martes, 25 de marzo de 2014

Internacional Cuba Scrabble 2014. ¿Y si yo hubiese ido?


Por Iván Ottenwalder



El domingo 23 de marzo, en la ciudad de La Habana, finalizó el Internacional Cuba Scrabble 2014, torneo que, desde sus inicios, en el año 2007, he soñado con asistir y que por diversas razones, de la A hasta la Z, no lo he hecho.



En el pasado certamen internacional de scrabble, disputado a quince rondas, la historia se volvió a repetir: Rolando Guadalupe se coronó campeón, al vencer a su compatriota Miguel Stevens en una final que se extendió al máximo de tres partidas. Así Guadalupe afianza su dinastía a cinco temporadas consecutivas ganando este torneo: 2010, 2011, 2012, 2013 y ahora 2014.



Rolando Guadalupe (derecha) se coronó campeón.
Antes de iniciar la jornada del sábado, con nueve rondas previamente jugadas, entre jueves y viernes, Enma Morris iba a la delantera en la tabla de posiciones, con Stevens pisándole los talones, Guadalupe en tercero y el mexicano Francisco Guerrero en cuarto lugar. Ese día Morris, quien ha sido finalista en otras ocasiones, no las trajo todas consigo, tuvo una mala actuación y, no solo perdió el primer puesto, sino que además, fue incapaz de atrapar el segundo, perdiendo de esta forma la posibilidad de llegar a la finalísima.



Aunque todavía no haya conseguido su sueño de abrazar el título en este magno evento, no todo fue una causa perdida para la Morris. Al menos tuvo el honor de llevarse el premio de Duplicadas, de manera convincente ante sus oponentes.



Morris es joven y excelente jugadora. Su horizonte es gigante.



¿Puedo ahora hablar de mí? ¿Cómo hubiese sido mi actuación en caso de haber competido en ese evento? ¿Qué creen? ¿Hubiese dado una buena pelea a esos genios que se las pasan jugando durante todo el año? ¿Hubiese sido suficiente mi repertorio de vocabulario para quedar entre los mejores diez? ¿Aguantaría la intensidad de tres días de puras rondas (15 en total)? ¿Cómo me hubiese manejado con el reloj si nunca he jugado así? ¿Soportaría la presión psicológica que meten algunos oponentes? Todas son preguntas interesantes que me las planteo y que de momento son producto de mi imaginación y sueño vehemente de competir en grandes torneos de scrabble ante jugadores de mucho nivel. Siendo honesto, en una guerra de cerebros, donde participaron 16 competidores y conociendo mi capacidad de promedio puntos por partida, considero me hubiese situado entre la novena y duodécima posición.



Pero las verdaderas respuestas las tendré cuando, a partir del 2015, vuele hacia La Habana a participar en el internacional cubano, o al mundial de Colombia u otro torneo de los que se realizan en diferentes naciones.



Luchar por un anhelo, trabajar por él.

domingo, 9 de marzo de 2014

Banquera por culpa de un embarazo


Albania Arnaud dejó la escuela hace dos años y ahora labora en una banca de lotería.


Por Iván Ottenwalder



A finales del 2011 Albania Arnaud cursaba el segundo de bachillerato en el Colegio Paz y Progreso. Su padre, quien la adoraba y veía muchas esperanzas en ella, le pagaba la colegiatura: alrededor de novecientos pesos mensuales. Esto ocurría cuando Albania contaba con 16 años de edad.



Como todas las chicas normales de su edad tenía novio. Una noche, durante una escapada con su pareja, se fueron hacer el amor. El resultado de aquella apasionante aventura: un embarazo. Aún así ella siguió asistiendo a clases hasta que, avanzado unos meses y la barriga creciendo, producto de la notable preñez, decidió parar. No le faltaba tanto para tomar los exámenes finales e intentar avanzar a tercero de bachillerato. Pero no fue así: dio a luz un niño varón, desertó y adiós colegio.



La colegiala se obsesionó con casarse y dejar la casa de su padre. De nada valió el hija, deja a ese tipo, suéltalo en banda, yo te sigo pagando los estudios. Esta es tu casa mi amor, quédate acá. Albania, no estaba dispuesta a transigir y era su decisión irse a vivir con su novio, un trabajador de colmado, a una casita en el kilómetro 8.5 de la avenida Independencia, un sector muy peligroso por los constantes asaltos que allí se producen. Se marchó y casó con el chico que amaba, pero esa decisión la llevó a otro estilo de vida: a trabajar en una banca de lotería, de lunes a domingo, en horario de diez de la mañana a nueve de la noche, además del rol de madre desempeñado a temprana edad.



