sábado, 27 de octubre de 2018

Antiguos jugadores de scrabble de RD se reúnen de nuevo

La última vez ocurrió en el verano de 2008 cuando existía Scrabble Dominicana. 


Por Iván Ottenwalder  

Diez años tuvieron que transcurrir desde el verano de 2008 para que cuatro de los antiguos jugadores de Scrabble Dominicana volvieran a juntarse. El encuentro de 2008 había sido en casa de Ludmila Alba, en el sector capitalino de Naco. Aquella vez la junta se produjo debido a un improvisado torneo nacional entre siete jugadores. Los contendientes de aquella justa fueron Guillermo Bodden, que terminó titulándose campeón; Ludmila Alba, la anfitriona; Wagner Méndez, Luchy Botello, Roan (nunca supe su apellido), Papo López (nunca supe su nombre) e Iván Ottenwalder. 
De izquierda a derecha Wagner, Guillermo, Lumis e Iván.

Al año siguiente, en 2009, se desintegró aquella pequeña agrupación, sin embargo, de manera ocasional Lumis, Bodden y Ottenwalder siguieron juntándose, aunque solo para jugar partidas amistosas. Los demás habían dicho adiós por alguna que otra razón. 

Este de ahora, el que aconteció el pasado jueves 25 de octubre, también fue en el apartamento de Lumis. Solo estuvieron presente cuatro: Wagner Méndez, Guillermo Bodden, Ludmila e Iván Ottenwalder. Por mutuo acuerdo se determinó que ese y los próximos encuentros serían celebrados solo con fines amistosos, en pocas palabras, nada de torneos, nada de estadísticas, nada de aspiraciones clasificatorias para el Mundial Panamá 2018. 

Así quedó la partida entre Wagner y Lumis.
Solo se jugaron dos partidas. Por un lado se enfrentaron Wagner contra Lumis y por el otro Bodden contra Ottenwalder. La anfitriona perdió ante Wagner en una dura batalla, 500 contra 479. Para Méndez, quien días atrás había vencido en tres ocasiones a Ottenwalder, ésta representó su cuarta victoria consecutiva en amistosas. Durante el desafío ambos contendores colocaron tres scrabbles.  

En la otra partida Guillermo Bodden venció a Iván Ottenwalder con marcador de 499 –445, desquitándose la barrida de tres sufrida el pasado 30 de abril frente su verdugo. Por el ganador dos bingos, mientras el derrotado puso cuatro. Las dos jugadas claves que le dieron la victoria a Bodden fueron: un espectacular ZA de 64 puntos y un OX de 25, ambas en la recta final. La jugada más valiosa fue realizada por el vencedor: JAMONETA, de 106 tantos, inexistente pero válida, debido a que Iván no la objetó al momento.  

Al final de ambos matches no se pudo jugar más debido a que Wagner tenía que marcharse por compromisos familiares; la misma razón alegó Lumis, de modo que, la jornada debió terminar. 

Todavía no se tiene pautada una próxima fecha para volver a compartir. 

miércoles, 24 de octubre de 2018

Tres partidas amistosas; tres reveses ante Wagner Méndez

Mi apreciado amigo y rival se desquitó aquellas barridas que le propiné en 2015, ganándome esta vez tres fuertes desafíos en casa de sus familiares. 

Por Iván Ottenwalder 

Wagner Méndez (izq) e Iván Ottenwalder.
Hacía un poco más de tres años que no tenía noticias de Wagner Méndez. La última vez, entre abril y junio de 2015, nos habíamos visto tres veces. Tres ocasiones en las que nos habíamos reunido para jugar partidas amistosas de scrabble. En aquellos matches lo había vencido en 9 ocasiones, mientras él a mí tan solo en tres. De aquellas jornadas amistosas en par de ocasiones le barrí la serie. Pero, por alguna razón del destino, su revancha tendría que ocurrir tarde o temprano. 

El pasado domingo 21 de octubre de 2018 recibí una sorpresa: un mensaje suyo por WhatsApp. Sí, era él, y me estaba invitando a casa de sus suegros para jugar algunas partidas amistosas en palabras cruzadas.  

Méndez reside en Santiago de los Caballeros desde hace varios años, pero estaba de visita en Santo Domingo por unos pocos días. Esa fue la coyuntura del destino que hizo posible que volviésemos a juntarnos. La tarde de aquel domingo rindió para tres partidas. A continuación el detalle de cada una. 

