lunes, 22 de octubre de 2012

Siempre he merecido un trofeo, espero el Scrabble me lo dé


Por Iván Ottenwalder

Todos hemos merecido algo bueno en la vida, independientemente de cómo haya sido nuestro pasado o vivamos el presente.

Cada persona, acorde a su escala de valores, entiende que merece algo, pero por alguna razón no consigue su objetivo.

Quien escribe pudiera tener todas las razones del mundo para pensar que ha merecido un trofeo o medalla durante su trayectoria.

Muchos podrán refutarme y aseverar que las cosas no se merecen, sino que hay que ganárselas.

Les respondería: “las he ganado y no fui premiado”.

De acuerdo. Nunca fui deportista, no competí y, por consiguiente, no recibí trofeo ni medalla, pero ¡un momento!, fui buen estudiante, aprobé muchos cursos sin quemar materias y, ¿dónde están mis trofeos o medallas? ¿Dónde? No los veo.

Aquellos premios me los negaron las circunstancias, me los negó el sistema educativo privado. En el Centro de Educación Integral (CEDI), colegio donde hice parte de la educación primaria y la intermedia, nunca hubo entrega de trofeos y medallas a los estudiantes meritorios. Era al terminar el cuarto de bachillerato cuando otorgaban el trofeo al estudiante más sobresaliente, tomando como parámetro el mejor promedio de calificaciones de los niveles primero, segundo, tercero y cuarto de bachiller.

No realicé el bachillerato en el CEDI, ya que en 1990 me cambié al Instituto San Juan Bautista de la Salle. Allí el método era más cerrado aún. En la investidura de graduación les entregaban medallas de honor a todos los alumnos que, desde primero a cuarto de bachillerato, aprobaran todas sus materias. De nada me valió haber aprobado el primero y segundo; reprobé dos asignaturas en tercero y varias en cuarto y, finalmente, cero medalla.

Me perjudicó la escasa inversión en premios que realizaron esos colegios en aquella época. En centros educativos estadounidenses y europeos existen premiaciones abundantes para todos los cursos y, en muchos casos, hasta por materias. Por ejemplo: trofeo o medalla para el mejor de Historia durante el año, para el mejor en Matemáticas, Ciencias, Gramática, etcétera.

En fin, me afectó también el sistema de premiación. En una sociedad con un sistema educativo más democrático, innovador y aperturista seguro hubiese obtenido varias preseas y algunos trofeos.

Si me voy al plano laboral la situación tampoco ha sido del todo favorable. Durante tres años de labor en el periódico Listín Diario (2004-2007), que fueron muy buenos, no recibí ni siquiera una placa de reconocimiento al esfuerzo. Hubo un momento en que la revista deportiva Solo Deportes estuvo prácticamente sin pies ni cabeza, sin rumbo, y yo me la eché encima, elaborando (yo solo) cerca del 90% de los temas.

Ya todo sucedió y no hay marcha atrás, pero todavía me queda un consuelo: mi dignidad como deportista representada en el Scrabble, el juego de palabras más emocionante del mundo.

No sé cuando viajaré al extranjero a competir en torneos internacionales. Por ahora no tengo un plan definido, pero mis últimas apuestas están puestas en ese juego.

Si el destino y el Scrabble lo permiten algún día me colgaré mi primera medalla o alzaré mi primera copa.

jueves, 4 de octubre de 2012

Iván Ottenwalder barre a Guillermo Bodden en scrabble

Tres partidas fueron disputadas en Bella Vista Mall.

Por Iván Ottenwalder

Esta vez la historia fue distinta y se escribió de otra manera. Al estilo de Iván Ottenwalder, quien barrió en tres partidas a su rival Guillermo Bodden, durante una jornada escrabblera celebrada el 4 de octubre en el segundo piso de la plaza comercial Bella Vista Mall.

El pasado 27 de julio, en Plaza Central, Bodden se había impuesto en dos de tres partidas ante Ottenwalder, pero en la actividad de ayer el profesor vivió una pesadilla espeluznante. La autoridad no le dio tregua, jugó calculador y como una fiera indomable en los tres desafíos.