Muchas, de las que hace tres años estudiaron con ella, terminaron la escuela; otras, están en la universidad. Albania, ahora con 19 años de edad, se ha estancado como cajera en la Banca Arboleda, situada en la Urbanización Real. Disfruta de su oficio, del cual gana ocho mil pesos mensuales que, sumado a lo que devenga su esposo (monto que prefirió no decir) lo dedican a la crianza del niño, pago del alquiler de casa (RD$3,500.00 mensuales) y gastos para compras del hogar.



Confiesa que hubiese elegido laborar como cajera de una tienda o supermercado pero, para ello, había que hacer un curso de caja, y era muy costoso, entonces, entró al mundo de la banca de lotería, oficio que no exige ese tipo de requisito.



Además de banquera en ocasiones juega sus numeritos, cuando creo que un número va a salir, aunque no de la manera enfermiza como los empedernidos que a diario apuestan. Es consciente de que en las apuestas se pierde más que lo que se gana. Explica: Cuando te vienes a sacar una buena cantidad de dinero, ya todo eso lo has perdido, por todas las veces que jugaste y no te sacaste.



Llega y se va a pie



Albania prefiere recorrer a pie el trayecto de su casa al trabajo, es decir, del kilómetro 8.5 de la Independencia hasta la Banca Arboleda, en la Urbanización Real, un sector de edificios y torres lujosas, situado entre las avenidas Enriquillo y Rómulo Betancourt.



Cuando dan las diez de la noche, hora de cerrar la banca, se va caminando hasta el destacamento policial del Mirador Sur, donde la espera su abuelo, que no tiene ningún rango militar, y la acompaña hasta su morada en el 8.5 de la Independencia. Ella se siente muy protegida a pesar de los peligros que les puede acarrear a ambos transitar a pie a esa hora nocturna. Nada de armas, totalmente desarmados, y a la buena de Dios, hacen el recorrido.



Sueña ser camarera o abogada



Entre sus ambiciones están la de ser camarera en un restaurante o estudiar para abogada, pero si quiere alcanzar lo último deberá regresar a la escuela, repetir el segundo de bachillerato y luego, si está a su alcance, acudir a la universidad. Es consciente de todo eso y reconoce: tengo que nivelarme económicamente para volver a la escuela y terminar el bachillerato. Aunque con la decisión de volver a estudiar tendría que dedicarle menos tiempo a la banca y, por consiguiente, ganar menos dinero, esto es, menos de los ocho mil mensuales que devenga en la actualidad.



Muchas Albanias que abandonan los estudios



En la República Dominicana la situación de numerosos embarazos, específicamente en jóvenes adolescentes, se ha convertido en materia de estudio y preocupación por parte de profesionales de la sociología, análisis de género e instituciones como: PROFAMILIA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Oficina Nacional de Estadística (ONE) entre otras.



Precisamente, un estudio realizado por UNICEF titulado “Análisis de la situación de la infancia y la adolescencia en República Dominicana 2012″ reveló que el 22.1% de las jóvenes en República Dominicana, entre 15 y 19 años, tiene al menos un hijo, lo que agudiza la situación de pobreza y limita el desarrollo del país.



Según esta investigación, elaborada con el apoyo del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) y el Consejo Nacional de la Niñez (CONANI), el 33.2% de las adolescentes y mujeres jóvenes de las familias más pobres se habían embarazado antes de cumplir 20 años.



Por todo esto no es tan complejo deducir que Albania Arnaud no es más que una víctima de un sistema escolar que, hasta hace poco, se había negado a impartirles a las  adolescentes la materia de educación y orientación sexual, elemental para crearles a ellas plena consciencia sobre el sexo responsable y seguro. Hace mucho se hubiese enfrentado la problemática de los embarazos en adolescentes y reducido considerablemente el número  de deserciones por este motivo.

Albania Arnaud, personaje de esta historia, es real.

domingo, 23 de febrero de 2014

Chicos del fútbol americano ¡estoy con ustedes!


Hay que romper con la cultura obsoleta de República Dominicana.

Por Iván Ottenwalder


Los Oriental Steeler.
Este domingo 23 de febrero, alrededor de las nueve y treinta de la mañana, le comentaba a mi padre sobre mi deseo de que un deporte como el fútbol americano penetrase en la República Dominicana y ganase seguidores.



Le expresaba lo divertido que sería que algunos chicos dominico-estadounidenses viniesen a este país y trajeran ese rudo deporte; que lo insertaran en colegios bilingües y en varias comunidades.