La primera: 
Arranqué delante en el marcador, 250-131, gracias a tres bonificaciones: ASOLAIS (64 puntos), ROTADORA (86) y QUEJONAS (100).  Las dos últimas eran palabras inexistentes, pero mi oponente nos las objetó, dando por sentado su validación. Sin embargo aquella inocencia no fue óbice para que, turnos más adelantes, vinieses de menos a más. Por obra y gracia de un buen PESCADO (84) tomó la delantera, 343-329. Pero no todo estaba decidido. Lo que vendría después sería un toma y daca cargado de muchas emociones. Con mi FE (20) me puse otra vez arriba (349-343), pero un ARRUE (42) lo colocó de nuevo a la cabeza 385-349. Ya en la curva final mi rival comandaba 422 contra 371 pero mis ganas no DECAÍAN (75) y de nuevo me vi al frente 446-422. Una gran jugada defensiva me evitó una desgracia, al colocar GRATIS (22) en línea horizontal paralela a zona triplera, aumentando mi ventaja, 468-422. No quedaba ni una E en el bolso, de modo que la G de gratis le cerraría la posibilidad de anotar en la zona horizontal de triple inferior derecha. Esto, sin embargo, no le amilanó, pues pudo colgar un ACODAD (41) y acercarse en la pizarra (463- 468). Ya la bolsa estaba vacía y en mi atril no contaba con vocales, mientras mi adversario disponía al menos de una A. Jugué dos N, convirtiendo un CAÑO en CAÑÓN, junto a un NON. Dicha formación me valió 17 tantos y aún seguía delante, 485 – 463. Pensé que la tenía ya ganada, pero todo aquello fue pura ilusión óptica. Mi viejo amigo aprovechó sus tres últimas fichas (A, R, S), optimizándolas para colocar un SERÁ que le granjeó también 17 puntos. Llegó a 480 y, sumando seis puntos adicionales por el descuento de mis fichas, se llevó la victoria 486 a 479. 

El ganador colgó dos scrabbles (ODIASEIS de 61 y PESCADO de 84) y su palabra corta de mayor puntaje fue CAZ, de 55 tantos. Por mi parte coloqué cuatro bonus: ASOLAIS (64), DECAÍAN (75) y los inexistentes ROTADORA (86) y QUEJONA (100) que no fueron objetados. Mi vocablo corto más valioso fue DIX, de 55 puntos. 

La segunda: 
Inicié picando delante en los primeros tres turnos, 160-122. Fue la única y última ocasión en que me vería al frente en la hoja de anotaciones. Sin embargo, el final de la partida fue de puro suspenso. Wagner llegó a sacarme una ventaja de más de 100 puntos (356-232), cortesía de un MIGRASTE que le puntuó 80 tantos. Tres turnos más tarde me estaba venciendo por 132 de diferencia (415 contra 283). Después de ahí, empecé a acortar distancia. Unos LAXADOS (88) me acercaron, 371- 415, pero mi rival respondió con un XI de 35 y se alejó un poco más, 450-371. Dos turnos más tarde la pizarra le favorecía, 461 – 401, pero no todo estaba decidido aún. Las fichas de mi atril hallaron un BOSQUE en zona triplera superior derecha, bueno para 53 tantos, y me acerqué peligrosamente, 454-461. Pero el oponente tenía armas con qué seguir peleando y aguantando la presión. Aprovechó una LL y formó LLECA, de 31 puntos, y de nuevo suspiró. Con el partido a su favor, 492-454, y nada en la bolsa, solo me quedaba la opción de optimizar la única letra de mi atril, una A. Eso hice, y la aproveché al máximo, convirtiendo un AJ en AJA, el cual me dio 16 puntos. Pude sumar seis tantos de descuento que le quedaron a Wagner. Desafortunadamente, me quedé corto. Terminé perdiendo la partida, 476 – 486. Pues solo un susto, nada más. 

Por el vencedor, tres bonus: RESINE (70), GUINDAS (78) y MIGRASTE (80). Su palabra corta más valiosa fue JI (52). Otras importantes fueron PAZ (36), XI (35) y LLECA (31). En cambio mis scrabbles fueron dos: ACCIONE (78) y LAXADOS (88). Entre mis palabras cortas más valiosas estuvieron CHUTES (54), PEDOS (39) y BOSQUE (53). 

La tercera:  
La primera mitad de esta partida se caracterizó por lo cerrado que estuvo el marcador, por el toma y daca entre mi adversario y yo. La ventaja cambiaba de un lado a otro constantemente y no se sabía con exactitud lo que podía ocurrir al final.  

Fueron dos jugadas, ambas convertidas en bingos, las que finalmente terminaron de inclinar la balanza a favor de mi oponente: un DESCODÉ de 73 puntos y un PANDEAIS de 86. Ambos bonus lo colocaron en ventaja de 444 contra 300. Aunque luego pude marcar 74 tantos, con CLOTEEN, y acercarme 374-444, ya el daño estaba hecho. En la recta final contó con la generosidad de la bolsa, que le otorgó la RR y Ñ, las cuales supo optimizar bastante bien. Con la primera BORRÓ (26) mis esperanzas, alejándose más en el score, 470-374, y con la otra le echó más LEÑO (23) al fuego, para que todo culminara con su triunfo, 520-427. 