Alrededor de las cinco treinta de la tarde inició la primera partida. Bodden se mantuvo dominándola la mayor parte del trayecto, pero la dejó escapar de las manos en la recta final. No se percató que, restando dos letras en la bolsa, la Q podía estar allí. No analizó, jugó dos fichas de su atril para una formación corta y cuando le tocó rellenarse con las últimas fichas del bolso, se la tragó.

Con Bodden arriba en el marcador 454-410, Ottenwalder tendría su última oportunidad con las fichas CH, E, E, N. Colocó de forma cruzada las palabras ECHEN, CHE, TULE, ET, válidas para 40 puntos y, sumando 12 tantos del descuento de Bodden, se acreditó la victoria, de forma espectacular, 462-442.

En esta partida Guillermo llegó a tener una ventaja de 125 puntos, la cual no supo conservar. Tampoco aprovechó la superioridad en bonus (4-2). Las letras que se le restaron al final de la partida fueron: V, Q, G, T.


Iván masacra en la segunda


Nadie pensaría que un jugador que comience tan bien, realizando tres bonus consecutivos en sus primeros tres turnos, termine de mala manera y, para colmo, recibiendo una soberana zurra, 524-352.

Guillermo Bodden fue la víctima del ejemplo citado. Aventajando en la pizarra, 201-52, no contó con una posible remontada de Iván Ottenwalder. Este le fue pisando los talones y, en menos de lo que canta un gallo, ya se le había adelantado 223-206.

Cuando el match fue entrando en calor, vino de nuevo la pesadilla para Bodden. Iván le metió 3 bonificaciones consecutivas, que a la postre lo sacó de competencia.

Con la anotación 521-324 a Guillermo no le quedó más que resignarse a esperar un triste final, que culminó con su derrota, 352-524.

Iván Ottenwalder realizó 5 bonus durante este segundo desafío, minimizando los primeros tres hechos por Bodden.

Cierre de oro en la tercera

Con autoridad remontó Iván Ottenwalder la primera partida, humilló en la segunda y manejó perfectamente la presión en la tercera, para imponerse en esta última con anotación de 529-479.

Una vez más Guillermo Bodden no pudo conservar una buena ventaja en el momento clímax de la partida (384-310), pues cuando menos lo esperó, Ottenwalder le puso bonificación de 113 puntos, virando el marcador, 423-384.

Pocos después, Iván subió la ventaja (480-405), pero no todo se quedó ahí. Guillermo buscaba el honor y, apelando a su gran vocabulario, consiguió un bonus de 80 puntos, que le permitió momentáneamente tomar la delantera (485-480).

Ya con la bolsa vacía estos titanes tendrían que jugársela a puro pulmón. Iván tenía en su atril las letras M, I, I, L, L, C y un comodín. Guillermo, por su parte, las D, C y L. Era el turno de Ottenwalder, quien colocó MILICIA, aprovechando una A de puente y beneficiándose, además, de la casilla de triple tanto de palabra para sumar 39 puntos e irse arriba, 519-485. De inmediato Guillermo puso una L en una casilla de triple tanto de palabra y formó MILICIAL. Iván la objetó. Verificaron en el diccionario de la Real Academia de la Lengua y tuvo razón, MILICIAL no existe como palabra. Guillermo tuvo que retirar la letra que había puesto y perder un turno, que debió haber sido crucial para sus aspiraciones. Todo finalizó cuando Ottenwalder colocó la última letra que le quedaba (una L) encima de una A, para formar LA y, sumado al descuento de su adversario, se llevó el triunfo con pizarra de 529-479.

En los tres juegos disputados Iván Ottenwalder promedió 505 puntos por partida, mientras que Bodden 424.

martes, 28 de agosto de 2012

Prefiero los adversarios difíciles


Por Iván Ottenwalder

Muchos de los que se inician en la práctica del scrabble, al cual llamo “el juego gramática”, lo hacen movido por la simple razón de que les gusta. La mayoría lo encuentra como un pasatiempo fascinante del que difícilmente puedan escapar.