La respuesta de mi padre: “¡Oh, pero tú no lees periódicos! En Santo Domingo Este ya tienen hasta un equipo. Y si no lo sabías, hay una Liga Dominicana de Fútbol Americano (LDFA) que lleva tres años haciendo torneos”.



Minutos más tarde, mi progenitor me enseñaba en una página web, www.acento.com.do, una nota informativa del 28 de noviembre titulada “El fútbol americano ya es una realidad en la República Dominicana”. No lo pude creer. Me puse a investigar por cuenta propia y era cierto: ya el fútbol americano estaba insertado en la República Dominicana. Hasta en Santiago de los Caballeros tienen un torneo de verano y algunos conjuntos: el mejor de ellos, Santiago Eagles.



La idea de esos muchachos ha sido maravillosa. Desafortunadamente no han recibido el apoyo del Ministerio de Deporte y Recreación de nuestro país. Los Oriental Steelers, equipo campeón dominicano, no ha podido viajar a competir en la Copa Internacional por falta de dinero. El Ministerio de Deportes les hace promesas de auparlos, pero todo se queda ahí, en promesas.



Santiago Eagles los desautoriza



Para los muchachos del Santiago Eagles, campeones de Santiago de los Caballeros, los Oriental Steelers no son unos verdaderos campeones nacionales, ya que rehúyen constantemente al reto que les han hecho en varias ocasiones.



A juicio de los santiaguenses amantes del fútbol americano la LDFA es una liga privada y no una federación nacional y que los Steelers solo son campeones de la Capital, pero no del país.



Considero necesario que ambas escuadras se vean las caras y que los cibaeños tengan, al menos, la oportunidad de demostrar si las cosas son así como ellos dicen. Eso le sentaría bien a esta disciplina y crearía un ambiente de opinión pública.



El pleito parece irá para largo. Como de costumbre, la rivalidad Santiago-Santo Domingo continuará jugando un papel protagónico en cualquier escenario, sea deportivo, profesional o cultural. Una quiere ser la sombra y fantasma de la otra. Si Santo Domingo es bueno en esto, Santiago quiere mostrar que es mejor; si Santiago consiguió aquello, Santo Domingo los querrá superar.



En lo que respecta al fútbol americano, al menos ya se ha conseguido una victoria modesta. La fanaticada actual en este rudimentario deporte, escasa; mañana podría llegar a ser representativa.



La cultura deportiva en República Dominicana debe evolucionar hacia otros estadios de desarrollo, jamás involucionar y quedarse estática en el tiempo. Deben emerger nuevos actores en la prensa deportiva nacional y en la conciencia de la gente.



Chicos del fútbol americano, ¡a no desmayar en sus propósitos! Pido un fuerte aplauso para vosotros.

domingo, 16 de febrero de 2014

Final Águilas - Licey 2001-2002, la de las apuestas millonarias

Para el séptimo y decisivo partido se apostaron fincas, mansiones, grandes solares y apartamentos. También vehículos lujosos, desde jeeps últimos modelos hasta Mercedes Benz.

Por Iván Ottenwalder

Era el otoño del año 2001 y empezaba una nueva temporada de béisbol profesional dominicano. Las Águilas Cibaeñas, equipo de la ciudad de Santiago de los Caballeros, había ganado la copa en el torneo anterior y empatado con sus rivales históricos, Tigres del Licey, en la lista de coronas de todos los tiempos, con 16.

Muchas expectativas se tejieron previo a la campaña 2001-2002. Para los fanáticos aguiluchos y liceístas el asunto era cuestión de honor. La pregunta de los simpatizantes, de unos y otros, por cualquier parte, giraba en torno a quién iba a ganar ese año entre Águilas o Licey. Por donde quiera que el ciudadano de estos equipos se movía: en la calle, el trabajo, colmadones, billares y bares se hablaba del mismo tema. Los aficionados de los demás conjuntos no lucían tan entusiasmados y parecían más bien resignados a perder.

El torneo arrancó como se esperaba. Para beneplácito de aguiluchos y liceístas sus escuadras iniciaron ganando. Ya para noviembre y diciembre comenzarían las apuestas de dinero y cajas de cervezas. Las más cuantiosas vendrían más tarde, para la serie final, en caso de que azules y amarillos se enfrentasen.

Todo marchaba viento en popa, ambos equipos culminaron en primera y segunda posición en la fase regular y, por consiguiente, se clasificaron a la postemporada.

En un Round Robin (playoff de 18 partidos) las Águilas lograron su boleto a la final  finalizando en la primera posición, mientras que Licey, debió sufrir para clasificar en segunda.

