GORREO (34), JO (50) y COLLA (35); las suyas HIENA (27), BRUMA (38), TROCHA (41), AXILA (60) y ZARPÉ (36). 

¿En qué momento pude haber perdido la partida? 

Naturalmente que esas cortas demoledoras como BRUMA, TROCHA y AXILA, colocadas en zonas tripleras de palabra, fueron decisivas para su victoria. Sin embargo, en par de ocasiones tuve la posibilidad de rematar en al menos uno de esos huecos. Tuve atril para colocar ACABÓ y vacilé. No lo hice y pagué el precio con el AXILA de 60 de Guillermo. Otra situación se produjo al usar una C para reformar OLLA en COLLA, jugada que me sumó buen puntaje, sin embargo, me quedó orbitando la duda de si esta podía ser reformada luego por ACOLLA. Efectivamente que sí. Eso fue lo que hizo mi rival con la A de TROCHA, convertir COLLA en ACOLLA. Ni modo, el daño ya estaba hecho y no había razones para el lamento.  

El reloj marcaba las nueve y veinte y ya estábamos muy agotados, así que nos despedimos y marchamos a nuestras casas.  

Estadísticas
Victorias: Iván (4), Guillermo (1) 
Promedio de puntos por partida: Iván (473.2), Guillermo (414.2) 
Promedio de scrabbles por partida: Iván (3.2), Guillermo (2.2)