viernes, 8 de mayo de 2009

La tesis equivocada de Cuqui Córdova

Por Iván Ottenwalder

Empezaré estas líneas indicando que me unen lazos de amistad con el destacado colega de la crónica deportiva dominicana Cuqui Córdova. Sus méritos y amplios conocimientos en materia de béisbol, nacional e internacional, son incuestionables.

Pero justo es reconocer que nadie puede considerarse dueño de la verdad absoluta o imponer sus criterios por encima de toda lógica y razón.

El señor Cuqui Córdova desde hace varios años nos viene hablando de aquellos tiempos del béisbol romántico dominicano de los años 20 y 30 del siglo XX, así como de los títulos que, dentro de un escenario meramente capitalino, disputaron los Tigres del Licey y Leones del Escogido. Según él,  aquellas mini series de corta duración entre Tigres y Leones, dos ganadas por los primeros y una por los segundos, deben ser contabilizadas en el registro de campeonatos de la Liga Dominicana de Béisbol. En dado caso Licey tendría 22 coronas y el Escogido 15.

Córdova no miente cuando escribe en su columna Crónica de los Martes, del matutino Listín Diario, sobre aquellos mal llamados campeonatos de 1922, 1924 y 1929. Su error radica en lo siguiente: esos "torneos" no fueron nacionales, sino capitalinos. Además, el béisbol dominicano estaba en su etapa amateur, no profesional.

¿Y por qué aquellos torneos no deben ser considerados como nacionales?

Hay algo muy sencillo, y es que cuando nos referimos a torneos nacionales estamos abarcando conjuntos de distintas regiones, ya sean provincias o estados, no solamente de un solo pueblo o ciudad. Precisamente, eso fue lo que sucedió con aquellos campeonatos urbanos, valga decir,  disputados en una sola urbe, Santo Domingo de Guzmán. Los protagonistas, como bien se explicó, eran únicamente los Tigres y Leones.

Otro detalle a considerar es que dichos certámenes fueron de corta duración, por lo regular series pactadas a un 25-13, a un 27-14 o un 21-11. Para colmo aún no teníamos una liga profesional organizada como el mismo Cuqui señala en su “Crónica de los Martes” fechada del 8 de mayo del 2009. A continuación la cita.

“Los que argumentan que la Liga de Béisbol Profesional nació en 1955, es verdad, pero los campeonatos de verano de 1951 a 1954 fueron organizados por una Comisión Especial, igual que los anteriores a 1951”.

Cierto, fue una Comisión Especial que organizó los torneos jugados entre 1951 a 1954, pero al señor Córdova obviamente que se le siguen escapando detalles. Es desde 1951 en que el béisbol en la República Dominicana se viene jugando dentro del marco del profesionalismo, ya con cuatro equipos definidos: Águilas Cibaeñas, representando a Santiago de los Caballeros; Tigres del Licey y Leones del Escogido a Santo Domingo y Estrellas Orientales a San Pedro de Macorís. Aquellos años románticos de nuestro béisbol, digamos desde 1907 cuando nacen los Tigres del Licey, hasta 1937, la historia nunca ha dejado de reconocerlos. La mayoría de expertos coinciden que aquellos tiempos corresponden a una etapa maravillosa de nuestro béisbol, pero solamente como etapa amateur. Todo el mundo sabe que amateur y profesionalismo no es lo mismo.

Aquella fue una etapa tan vulnerable que no hubo un organismo rector con carácter (y capacidad) que pudiese realizar de manera ininterrumpida campeonatos nacionales. Primero estuvo el torneo capitalino de 1922 en que el Escogido venció a los Tigres (13-6), luego uno en 1923 en que accionaron 4 conjuntos: Licey, Escogido, una selección de Santiago y otra de San Pedro de Macorís. Este certamen fue paralizado por una bronca. Vino el torneo, también capitalino, de 1924, en que los Tigres vencieron a los Melenudos (14-13). Luego hubo cuatro años en que no se jugó pelota en la República Dominicana (de 1925 a 1928). El torneo de 1929, en que los Tigres ganaron la copa, fue cojo, porqué se jugó solo con tres equipos: Licey, Escogido y uno llamado Sandino. Los Tigres triunfaron en la final sobre los Leones (11-7).

Es el mismo Cuqui Córdova en su famosa columna quien explica “Los que indican que en la primera etapa hubo campeonatos entre solamente dos equipos es también verdad, pero qué tiene eso de malo, allí estaban los mejores players de esos tiempos, era cuando únicamente se jugaba en días domingos (mañana y tarde)”.

De malo no tiene nada amigo Córdova, como tampoco de profesionales aquellos torneos. Esos peloteros fueron los mejores de su tiempo en una época donde el béisbol dominicano no estaba debidamente organizado.

Tuvieron que pasar siete años para que se organizase otro campeonato, este sí de carácter nacional, jugado en 1936, donde vieron acción los Leones, Tigres, las Estrellas Orientales y una representación de Santiago (las Águilas surgieron un año más tarde). Las Estrellas Orientales fueron los campeones. Aunque ese certamen tuvo carácter de nacional, no fue organizado por una liga con estatutos jurídicos y legales; los de nuestra época moderna sí.

Aquella era del béisbol, aunque romántica y sin afán de lucro, fue caótica y desorganizada. Cabe mencionar que el torneo de 1937 fue manipulado cobardemente por la dictadura de Trujillo al fusionar a los dos conjuntos de la capital (Licey y Escogido) con el nombre de “Dragones de Ciudad Trujillo”. Todo aquello para buscar venganza contra las Estrellas Orientales, campeones de 1936.

Quiero que me responda el amigo Cuqui Córdova si dentro de los reglamentos de un béisbol organizado se ha visto alguna vez cosa más atroz que esa, de unir a dos conjuntos, contando además con el apoyo económico de un régimen para buscar venganza contra otro equipo.

Después de 1937 el béisbol recesó por un período de 13 años, hasta 1951, cuando empezó a jugarse como actividad económica y profesional organizada en los meses de verano. El último año de verano fue en 1954. Pero es preciso señalar que se hizo de forma continua y sin caos.

Córdova lleva razón al sostener que aquellos viejos torneos son parte de nuestra historia beisbolera. Claro que lo son, pero no debe olvidar mi estimado colega que la historia también puede ser dividida si así lo amerita. Y el béisbol dominicano amerita una división de su historia: vieja etapa (romántica, amateur y desorganizada) y nueva etapa (moderna, profesional y organizada).

Señor Córdoba, deje ya de estar diciéndole a la gente que Licey lleva 22 campeonatos, que solo usted puede sostener semejante absurdo. No quería llegar al extremo de responderle a un veterano de su categoría. Ni siquiera los Leones del Escogido están apelando a la corona capitalina del 1922; tampoco las Estrellas de Oriente están regateando el triunfo de 1936.

Reconsidere tal postura equivocada que lo único que hace es confundir a los amantes del deporte rey de nuestro pueblo, por el que nos deleitamos todos los dominicanos.