El scrabble fue uno de mis talentos ocultos que vine a descubrir en el año 2007. Esa magia que nunca experimenté en el dominó, ajedrez, parchés o cualquier otro pasatiempo de tableros, la vine a desarrollar en el majestuoso deporte de las letras.

Acá no soy uno más del montón; representó algo diferente. El scrabble me proporciona una grandeza que ya me la voy creyendo. Es mi posibilidad de reivindicación, de conseguir lo que nunca ganado: un trofeo o una medalla. Esto hace falta en mi vida.

Podré conocer el miedo, pero no en scrabble. La cobardía no tiene espacio; la bravura y el reto si. Y si de retos se habla, prefiero enfrentar a los mejores del espectáculo. No quiero rivales nobles, pues sentiré que no tuve ese gran mérito si los venzo, en cambio, si bato a los grandes zorros, la gloria y el honor me pertenecerán.

Entiendo que la inmensa mayoría de los escrabbleros ven este juego como un simple entretenimiento para pasar un buen rato; yo, al igual que otros, lo percibo como una meta, una batalla por sobresalir y estar entre los grandes.

Enfrentarme a los mejores engrandece mi hoja de vida como jugador, teniendo así toda la experiencia necesaria para disputar un gran premio en torneo internacional, regional o mundial de scrabble en el país que sea. En cambio, si solo juego ante los débiles, mi desarrollo se mantendrá estancado y nunca pasaría de ser un jugador del montón.

Por eso reitero una y otra vez: no quiero ser del montón. Prefiero marcar la diferencia.

sábado, 28 de julio de 2012

Bodden impone su clase en jornada scrabblera


Por Iván Ottenwalder

Guillermo Bodden venció en dos de tres partidas a Iván Ottenwalder durante una jornada de scrabble celebrada la tarde del 27 de julio en el tercer piso de Plaza Central.

En el primer desafío el profesor Bodden se impuso sobre Ottenwalder con marcador de 560 – 348, colocando 4 bonus, los dos últimos determinantes para su victoria.

Cuando la partida iba por la mitad Iván dominaba 300 – 238, pero un bonus de 86 tantos viró la tortilla a favor de Guillermo 324-300. Iván consiguió empatar a 324, pero después de ahí no volvió a representar peligro para su adversario.

Triunfo drámatico de Ottenwalder en la segunda

Si algo ha demostrado Iván Ottenwalder en su carrera como scrabblero es que nunca se rinde. En la segunda partida remontó un marcador adverso de 149 puntos de diferencia, fue descontando paulatinamente y, de forma espectacular, con una formación más bonificación en la última jugada, dejó pasmado a Guillermo Bodden, derrotándolo 489 – 462.

Cuando ya no quedaban más fichas en la bolsa Bodden llegó arriba en la pizarra 479- 400, pero no tuvo forma de romper un huequito abierto por Ottenwalder en la jugada anterior, el cual fue aprovechado por este en su último turno, consiguiendo una formación bonificada que, más el descuento de las letras de Bodden, le sumaron 17 puntos adicionales para llevarse la victoria.

Bodden dominó en la tercera

En la última partida de la tarde Guillermo Bodden mantuvo un dominio casi absoluto y venció a Iván Ottenwalder 461- 401.

El profesor bonificó en tres oportunidades mientras que Ottenwalder solo en dos. Nada más en una ocasión La Autoridad se vio arriba y fue un poquito después del inicio de la partida, 92-69.

Muchos curiosos

Gran parte del público de la plaza se detenía, a ver por curiosidad, las partidas que Iván y Guillermo escenificaban, sin entender mucho de qué juego se trataba. No tenían conocimiento del scrabble.

La República Dominicana no ha tenido éxito en la proliferación del juego del scrabble, a diferencia de países como Venezuela, Argentina, Colombia, Uruguay, Costa Rica, México y España, que tienen numerosas cantidades de clubes scrabbleros.

sábado, 16 de junio de 2012

No siempre quedarse con la Q implica revés


Por Iván Ottenwalder
Se ha demostrado muchas veces que hay situaciones en que la voz de la mayoría no necesariamente implica razón absoluta. En el scrabble también sucede lo mismo.