El conjunto capitalino estuvo a punto de ser eliminado en el penúltimo juego de las eliminatorias por las Águilas, sin embargo, pudo remontar un marcador adverso, ganar y mantenerse con vida. En la noche del día siguiente, las Estrellas Orientales, equipo que lucía llegaría a las finales, solo necesitaba ganar su choque ante las Águilas, sin importar lo que ocurriese en el encuentro de La Romana entre los descartados Toros del Este y los aún esperanzados Tigres del Licey. La combinación, que muchos creyeron difícil, le salió a la perfección al equipo felino: las Estrellas perdieron en San Pedro de Macorís ante las Águilas (8-3) y los Tigres, en condiciones precarias y con un gran susto, vencieron a los Toros 5-4.

En la final los ánimos se caldearon. El combate por la corona beisbolera se extendió hasta un séptimo y decisivo partido. Este se disputó en el Estadio Cibao, de Santiago.

Las apuestas, que primero iniciaron con cajas de cervezas y miles de pesos, trascendieron a otros niveles. Para ese último choque se apostaron fincas, mansiones, grandes solares y apartamentos. También vehículos lujosos, desde jeeps de último modelo hasta Mercedes Benz.

Las pasiones habían sobrepasado el límite, la República Dominicana se parecía en ese momento a la ciudad de Las Vegas y a Londres, en cuanto a grandes apuestas se refiere.

Licey ganó aquel juego, por consiguiente, sus fanáticos, que apostaron fortunas, las aumentaron con creces; los de las Águilas, las perdieron. Muchos de ellos hoy están pobres y llevando un estilo de vida lamentable.

Al día, en pleno 2014, en cualquier colmadón, billar, discoteca o bar del país, se pueden escuchar anécdotas de personas, haciendo referencia a antiguos millonarios que lo perdieron todo con la derrota de las Águilas en esa memorable final.

sábado, 15 de febrero de 2014

Galería de fotos presentación scrabble para niños

Actividad fue desarrollada en marzo del 2013 en la Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana.

Por Iván Ottenwalder










































viernes, 31 de enero de 2014

Y después que lo consiga ¿qué?



Por Iván Ottenwalder

Una de los planteamientos que todo ser humano con anhelos y metas en la vida suele hacerse es el siguiente: “una vez logre lo que ando buscando, ¿qué pasará luego? ¿Y después qué?”

Traigo este tema a mi blog porque también soy uno de esos que anda tras un sueño, fantasía o meta a concretizar. Todo el que lee “Scrabble del bueno …béisbol del bueno” sabe que mi anhelo más enfermizo en este momento es lograr mi objetivo de viajar a una nación donde se juegue scrabble a nivel profesional, competir ante los mejores y luego contar todas esas vivencias. Es cierto que también aspiro ganar mi primera medalla o trofeo en este deporte gramatical, pero para ello necesitaría un ambiente donde, constantemente, pueda jugar a este pasatiempo de las letras y desarrollar un mayor nivel.
Pocos minutos antes de empezar a escribir sobre esta temática estuve meditando con sosiego y filosofía acerca de qué pasará cuando logre viajar a Cuba o cualquier otro país y competir en scrabble, ¿qué ocurrirá una vez gane mi deseada medalla o trofeo? ¿Me sentiré realizado? ¿Me cansaré? Realizado me sentiré, pero no cansado. Creo que mi fiebre se acrecentará y me animaré a seguir jugando, como hacen todos los grandes y valiosos deportistas.

No soy la única persona en el mundo que ha enloquecido por este juego. Casos han habido mucho. Millones de personas lo juegan, ya sea a nivel familiar o competitivo (en clubes). Lo único que tengo como desventaja es vivir en un entorno social poco dado a las actividades culturales y educativas, y eso en realidad me afecta en la consecución de  mi objetivo.

Por eso, de momento lo único que me queda es mantener la esperanza, mi sueño, poder, a partir del 2015, viajar una vez al año a La Habana a jugar con los genios del scrabble cubano. Ellos saben lo mucho que los admiro como jugadores y como núcleo promotor del juego de palabras cruzadas.

Sé que no me ha resultado fácil viajar: alguna adversidad termina finalmente persiguiéndome. Lo penoso para mi es que el 2014 empezó hace poco y va para largo. Tampoco podré asistir, como lo deseaba, al mundial de La Habana, en octubre. Iba a ser mi primera participación en un mundial de scrabble.

De momento tendré que conformarme con la misma rutina, trabajo en el día y aburrimiento en las noches. El estilo de vida social de la media dominicana: dominó en las esquinas, colmadones, billares, discusiones sobre béisbol y política, liquore stores, salsa y bachata, no es para mí. No me adapto a ese sistema de diversión.