En el desafío Wagner colocó cuatro scrabbles contra dos míos. Los suyos fueron ARMADAS (80), ANOTARA (71), DESCODÉ (73) y PANDEAIS (86). Su vocablo corto que más puntuó fue CAZ, de 55, al igual que en la primera partida. Mis bonificaciones fueron SAQUEADA, que resultó ser la jugada de mayor puntaje, con 102 tantos, y CLOTEEN, de 74. Mi mejor palabra corta fue OX, de 52 puntos.  

Estadísticas:
Ganadas
Wagner: 3
Iván: 0 
Puntos por partidas:
Wagner: 497.33
Iván: 461.66
Scrabbles por partidas
Wagner: 3
Iván: 2.66
Jugada de mayor valor:
De Iván: Saqueada, 102 tantos

domingo, 30 de septiembre de 2018

Una jodida obsesión que terminó dándome la razón

Simplemente valió la pena

Por Iván Ottenwalder   

Un verano de 2005 conocí por accidente el pasatiempo del scrabble. Una curiosidad que terminó doblegándome me hizo tomar la decisión de comprar aquel juego de la caja negra fabricado por la empresa Mattel. Un año después, 2006, con apenas conocimientos muy escasos, ya empezaba a hacerme ilusiones de viajar al extranjero a los mejores clubes de scrabble en español y competir ante los mejores. Así pasaron unos largos nueve años (2006-2015), soñando, dándole cabeza al asunto constantemente.  

Antonio Catalá (izq) e Iván Ottenwalder en el Cuba Scrabble 2015
Para finales de enero de 2007 había sido despedido de Listín Diario, después de casi tres años laborando para una revista deportiva la cual, por un cúmulo de razones y problemas internos entre su editor y subeditor, terminó desapareciendo del mercado. Padecí casi dos años de desempleo, arrinconado en una vivienda alquilada por mi padre. Allí mi existencia no fue un cuento de hadas, sino más bien un infierno. Para inicios de 2009 conseguí, por recomendación de un amigo, un pequeño empleo mal pagado, del cual me desanimé a las dos semanas. Fue en ese mismo año que decidí mudarme a casa de mi madre, tratando de huirle al infierno. Menos mal que mi progenitora me dio su acogida.  

Una partida ganada en el internacional cubano de 2015.
Aunque por un lado salí ganando, por otro, terminé perdiendo. Y, aunque gané un poco en tranquilidad emocional, perdí mucho en salud, pues acaba de arribar a una pocilga de apartamento donde la sucieza señoreaba por doquier. Sin embargo, un año después, en 2010, gracias a una vecina que habló con su padre, pude reintegrarme de nuevo al mundo laboral. Enero de 2010 venía siendo como un nuevo renacer en mi vida. Por vez primera ganaría un sueldo de 20 mil pesos a pesar de lo devaluada que estaba la moneda dominicana. Y, hablando de sueldos, quiero confesar por este medio que nunca en mi vida he devengando salarios competitivos o ambiciosos, y esa es la razón que explica por qué la mayor parte de mi existencia he tenido que residir o, en la vivienda de mi madre o en la de mi padre. Los salarios que he ganado jamás me han alcanzado para trasladarme a vivir solo a una vivienda y sector decente de clase media. Y si me preguntan por qué no en un barrio pobre y peligroso, les respondería exactamente eso mismo, por el peligro.  

En los casi cinco años que viví en casa de mi madre, sin servicio doméstico que hiciese las labores de limpieza, lavado de ropa y cocinado, era yo mismo quien lavaba mis prendas de vestir, aseaba mi habitación y limpiaba el baño al menos una vez por semana. Me hacía mis compras quincenales en el supermercado y almorzaba cerca de mi trabajo. El desayuno y la cena me lo preparaba yo mismo; en otras ocasiones, mi madre. Bueno, la paz a veces tiene un gran precio.  

Daniel Tunnard (izq) e Iván Ottenwalder durante el Mundial de Asunción.
En 2011 mis ilusiones por viajar al extranjero a competir en scrabble volvieron a renacer con fuerza. Sin embargo, aún no tenía organizado un plan esquemático de cómo lograrlo. De cualquier forma, ese sueño sería consumado tarde o temprano.  

Gracias a aquel empleo por primera vez tuve plata suficiente para comprar una cámara digital, una laptop, ropas abundantes, muchos libros, revistas, una buena mochila de marca y degustar comidas al antojo. También tomaba mucho alcohol, mal hábito que pude erradicar de mi vida en noviembre de 2012. Desde aquella fecha hasta hoy he sido un abstemio total.  