Lo menos que desea un jugador, cuando ya no quedan fichas en la bolsa, es que se le quede la letra Q muerta en su atril. 

Ella ha sido la gran condenada, despotricada y malquerida. Quizás haya razón para ese tipo de juicio, pues en varias ocasiones quedarnos con la Q en el atril, sin posibilidad mínima de colocarla en el tablero, nos acarrea una derrota. ¡Pero cuidado, que no siempre es así!

Puedo dar testimonio que he sabido vencer a mi rival cuando tengo la Q muerta. ¿Cómo es eso? ¿Se puede? Si, claro que se puede. Todo dependerá de varias circunstancias, las cuales cito a continuación:

- Si se me cuelga la Q, pero estoy arriba en la pizarra con una buena ventaja, lo primero que debo hacer es contar, para determinar cuales letras le quedan a mi adversario y cual o cuales de ellas le puedo matar, de modo, obviamente, que no tenga posibilidad gramatical para ponerla(s) en el tablero. En ese caso el descuento al final va para los dos: a mi se me bajarán los 5 puntos de la Q y a mi oponente los puntos de su letra muerta. De ser así puedo conservar la victoria.

- Si la diferencia contra mi opositor es amplísima, algo así como más de 150 puntos de ventaja, sencillamente no debo preocuparme mucho, simplemente colocar las letras que pueda en espacios donde, naturalmente, pueda conseguir buen puntaje. Se trata de lograr buena anotación con palabras cortas. La Q matada no me afectaría en lo más mínimo.

- Puede producirse un escenario en que al final tenga dos opciones: o sacrificar una letra de gran valor numérico (ej. Z, J, X, LL, RR, Ñ) o la Q, tomando en cuenta que pueda colocar esta última por contar con una U que me sirva de puente en el tablero. En ese caso debemos pensar con buen tino lo que más convenga. Si estamos arriba en el marcador pero sabemos que una de las dos se nos morirá en el atril, lo correcto podría ser ejecutar una jugada de mucha anotación con la ficha de alto valor y que se nos quede la Q. Probablemente sea mejor obtener 35 o 40 puntos en una formación usando la ficha que dijimos y no 10 o 15 empleado la Q.

- Un caso muy simple es que tengamos la Q conjuntamente con una U y la E. En esta situación todo está claro … a colocar esas tres.

- También se nos puede presentar situaciones en que podemos ganar por la incapacidad de nuestro oponente de matarnos la Q. Pero no debemos fiarnos siempre de ello.

- Y por último, a pesar de tener la Q liquidada, nos puedan quedar letras maravillosas, incluyendo varias S que nos ayuden a pluralizar palabras que nos aporten puntos importantes.

Solo analicen con cuidado el tema expuesto y seguramente les llegara al recuerdo situaciones parecidas que se les ha presentado en su historial como jugador de scrabble.

Por eso, siempre recuerden: hay que contar, contarlo todo hasta el final.

jueves, 14 de junio de 2012

Si algún día voy a un mundial de scrabble


Por Iván Ottenwalder

Si algún día voy a un mundial de scrabble quizás no sea el primer dominicano en lograrlo, pues unos pocos paisanos, escrableros como yo, tienen una mejor posición económica para lograr ese objetivo; pero de algo si estoy seguro, y es que sentiré que la espera ha valido la pena y de que los sueños en cualquier momento se pueden hacer realidad.

Si algún día asisto a un mundial de scrabble llegaré con la convicción de que tendré que medirme ante participantes con más experiencia que yo, contra los grandes zorros de este fascinante juego. Pero de algo estaré consciente: será una de las experiencias más inolvidables de mi vida.

Si algún día llegó al mundial me tiraré todas las fotos que sea posible y las colgaré en mi blog, en las redes sociales y las enmarcaré y clavaré en las paredes de mi casa.

Si algún día participo en el mundial de scrabble viviré en carne propia lo que es el miedo escénico y aprenderé más de mis fortalezas y debilidades en el juego.