Una exnovia que tuve en 2013, Yani, me dijo una vez que no regresaría conmigo, ya que estábamos en “sintonías diferentes”. Fue una realidad: yo le gustaba mucho, pero ella deseaba casarse y tener una familia; yo, viajar y ser uno de los mejores del mundo en scrabble. No solo con Yani, ni con el entorno sintonizo; entorno que, como expliqué antes, no es muy dado a la lectura ni a las actividades educativas.

Podría visitar a un psicólogo y ponerme en tratamiento, con tal de sobrellevar la situación, pero desde que me diga “deja el scrabble”, no le volveré más a una consulta.

jueves, 30 de enero de 2014

Un torneo derrotado por la mala asistencia de fanáticos



La concurrencia a los estadios de béisbol dominicano fue penosa.


Por Iván Ottenwalder

Una de las preguntas que muchos aficionados al béisbol dominicano, no importa cual sea su equipo, se hicieron durante la pasada temporada otoño-invernal 2013-14 fue: “¿por qué está yendo muy poca gente al play?”. La respuesta para una persona inteligente promedio estuvo más clara que el agua: los altos costos de la boletas, sobre todo para presenciar los partidos de Águilas-Licey, Licey-Escogido y Escogido-Águilas.

En el verano pasado, meses antes de que se iniciara la temporada, la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM) anunció por todos los medios de comunicación un incremento en el precio de las boletas entre un 80 y 133 por ciento para presenciar los encuentros entre los conjuntos citados en el párrafo anterior, que son los que poseen la mayor fanaticada beisbolera de la República Dominicana. Sin embargo, otra de las indelicadezas cometidas por LIDOM fue la nomenclatura que establecieron denominadas “juegos económicos” y “juegos Premium”; los primeros para definir los partidos en el estadio de Santo Domingo donde el Licey o el Escogido jugasen ante los equipos Toros del Este, Estrellas Orientales y Gigantes del Cibao (estos tres que no concitan tanto público). En cambio, cuando el match  fuese Licey-Escogido, o uno de estos dos contra las Águilas del Cibao, la denominación sería Premiun. Todo esto representaba una discriminación flagrante. Si yo hubiese sido propietario de uno de los conjuntos de la región Este o de los Gigantes del Cibao, me sentiría completamente ofendido y hasta retiraría mi escuadra antes de empezar el campeonato.

Ese tipo de definiciones suena como a los tiempos en que se diferenciaban a gente de primera y gente de segunda, a tripulantes de primera clase y  de tercera clase a bordo del Titanic.

Pero si analizamos solamente lo del aumento desproporcionado en el precio de las boletas, la razón del fracaso en asistencia a los estadios sería más que obvia. A una población trabajadora, que ha perdido su poder adquisitivo, que no le han aumentado su salario desde hace varios años, no se le debe aumentar el precio de las taquillas de manera tan abusiva. Es cierto que el béisbol es el deporte rey de los dominicanos, pero también es una verdad que esa gente que siempre ha pagado por ir al play está comprando la comida más cara, está pagando más caro el alquiler, la gasolina, el gas, el colegio de los hijos, las medicinas, etc.

El resultado del torneo 2013-14 fue contundente: los partidos entre Licey y Águilas no se llenaron (quizás tan solo uno en toda la campaña), los del Escogido-Águilas, menos todavía y los de Licey-Escogido, apenas dos durante la serie final. Es cierto que la asistencia mejoró en la final, pero el Quisqueya no se llenó como en años anteriores. En la serie quedaron muchos asientos vacíos, incluyendo el octavo partido, en que Licey se coronó campeón.

No tengo las cifras estadísticas de asistencia, pero si la sabiduría del hombre que sabe ver. Observé en la televisión la mayoría de los encuentros y mejor prueba no hay que dármela.

La última vez que recuerde una temporada tan penosa en asistencia a los estadios fue la de 1990-91, cuando yo tenía 15 años de edad.

Hace mucho que LIDOM no publica en la prensa los registros de concurrencia a los estadios, algo que se hacía durante décadas muy lejanas.

Mi sano consejo para LIDOM: aprender de los errores de la campaña recién finalizada y no repetirlos. En caso contrario, a la pelota nuestra le pasará lo mismo que le ha ocurrido a la de Puerto Rico, donde la ciudadanía prácticamente no va a los estadios.

¡Y cuidado con el fútbol!, que empieza a ganar terreno en Quisqueya la bella.