Obsesión truncada y luego lograda 

Para inicios de 2013 empecé a tomar en serio el asunto del viaje al extranjero. Me obsesionaba día y noche con aquello de competir en algún torneo internacional escrablero. Paralelamente a esas ilusiones tuve una relación amorosa con una chica mormona que me fascinaba, pero esta duró poco. Y confieso que fue ella quién decidió romper, no yo.  

Aquel 2013 fue un año en el que tuve que enderezar mis finanzas personales. Dado que producía algo de dinero, me había convertido en un consumidor excesivo, razón por la que tuve que valerme de un plan para sanear dos de mis tarjetas de créditos con problemas de altos déficits. Desde la primavera de 2012 había incurrido en gastos inútiles que nada fructífero me habían dejado.  

Al inicio de diciembre de 2013, cuando empezaba a sanear mis tollos financieros, una visita rutinaria al otorrinolaringólogo desvío el curso de las cosas, destrozando mis planes de viajar en 2014 al mundial de scrabble que se efectuaría en La Habana, Cuba. Aquel galeno, luego de indicarme un montón de pruebas sanguíneas, entre ellas la IGE, observó que esta última tenía niveles séricos muy exagerados. Me recomendó que visitara a un alergista para que me tratara el caso. Me llevé de la sugerencia y para finales de mes ya había dado con un experto de las alergias. Después de realizarme las pruebas cutáneas, en enero de 2014, el especialista diagnosticó que debía llevar el tratamiento de vacunas de inmunoterapia por cuatro años. Debido a que esos tratamientos son muy costosos, tuve que hacerme de un préstamo con una entidad bancaria para podérmelo costear.  

¿Y qué tal aquel tratamiento? Pues, para ser franco, la mierda esa nunca funcionó. Aquel antígeno ni me mitigó el asma ni la alergia de la piel. Bien tuve que valerme de otros fármacos para sobrevivir. Mi piel siempre estaba colorada y llena de ronchas y mi asma apenas la controlaba con el spray y las pastillas de hidroxicina. Para octubre de 2015, tras 20 meses de fracaso, decidí, por cuenta propia, suspender aquel infuncional tratamiento que me hizo gastar mucho dinero y perder la posibilidad de competir en la contienda mundialista de octubre de 2014.  

Al centro Iván Ottenwalder con diploma del Clásico Mundial.
A pesar de las malas decisiones y la larga espera, para la Semana Santa de 2015 por fin pude concretar la meta ...aunque ya no compitiendo en un mundial, sino en un internacional. Así fue, el Internacional Cuba Scrabble de 2015 fue mi debut en mi disciplina favorita. Después de tantos años de ilusiones reprimidas y obsesionado con el asunto, valió la pena esperar. Y voy a testimoniar que, un año antes, bien tuve la posibilidad de establecer alguna relación amorosa con alguna que otra chica a la que belleza no faltaba. Sin embargo, era tan fuerte la pasión, o el capricho, si prefieren llamarle así, que preferí anteponer mis deseos de conquistar alguna chica irresistible, con tal de llevar a cabo mis planes de ahorro y viajar a La Habana a competir en el internacional de 2015. Así me lo propuse y así lo hice.  

Increíblemente el tiempo terminó otorgándome la razón cuando obtuve un segundo lugar en la categoría premier de aquella competición escrablera. Mi obsesión loca había valido la pena. Los que creyeron que lo mío se trataba de una enfermedad mental     que requería atención  psiquiátrica, terminaron siendo derrotados y silenciados. Supongo que si mi actuación hubiese sido pésima hubiese tenido que terminar oyendo comentarios del tipo “pasaste vergüenza”, “¡ves, que lo tuyo era solo una locura!”, “eres un mal jugador y botaste tu dinero”, “ya olvida eso y sácatelo de la cabeza”, y quien sabe que otro montón de sermones.  

En octubre de 2017 pude competir por primera vez en el Mundial de Scrabble. Aquel evento se celebró en Asunción, capital de Paraguay. Había sido mi primer viaje a Suramérica, pues anteriormente apenas conocía Estados Unidos, Puerto Rico y Cuba. Muchos ya conocen la historia de lo acontecido en aquel mundial de palabras cruzadas. Me llevé el título del torneo clasificatorio llamado Extraordinario y, con esa hazaña, obtuve la clasificación automática al clásico mundial individual. Todo ocurrió tan de prisa: un martes 10 de octubre había campeonado en el Extra y, al día siguiente, ya estaba debutando en las ligas mayores. 

Ya en el torneo mayor las cosas fueron distintas. El nivel de competición era otro, mucho más fuerte, y solo pude conseguir quedar en el puesto 69, de un total de 88 lugares. De todos modos, quiérase o no, por haberme llevado el primer puesto en el torneo de repechaje, el tiempo una vez más habló a mi favor.  

En lo adelante será el mismo Padre Tiempo, quien se encargue de revelar cuál será mi derrotero, tanto en el scrabble como en mi vida personal.