Si algún día voy al mundial de scrabble me enamoraría tanto de esa experiencia que de seguro voy a querer volver al evento mundialista del año siguiente.

Si algún día juego en un mundial de scrabble, cuando finalice el torneo y vuelva a casa, será muy duro aterrizar con la realidad de que vivo en un país donde casi nunca encuentro con quien jugar y donde la mayoría de gente me dicen: “no conozco ese juego”.

Pero si de algo estoy seguro es que, aunque no sepa cómo ni cuándo, estará latente en mis deseos, primero, asistir a algunos de los mejores clubes escrableros del mundo y, por último, al mundial.

martes, 24 de abril de 2012

Elpidio Mañón, jardinero y jugador de scrabble

Conoció el juego hace poco y ya juega frente a los mejores de España.



Elpidio Mañón
Por Iván Ottenwalder

Hace cinco años (2007) Elpidio Mañón tomó la decisión de dejar su país, la República Dominicana, y establecerse en la Madre Patria, España. No veía futuro acá, pero si grandes horizontes en tierra europea, de modo que partió con sus pertenencias a buscar mejor vida.

Mañón vive hoy en Alcázar de San Juan, Ciudad Real. Ha laborado en el oficio de jardinería durante los últimos años, aunque ahora se haya sin empleo, producto de la crisis de trabajo que afecta a España.

Ya casi finalizado el 2011 lo más lejos que tenía en su mente era conocer el scrabble, un pasatiempo que le era totalmente desconocido. Unos amigos del Club Letrado de la Mancha se lo mostraron. 

Le hablaron de este maravilloso juego. Y lo convencieron.

Comenta que Jimmy, el coordinador de este club, le explicó como se jugaba. Por eso, hoy Mañón es tan aficionado al scrabble como cualquier ciudadano español que lo haya practicado desde niño, como cualquiera que lo lleve en la sangre.

“Primero lo jugaba de forma particular, sin pertenecer al club, pero luego me hicieron la propuesta de entrar y me sentí encantado de participar. En la actualidad saco tiempo tres veces al mes para jugar”, confiesa el dominicano.

En el mes de marzo Mañón escribió la historia al ser el primer dominicano en torneo de scrabble alguno que gana un premio como Mejor Debutante. Lo consiguió en el Torneo Don Quijote de la Mancha, con mucho sacrificio, ya que tuvo que enfrentar a rivales de mucha consideración que llevan toda una vida practicando este pasatiempo.

“Fue un triunfo y orgullo inmenso que me llenó de alegría, pues en eventos así debes enfrentarte ante campeones muy reconocidos. Es un gran honor tener de contrincantes a estos personajes de bastante experiencia en el juego”, manifiesta.

Aunque ha adquirido experiencia jugando contra los mejores de la ciudad, Mañón tiene mucho que superar. En lo adelante tendrá que dedicarle más tiempo al enriquecimiento de vocabulario, aprendiendo palabras raras y complicadas. Esto deberá tomarlo en cuenta si algún día quiere llegar a ser como los grandes maestros categorías negras.

Cree el scrabble no es todo suerte

Cuando se le pregunta qué piensa en torno a lo que dicen muchos jugadores de que el scrabble es todo suerte, este disiente de forma total, aunque reconoce “hay situaciones en que te tocan fichas con lasque  no puedes llegar a sumar buenos puntos”.

A su juicio todo gran escrablero debe tener buena vista, conocimiento de palabras, estrategias y saber como colocar las fichas.

Sobre República Dominicana

Tiene la convicción de que el poco conocimiento del scrabble en la República Dominicana es por la poca difusión que se le da.

“Es también un juego que requiere de mucha serenidad y nosotros los dominicanos somos muy inquietos. De todos modos hay que buscar la manera de fomentarlo y motivar a las personas a que lo jueguen”, asegura.

Su exhortación a los dominicanos es que se animen a jugar scrabble por ser este un gran entretenimiento en el cual se aprenden muchas palabras que antes no se tenía la idea de que existiesen y a la vez porque ofrece la posibilidad de conocer muchas personas.